Desigualdad multimillonaria: cuando 1% es muchísimo más que 99%

En esta edición examinamos el fuerte incremento de los multimillonarios que se observó durante 2021 y brindamos algunas posibles explicaciones.

«100 años de injusticia no hacen Derecho».

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Hola, ¿cómo andás? Ahora que volvimos a temperaturas tolerables y que quedó saldada la discusión sobre el clima, podemos retomar en paz la cuestión de la economía. Ayer salió el reporte 2021 de Oxfam sobre la desigualdad a nivel mundial y los datos que muestra son impactantes.

Como advierte el informe, lo más preocupante es que se profundizó la tendencia a la desigualdad, reflejada más que nada en el crecimiento récord que tuvieron los ingresos de los “multimillonarios”, personas cuya riqueza supera los 1.000 millones de dólares. Según el listado que elabora anualmente la revista Forbes, en 2021 se sumaron 700, por lo que en la actualidad ya son 2.755 multimillonarios, con un patrimonio valuado en más de 13 billones de dólares. De ese total, el 99,5% son hombres (sí, leíste bien, hay solo 15 mujeres multimillonarias).

Uno de los que más incrementó su patrimonio fue Elon Musk, que pasó de USD 25 mil millones en 2020 a unos USD 150 mil millones en 2021 (para tomar dimensión, las reservas internacionales del BCRA en la actualidad se ubican en USD 39 mil millones). ¿Sigue sin parecerte demasiado? Pongámoslo de esta manera: Si los 10 hombres más ricos gastaran un millón de dólares por día, agotar su riqueza les llevaría 414 años.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Cantidad de multimillonarios en el mundo

Fuente: Elaboración propia en base a revista Forbes

Como se desprende del gráfico, lo que vemos es un problema de fondo -el aumento sostenido de los multimillonarios y la tendencia hacia la desigualdad que se observa a nivel mundial- que se potenció durante la pandemia.

Arranquemos por esto último. La pandemia hizo que los gobiernos de todos los países tuvieran que aumentar el gasto público para contrarrestar su impacto económico. ¿Pero qué tiene que ver esto con que haya más multimillonarios en el mundo? Esto está relacionado con una identidad contable que se observa a nivel macroeconómico y que es sumamente relevante de entender: el aumento del déficit fiscal provoca una expansión de los ahorros del sector privado (y, por ende, del beneficio que obtienen las empresas). Pensémoslo de esta manera: por un lado, la pandemia provocó una fuerte caída de los ingresos de las personas, pero más fuerte aún fue la reducción de sus consumos (lo que dio lugar a un incremento del ahorro), mientras que, por otro lado, eso se vio en parte compensado por un incremento del gasto público y una caída en la recaudación tributaria (es decir, un incremento del déficit fiscal).

Pero, además, hay otro canal a través del cual el aumento del déficit fiscal potenció los ingresos de los multimillonarios: la fuerte suba que se vio en los mercados financieros. La gran mayoría de las principales empresas mundiales que cotizan en bolsa tuvieron fuertes aumentos en sus cotizaciones (lo que se traduce en una mejora automática del patrimonio de sus dueños y/o accionistas). Como pueden ver en el gráfico a continuación, el S&P 500 (que sigue a la cotización de las 500 empresas más grandes a nivel mundial) tuvo el aumento más grande de los últimos años.

Índice S&P 500 (en términos reales, % anual)

Fuente: Elaboración propia en base a Fred St. Louis

¿Por qué sucedió esto? En parte tiene que ver con lo que explicamos antes: el incremento del déficit fiscal provoca una expansión del ahorro, y eso se canaliza a los distintos instrumentos de ahorro, como son las acciones y los bonos, impulsando al alza su cotización. Además, como explicamos en uno de los primeros newsletter, el incremento del déficit fiscal por lo general viene acompañado de una expansión de la liquidez, que contribuye a este proceso.

Todo esto que acabamos de explicar también se aplica al caso argentino, con la salvedad de que acá el principal activo financiero -y de ahorro- es el dólar, motivo por el cual vimos el fuerte salto de la brecha cambiaria durante 2020 (como analizamos acá) y que se mantuvo en 2021.

Nos queda entonces la otra parte del asunto, entender por qué se observa una tendencia hacia una mayor desigualdad. Para esto, voy a recurrir a Branko Milanovic, uno de los especialistas a nivel mundial sobre temas de desigualdad, y que recientemente sacó un libro donde, precisamente, analiza y busca explicar estas cuestiones.

