Elecciones provinciales: ¿cuándo y por qué desdoblan?

De las 22 gobernaciones que deben renovarse este año, hasta ahora 16 confirmaron que van en fechas distintas de las elecciones nacionales. ¿Qué implica eso? ¿Qué pasó en 2019? ¿A qué se enfrenta Alberto Fernández?

Hola, ¿cómo estás? Espero que sigas fresco. 

En los 47 primeros días del año ya vamos unas 13 elecciones entre nacionales e internacionales. Votaron en lugares tan exóticos como Benín o en  Antigua y Barbuda, flamante presidente de la CELAC. Algunas fueron bastante lejos, como las de República Checa y el referéndum constitucional de Eslovaquia. Otras, según me dijeron en la redacción, tan intrascendentes como las parlamentarias de Mónaco y las dos vueltas presidenciales de Chipre. Otras más familiares, como el referéndum y las regionales de Ecuador, o las internas de La Pampa. Si así arrancamos el año, ¿sabés cómo vamos a quedar para diciembre? Empachados.

Para separarte un poco la paja del trigo, este 2023 va a ser bastante más nacional que internacional. No vamos a dejar de agarrar alguna random que esté piola, pero nos vamos a enfocar en las elecciones provinciales que cimenten el camino nacional a las PASO de agosto, las generales de octubre y ¿el ballotage? de noviembre. Y si te digo que habrá muchas provinciales previas, entonces te digo que las fechas importan. Hoy te voy a hablar de eso: de calendarios electorales.

La fecha no es moco de pavo

Como tampoco lo es posicionar una candidatura, definir una campaña o armar una coalición. Nada es sencillo en política electoral. Y nunca las puntadas son sin hilo. La elección de la fecha en la que se vota en cada distrito por los cargos provinciales es un tire y afloje entre cada gobernación y la Casa Rosada. Es uno de los pilares del federalismo electoral argentino: cada una de las 24 provincias define sus reglas electorales y también pueden definir cuándo se renuevan sus propios cargos. La fecha es una regla más. 

Nos diferenciamos de Brasil, donde votan todos el mismo día, y nos acercamos a México y Estados Unidos, donde sus unidades subnacionales tienen más margen de acción.

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Como cada distrito es un mundo en sí mismo, en los últimos meses hubo 20 negociaciones bilaterales con Balcarce 50. Hubo 4 excepciones que no pueden pegarse al calendario nacional. Santiago del Estero renueva gobernador y la totalidad de su Legislatura provincial 2 años antes de las elecciones nacionales. La normativa provincial de Chaco y Tierra del Fuego establece que deben votar separadas del calendario nacional, mientras que Santa Fe no puede por los plazos de convocatoria que indica su Constitución. 

¿Qué hacer (con el calendario)?

En este escenario institucional, entonces, se abren dos preguntas: ¿de qué depende que las elecciones provinciales se unifiquen con las nacionales o se desdoblen? ¿Cómo fue en años anteriores?

El primer punto es un poco el meollo de la cuestión y lo que hace a este año tan particular. En términos generales, la ciencia política considera que hay tres factores que inciden en la decisión provincial de pegarse a las elecciones nacionales. 

  1. Que la figura presidencial tenga alta y buena imagen pública a nivel nacional en términos generales, pero sobre todo en el distrito particular. Pasa en las mejores familias. Si te cae bien tu tío, te sentás al lado de él en Navidad. Si no lo soportás, te vas a la otra punta de la mesa con los más chicos. 
  2. Que la gestión del Gobierno Nacional sea bien valorada en el distrito. La mayoría de las veces es una clara consecuencia del punto anterior: si le sonríen al presidente, le sonríen a sus programas, medidas, decisiones, proyectos y obras. 
  3. Que el espacio político que gobierna en la provincia tenga afinidad ideológica o, al menos, programática con la agenda de la Casa Rosada. Que haya una identificación compartida y mutua. Si todos están en el mismo bardo, entonces todos van juntos al mismo puerto.

Estas tres condiciones, claro, no siempre van de la mano. Bien puede pasar que todos tengan la misma camiseta y que la gestión pública vaya bien, pero que la imagen presidencial esté desgastada. También puede pasar que al inquilino del Sillón de Rivadavia le vaya bien, pero él y todos los suyos se lleven mal con la dirigencia provincial, aunque sean del mismo espacio político. Como dije, pasa en las mejores familias. 

