Por decisión de la Corte: por qué no votan Tucumán y San Juan

Este domingo había elecciones en cinco provincias, ahora sólo tres. Cómo llegaban a los comicios. Las claves históricas y políticas de la decisión del CSJN sobre las candidaturas de Sergio Uñac y Juan Luis Manzur.

Hola, ¿cómo estás?

Menos mal que no empecé a escribir el lunes pasado. Si no, medio newsletter a la basura. Cuando bajó la espuma acordamos con la KGB mantener una parte del tema original: Tucumán. Sumar una que iba a quedar para la semana próxima: San Juan. Y cerrarlo con la noticia de la semana: la decisión de la Corte Suprema de Justicia de suspender a 5 días de su celebración las elecciones ejecutivas de ambas provincias.

Tres jueces. Decidieron.

¿Cómo llegaba Tucumán?

Tucumán tiene tres claves para entender lo que está ocurriendo estos días: una discusión constante sobre sus reglas, un peronismo poderoso y un espacio conservador activo. Las tres las vas a leer entre líneas en esta historia corta de una provincia bien norteña.

Muy similar a lo sucedido en sus vecinas Salta y Jujuy, el distrito fue un fuerte bastión del PJ desde su formación. El arribo de la política de masas trajo años de presencia de la Unión Cívica Radical, alternando con intervenciones federales, antipersonalistas y conservadores de la Década Infame. Sin embargo, con la aparición del Movimiento Justicialista en los años ’40, los distintos aspirantes a este bellísimo palacio barroco que se presentaron por el espacio compañero y compitieron, salvo proscripción, ganaron. El retorno a la democracia en 1983 no cortó esta racha. La primera elección en condiciones libres, justas y limpias vieron volver a la Casa de Gobierno de Tucumán a José Pedro Fernando Riera, quien ya había gobernado entre 1950 y 1952, y electo (pero sin asumir por intervención federal de Arturo Frondizi) en 1962. La particularidad de esa elección de octubre de 1983 donde todos y todas volvimos a votar fue que la Constitución tucumana establecía el Colegio Electoral como mecanismo para llegar a la Gobernación. Mismo sistema que a nivel nacional. Las normas tampoco contemplaban la existencia de un vicegobernador/a. Ironías del pasado actual.

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La cuestión es que Don José, un tipo pintón, sacó poco más de la mitad de los votos y la misma proporción de los 60 electores del school. La carta magna de ese entonces también consideraba un Poder Legislativo bicameral con diputados y senadores que se renovaban cada dos años. No tuvo problemas para hacerlo con mayoría propia: 12 bancas sobre 20 del Senado y 22 de 40 diputados. Quienes completaron los espacios de poder provinciales fueron la UCR (8 y 16 respectivamente) y un siempre activo espacio conservador que, en ese año, ocupó un acuerdo entre Vanguardia Federal y la Democracia Cristiana. Estos “vanguardistas” eran viejos radicales de la provincia que armaron la propia y buscaron ser la cara de la Alianza Popular Federalista de Francisco Manrique en la provincia en los ’70. Después de ese debut en 1983, volvieron a la UCR. Pero el espacio quedó vacío.

Las siguientes elecciones del 87 fueron importantes por dos razones. La primera es que no las ganó el oficialismo peronista, sino los radicales que, igualmente, no terminaron gobernando. La culpa es institucional y se llama Colegio Electoral. El candidato peronista, José Damato, sacó la mitad de los votos que había logrado Don José cuatro años antes y tan solo 14 electores. Mientras que el referente de la UCR, Rubén Chebaia, mantuvo casi la misma cantidad de votos pero que le alcanzaron para salir primero y obtener 22 de 60 decisores. Esto, claro, no era una mayoría. Así que arrancaron las negociaciones, las cuales le sonrieron a Damato. En esas elecciones se había formado el Frente de Acción Provinciana, un desprendimiento del peronismo tucumano que fue por afuera y le aportó 12 bancas en el school. Todos unidos, votaremos y juntaremos 26.

A cinco de la mayoría es importante entrar en la segunda razón: el Partido Defensa Provincial — Bandera Blanca (DP-BB). Este espacio fue fundado poco antes del golpe de Estado de 1930 y llegó a poner gobernador en esos años infames. En estas elecciones de 1987 llevaron a otro personaje de ese calibre, que hoy sigue sonando, y que se llamaba Antonio Domingo Bussi. El interventor de facto durante los años nefastos de la década del ’70 compitió en elecciones en 1987 y salió cuarto con 12 electores. Un grupo de ellos fue clave para que Damato llegara a la Gobernación, pero también para que el Colegio Electoral quedara desprestigiado por afectar la voluntad popular y se impulsara una reforma de estas reglas. Con ese primer Bussi el espacio conservador tucumano estaba ocupado de vuelta. El que habían dejado los vanguardistas.

Y se hicieron sentir. Poco después de las elecciones de mitad de mandato de 1989, se celebraron otras para convencionales constituyentes. El objetivo era modificar tanto el sistema de elección ejecutiva como la renovación parcial del Poder Legislativo y su estructura bicameral. Además, se incorporó la figura del vicegobernador. La nueva Constitución fue sancionada en abril de 1990, pero el dato destacado fue que el bussismo se consolidó como espacio político. El nuevo Fuerza Republicana (FR) reemplazó como sello a DP-BB y llevó al represor a la cima del apoyo popular, a tan solo un año de ser fundado. ¿El PJ? Segundo a 10 puntos y golpeado.

