Apuntes sobre la transición a la sostenibilidad en Alemania

¿Es mucho más verde el consumo en Alemania? Transporte, vestimenta, alimentación, residuos. El ambiente en las ferias industriales. Cómo se piensa la transición de este lado del mundo.

¡Hola! ¿Cómo estás tanto tiempo? Espero que te haya gustado el último news, que lo escribió Anita, sobre la Ley de Humedales.

Se va terminando mi estancia en Munich y me parecía que valía la pena contarte las cosas interesantes que fui viendo en estos meses respecto de la cuestión de la sostenibilidad en Alemania, país que se pretende construir como vanguardia en la materia.

Vamos con un picado por diferentes temas, no con la intención de comparar países, sino de compartirte la experiencia, traer ideas y hacer foco sobre algunas dificultades.

La sostenibilidad en lo cotidiano

Transporte 

Lo primero que me llamó mucho la atención de Munich es el transporte público. Toda la ciudad está super bien conectada, el transporte tiene su horario y suele cumplirlo. Podés comprar tickets para viajes individuales o por un día o por todo un mes y tener el QR en el teléfono, muy útil para evitar todo el engorro de cargar la SUBE, no perderla, etc.

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A nivel nacional, desde junio se implementó una política de prueba de promoción del transporte público, que se trata de un ticket de 9 euros válido por un mes completo y sirve para todo el transporte público nacional urbano y de corta distancia. Veremos cómo resulta. Los críticos dicen que este tipo de medidas tiende más a reemplazar la caminata y la bicicleta que al automóvil, además de reducir los ingresos de las agencias de transporte público.

Ahora, no todo es color de rosas, los últimos días estuve visitando varias ciudades alemanas y los trenes que me conectaron entre ellas tenían serios problemas de puntualidad. Y no hablamos de 2-3 minutos, sino de más de 30 en varios casos y por cuestiones previsibles como obras en las vías. La última fue que directamente cancelaron las paradas en algunas estaciones entonces tuve que hacer malabares para combinar con el otro tren que me llevara a destino.

Un pequeño comentario sobre esta posibilidad de viajar por el país en tren: Alemania tiene un pueblo prácticamente cada cinco km con lo cual obviamente la eficiencia de este tipo de transporte es altísima. En Argentina sería mucho más difícil hacer económicamente eficiente una red tan extensa.

Vestimenta

En este punto por un lado, me llamó la atención la cantidad de vestimenta de materiales reciclados en las diferentes marcas. Por ejemplo, me compré una mochila para la compu que -según informa la empresa- fue fabricada a partir de cinco botellas de plástico recicladas. En el mismo sentido mirá este detalle del envase de un jabón líquido: fórmula vegana, sin microplásticos, envase neutro en carbono.

Ahora bien, por otro lado, hay dos dinámicas diferenciales, que tienen que ver con los precios y lo que representan. Por un lado, la ropa barata en plan fast fashion que permite -y fomenta- un cambio de guardarropas cada media temporada -y por qué no cada semana-. Y por el otro la ropa exclusiva, que en muchos casos más que quintuplica los precios, producida en Alemania (u otros países europeos) con materiales de mayor calidad, más agregado de diseño y mejores sueldos.

Alimentación

Respecto de la alimentación, algunas ideas sueltas. La carne roja es carísima, se consume mucho más derivado de pollo y cerdo que es más accesible. Además, hay mucha oferta de productos (lácteos, salchichas, carne picada) y locales veganos, así como opciones vegetarianas y veganas en una importante mayoría de restaurantes. 

A su vez, hay locales que se dedican a vender exclusivamente productos “bio” y  en todos los supermercados suele haber secciones especiales dedicadas a las frutas y verduras de producción orgánica.

Ahora bien, hay cosas que parece que no cambian: el café y los almuerzos laborales en vasos y envases descartables. Hay quienes -como en todos lados, usan vasos propios o llevan comida en tupper-, pero parece que sí o sí va a ser necesaria una solución tecnológica en este punto. Es decir, desarrollar materiales que puedan estar en contacto con alimentos y sean fácilmente reciclables o biodegradables, asociados a esquemas de separación de residuos más sofisticados. Además, se necesitarán campañas de incentivos agresivos al uso de envases reutilizables como la reducción del costo del café, por decir algún ejemplo. 

Residuos

Aquí tengo dos cosas para contar. Por un lado, el esquema de devolución de envases es muy similar, aunque más amplio que el de Argentina. Es decir el mismo esquema de devolución que tenemos con los envases de cerveza, en Alemania funciona para latas, envases de vidrio y de plástico (tipo PET). A cambio de dejar los envases te dan un bono por su costo para volver a usar en el supermercado.

