Si yo fuera Higuaín, viviría como él

Historias y pensamientos tras el retiro del Pipita.

Fue la policía.
Fue la Bonaerense.
El ministro no es un lumpen.
Le pegaron a niños y a niñas.
Tiraron balas para que no se filmara.
No es el fútbol.
Es ideológico.
Lolo y el Lobo unidos siempre están.

Hola, ¿cómo estamos?

Vamos a suponer que existen esas escenas cinematográficas en que un dios o un diablo sustraen a una persona y la inducen a firmar un acuerdo.

Quiero que lo pienses bien. Porque, como lo dijo en su última conferencia de prensa, en cinco minutos detrás de una computadora una persona puede hacer mucho daño.

Quizás, tendrás que remontarte a tu infancia. O a tu adolescencia. O al insomnio que mataste soñando jugadas. El fútbol sobresale por encima de los otros deportes por su practicidad: acaso todos sus componentes pueden construirse con cualquier material. Incluso, sus superficies se adaptan. La diferencia radica en dos escenarios: el talento y la pulsión esa de que cuando el fuego crezca quiero estar allí.

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Así que vamos a conjeturar que ocurre esa conversación. Que alguien con voz ronca se dispone a rubricar un contrato. Uno que dice si firmarías una carrera con las siguientes características:

  • A los 19 años, jugarás un Superclásico para River. En el Monumental. Boca vendrá con un invicto de 22 partidos. Saldrá 3–1. En favor de tu equipo. Harás dos goles: uno de taco y otro gambeteando a Aldo Bobadilla.
  • Ese mismo año, disputarás la vuelta de los octavos de final de la Libertadores. Contra Corinthians, en el Pacaembú. Marcelo Gallardo desenvainará su pie, te habilitará por la derecha y definirás cruzado. No sólo eso: te caerá un centro que peinaron y la empujarás para decretar el 3–1 con el que River avanzará.
  • Tus actuaciones exhibirán tanta magia que el Real Madrid, tras comprar al Balón de Oro Fabio Cannavaro y a Ruud Van Nistelrooy, abrirá la billetera y destinará 18 millones de euros para ficharte.
  • Porque tu viejo jugaba en Francia, te tocó nacer en Brest. Pudiste elegir entre los galos y Argentina. Te encantó la Selección albiceleste. Hacías goles en el Madrid y te preguntabas por qué no te citaban y te la bancaste. Esperaste hasta que te llamó Diego Maradona para las últimas dos fechas de la Eliminatoria para Sudáfrica 2010. Debutás en un partido mágico: 2–1, contra Perú, el día del grito de Martín Palermo, bajo la lluvia. Con un detalle: el primer gol es tuyo. Y, como si fuera poco, la jugada arranca con Lionel Messi tocándosela a Pablo Aimar. Que te habilita con un pase que deja papando moscas a cinco peruanos.
  • Maradona siempre será agradecido. Y, además, tendrá buen ojo y te transportará al Mundial. Regalo de la vida que justificarás de sobra. Rompiéndola en los entrenamientos. Ganándole la pulseada como centrodelantero a Carlos Tévez, a Diego Milito y a Martín Palermo. En la fase satisfde grupos, te llevarás la pelota tras marcarle un triplete a Corea del Sur. En octavos, le convertirás a México el segundo, con una pisada muy parecida a aquel hermoso gol en el Superclásico.
  • El Real Madrid te acojerá tanto que llegarás a las siete temporadas vistiendo esa camiseta. Con 121 goles en 264 partidos. Tan bueno que la primera vez que Pep Guardiola defina que Lionel Messi sea falso 9, el Barcelona te ganará, pero aun así no podrá impedir que vos abras el marcador para los madrileños. Les pelearás cuerpo a cuerpo a Raúl González Blanco y a Karim Benzema la titularidad. Conquistarás tres ligas. Florentino Pérez intentará sacarte, aunque necesitará más de tres intentos para conseguirlo porque los entrenadores dirán que no. Que por favor no. Que no te aparten de allí.
  • Cuando el máximo magnate de la pelota lo disponga, te irás al Nápoli silbando bajito. Con sed de venganza. Conocerás a un entrenador fantástico como Maurizio Sarri. Le agarrarás el gustito a eso de los entrenamientos con rondos y juego construido desde la posición. Te lucirás descargando, picando, llevando, trayendo y siendo un animal del gol. Tanto que vas a batir el récord del sueco Gunnar Nordahl, arribarás a los 36 goles en una temporada y quedarás en la historia.
  • Tan temible será tu rendimiento en el sur de Italia que el norte impondrá su poder y su dinero para traerte de allí. Juventus te comprará por 80 millones de euros para que conformes una delantera con Paulo Dybala y, con el tiempo, con Cristiano Ronaldo. Desembocarás en la final de la Champions League en 2017. Y, cuando anden diciendo que estás gordo y que tu carrera está terminada, serás quien anote los dos goles del 2–0 ante Mónaco que permite acceder a dicha final. Esos rendimientos te instalarán en tu tercer Mundial: el de Rusia de 2018.
  • El Mundial 2014 te encontrará con una Eliminatoria del carajo. Sergio Agüero te ganará inicialmente la pulseada por la titularidad, aunque serás fundamental en el segundo tiempo del debut en el Maracaná para que Messi halle descargas. Nadie podrá expropiarte el puesto. No sólo tocarás el cielo sino que lograrás que tu país lo acaricie con un golazo de volea en cuartos de final, contra Bélgica. En una jugada que comienza con una presión del 10 sobre Vincent Kompany, que caerá sobre Ángel Di María, que dará un mal pase, que la bocha te caerá, tan justa, tan pillo, que la cruzarás de palo y pum: la mejor posición en una Copa de Argentina desde 1990.
  • En la final, la vida te regalará un episodio fortuito. Tan abultada que será inesperada. Toni Kroos cabeceará delirantemente hacia cualquier lado. Tanto que te caerá y te encontrarás, en el Maracaná, mano a mano con Manuel Neuer. La agarrarás mordida, se te irá afuera, el estadio se agarrará la cabeza y Javier Mascherano hundirá la suya en el césped porque no lo podrá creer. Con una maldad más: convertirás un gol, saldrás a gritarlo, todos lo gritarán, incluso los relatos, pero no, será offside.
  • Perseverarás en goles. Hermosos. Incansables. Incluso con la camiseta de la Selección. Nada te detendrá de continuar buscándolos. El problema será en las finales. En dos Copa América te perderás goles semejantes a los de la final del Mundial 2014. La perversidad social no te dejará dormir. Harán memes tuyos, se burlarán, cualquier ignoto se reirá de esa situación. Sobre todo desde el anonimato de las redes. Porque de frente, en la cara, todos te pedirán una foto.
  • Tu cierre será entre lágrimas. Desde Estados Unidos. Pudiendo mirar a la cara al planeta. Con 708 partidos y 337 goles. Una vida gritando la palabra gol.

Ahora sí: ¿firmarías esa carrera?

Yo sí.

Si yo fuera Higuaín, viviría como él.

Pizza post cancha:

  • Todos los goles de Higuaín en la Selección.
  • Este fin de semana, el mundo habla del aniversario del asesinato de Ernesto Guevara. El Che representa muchas cosas y eso se expresó y se expresa en el deporte. Este texto reconstruye su pasión por el ajedrez.
  • Este antiguo trabajo de TyC Sports es un hermoso informe del Club Social y Deportivo Che Guevara. Lo hicieron Andrés Burgo y Matías Pelliconi. La rompe.

Esto fue todo.

Metele pila que Nos fuimos Mundial se viene con todo.

Abrazo grande,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.