Nuestro sistema es distorsivo, regresivo y complejo. Una modificación es necesaria, pero tiene que hacerse con foco en la cuestión federal.

La variación de precios mensual todavía sigue alta, pero no tanto. El Gobierno busca que se reduzca sin romper la economía real, que está dañada post 26-O.

La estrategia de Milei funcionó para las elecciones legislativas. Disipado el riesgo político, cualquier éxito o fracaso en la macro será responsabilidad suya.

El Gobierno plantea cambios que traerán implicancias muy profundas la vida cotidiana, ¿cómo afectará al trabajador y al que tiene un pequeño comercio o emprendimiento?

La suba del indicador tiene implicancias para todos. Cuando pica en punta, le complica la vida al equipo económico y, por elevación, le pega a la sociedad.

El Gobierno desaprovechó la cosecha gruesa para comprar reservas y todo se le complicó. Sacó a Trump de la galera y se abrió una nueva oportunidad. ¿La aprovechará?

Los mercados están nerviosos. Se metió Estados Unidos y el Gobierno lanza manotazos para emparchar la política macroeconómica de cara a octubre.

Sin reservas internacionales y con un riesgo país que nos impide el acceso a los mercados, ¿de qué nos disfrazamos?

Lejos de sostener el apetito por activos en pesos, subir las tasas envía una señal nociva a los mercados. ¿Qué pasará con las bandas hasta el 26O?

El Gobierno sacrificó la acumulación de reservas para sacar un mejor resultado electoral y ayer reconoció la intervención estatal para frenar la suba del dólar. Si no lo consigue, el plan económico va a estar herido de muerte.

El IPC de julio fue del 1,9%. Es bajo comparado con los últimos años, pero volvió a subir y el dato no refleja el salto del dólar.