Scaloni y Ancelotti, liderazgos tranquilos en un fútbol histérico
El entrenador de la selección se espeja en el italiano del Real Madrid. Más que ganar, se adaptan, convencen y crean una relación emocional entre los jugadores, los hinchas y el mundo.
Carlo Ancelotti se desencuentra con Roberto Baggio. El entrenador lo ve como mediocampista en su 4–4–2 rígido. Baggio –Il Divino, el N° 10 que viene de errar su penal en la final del Mundial de Estados Unidos 1994– prefiere jugar más arriba, detrás del delantero. Ancelotti dirige al Parma. Estamos a mediados de 1997. Baggio se marcha con su magia al Bologna. Al año siguiente, cuando llegue a la Juventus y se encuentre con Zinedine Zidane, Ancelotti se percatará de su error. “Me negué a cambiar mi idea del fútbol porque yo no tenía confianza. Tenía un poco de miedo. Debería haber trabajado con Baggio y encontrar una solución –contará Ancelotti en el libro Liderazgo tranquilo (2016)–. Aprendí la lección y aprecié el valor de ser más flexible con los sistemas. Tuve que cambiar de concepto futbolístico para instalar a Zidane, alrededor del que construí el sistema en lugar de obligarlo a encajar en mi favorito 4–4–2”.
Lionel Scaloni pretende una selección vertical, que ataque rápido, que no se “entretenga” con la pelota, que crezca a partir de las transiciones. Ahora estamos en agosto de 2018. Es el juego de la Francia campeona del mundo en Rusia. “No tengo predilección por un sistema de juego en especial — dice — . No creo que sea importante eso y sí ocupar todo el ancho de la cancha. Como cuerpo técnico nos damos cuenta de que el fútbol va en camino a ser más vertical. Nos gusta eso, robar para llegar lo más rápido posible al arco de enfrente porque es cuando el rival está desacomodado”. Pero en la Copa América de Brasil 2019 confirma el disgusto del equipo ante la verticalidad. De Lionel Messi y de los demás. Poco a poco, Argentina virará: será una selección que se asociará a través del pase, con jugadores en cercanía, sobre todo en la mitad de la cancha, y que así enhebrará secuencias largas de toques de la pelota.
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Ancelotti –65 años, actual entrenador del Real Madrid, campeón de la última Champions– y Scaloni –46, DT de Argentina, campeón mundial en Catar 2022 y bicampeón de América en 2021 y 2024– cambiaron: se adaptaron a las características y los perfiles de los futbolistas. Es uno de los rasgos que los distinguen. Nominados al primer Balón de Oro que la revista France Football entregará al mejor entrenador del mundo en 2024, Scaloni se espeja en Ancelotti. Es su referencia. Antes de Catar 2022, Scaloni se había explayado en una entrevista con Star+: “Hay pocos entrenadores que, o se hace lo que ellos dicen que se tiene que hacer, y si no, vas para afuera. Otros buscan llevarse al jugador para su lado, que el jugador entienda el porqué y, si no funciona algo o no están cómodos, saber por qué. Yo soy de esos. Si lo hace Ancelotti, ¿por qué no lo voy a hacer yo? El autoritarismo, el ‘se hace esto o nada’, no me gusta. No me gustaba cuando jugaba, no me gusta cuando dirijo. Es importante que, cuando se sale a la cancha, todos vayamos a una. No cinco por un lado y tres pensando en atacar de otra manera, o que no estemos de acuerdo. Siempre el que manda es el entrenador, es indudable, pero puedo decir que hablo con los jugadores, que buscamos la manera para poder ganar y variamos la forma en 2019. Vimos que había jugadores para hacer otro juego”.
Flexibles en los sistemas de juego, integradores en las relaciones de los futbolistas entre sí, Ancelotti y Scaloni son grandes gestionadores de egos en la conducción de un plantel de fútbol. Para ellos, se trata de convencer, no de imponer. Inspiran afecto y calma. Son entrenadores extraordinarios y hombres, más bien, ordinarios. Jorge Valdano escribió en Fútbol: el juego infinito (2016): “Ancelotti es como esos perros ovejeros que solo parecen ocupados en mantener unido al rebaño. Hace medicina preventiva todos los días para que el vestuario no sea una suma de voluntades sueltas, sino un equipo”. En Revolución Scaloni (2024), libro en el que Alejandro Wall desmenuza al entrenador, Valdano dice: “Me parece lo más coherente que Scaloni se reconozca en el modelo Ancelotti. Porque Ancelotti tiene en común con él la capacidad para simplificar. Y eso es lo que logra en la cancha”. De ahí que, después de que pusiera en duda su continuidad en la selección hace diez meses –y antes de que Ancelotti desistiera de la selección de Brasil–, Scaloni picó en punta como candidato a dirigir al Madrid.