Independientemente de estos matices, uno puede esperar que si se dan las tres condiciones, entonces el calendario de elecciones provinciales debería unificarse con el nacional. Es decir, que voten en la misma fecha por todos esos cargos y se armen esos lindos pegados llamados boleta sábana horizontal. 

La lógica detrás de esta acumulación estratégica de papel es el arrastre. De arriba hacia abajo, las candidaturas para los cargos nacionales ayudan a las que se presentan para cargos provinciales. Y de abajo hacia arriba, las de los niveles inferiores ayudan también a que les vaya bien a las de niveles superiores. ¿Por qué? Porque los partidos políticos nacionales y las coaliciones electorales que éstos arman necesitan de la estructura política en el terreno para movilizar a los votantes de cada distrito en particular y así ganar las elecciones. A cambio, la dirigencia nacional con sus Ministerios ofrecen los recursos políticos necesarios para una campaña intensa, que generalmente son bastantes para quienes habitan la Casa Rosada. Es una transacción para que todos estén contentos en el mismo barco y no salten a una balsa.

Pero también puede darse la situación contraria. Si las provincias definen separarse de las elecciones nacionales, entonces empieza a armarse un sinuoso camino donde piden alguna mano del Gobierno Nacional para la campaña, pero no necesariamente se la devuelven, no le ofrecen la posibilidad de que la estructura partidaria propia le milite la campaña en agosto o en octubre ¿y en noviembre? 

Esto es lógico. La participación política activa implica un conjunto de acciones que para algunos puede ser parte de su trabajo, pero para otros sea una actividad más. Demanda esfuerzos extra para algo que no siempre reditúa en la magnitud que uno espera o aporta. En esos casos, convencer a la militancia para que salga a la calle para una elección provincial donde se juega mucho a nivel local y volver a hacerlo para una (o varias) nacionales donde el beneficio directo es menos tangible implica un costo para la dirigencia intermedia de cada espacio político. Cuando escuchas “mover a las bases” se refiere a esto. Sacar a la tropa cuesta, y no necesariamente plata. Por eso, cuando las provincias se separan y lo hacen en cascada, en Balcarce 50 empiezan a mirar medio de reojo.

Hay otro argumento que se suele esgrimir para separar las elecciones provinciales de las nacionales: la agenda de campaña. Si se dan alguna u otras de las condiciones que mencioné antes, los gobernadores y las gobernadoras pueden optar por plantear una campaña donde sólo se hable de cuestiones provinciales. Dejar de lado la inflación, las relaciones internacionales, los impuestos de la AFIP y las jubilaciones de la ANSES para hablar del entubamiento de los canales, de la explotación minera, del desarrollo agropecuario y del cuidado de la capital provincial. Cuando los calendarios se unifican, las agendas están superpuestas y hablar de la provincia es hablar también de la Nación. Pero cuando te adelantás, entonces podés enfocarte, si querés ganar y tenés chances, solamente en tu gestión pública local. Que hasta puede ser mejor valorada que la Rosada, incluso si son del mismo partido.

2019 no está muy lejos

Vamos yendo de a poco hacia el segundo punto, el de la data. Hay dos escenarios recientes que ayudan a clarificar el por qué de estas decisiones políticas estratégicas. El contexto de 2019 nos da un panorama interesante. En ese entonces, el gobierno nacional estaba pintado de Cambiemos. Mauricio Macri tenía de aliadas a la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, ambas de amarillo, y a Mendoza, Jujuy y Corrientes (que no elegía gobernador), que eran radicales. Todas las demás eran o bien aliados muy circunstanciales para temas concretos o declaradas opositoras. 

De esta manera, de las 22 que renovaban cargos provinciales y podían ayudar al arrastre de abajo hacia arriba, 18 tenían muy pocos incentivos para pegarse a un presidente con mala imagen pública en un contexto recesivo de alta inflación con caída de productividad, empleo y reservas. En ese contexto, de los 14 distritos que estaban gobernados por el PJ en sus diferentes formas, solo 2 se pegaron al calendario nacional: Catamarca y La Rioja. Todas las demás adelantaron y cimentaron, en una jugada arriesgada, el camino victorioso en las PASO y en la primera vuelta para lo que terminó siendo el Frente de Todos. La separación fue una apuesta por ganar en el terreno y volver a la Casa Rosada. A la larga, tuvo su estrategia. 