A grandes rasgos, lo que Milanovic plantea es que en las últimas décadas se llevaron a cabo ciertas transformaciones en el capitalismo que profundizaron la inequidad entre los más ricos y el resto de la población. En primer lugar, mientras que antes la mayoría de estas personas “vivían de rentas” (obtienen intereses elevados por su patrimonio), ahora una buena cantidad trabaja y obtiene su riqueza de sus ingresos (además de las rentas). En segundo lugar, lo que él llama el “emparejamiento selectivo”, es decir, los casamientos entre personas de altos ingresos (potenciado por el hecho de que, a diferencia de otras épocas, las mujeres ahora también obtienen ingresos elevados). En tercer lugar, la transmisión de esa riqueza hacia sus hijos, por medio de gastos exuberantes en escuelas y universidades exclusivas, que son la puerta de entrada hacia puestos laborales con elevadas remuneraciones. Y, por último, los mecanismos de lobby para inclinar la cancha en su favor, tanto con beneficios fiscales como con reducciones de impuestos.

Como tuve la suerte de entrevistarlo hace poquito, dejo acá algunas de sus respuestas que profundizan y explican mejor estos temas:

P: En tu libro identificás una serie de transformaciones que sufrió este sistema en las últimas décadas. En particular, me llamó mucho la atención el surgimiento de lo que vos denominás “homoplutía”.

R: Sí, eso para mí es uno de los grandes cambios que tuvo lugar en los últimos años. En las sociedades de mediados del siglo pasado, cuando uno analizaba el estrato del 10% más rico de la población se encontraba con rentistas y propietarios de grandes explotaciones industriales, es decir, individuos que no estaban contratados por nadie y que, por lo tanto, su ingreso no provenía del trabajo. En la actualidad un porcentaje significativo de ese 10% son personas que ocupan cargos directivos en grandes empresas, se dedican a la medicina, a ramas vinculadas con la tecnología, o a otras profesiones por las que reciben un salario a cambio de sus servicios. Estas mismas personas, ya sea por herencia o porque han ahorrado el dinero suficiente a lo largo de su vida laboral, acumularon una elevada cantidad de riqueza que se encuentra invertida en activos financieros que generan una renta y que se complementa con sus ingresos.

Al analizar los datos para Estados Unidos, se observa que en 1980 solo el 15% de los individuos incluidos en el decil más alto de la escala por su renta del capital ocupaba también el decil más alto de la renta del trabajo, y viceversa. Ese porcentaje se duplicó en los últimos treinta y siete años.

P: Y ahí aparece otra cuestión muy importante que vos estudiás en tu libro, que es lo de los casamientos entre estas mismas personas dentro del 10% más rico.

R: Sí, me alegra que hayas mencionado esta cuestión porque junto con la homoplutía son los dos temas a los cuales le vengo prestando particular atención luego de publicar el libro. Lo interesante de estos dos elementos es que si los tomamos de manera individual no parecen ser cambios negativos para la sociedad, pero al combinarlos aportan nuevas causas para explicar el aumento de la inequidad.

La homoplutía lleva a una menor estratificación social, es decir que a diferencia del pasado hoy no tenemos esa división tan tajante entre la clase trabajadora y la empresarial. Por otro lado, el hecho de que en la actualidad se observe que se incrementaron los casamientos entre personas del 10% más rico es el resultado del mayor acceso por parte de las mujeres a mejores niveles de educación y mayor inserción laboral en puestos mejor remunerados. Por ende, cada una de estas cuestiones tomadas de manera individual son positivas para la sociedad. Es más, esto también refleja mayor libertad para elegir a tu pareja.

No obstante, esto también se traduce en una tendencia a elegir una pareja con un nivel de educación y de ingresos similar, y esto contribuye al aumento de la inequidad en la distribución del ingreso. En la década del ’50 los hombres tendían a contraer matrimonio con mujeres de un estatus similar al suyo, pero cuanto más rico fuera el marido, menos probable era que la mujer trabajara y que tuviera sus propios ingresos. En la actualidad, los hombres más ricos y con mayores niveles de educación suelen casarse con mujeres de similares ingresos y nivel educativo, que mantienen su trabajo. Por ende, hoy en esos hogares tenés dos fuentes de generación de ingreso muy elevadas (cuando en el pasado tenías una sola). Alrededor de un tercio del aumento de la desigualdad en Estados Unidos entre 1967 y 2007 puede explicarse por este “emparejamiento selectivo”.

P: Los elementos mencionados sirven para entender los mecanismos que generan desigualdad en un momento dado, pero en tu libro vos identificás un proceso de aumento de inequidad que se transmite de generación en generación, ¿no es así?

R: Sí, yo creo que la parte dinámica de este proceso es sumamente relevante, porque si partís de la homoplutía y del emparejamiento selectivo, y eso lo combinás con la sustancial suma de dinero que estas parejas invierten en sus hijos en términos de educación, se observa una transmisión de esas ventajas de una generación a la otra. Para tener una idea, Daniel Markovits en su libro La trampa de la meritocracia estima que una pareja gasta entre 5 y 10 millones de dólares en esa formación. Lo que sucede es que esa inversión les permite acceder a las mejores escuelas y universidades, y eso a su vez luego les permite acceder a mejores puestos de trabajo y a ingresos más elevados.

