Aborto en Estados Unidos: qué le contás a tu teléfono

Las mujeres suben su información íntima a las aplicaciones menstruales, ¿qué harán esas apps cuando el Estado les pida esos datos? Ya hay antecedentes que vulneran la privacidad digital. El escenario post anulación del fallo de Roe vs. Wade complejiza la situación.

Hola, ¿cómo estás? 

El 3 de mayo se filtró un borrador del juez Samuel Alito de la Corte Suprema de Estados Unidos que parece anticipar lo que ya sabíamos: la Corte va a deshacer el fallo Roe vs. Wade y retrotraer a las mujeres estadounidenses al inicio de los años 70, cuando el aborto era ilegal en gran parte de ese país. 

Lo que va a pasar con los derechos de las mujeres dependerá a grandes rasgos de dónde vivan. Si viven en estados gobernados por demócratas, las mujeres y personas gestantes conservarán su derecho a interrumpir un embarazo que no desean. Si viven en estados gobernados por republicanos, perderán ese derecho. Hay algunos estados en duda, como Florida, pero en la mayoría de los lugares donde gobiernan los republicanos hay proyectos de ley ya presentados para dificultar y penar el aborto o simplemente reglas pre-existentes a Roe vs. Wade, que nunca fueron derogadas y que por tanto volverán a entrar en vigor. Se calcula que en alrededor de 26 estados el aborto pasaria a ser ilegal. 

La situación es mala de por sí. El resultado esperable es que las mujeres con recursos podrán hacerse los abortos que elijan, mientras que las de menores recursos pondrán su salud en riesgo haciéndose procedimientos en malas condiciones o tendrán hijos no deseados, cosa que las condenaría a aún menores ingresos en un país que ofrece poco o nulo apoyo a la maternidad y paternidad. Aun así, los antiderechos coinciden en que esto es solo el principio. Algunos dicen que quieren una ley que prohiba el aborto a nivel nacional, otros explican cómo hay que evitar que las mujeres salgan de sus estados para obtener abortos fuera, otros que lo importante es prohibir la venta de las drogas necesarias para realizarse un aborto, otros que hay que perseguir a los médicos y clínicas que ofrezcan este servicio, etc. Si bien no he escuchado a ningún político admitir que van a perseguir y castigar a las mujeres que intenten hacerse un aborto, no es difícil darse cuenta de que eso va a pasar. 

Y acá llegamos al punto de este newsletter: las aplicaciones de fertilidad y/o de seguimiento del ciclo menstrual en las que las mujeres cargan sus datos y controlan su salud. Esas aplicaciones no son excepción a la regla y por lo tanto tienen problemas (y escándalos) de privacidad. Ahora bien, una cosa es que vendan sus datos a Google o Facebook y otra que se las entreguen al gobierno para que encarcele a las mujeres que se hacen un aborto de modo ilegal. 

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Estados Unidos no tiene una ley que proteja los datos de los usuarios. A diferencia de la Unión Europea que ha sancionado sucesivas leyes (la última es la General Data Protection Regulation), Estados Unidos tiene solamente una ley antigua, la Privacy Act de 1974, que protege a los ciudadanos y su privacidad del sector público -en aquel entonces el principal recolector de datos-. Desde entonces cambió el mundo y aparecieron las empresas tecnológicas que son, sin lugar a dudas, enormes aspiradoras de datos, pero no se actualizó la ley ni se sancionó una nueva. Hay varias explicaciones de por qué el Estado estadounidense no regula y/o restringe la recolección de información por parte de los privados, la mía es que ese Estado quiere esos datos y esa tecnología. Y este caso va muy bien con mi teoría. 

A continuación te cuento qué son estas aplicaciones, qué problemas de privacidad han tenido y qué puede pasar en este futuro distópico que es real. 

Las cosas que le contas a tu teléfono

Estas aplicaciones funcionan de modo simple: ingresás tus datos de salud y las aplicaciones te devuelven más datos, análisis, predicciones, etc. En particular, al ingresar la información de tu ciclo menstrual, las apps pueden predecir fechas de menstruación y de ventanas de fertilidad.  

El problema es que estas aplicaciones, como todas las aplicaciones, hacen lo que quieren con esos datos. La más popular en el rubro, Flo, que tiene más de 100 millones de usuarios en Estados Unidos, tuvo que llegar a un acuerdo con la Federal Trade Commission (FTC), luego de que se hiciera público que había entregado sus datos a Google y Facebook para servicios de análisis y marketing. 

¿Cuáles son los problemas? Primero, que esta es información privada y sensible. La aplicación dijo que iba a proteger esa información y no lo hizo. Segundo, que obviamente Facebook y Google combinan esa información con la data que ellos tienen sobre nosotros y de ese modo van armando perfiles cada vez más completos que usan para incidir en nuestro comportamiento, además de vendernos cosas. 