El año que perdió Cambiemos solo tuvo a la provincia y Ciudad de Buenos Aires (propias) junto a Catamarca y La Rioja (peronistas) votando el mismo día que los cargos nacionales. 4 sobre 22.

Y 2023 se le parece bastante

El escenario que se está conformando ahora es, al mismo tiempo, parecido pero distinto al de hace cuatro años. Sí, siempre es más complejo. Hay alguna coincidencia en la caída de la imagen presidencial de Alberto Fernández, en la falta de políticas públicas con resultados concretos y en los pocos incentivos que tienen los gobernadores de ir junto a la cara del presidente lado a lado en la boleta el mismo día de la elección. Lastre antes que arrastre. 

Sin embargo, hay una diferencia sustancial con el 2019: la mayoría de las provincias se mantienen peronistas. En total, son 15 con el mismo sello que el gobierno nacional, algunas con mayor autonomía que otras. De ellas, Chaco, Santa Fe y Tierra del Fuego deben ir separadas, como te dije antes. Quedan 12. Una tiene muchísima autonomía, al punto de contar con un proyecto presidencial propio: Córdoba. Eso deja en 11 al grupo de posibles unificadas. De este grupo, sólo Catamarca confirmó su elección provincial junto a la nacional. La provincia de Buenos Aires también debería hacerlo porque su normativa electoral obliga a una reforma si quiere ir separada. De las 9 que quedan, solo falta confirmar qué harán Formosa, Chubut y Santa Cruz. Todas las demás ya anunciaron adelantamiento. 

De momento, entonces, van 2 unificadas de 22 (Catamarca y provincia de Buenos Aires), las cuales podrían quedar en un máximo de 5 si las 3 anteriores confirman que se pegan. Eso dejaría al Frente de Todos de Alberto bastante emparentado con el Juntos por el Cambio de Mauricio. Con la salvedad de que el primero los preside en términos partidarios y, en teoría, los lidera. Esa es la enorme diferencia.

Más claro echale gráficos. Esto lo armamos con la banda del CICaD para empezar a monitorear qué tan separadas o unificadas han estado las elecciones provinciales de las nacionales desde 1983 hasta la fecha. En este mapa a continuación vas a poder ver el federalismo electoral argentino en su esplendor. Como te vengo contando, 2023 aparece pintado con una paleta parecida a la de 2019.


Mapa

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Además de esta colorida cartografía hay otra manera de ver la misma foto. Se puede calcular cuántos meses estuvieron separadas las elecciones en cada distrito respecto de la elección nacional. No es menor. Distanciarse mucho de agosto/octubre/noviembre puede ser motivado por dos factores. El primero: que la crisis sea muy grave como para evitar que su agudización obture la estrategia del despegue, de la agenda provincial propia y no alcance para mantener el territorio por otros cuatro años. El segundo: que un buen resultado en el distrito coloque a gobernadores y gobernadoras electos y electas en una potencial fórmula presidencial. O al menos que los siente en la mesa de negociación para integrarla con alguien de su riñón.

Así las cosas, esta ha sido la distancia temporal calculada en meses de todas las elecciones provinciales celebradas desde el retorno a la democracia hasta la fecha (las confirmadas). El gráfico solo toma en cuenta algunas provincias porque, a la hora de dibujarlo, quedaban todas superpuestas y se entendía menos que Inception. Si querés ver cuál es cada puntito acá están todos identificados y acá la mayoría. Los bullets que aparecen a la derecha de la línea punteada son las provincias que retrasaron sus elecciones para después de las generales nacionales, mientras que los que aparecen a la izquierda las adelantaron. Los casos de 1995 y 2003 son simbólicos: se definió el adelantamiento de las presidenciales, motivo por el cual las ejecutivas locales quedaron para después.

Gráfico, Gráfico de dispersión

Descripción generada automáticamente

En términos generales, podes ver bien clarito que la estrategia de separación se convirtió en un recurso al que apelaron gobernadores y gobernadoras para alambrar sus distritos cuando la cosa estaba caldeada. Esto es algo que en el mapa anterior ya quedaba claro. Pero también se ve que los últimos años las provincias siguieron un patrón similar, estén alineados políticamente al gobierno nacional de turno (Frente de Todos o Cambiemos). Esto, tal vez, es algo imperceptible por la superposición de puntos. Por eso te dejé los gráficos con varios nombres para que puedas identificarlos mejor.

