2022: tensiones, guerras, elecciones y cadenas

Otra lista breve y caprichosa con algunos escenarios para mirar en el tablero de la política internacional de este año.

¡Buen día!

Espero que te encuentres bien, donde sea que estés, y hayas tenido algo de tiempo para recargar baterías. Si tu enero no está siendo más tranquilo que el de Boris Johnson, entonces sí, preocupate. Falta poquito para volver a la correspondencia habitual, pero antes quería dejarte otra lista breve y caprichosa. Esta vez sobre algunos escenarios que me parecen importantes para seguir en 2022. Cuestión de tener el ojo atento, nomás.

Empecemos.

Flashpoints: Ucrania y Taiwán

Si estuviste algo pendiente de las noticias de estos días te habrás dado cuenta que el conflicto entre Rusia y Ucrania, con Estados Unidos gritando desde Washington, domina los titulares. El último coletazo, que comenzó con la súbita llegada de soldados rusos a la frontera y la filtración de un informe de inteligencia estadounidense, que alertaba sobre una posible invasión del Kremlin para los primeros meses del 2022, sobrevivió a las fiestas.

Como ya charlamos hace un par de correos, hay distintas maneras de interpretar los movimientos de Putin, pero algo queda claro: el ruso quiere un compromiso de que la OTAN no siga expandiéndose hacia el Este, incorporando a Ucrania, y que limite también sus ejercicios militares en la zona. Y aunque en los hechos la alianza está lejos de sumar a los ucranianos al bloque, hacer esa concesión se leería como debilidad.

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La administración Biden, con poco margen y ánimos para celebrar su primer cumpleañito en la Casa Blanca, está haciendo lo posible para desactivar el conflicto, o al menos alejarlo. La semana pasada hubo una reunión entre los ministros de exteriores de ambos países y podría llegar a haber una cumbre más entre Putin y Biden. Pero la cosa sigue estancada. El estadounidense está dispuesto a llevar a Putin a la mesa de diálogo de la alianza para escuchar sus preocupaciones –un triunfo parcial para el ruso–, pero no puede prometer mucho más. De fondo, otro tema que hemos conversado: ¿Qué impacto va a tener el pívot militar de Estados Unidos a Asia, confirmado con la retirada de Afganistán, en el espacio europeo?

Una invasión de Rusia no es segura, pero tampoco se puede descartar. Suficiente para tener en radar al conflicto.

La isla de Taiwán, por otro lado, aparece como un escenario menos picante. No parece ser el año donde vaya a haber un conflicto armado entre las dos superpotencias por la isla que Beijing reclama como parte de su territorio, pero sin dudas seguirá habiendo tensión. China se muestra cada vez más asertiva en la zona y las incursiones en ese espacio aéreo son frecuentes. Estados Unidos, mientras tanto, se muestra dispuesto a acercarse al gobierno de Taiwán, al que formalmente no reconoce. Es un buen momento para leer el correo que dedicamos a la importancia del mar en la geopolítica de este tiempo. Y si, como dijimos ahí, la competencia militar entre Estados Unidos y China se está librando en las aguas del Asia Pacífico, entonces conviene seguir prestándole atención este año. 

Y ya que estamos, una clave que nos va a servir para nuestra futura correspondencia. Este año Estados Unidos tiene elecciones intermedias, quizás las más importantes en mucho tiempo. A todos los movimientos de política exterior de Biden en 2022 hay que mirarlos con este lente.

Elecciones en Brasil y Colombia

A propósito de citas electorales, nuestro galán Facu Cruz ya dedicó un correo con diez para mirar. Yo quiero destacar las presidenciales de Colombia y Brasil –el 29 de mayo y 2 de octubre respectivamente– porque van a marcar el ritmo de la región este año. En el primer caso porque la posibilidad de una victoria del izquierdista Gustavo Petro se hace cada vez más real a medida que nos acercamos a la fecha. Un triunfo de la izquierda en Colombia, un país gobernado por el uribismo y sus icebergs desde hace dos décadas, sería un cimbronazo para el país, que tuvo dos estallidos sociales en los últimos dos años. El líder de Colombia Humana encabeza las encuestas, pero todavía falta mucho. La campaña no comenzó, y el resto de los candidatos fueron develados hace poco. Si bien Petro apostó a ensanchar su frente, el famoso “centro” todavía resiente su candidatura. La clave puede estar en quienes vayan a disputar la segunda vuelta.

Luego llega el turno de Brasil, la joya electoral de este 2022. Y no solo por una posible victoria de Lula –que domina por varios cuerpos las encuestas– y su impacto en el espacio regional. El camino es igual de importante. Lo contamos acá: si Bolsonaro persiste con su actitud de denunciar fraude, Brasil se encamina a una crisis institucional de desenlace incierto. Y si en la última que vivimos con Donald los militares estadounidenses se apartaron en bloque de la tentación autoritaria, en Brasil no es algo para nada seguro. La incorporación de un sector del poder militar al gobierno y los beneficios que acumularon durante la gestión Bolsonaro convierten al escenario en una prioridad, tanto para los observadores como para la campaña de Lula este año.

Las negociaciones con Irán

Fue una de las promesas de Biden en campaña: volver a articular el acuerdo nuclear con Irán que Trump despedazó en 2018. No se trataba de una nostalgia obamista. Después de la salida de Estados Unidos del acuerdo y la imposición de sanciones a un régimen iraní que quedó asfixiado, comenzó a acumular uranio enriquecido –la materia prima de las bombas nucleares, que el acuerdo limitaba– y las alarmas se encendieron. Hubo ya varias rondas de negociaciones, auspiciadas por los europeos, pero no hubo avances. Irán quiere que se reviertan las sanciones antes de hacer concesiones, lo considera un gesto obvio después de que hayan sido los norteamericanos quienes se salieron del acuerdo. Biden no tiene ni la voluntad ni el apoyo legislativo para dicha maniobra, pero sí busca un acuerdo más acotado, que pause la producción nuclear de Irán a cambio del levantamiento de algunas sanciones. 

