¡GRACIAS D10S POR ESTAS LÁGRIMAS!

Se termina Nos Fuimos Mundial y no podía ser de otra manera: Argentina se quedó con su tercera Copa del Mundo en la historia. ¿Somos cábala? Sí. ¿Queda mal decirlo? Puede ser.

¡Argentina es campeón del mundo! Lo digo y lo repito, una vez, diez veces, mil. Un millón. Mientras escribo, estoy pensando en DIEGO ARMANDO MARADONA, el mejor jugador de la historia del mundo junto a LIONEL ANDRÉS MESSI. Los dos más grandes de todos los tiempos y ambos nacieron acá, en nuestro maravilloso país, tan sufrido, tan hermoso. ¿Cuánto tiempo más vamos a llorar? ¡Las lágrimas de alegría que esperamos tanto tiempo, por el amor de D10S! Leo de vuelta lo que estoy mandando; no caigo, vos tampoco. Pero sí, es así. Efectivamente lo escribí. Efectivamente lo logramos. Es un día que va a quedar por siempre en la historia, nuestra historia compartida que ya se volvió mito. En la memoria. Hasta el final de nuestras vidas recordaremos lo que hicimos el inolvidable 18 de diciembre de 2022. Que esto no termine nunca. Jamás. Que dure por siempre, por favor. Que no se acaben los abrazos, los besos, las plegarias, los aplausos, las millones de personas siendo felices al mismo tiempo en todas las calles de la nación, esos pensamientos que se nos vienen, las personas que ya no están pero que, en realidad, están, y a quienes recordamos y siempre recordaremos; quienes marchan todos los días junto a nosotro/as. Nuestros hijos, nuestras hijas, abuelos y abuelas, mamás y papás, nuestros amigos y amigas, hermanos y hermanas, nuestras parejas, las personas que amamos. Aquellas por las que damos y siempre daremos todo. SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO. Pellizcate: C-A-M-P-E-O-N-E-S. Esperamos 36 años para vivir un momento así, y se nos murió el Diego en el medio. Parecía que Messi jamás la podría ganar. Pero la ganó: de nuevo, la ganó. Otra vez, leelo: LA GANÓ. Somos campeones del mundo, carajo. Nos lo merecíamos y lo logramos. ¡Somos campeones, Argentina! ¡Qué maravilla inolvidable! ¡Qué alegría! Una vez más, y lo repetiremos incansablemente, con la voz afónica, la garganta quebrada y la emoción a flor de piel, en un coro colectivo que nos inflará el pecho hasta que seamos viejito/as: ¡ARGENTINA YA SALIÓ CAMPEÓN!

Es mucho más fácil decirlo ahora que ya levantamos la Copa, pero vimos la mejor final de todos los tiempos, por no decir el mejor partido. No te lo voy a contar porque lo padeciste y lo disfrutaste igual que yo, pero pasó absolutamente de todo: una paliza táctica argentina durante 75 minutos, una ráfaga francesa que nos liquidó, el sufrimiento otra vez, el suplementario, el gol de Messi que todos y todas dudamos en gritar porque pareció posición adelantada, una nueva puñalada que Mbappé nos clavó en el alma, otra vez sentirnos tan cerca y que nos arruinen todo, LA PELOTA QUE TAPÓ EL DIBU A KOLO MUANI (¿la mejor atajada de la historia argentina?), la oscuridad que nos nubló el deseo, otra vez la fe, los rezos, la tensión insoportable… ¡El penal de Lionel, madre mía, entrando en cámara lenta; el coraje de Paulo Dybala, de Leandro Paredes, el lugar que la historia tenía reservado para Gonzalo Montiel! ¡El bailecito, el psicólogo, la abuela! ¡Los pibes de Malvinas! ¡La versión recargada del “Mirá que te como” con el trofeo al mejor arquero del torneo, EL BESITO DE MESSI A LA COPA, tantas veces esquiva, tantas veces deseada, la imagen del amor… ¿Cómo contaremos esto en el futuro? ¿Por dónde vamos a empezar? Lo diré de vuelta, porque no, no es un sueño: es real, está pasando y nos marcará para siempre: ¡SOMOS LOS CAMPEONES DEL MUNDO! ¡SOMOS ARGENTINA!