P: Y a todo eso hay que sumarle también otro componente que es el de la inequidad en la generación de riqueza.

R: Una de las motivaciones detrás del libro era identificar las fuerzas que pueden llevar a la creación de una elite que se autoperpetúa en el tiempo. Dentro de ese proceso, otro elemento clave es la diferencia en los rendimientos sobre la riqueza acumulada. A grandes rasgos, la riqueza se acumula en activos financieros y en inmuebles. El 5% más rico de la población mantiene la mayoría de sus ahorros en activos financieros. Esto no significa que no tengan grandes casas cuyo valor de mercado es sumamente elevado, pero en relación al total de su riqueza representa una parte menor. En cambio, para el resto de la población con capacidad de ahorro, su vivienda representa la mayor parte de su patrimonio. 

Al estudiar qué sucedió con el rendimiento promedio en estos dos tipos de activos se encuentra un canal adicional de aumento en la inequidad. Durante los treinta años transcurridos entre 1983 y 2013, las familias estadounidenses con mayor patrimonio se enriquecieron más porque los activos financieros dieron mayores beneficios que la vivienda. La rentabilidad media anual (en términos reales) de los activos financieros fue del 6,3%, mientras que la de la vivienda fue de un mero 0,6%. 

Todavía más, si tu vivienda es el principal activo de tu patrimonio, si bien el aumento del precio genera un «efecto riqueza» en términos de la valuación del activo, en la realidad eso no se traduce en un mayor ingreso, dado que no genera intereses, mientras que, para el caso de los activos financieros, sí. 

P: Y ahí aparece el último eslabón de todo este proceso, la capacidad de esta élite de modificar las leyes y regulaciones a su favor.

R: Ese punto es crucial, el control del proceso político. Por medio de la financiación y los aportes de campaña, esta élite logra controlar buena parte de la agenda política. Básicamente lo que sucede es que el dinero de estas personas va a los candidatos que apoyan sus intereses. 

Distintos trabajos de los politólogos Martin Gilens, Benjamin Page, Christopher Achen y Larry Bartels han proporcionado por primera vez en la historia la confirmación empírica de que los ricos tienen más peso político y de que el sistema estadounidense ha pasado de ser una democracia a ser una oligarquía. Para tener una idea del volumen de dinero, en las elecciones estadounidenses del 2016 el 0,01% de los más ricos aportó el 40% del total de los aportes de campaña. Otra cuestión que también se encuentra en estos trabajos es que es mucho más elevada la probabilidad de que en las Cámaras se discutan y se legisle sobre los temas de interés para los estratos más ricos, como por ejemplo reducciones en las alícuotas más elevadas del impuesto a las ganancias o menores regulaciones sobre las empresas, que aquellos temas que más interesan a los sectores medios y bajos. De esta manera, el control político es un componente indispensable para la existencia de una clase alta que logra mantenerse en el tiempo.

Muchísimas gracias por la entrevista, Branko.

¿Más economía?

Va el resumen del panorama económico a partir de los datos que salieron durante la última semana: la inflación de diciembre se incrementó significativamente al 3,8% y cerró el año en 50,9. Las ventas minoristas en 2021 terminaron recuperándose (15% anual), pero siguen por debajo del 2019 (-5%). El uso de la capacidad instalada de la industria fue del 68,8% en noviembre, el nivel más alto de los últimos 4 años. El relevamiento de expectativas del mercado muestra que las consultoras ajustaron al alza sus proyecciones en materia de precios y de crecimiento. La nota completa la podés leer acá.

La pandemia llegó para alterar nuestro presente, pero también las imágenes del futuro. Si en algún momento el futuro representó la idea de progreso, ahora no parece ser otra cosa que incertidumbre. En tiempos como estos, toca más que nunca combatir los dogmas y sus efectos políticos para darle lugar al pensamiento crítico. En el podcast ¿Qué pasa?, entrevistaron a Alejandro Galliano, Carolina Martínez y Ezequiel Gatto para charlar sobre estos temas.

Esto fue todo por hoy. Ojalá te haya servido para que ahora entiendas un poco más de esta cosa tan difícil que parece ser la economía argentina. Si no aguantás hasta la semana que viene, la seguimos por acá.

Espero tu respuesta. Te mando un abrazo grande.

Juanma

p.d. Si te gusta este newsletter, y valorás lo que hacemos, te invito a sumarte colaborando con el proyecto de Cenital a través del sistema de apoyo económico.

Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.