Las elecciones del año pasado en Irán, donde ganó un candidato conservador, más reacio a conversar con Estados Unidos, no ayudaron. El jefe del equipo negociador, por ejemplo, fue uno de los máximos detractores del acuerdo del 2015. Los avances han sido escasos, y mientras tanto la amenaza nuclear sigue creciendo. La historia promete ser central en los desarrollos de Medio Oriente este año, que por lo demás parecen estar cada vez menos marcados por potencias externas. En el laberinto con Irán, hay otro actor que busca protagonismo. Israel cambió de gobierno pero no de intereses. Es el principal lobbista para que no haya ningún acuerdo y es posible que los roces militares con Irán se agudicen este año. Si las chances de un nuevo acuerdo finalmente quedan frustradas, la atención sobre Irán va a ganar cobertura. 

El nuevo gobierno alemán

Una de las últimas grandes del 2021 fue la despedida de Angela Merkel de la cancillería alemana y la llegada de un nuevo gobierno, comandado por la socialdemocracia pero con liberales y ecologistas como socios. Tendremos que seguirles el pulso. Primero por los desafíos internos: al margen de si Olaf Scholz puede cumplir el mandato de continuidad al que se aferró en la campaña, hay áreas donde deberá tomar decisiones nuevas. Por ejemplo en materia climática. Las políticas de transición energética que desarrolle la potencia industrial europea –ahora con un Partido Verde en ascenso– serán un laboratorio para una región que busca posicionarse como líder en la lucha contra la crisis climática. El equilibrio de la coalición –cuya complejidad anticipamos en este correo– también va a ser un tema a seguir, y una novedad respecto a los últimos de Merkel.

Por otro lado, la política exterior del nuevo gobierno será igual de importante. Digamos que Scholz no tuvo que esperar mucho para su primera crisis, con el conflicto en Ucrania. Vale recordar que Merkel, pese a todo, era la interlocutora predilecta de Putin en Europa y ambos llegaron a desarrollar una relación de mutuo entendimiento. Scholz se tendrá que hacer de abajo. Por lo demás, hay dos incógnitas que me interesan. Primero, cómo va a ser la relación con Francia respecto a la dirección de la Unión Europea, un área donde Macron y Merkel han tenido diferencias desde la llegada de Manu a París. Las malas lenguas dicen, además, que el francés quiere aprovechar el vacío post-Merkel para ganar poder dentro del bloque. Veremos. Por lo pronto, Macron se enfrenta a elecciones presidenciales en abril, por lo que deberá prestar atención al frente interno.

Lo segundo es China. Es posible que este gobierno sea más duro con Beijing que el anterior, acercándose un poco más a la visión de Washington. La clave serán los vínculos económicos. Merkel, pese a manifestar una posición crítica con China en el campo de los Derechos Humanos, fue una firme defensora de estrechar vínculos económicos y la principal promotora de un pacto de inversiones entre el gigante asiatico y la Unión Europea, que hoy está congelado. La dirección que elija Sholz en este plano va a ser crucial para el futuro de las relaciones entre China y Europa.

La guerra civil en Etiopía

La dinámica de la guerra civil en Etiopía, protagonizada por el ejército federal y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray, sigue caminos sinuosos. A finales del año pasado, el avance de los rebeldes, que se aliaron con los de la región de Oromo, la más poblada del país, amenazó con llegar a la capital. Pero una contraofensiva del ejército los devolvió a su región. Se trata de un conflicto que está lejos de haber terminado y ya produjo cerca de dos millones de desplazados, además de decenas de miles de muertes. El escenario es crítico. Según Naciones Unidas, más de 9 millones de etíopes en la región del norte necesitan asistencia alimentaria, y más de 100 mil niños están en riesgo de muerte por desnutrición. Es la zona del país que fue arrasada por el Ejército a principios del año pasado, en un cuadro que todavía no fue esclarecido. En un país en el que viven 115 millones de personas, el devenir del conflicto este año será crucial para toda África. 

Bonus track: cadenas de suministro

No quiero terminar este correo sin una última historia que me parece importante seguir. Habrás visto las noticias sobre barcos y camiones con demoras, atascos desde el Canal de Suez hasta el puerto de Los Ángeles, y un fantasma que recorre el capitalismo global: las disrupciones en las cadenas de suministro. En esto tiene mucho que ver la pandemia, que aumentó la demanda de bienes y complicó la oferta, ya sea por pausas en la producción, problemas de logística, bajas constantes de trabajadores, etcétera. Los efectos de esta disrupción fueron bien grandes, y afectan desde la histeria inflacionaria que vive Estados Unidos en estos momentos hasta todo el conjunto de la economía global. A medida que la pandemia continúe –algo que, a juzgar por la disparidad en la vacunación y la aparición de nuevas cepas, promete suceder–, el fantasma va a persistir. Leandro Mora Alfonsín escribió un completo hilo al respecto. Habrá que ponerle un ojo. 

Bueno. Eso fue todo por hoy. Obvio que esta lista fue caprichosa y no responde del todo a un orden jerárquico. Quiero decir que es un recorte: venimos de unos años intensos y, por cómo viene la mano, 2022 difícilmente sea la excepción. 

Pero nos tenemos. Y también, por qué no, podemos esperar cosas lindas. 

Tenemos que esperar cosas lindas.

Hasta la próxima.

Un abrazo,

Juan

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Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.