Que se prepare el Obelisco

Apuntes sobre los rivales que le tocan a Argentina.

Hola, ¿cómo estamos?

La vida se mide en Mundiales. Son circunstancias de pasión. No es lo mismo el 2014 que el 2o13. Ni el 2009 con el 2010. Porque pasarán los días y yo te voy a preguntar qué estabas haciendo el día en que Ortega le pegó el cabezazo a Van der Sar y se te va a venir la imagen del Mundial 98. Cómo te vestías, con quién andabas, qué te pasaba por la cabeza, quién era presidente. Hasta con la canción le podés sacar la ficha si la moda era Ricky Martin o Shakira. Si Rusia era parte del mundo o si los qataríes mandaban. 

Faltará Diego. “Yo no maté a nadie y respeto las leyes japonesas. Yo no les tiré ninguna bomba nuclear. Si quieren salvar a los japoneses, no deberían permitirle entrar a Estados Unidos”, decía desde Corea, jugando al golf. “Olé, olé, olé, Messi, Messi”, gritaba desde la tribuna en Alemania. Un rosario en la mano, dos relojes y una barba tallada le brillaban en Sudáfrica. La dupla con Víctor Hugo entrevistando al ser que quisiera en Brasil 2014. La imagen del único sol en Rusia iluminándolo por encima de todo el estadio.  

No puedo ni pensarlo que me quiebro.

Que se prepare el Obelisco.

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El debut

Arabia Saudita tiene quién lo estudie. Como si fuera un presagio del destino, Matías Manna, encargado de armar los planes de partido en el cuerpo técnico argentino, regresó a la AFA tras trabajar ocho meses en la Selección de Arabia Saudita.  Cuando a Lionel Scaloni lo confirmaron en el cargo, se comunicó con su ex compañero de trabajo en Sevilla y en la albiceleste para sumarlo nuevamente a las filas. Tras la salida de Jorge Sampaoli, luego del Mundial de 2018, había emigrado bajo el mando de Juan Antonio Pizzi para preparar al país con capital en Riad para la Copa Asia. Durante esa etapa, estudió al combinado asiático de punta a punta, en vistas de potenciarlo. Lejos de dolerle, el sorteo le sacó una sonrisa. El debut de Argentina será contra un escenario que domina de memoria.  

No es el único argentino involucrado. Hace siete partidos que Al-Hilal gana. Le resta un mes para el momento en que se reanude la Liga Profesional Saudí. Aparece once puntos por debajo del Al-Ittihad, pero con dos encuentros menos. El mejor equipo estaba en baja hasta que retornó su alma. Ramón Díaz tomó el puesto que había abandonado en 2018. Antes, obtuvo dos veces el campeonato local y va por el tercero. En la victoria de Arabia Saudita sobre Australia el 29 de marzo, cinco de los titulares vinieron desde el mismo club. Día a día, el riojano es el conductor de la mitad de nuestros rivales.

Salman Al-Faraj es su Rodrigo De Paul. No sólo porque viste el dorsal número 7 sino porque orquesta al conjunto. Es alma y vida de la Selección y del Al-Hilal. Su socio es Mohamed Kanno, un centrocampista con buen juego en corto y búsqueda larga. Conocen muy bien el fútbol sudamericano de la mano de sus otros dos interlocutores en el mediocampo de Ramón: el peruano André Carrillo y el colombiano Gustavo Cuellar.

Hervé Renard posee más pinta de actor francés que de entrenador. Su carrera comenzó en el Cambridge de la tercera división de Inglaterra. Asumió ser nómade. África se convirtió en su tierra. Tras liderar a Angola, acarició el cielo al conquistar la Copa África de 2012: con Zambia, aplastó al poderoso Costa de Marfil. Con un gesto hermoso. En 1993, un avión donde viajaban 18 futbolistas zambianos se estrelló y murieron todos. El presidente de la Federación en 2012 era uno de los sobrevivientes. Renard se sacó su medalla y se la puso al mandatario. 

Tras idas y vueltas en Francia, tomó el mando de Marruecos. Al que orientó hacia el Mundial de Rusia 2018. En el medio, tuvo su confuso paso por África: entre 2014 y 2015, la rompió en Costa de Marfil, había armado un gran conjunto, lo llamaron del Lille y le dio la espalda a su construcción. No le funcionó. La campaña con los marroquíes fue su manera de renacer.

En 2019, se afianzó en Arabia Saudita y edificó el futuro. El primer Mundial de este país se dio en 1994, en Estados Unidos. Desde ese momento hasta aquí, solo se ausentó a Sudáfrica 2010. 

El partido más complicado

El Tata deambulaba por los pasillos del MetLife de Nueva Jersey con los ojos acelerados. Se hallaba a un día de la final, medio equipo titular tenía molestias físicas y la AFA se desangraba. “Cambié porque ellos se lo merecen, si ellos quieren otra cosa, eso es lo importante”, explicaba, abriendo las puertas de la sugerencia del plantel de modelar un mayor resguardo defensivo. Había nervios. No sabía que esa sería su despedida.

Argentina terminó cayendo por penales, por segunda vez, contra Chile, en una final averiada entre expulsiones y lastimaduras. A la salida del vestuario, Gerardo Martino oyó por televisión que Lionel Messi acababa de renunciar. Se vendría la intervención de AFA, la traba de los clubes para entregar futbolistas para los Juegos Olímpicos de Río y la desazón por no haber triunfado. Dos años en la Selección sumado a uno al frente del Barcelona reclamaban una pausa en un corazón sacudido. Atlanta de Estados Unidos surgió como refugio. En la presentación, le dieron una copa de champagne para que brindara. 