¿De dónde salió Lionel Scaloni? ¿Cómo hizo para entrar por siempre al olimpo de la historia argentina en poco tiempo? ¿De qué planeta vino? ¿Y L10NEL? Los dioses del destino le tenían reservado este papel heroico, el Hércules que se recompone y vuelve de los infiernos. Esa foto de 2014, después de la desazón ante Alemania, pasando al lado del trofeo más hermoso del mundo: a centímetros de la gloria etérea, maldita, y sin poder alcanzarla, la debacle de 2018, el 25 de noviembre de 2020… ¿se murió Maradona? ¿Se tuvo que morir Maradona? Lo viejo -lo eterno- que deja lugar al alumbramiento, el nuevo país que nació ayer, el 18 de diciembre de siempre. Pienso en Pablo Aimar, cuya mamá falleció hace poco tiempo: sin dudas, ayer debe haber mirado al cielo y agradecido tanto amor. Walter Samuel, Roberto Fabián Ayala. Los utileros, masajistas, todas las personas que fueron parte del cuerpo técnico… ¡Y sus familias! ¡Tantas personas atrás de un sueño! ¡Miles de nenes (y cada vez más nenas) que sueñan con poder jugar a la pelota todas sus vidas! Los abrazos de mamá, de papá, las meriendas preparadas por las abuelas. Famaillá, Tucumán, la tierra de Exequiel Palacios; Santa Rosa, La Pampa, el lugar que vio los primeros pasos de Alexis Mac Allister (¡qué Mundial espectacular jugaste, hermano!). Calchín, el pueblo cordobés en el que Julián Álvarez celebró sus primeros cumpleaños; Embalse: desde ayer conocida como la ciudad de Nahuel Molina. La Patagonia representada por el Huevo Acuña, oriundo de Zapala, Neuquén. Ayer, el país se unió en un grito conjunto, histórico, compartido: los investigadore/as que dejan sus familias y se van a hacer patria a la Antártida, los seis pueblitos jujeños a los que sólo se puede llegar a lomo de mula: Chubut, Tierra del Fuego, La Rioja, Catamarca… ¡Todos y todas! ¿Y Ángel Di María? ¡La vida le tenía preparada esta redención! ¡Te queremos y querremos por siempre, Fideo! Y es cierto: en los tiempos de incertidumbre mucho/as te insultamos, no te tuvimos fe y estuvimos muy equivocados. Rotundamente equivocados. Ya nos habías demostrado que sos de acero, más allá de cómo hubiera terminado la final. Y ayer, por si faltaba algo, nos regalaste uno de los goles que más gritamos, jugaste un partidazo increíble y monumental, volviendo de una lesión. Otra vez, una vez más, como en Beijing y Río de Janeiro, un festejo alocado en una final. Gracias, Ángel, muchísimas gracias. Por siempre en nuestros corazones, campeón.

No quiero olvidarme de nadie, pero, creeme: como vos, yo también estoy embargado por la emoción, y lo estaré durante muchísimo tiempo. Enzo Fernández, mejor jugador joven del torneo: ¡qué campeonato jugó, mamita querida! El Cuti Romero y Nicolás Otamendi: pongámonos de pie para hablar de estos próceres eternos. Rodrigo De Paul, tal vez la aparición más importante de los últimos tiempos en la Selección, ladero de Messi pero también figura por peso propio. ¿Se acuerdan del debut? “No los vamos a dejar tirados”, dijo el 10 luego de la sorpresiva derrota contra Arabia Saudita. Y vaya sí lo hizo. Ni él ni Paredes, ni Lautaro Martínez (¡el penal contra Holanda!) ni Germán Pezzella ni Dybala. El jugador número doce Lisandro Martínez; también Juan Foyth, Guido Rodríguez, el Papu Gómez, Thiago Almada, Ángel Correa. Y Gio Lo Celso, Nico González y el Tucu Correa, que se cayeron en la recta final pero que también son y serán por siempre campeones del mundo. El propio Messi contó que los arqueros suplentes, Franco Armani y Gerónimo Rulli, le aconsejaron sobre cómo patear el penal en la semifinal contra Croacia. ¡Todos fueron importantes, todos sumaron su granito de arena! ¡El Kun Agüero, él también se lo merecía tanto! Nosotros y nosotras, en nuestras casas, en bares, en plazas, en el trabajo: estoy convencido de que el aliento que mandamos llegó. Somos todos campeonas y campeones, carajo.

No tengo mucho más que agregar. Con el tiempo, probablemente aparecerán mejores palabras: textos más refinados, odas y panegíricos lustrosos, el brillo de los adjetivos pulidos. Hoy sólo queda llorar. De alegría, de desahogo, de felicidad. Fuimos protagonistas de algo histórico, un sueño que jamás podremos olvidar y del que no queremos despertar nunca. En el newsletter Primera Mañana encontrarás información más detallada, un poco más fría, como sólo Tomás Aguerre la puede escribir. En las redes de Cenital, podés ver y volver a ver mucho más sobre esta maravilla histórica que vivimos ayer; excelentísima cobertura de Juan Igal. De mi parte, sólo me queda agradecerte y pedirte disculpas: este texto desprolijo lleva la marca temblorosa de lo efímero, el encanto de la emoción; está hecho de retinas encendidas, clamor y desborde antes que de distancia y objetividad.
Somos campeones. CAMPEONES.
Del mundo.
Es una locura preciosa lo que sucedió.
Gracias por siempre, Lionel Messi.
Gracias por siempre, Lionel Scaloni.
Gracias por siempre, Dibu, Cuti, Ota, Julián, Alexis, Enzo, Rodri.
Gracias por siempre, muchachos.
Gracias, campeones.
Eternos por siempre en nuestro corazón.

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PC FÚTBOL

Para terminar, quiero que sepas que disfruté mucho de tu compañía durante toda la Copa (¡que ganamos!) y quiero recomendarte algunas cosas que, creo, te pueden interesar: que te suscribas a los demás Newsletters que tiene Cenital -son 12 en total sobre distintos temas-, que navegues un poco por el mundo de los Especiales que realizamos durante todo el año, que no te pierdas el gran podcast La Revancha sobre las elecciones en Brasil y que, si tenés ganas de apoyarnos económicamente, te sumes a nuestra Comunidad. Hoy la mayor parte de nuestros ingresos proviene de nuestros lectores y lectoras y eso nos enorgullece.

Chau, campeón. Chau, campeona. Nos encontraremos pronto.

Fer

Conocido en las redes por su alter ego, Periodistán, viajó por países muy poco visitados, como Iraq, Afganistán, Burundi y Somalía. Fanático del fútbol, cree fervientemente que, en muchos casos, a través de una pelota se puede explicar el mundo y todas sus complejidades.