Ganar perdiendo

Con relativo éxito, el oficialismo se apega a la campaña que diseñó el catalán Gutiérrez Rubí y ya trabaja en un relato del resultado electoral del 14. Hay ministros que saben que se irán y sus reemplazantes, poco elegantes, ya merodean sus despachos.

¡Buen día! ¿Vos podés creer estas noches de calor y felicidad? Qué clima bello. Ojalá hoy puedas disfrutar el día con algún plancito especial ya empezando a saborear el verano, que está a la vuelta de la esquina.

Pero por supuesto que, antes de que llegue el verano, todavía tenemos un par de paradas en el camino, empezando por la que ocurrirá nada más ni nada menos que en dos semanas: las elecciones generales del 14 de noviembre. 

Con la mirada puesta allí, el Gobierno viene intentando plasmar en acciones la campaña electoral que diseñó el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí después de la derrota en las PASO, centrada en recuperar al menos dos de los más de cuatro millones de votos que el Frente de Todos perdió en los últimos dos años. Propuesto por el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y aceptado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el presidente Alberto Fernández, el estratega volcó al oficialismo a reconectar con la gente, escuchar, tomar nota (literalmente, en el caso de Alberto) para que el cachetazo electoral no se profundice en las próximas elecciones, y en eso están.

El complemento contante y sonante de la estrategia de comunicación viene de la mano de los dos nuevos jefes de Gabinete de Nación y provincia de Buenos Aires, Juan Manzur y Martín Insaurralde, que trabajan con la premisa de bajar fondos. El primero a las provincias y el segundo a los municipios. Voces maliciosas atribuyen a esas acciones algunas deserciones en masa de candidatos de la lista Vamos Con Vos, que dejaron a Florencio Randazzo sin su lista ganadora en La Matanza y con algunos candidatos menos en Lomas de Zamora.

Para el resto de los ministros, en tanto, la orden fue “mostrar gestión” y de ahí las conferencias de prensa y los anuncios diarios.

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Este proceso tendrá su fin tres días antes del cierre de la campaña, cuando sí, finalmente, los candidatos saldrán a inundar la comunicación oficial pidiendo el voto y marcando el contraste con la principal fuerza opositora, Juntos por el Cambio. Para eso, la línea definida es que el oficialismo señalará a JxC por estar ideológicamente conducidos por la ultraderecha, con la expectativa de lograr así un voto conservador, reactivo, entre quienes ven con temor las propuestas de Javier Milei y José Luis Espert.

Esa es, a grandes rasgos, la hoja de ruta que delineó Gutiérrez Rubí y que, con relativo éxito, el oficialismo viene siguiendo. Ese orden en la campaña era algo que el Frente de Todos necesitaba después de la guerra interna post derrota y a lo que sus principales figuras se han plegado, aun cuando al peronismo la figura del estratega le resulte extraña (a diferencia de Cambiemos, que casi que nació de la mano de Jaime Durán Barba). Por eso, el margen de acción para el consultor catalán es limitado y a veces mirado con sorna por los propios integrantes del elenco oficial.

No los culpo. Muchos de ellos creen que saldrán eyectados del gabinete, sea cual sea el resultado después del 14 de noviembre. Y algo de razón tienen. Hay dirigentes que ya merodean los despachos que esperan ocupar post elecciones.

Igual todavía falta la guerra psicológica. “Nosotros para afuera estamos diciendo que estamos mal, con el escenario cristalizado, igual de chocados que en las PASO, para desincentivar que los votantes de Juntos vayan a las urnas”, me confesó hace unos días un integrante del equipo de campaña del FDT. Y agregó: “Y ellos están operando que nosotros estamos empatando o con posibilidades de darla vuelta. Pero ninguna de esas dos cosas está tan clara”, admitió. Lo único cierto a esta hora es que el oficialismo necesita que aumente muchísimo la participación para poder construir, aun con un resultado adverso, un cierto relato de victoria después de las elecciones. “Si movemos el escenario un poco, podemos construir que ganamos perdiendo, como hizo Macri de las PASO a las generales”, se consuelan en el Centro Cultural C, búnker de la campaña. A veces me sorprenden los paralelismos entre las construcciones del oficialismo y el macrismo.

De todas formas, no es matemáticamente imposible para el FDT mejorar el resultado en el principal distrito electoral del país: la provincia de Buenos Aires. La interna de Juntos entre Diego Santilli y Facundo Manes sacó en las PASO 3,2 millones de votos y la boleta de Victoria Tolosa Paz, 2,9. Sólo tiene que encontrar esos 300 mil votos perdidos.

Traducción: “Estoy perdido”. / ¿No lo estamos todos?

Y llegamos al final pero antes algo que me causó mucha risa. Resulta que el Frente de Todos hace un memetón hoy a la tarde y lo transmite por Twitch. Pero no es eso lo que te quiero contar, sino que el tuit en el que anunció esta actividad se llenó de agresiones y puteadas y, de esos indignados, hay respuestas muy graciosas. La que más me gustó fue en plan “no se gasten con esto” y por eso esta persona tipeó: “Prohibieron al tigre Tony, ya perdieron el voto joven”. Jaaa pobre tigre Tony.

Nos vemos dentro de dos sábados. Acordate que, si te copa lo que hacemos, siempre podés sumarte acá. ¡Besos!

NBG

Es periodista, licenciada en Comunicación Social. Conduce el noticiero central del canal IP. Es docente titular de la cátedra Televisión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Es autora de El Otro Yo, la biografía de Nicolás Caputo (Planeta, 2017).