Cambió el cuerpo técnico, campeonó en 2018 la MLS Cup y determinó volver a la altísima competencia. Esa que tiene soga al cuello constante. Martino aceptó la oferta de la Selección de México. El idioma y el equipo lo cautivaban. Le había perdurado la espina de no poder disputar un Mundial con Argentina. Había tenido una brillante experiencia con Paraguay en Sudáfrica 2010. Si Oscar Cardozo hubiera convertido el penal en los cuartos de final contra España, la Roja seguiría invicta de títulos. Tan importante fue ese logro que los paraguayos nunca más pudieron disputar un encuentro mundialista -Qatar es su tercera ausencia-.

Antes de la pandemia, el ciclo de Martino en México relucía. Se había apoderado en 2019 de la Copa de Oro. Distinta suerte corrió en 2021. Tropezó frente a Estados Unidos, tras superar en semifinales a Canadá. Se le escapó el título en el minuto 117 del alargue, a solo 180 segundos de los penales. De los últimos catorce partidos, apenas perdió uno. El problema es que fue contra los estadounidenses, que se transformaron en su bestia negra.

El Tata no estuvo en el sorteo ni en la victoria de su equipo frente a Honduras. Surca un problema de salud: lo debieron operar por desprendimiento de retina. La intervención salió bien, pero debe tomarse un tiempo para que el ojo descanse. Su equipo no atraviesa las mejores circunstancias futbolísticas y fue silbado. Aunque es algo típico en la Concacaf, dado que México y Estados Unidos suelen ser muy superiores a los otros conjuntos. 

El cierre

Unos 300 mil euros abonó Paulo Sousa para escaparse. Antes, se había marchado del Girondins de Bordeaux, mientras la institución francesa se encaminaba a una quiebra financiera. En 2021, la Selección de Polonia había solicitado sus servicios y él arribó con entusiasmo. La Eurocopa sonaba a terreno fértil para una gran campaña. La macana ocurrió con las lesiones de Robert Lewandowski y su suplente, Arkadiusz Milik. Culminaron últimos. Aun así, no quería despedir al entrenador. Pero el portugués aguardó el instante justo y en enero de 2022 pegó el portazo poniendo plata de su bolsillo. Ahora, mora en Río de Janeiro y dirige al enorme Flamengo.

Czesław Michniewicz floreció como variante. Entre 2017 y 2020, había conducido el proceso sub-20 de Polonia. El rendimiento había sido muy bueno así que emigró al Legia, uno de los gigantes del país. Lo apodan el Mourinho polaco por sus formas estridentes de declarar y algunas sintonías tácticas. Tan efusivo es en los micrófonos que en su primera conferencia apuntó al nacionalismo y puso como bandera a Juan Pablo II. Futbolísticamente fue muy claro: “Hay que abastecer a Lewandowski”. Pero el centrodelantero del Bayern Munich no ejerce como su única figura: Piotr Zielinski es una de las manijas del Nápoli de Luciano Spalletti. 

Wojciech Szczęsny expone una seguridad de jerarquía: es el arquero titular de la Juventus y defiende los tres palos de su selección. Matty Cash, el lateral derecho, habita el vestuario con Dibu Martínez en el Aston Villa. Jan Bednarek, central izquierdo, viste los colores del Southampton. El pase de Jakub Moder pertenece al Albion de la Premier League. El resto de sus titulares se distribuyen entre la segunda liga de Inglaterra, algunos en Rusia y hasta Jacek Góralski del Kairat Almaty de Kazajistán.

Polonia compartió el grupo de Eliminatorias con Inglaterra. No consiguió seguirle el ritmo al conjunto de Gareth Southgate. Le quedó proyectarse el repechaje frente a Rusia. Vladimir Putin anunció la operación sobre Ucrania y la FIFA decidió expulsar a la Federación Rusa del Mundial. Le dieron la fecha por ganada. El tramo final sería contra Suecia. Lo resolvieron con jerarquía: 2-0. Los dos gritos brotaron de sus emblemas: Lewandowski y Zielinski. 

Polonia guarda memoria en Argentina. Su década del setenta tuvo vuelo. En el 74, nos ganaron. En el 78, vencimos 2 a 0. Que se haga presente.

Ya sé que sos puro nervios.
Pero paso a paso.
Queda mucho hasta el Mundial.
No hay que crear cucos.

Pizza post cancha

(Especial a 40 años de la Guerra de Malvinas)

  • La Clase 62, un notable documental que pasó TyC Sports y que hicieron Nicolás Lopresti y Leandro Cócolo.
  • Una gran crónica del maestro Pablo Calvo, en Viva y en junio del 2018, sobre el encuentro que ex combatientes de Malvinas tuvieron con los campeones mundiales de fútbol de 1986.
  • Marcelo Massad atajaba en Banfield y murió en Malvinas. Sergio Smietniansky le dedicó una canción. Acá está la historia.
  • En octubre de 2018, Federico Amigo reconstruyó la historia del goleador de Talleres de Remedios de Escalada que murió en las Malvinas.
  • No dejes de leer el dossier de Cenital. Tremendo laburo de mis compas.

Esto fue todo.

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Abrazo grande,

Zequi 

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.