Ojo, ni Flo ni estas apps son una excepción. Según una investigación del Wall Street Journal esto es común. Ingresas tus datos a una app cualquiera que te bajaste y la app le pasa inmediatamente esos datos a Facebook. Yo no espero nada de nadie de este mundo y sin embargo realmente me sorprendió. 

Vuelvo a Flo. La empresa dijo que no había hecho nada malo, pero que igual iban a llegar a un acuerdo con la FTC (pillines). Como otras veces que la FTC sanciona a empresas tecnológicas, la penalización es una palmadita en la espalda. El acuerdo implica solamente que de ahora en adelante Flo va a proteger los datos, va a informar a los usuarios cómo los usa, con quien los comparte y explicitar cuánto control tienen los consumidores sobre su información. O sea, lo que debería ser regla. No hay pena económica ni mayores castigos. En fin. 

Las apps en el mundo post Roe 

El punto es que eso que era hasta ahora una violación de la privacidad, que podía redundar en que si no cargo mi ciclo menstrual Facebook me empiece a mostrar propaganda de juguetes o de clínicas, en un futuro podría resultar en ir a la cárcel. Como dije al principio, por ahora no se prevee penalizar a las mujeres que se hacen los abortos, pero sí se va a castigar a las clínicas y médicos que los ofrecen y a cualquier intermediario que coopere. La información privada de las mujeres, entonces, se vuelve material judicial. 

¿Qué van a hacer las apps cuando la justicia le pida los datos? Juzgando por lo que han hecho hasta ahora, entregarlos. 

Ojo, no se trata solo de estas aplicaciones, sino que son todas. Google estaría involucrado porque las mujeres buscaron información sobre cómo y dónde hacerse un aborto, Uber porque las mujeres se tomaron un auto para ir a la clínica, Facebook porque se comunicaron por WhatsApp, GoFundMe porque así accedieron a esos fondos para viajar a otro estado para hacerse el aborto, y estas aplicaciones porque saben exactamente las condiciones de salud de las mujeres y personas gestantes. 

Podemos suponer que esto va a ser como mínimo un dilema para estas empresas, aunque para otras no es ningún dilema, sino más bien una oportunidad comercial. Esta nota cuenta el caso de una empresa que vende informacion de localización de las personas que visitan las clinicas de Planned Parenthood, organización sin fines de lucro que ofrece servicios de salud reproductiva, incluidos abortos. 

El punto es que la pelea por los derechos de las mujeres va a suceder en el mundo real y en el virtual. De hecho, el Fondo de Defensa Digital ofrece una guía para mantener el aborto como algo realmente privado. La guía implica cambiar costumbres y proveedores de servicios para poder tener privacidad. ¿Por qué el énfasis está en los usuarios? Porque el gobierno no ha hecho nada para protegerlos.  

La regulación de la privacidad 

Vuelvo entonces a mi pregunta inicial. ¿Por qué Estados Unidos no ha regulado la recolección de datos por parte de empresas tecnológicas? Mi explicación apenas conspirativa es que el Estado quiere poder acceder a esos datos y a esa tecnología -ahora, en el futuro o cuando la necesite-. De hecho, la imbricación estado-empresas ya existe y solo va en crecimiento. Claro que hay cosas muy lindas que surgen de ahí: el gobierno digital o inteligente y Uber compartiendo datos de transporte para planificar mejor la ciudad y podamos vivir en un mundo sin tránsito, pero lo cierto es que apenas pasan cosas como lo de Roe vs. Wade nos damos cuenta de que la vigilancia es real. 

El del estribo

Precisamente sobre la relación entre estados y empresas va este artículo sobre la pelea entre el gobierno australiano y Facebook. Hablé de esto en otro newsletter, pero lo resumo aquí: el gobierno de ese país quería pasar una ley que obligaba a Facebook y Google a pagarle a empresas de medios tradicionales por usar su contenido. En protesta, Facebook apagó todas las páginas de medios australianos. Ahora se sabe que como estrategia de negociación apagó además páginas de servicios estatales y de emergencia -durante la pandemia y mientras el gobierno comenzaba a repartir la primera dosis de vacunas-. Por supuesto que Facebook dijo que fue un error. 

Gracias por llegar hasta acá. 

Un abrazo,

Jimena

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Soy economista (UBA) y Doctora en Ciencia Política (Cornell University). Me interesan las diferentes formas de organización de las economías, la articulación entre lo público y lo privado y la relación entre el capital y el trabajo, entre otros temas. Nací en Perú, crecí en Buenos Aires, estudié en Estados Unidos, y vivo en Londres. La pandemia me llevó a descubrir el amor por las plantas y ahora estoy rodeada de ellas.