Ahora bien y para ir cerrando, en esta comparación, ¿qué estadística general podemos sacar? Un buen promedio. Si tomamos en cuenta sólo las provincias que desdoblaron de las nacionales, los gobernadores de Alberto decidieron adelantarse unos 4 meses y medio respecto de octubre. En 2019 ese valor fue de 4,17, mientras que en 2007, 2011 y 2015 fue menor (3,62, 3,97 y 3,92 respectivamente). De modo que en este año full electoral, y con un gobierno peronista, hay casi tantas provincias adelantadas como con Cambiemos en la Casa Rosada, pero con mayor distancia promedio respecto de la fecha definida. En comparación con otros gobiernos del PJ, los gobernadores están saliendo a la cancha entre 1 y medio, y 2 meses antes de lo que lo hicieron con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Al presidente del partido más importante del Frente de Todos, entonces, no le están cortando boleta, pero sí le están tocando las fechas. El que avisa no traiciona.

Algo cortito sobre La Pampa

Qué mejor manera de empezar el año electoral argento con una interna. Esa donde mover a la tropa cuesta una banda, pero que si ganaste tiene un gustito a ferneconcoca recién preparado que te volvés loco. Algo así se debe haber sentido la UCR pampeana, en general, y Martín Berhongaray, en particular. El Diputado Nacional, referenciado con la línea de “Evolución” de Martín Lousteau, le ganó a Martín Maquieyra, la cara del PRO y de Horacio Rodríguez Larreta en la provincia. El escrutinio provisorio dio ganador al primero de los Martín con 15.578 votos contra 12.094 de su rival amarillo.

Al respecto, un comentario. En comparación a las internas de 2019 que enfrentaron a Daniel Kroneberger (UCR) con Carlos Mac Allister (PRO) la distancia entre ambos partidos se achicó. Hace cuatro años también ganó la boina blanca, pero por el doble de votos. Esto permitiría pensar que la longeva estructura partidaria y militante radical se mantiene activa, pero en estos años se le han acercado bastante. De hecho, el PRO redujo de 9.000 a 3.000 votos la distancia con su aliado estratégico. De esto hablaremos algo más en una próxima edición.

Algunas random

  • El domingo pasado fueron las repetidas elecciones de Berlín. Ganaron los cristianodemócratas de la CDU por primera vez desde 1999. Sacaron 10 puntos y 22 bancas más que en 2019. No significa que sean gobierno, pero sí ponen en aprietos al gobierno tripartito de izquierda SPDVerdesDie Linke. De hecho, socialdemócratas y verdes quedaron empatados en bancas: los dos pueden reclamar el Regierender Bürgermeister. Franco Delle Donne me pasó unos mapas re piolas que muestran que los rojos perdieron fuerte terreno en una de las capitales cosmopolitas europeas. Acá explica posibles causas. Una de ellas: el gobierno no explicó por qué hubo que votar de vuelta. De locos.
  • En Ecuador, Guillermo Lasso apostaba con todo a ganar un referéndum por él convocado para relanzar su gobierno. Le salió el tiro por la culata: todas las encuestas lo daban como ganador en las 8 preguntas, pero perdió en todas. A eso se sumó que el Movimiento Revolución Ciudadana de Rafael Correa fue el gran ganador de las regionales (prefectos y alcaldes). Ahora le piden elecciones anticipadas al golpeado presidente. Acá pintan un panorama complejo para Lasso. Esto se va a poner espeso.
  • Chipre tuvo dos elecciones en una semana, y no se mató nadie. La única república presidencial de la UE tendrá como cara al independiente Nikos Christodoulides (apoyado por socialdemócratas, nacionalistas y centristas), que le ganó al otro independiente Andreas Mavroyiannis (apoyado por los comunistas) por unos 15.000 votos. A ver si te salen sus apellidos sin trabarte.

Hasta acá por hoy, electolectore. En marzo es probable que vuelvan las entregas quincenales. No te desuscribas, dale. Hacé todo lo contrario. Un abrazo electoral y nos leemos en unas semanas,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.