Para el resto de los residuos la disposición es domiciliaria, usualmente se separa en papel y cartón, vidrio y basura. En muchos casos también hay contenedores de ropa para donar, materiales “valiosos” como los electrónicos y compost. 

Ferias industriales y sostenibilidad 

Aproveché mi estadía también para ir a dos ferias industriales. Una específica de energía solar y almacenamiento energético donde me sorprendió la cantidad de empresas dedicadas a las diferentes cuestiones ligadas al desarrollo a gran escala de la energía solar como inversores, paneles, baterías, estaciones de carga, electrolizadores, etc. En agosto se va a repetir en San Pablo y luego se realizará en otras regiones también, dando cuenta de que es un proceso global.

La segunda fue la Messe de Hannover, la mayor feria industrial del mundo. Acá si bien la cuestión de la sostenibilidad no era la principal, aparecía por todos lados:

  • avances en bioeconomía: me mostraron una puerta de auto hecha de fibras de origen vegetal
  • como siempre el hidrógeno: vi un pequeño avión que funcionaba a base de este elemento. De hecho había un pabellón completo dedicado a las tecnologías vinculadas a la producción y el almacenamiento de hidrógeno verde.
  • economía del conocimiento aplicada a la sostenibilidad en la cadena de valor: me contaron de un proyecto de Siemens llamado “SiGreen”. Se trata una plataforma que permite a las empresas evaluar el impacto ambiental de los productos que compran a sus proveedores.
  • instituciones para la transición a la movilidad: también conocí una agencia estatal de una provincia alemana que se ocupa de vincular a todos los actores implicados en la temática para buscar soluciones conjuntas e incluso asociar financiamiento con proyectos innovadores.

En ninguna de las dos ferias había stands de Argentina ni empresas argentinas. Yo sé que allá están pensando en otras cosas (?) pero la participación de nuestro país y nuestras empresas en ferias de este estilo es importante para estar en contacto con la frontera tecnológica, conocer otras experiencias y ser conocidos por países y empresas.

Entonces, ¿hacia dónde va Alemania?

Por último, me parece interesante traer unas líneas respecto de cómo interpreto que se está pensando la transición a la sostenibilidad de este lado del Atlántico.

Nadie -ninguna de las personas con las que hablé- piensa en la transición a la sostenibilidad como una reducción del consumo de manera drástica o siquiera relevante. Sí se piensa en cambios de hábitos o tecnológicos que permitan reducir la huella individual, pero el horizonte es mantener la calidad y la forma de vida actual.

Por ejemplo, la gente viaja mucho y tiene la alternativa del tren, que pese a sus falencias es bastante eficaz. Si se trata de un viaje de negocios podes cruzar el país en 4 o 6 horas mientras vas trabajando. Si se trata de vacaciones en poquísimas horas se puede no sólo cambiar de paisaje, sino también de cultura. Hago hincapié en esto no por resaltar las bondades del continente, sino por remarcar los desafíos para nuestra geografía. La presencialidad es importante y la mejora de la conectividad física es una forma también de reducir la presión centralizadora sobre el AMBA, pero tenemos que encontrar la manera de hacerlo sustentablemente.

Respecto de los consumos individuales, Alemania es un país de altos ingresos y un mercado abierto. Hay muchas opciones y posibilidades para consumir, y así lo hacen las y los alemanes. Se van difundiendo lentamente algunas prácticas del uso de ropa o muebles de segunda mano así como intentar evitar envases de un solo uso, pero no mucho más que en Buenos Aires.

En materia de energía la idea es electrificar todo lo que se pueda y complementar con hidrógeno verde y bombas de calor todo lo demás.

No hay magia, no hay soluciones super innovadoras, no se está

pensando en nada que en Argentina no conozcamos. Eso es malo porque no hay bala de plata, pero es bueno porque sabemos hacia qué futuro caminamos: electromovilidad, uso eficiente de los recursos, hidrógeno verde, electricidad renovable, etc. Será cuestión de hacer lo mejor que podamos como país en este escenario internacional. Para eso necesitamos lo de siempre, cierta estabilidad económica y política, mucho trabajo interdisciplinario y la construcción de capacidades privadas y públicas para desarrollar las respuestas que necesitamos y que demanda el mundo. Por ejemplo, para cerrar con un ejemplo concreto: necesitamos más especialistas en hidrógeno verde. En el Estado y en el sector privado, estudiando en las ingenierías, pensando cómo se puede meter YPF de manera virtuosa en el tema, con una burocracia formada que pueda llevar adelante políticas públicas coherentes y estables en el tiempo, que den horizonte a los inversores, a las industrias proveedoras y a las que usarán el hidrógeno en el mercado interno. 

Es enorme el desafío, pero ya estamos en el camino correcto.

Te mando un abrazo, nos leemos en dos semanas.

Eli

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Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.