El belga Vincent Kompany, entrenador del Burnley, agrede 15 veces al islandés Jóhann Berg Guðmundsson en pleno entrenamiento, adelante de sus compañeros. “¡No me pongas a prueba! ¡Basta de quejarte! ¡Jugá al puto fútbol! ¡Jugá! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡Deja de lloriquear!”. Y continúa: “¿Tenés algo que querés comunicarle al equipo? ¿Sos un niño grande?”. Guðmundsson le responde: “Acabo de decirles si podemos terminar el ataque. ¿De qué me quejé hoy?”. Kompany explota: “El lenguaje corporal es una puta mierda, no lo acepto. Es a vida o muerte. ¡Es un puto juego! Te quejás de todo”. Histeria. Es un fragmento que se viralizó de la serie Mission to Burnley. Kompany, defensor multicampeón con el Manchester City de Pep Guardiola, descendió la temporada pasada de la Premier League con el Burnley. Es hoy el entrenador del Bayern Munich de Alemania, que contrató “mano dura” después de haber cortado los 11 títulos consecutivos de la Bundesliga. Guardiola y Kompany representan otra línea de liderazgo entre los técnicos.
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SumateAncelotti y Scaloni no se creen más que los futbolistas. Insisten en que el juego es de los jugadores, no de la pizarra táctica del entrenador. Intercambian ideas con ellos. Escuchan y se acoplan. El fútbol empieza y termina en los futbolistas, siempre por encima del DT. Ancelotti y Scaloni se adaptan a la cultura futbolística de los equipos en el marco de las exigencias del fútbol contemporáneo. “El Madrid de Ancelotti ganó la Champions 2021/22 eliminando a tres equipos ingleses, aprovechando la combinación de talentos contra el vértigo y la ultra especialización. Argentina ganó el Mundial 2022 sin utilizar extremos la mayor parte del tiempo, con un intercambio de pases más pausado, y rescatando la idea del diamante en el mediocampo, la posesión más pausada y técnica, el movimiento inventivo y el ‘toco y me voy’ en lugar de jugar desde posiciones. Y más que ganar, creó una relación emocional entre los jugadores, la gente y el mundo”, apuntó el anónimo–seudónimo József Bozsik.
“Produce y nutre a los tuyos,/ crea las cosas sin poseerlas,/ obra sin esperar nada a cambio,/ dirige a la gente sin controlarla,/ éste es el misterio de la vida/ y la suprema virtud”, asienta Lao–Tse en el Tao Te King. Hay, eso sí, una diferencia abismal entre Ancelotti y Scaloni: el entrenador de la selección se viste con el conjunto deportivo de Argentina, como si fuese un profe de Educación Física, nada de traje elegante de la alta costura, como el italiano del Madrid. Aunque se vistan así, la cosmovisión del fútbol (se) queda.
“Lo importante es siempre competir, más que ganar. Siempre estar compitiendo, que el equipo, sus compañeros, vean en el otro que compite y que quiere seguir compitiendo. Que el rival vea que tenemos ganas de seguir. Al final, si ganás, buenísimo. Pero es importante que en el ambiente donde uno se mueve, en este caso en la selección, todos vean que hay una dirección, y la dirección es seguir compitiendo al máximo”, había dicho Scaloni antes de Chile. Después, la selección goleó 3–0 en el Monumental. Este martes, desde las 17:30, Argentina sigue su viaje en las Eliminatorias ante Colombia en Barranquilla. Hay que ver a esta Argentina que fluye.
Pizza post cancha
- Aniversario. Este lunes se cumplen 45 años del título de la selección juvenil en el Mundial de Japón 1979, el primero de los seis Sub 20 de Argentina, el que ganó Diego Maradona con César Menotti como DT, el que hizo madrugar a un país en medio del horror. En la final, la selección se impuso 3–1 ante Unión Soviética. En el prólogo de El fútbol del sol naciente, del periodista Guillermo Blanco, Menotti escribe: “Hay muchas maneras de ganar, y ese equipo lo hizo como un campeón mostrando un sentido de pertenencia, futbolistas con su origen y un grado de representatividad de la Argentina, de los barrios. Entre la pelota y ellos había un lazo de amor y de esperanza”. Ese título también fue usado por la dictadura.
- Archivo. “Espero ser un poco mejor de lo que era en el Football Manager, porque de vez en cuando, si perdía, lo apagaba y lo volvía a encender sin guardar, así que el partido que perdía no se contaba. Aquí tengo que preguntar si es posible… Me temo que no”, dijo el italiano Daniele De Rossi, DT de la Roma. En “Movete, PC Fútbol; entrás vos, Football Manager”, entrega de febrero de 2023, abordamos la incidencia de los juegos de PC en los entrenadores a fuerza de horas que dejan los ojos rojos y que rompen la virtualidad.
- Libro. Todo Diego es político (Síncopa Editora, 2021) se agotó y no será reimpreso. Entonces, Bárbara Pistoia lo liberó y acá se puede descargar. ¿Por qué nadie es indiferente a Maradona? ¿Es lo que revela todo lo indecible, lo tabú, lo estructural? “Su pulsión celebratoria — leemos en la contratapa — no tarda en desembocar en un aquelarre maradoniano”. Todo Diego es político, y si no, recordemos que “tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”.
- Video. El alemán Bernd Nickel jugó 534 partidos en el Eintracht Frankfurt de Alemania entre 1967 y 1983, levantó tres Copa de Alemania y, en la temporada 1979/80, la Copa UEFA. Nickel, uno de los mediocampistas icónicos de la Bundesliga, marcó 178 goles con el Eintracht. Es el jugador que clavó goles olímpicos desde las cuatro esquinas, siempre en el Waldstadion de Frankfurt. Uno, con el revés zurdo de su pie izquierdo, a Sepp Maier, arquero campeón con Alemania del Mundial 1974. A Nickel lo apodaron ‘Doctor Martillo’.