Damato no pudo terminar su mandato. El 18 de enero apareció por la Casa de Gobierno de Tucumán un personaje pintoresco del peronismo menemista de los ’90: Julio César Aráoz, ante la decisión de Carlos Saúl Menem de designarlo como interventor del distrito. Cuenta la leyenda que fue el propio Aráoz el que repatrió a un tucumano de cepa desde Miami y lo convenció de ser candidato a la gobernación de la provincia. Una de esas figuras de la pizza y el champagne, que no solo terminó ganando si no también integrando una fórmula presidencial en 1999. Sí, el mismísimo Ramón Bautista “Palito” Ortega. Fue quien logró devolver al PJ al 50% de los votos, pero en unas elecciones donde FR mantuvo su base y la incrementó levemente respecto de las elecciones de convencionales anteriores.

El espacio conservador ya estaba ocupado e identificado. Y se manifestó en la victoria electoral de Bussi en las elecciones a la Gobernación de 1995. Un nuevo traspié del PJ, en la cara de Olijella del Valle Rivas, llevó a una caída importante del voto al justicialismo, sirviendo en bandeja a una Fuerza Republicana que solo tuvo que sostener lo propio de cuatro años antes. La primera vez que ese peronismo, el que venía ganando desde su formación, perdía la carrera hacia la Casa.

Tucumán siguió así los pasos de Salta y un militar de la dictadura devenido en político se sentó en su sillón. Al finalizar su mandato, Bussi padre intentó que su hijo Ricardo lo sucediera pero sin suerte. Little danger Bussi perdió frente a Julio Miranda, el PJ y la segunda alternancia en la provincia desde el retorno a la democracia en 1983.

El nombre de ese peronismo en esos años fue bastante simbólico. El Frente Fundacional de Tucumán fue, justamente eso, fundacional de la provincia. Porque a partir de entonces el peronismo tucumano nunca más volvió a perder una elección. Y porque tomaron las riendas dirigentes que marcaron décadas de ejercicio del poder político provincial. Ese gobierno de Miranda sumó entre sus filas a José Alperovich, dirigente del radicalismo tucumano. Sí, yo también me sorprendí. El acusado e imputado por denuncias de abuso sexual, y posteriormente licenciado de su banca en el Senado de la Nación, entró al gobierno como ministro de Economía y como parte de la búsqueda de un canal con el gobierno nacional de Fernando De La Rúa. Terminó dejando el partido e incorporándose al PJ, asumiendo la candidatura a la Gobernación en el inestable 2003. En esas elecciones se mantuvo el nombre de Frente Fundacional que, con un 44% de los votos, le dieron el impulso al descendiente de lituanos para reformar la Constitución provincial.

Que es, justamente, lo que hoy está en todos lados. Dos años y medio después de ser electo gobernador, por primera vez convocó a nuevas elecciones de convencionales constituyentes para reformarla por una segunda vez en democracia. Los Fundacionales pasaron a ser Frente para la Victoria, sacaron el 69% de los votos y se quedaron con 32 de las 40 bancas del órgano reformador. Tierra arrasada. Que siguió así en las siguientes elecciones de 2007 y 2011 con José Alperovich pudiendo ganar en ambas porque no contabilizaron el mandato 2003–2007 como el primero. Lo secundó su vice, Juan Luis Manzur. “Creatura” no llegó al 70% en 2015 y en 2019, pero ganó bien con sendas mayorías propias.

Y se hizo costumbre. Hoy Osvaldo Jaldo, hasta ahora vice, quiere repetir el enroque que estrenaron Alperovich y Manzur en el distrito. Pero esta vez Manzur no se quiere quedar afuera como Alperovich. Quiere quedarse. Es precisamente esa reforma del año 2006 que incorporó esta fórmula de alternancia y reelección inmediata por un período adicional entre gobernador y vice la que hoy la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) interpreta conflictiva.

¿Cómo llegaba San Juan?

La historia de San Juan es una belleza. Tiene tantas idas y vueltas que trataré de ser lo más sintético y claro para que no te marees.

No puedo hablarte de 1983 sin antes hacerlo de 1918. En ese año se funda la Unión Cívica Radical Bloquista (UCRB), un desprendimiento del partido centenario en el distrito. Sus líderes fueron Federico y Aldo, los dos hermanos Cantoni. Llegaron al gobierno recién en 1923, pero tuvieron que lidiar con las intervenciones de unos celosos Marcelo T. de Alvear e Hipólito Yrigoyen en el medio. Los bloquistas tuvieron una mirada popular de la política en un comienzo, con una fuerte defensa del federalismo, las instituciones y la ampliación de derechos. De hecho, fue en la presidencia de Don Aldo que la Constitución provincial incorporó el voto femenino en 1927, la primera del país.

La llegada del peronismo a San Juan hizo que la UCRB lo apoyara para la presidencia. Posteriormente, ante la decisión del presidente Perón de fusionar todos los partidos en uno solo propio, los líderes bloquistas acataron pero sin perder su autonomía. Esta decisión les valió a Federico Cantoni y posteriormente a Leopoldo Bravo ser designados embajadores ante la URSS. Sin embargo, cuando el golpe de Estado de 1955 arrasó con la patria peronista, la UCRB recobró su nombre y se mantuvo activa.

Los años de inestabilidades, golpes, proscripciones y semidemocracias no impidieron que los defensores de la sanjuinidad se mantengan activos. De hecho, desde su primera victoria en 1923 hasta el retorno a la democracia ganaron en total 5 veces la gobernación. Sí tuvieron algún que otro giro programático. En las elecciones de 1973 apoyaron la alianza nacional conservadora de Manrique, igual que los vanguardistas tucumanos y otros parecidos de los que ya te conté. Antes de hacerlo, en 1972 se cambiaron el nombre al que mantienen en la actualidad: Partido Bloquista (PB).

La transición a la democracia los tuvo en la primera línea de la política sanjuanina. Acá te dejo un libro y un paper para que leas un poco más sobre estos muchachos en esa época. Quien resultó electo no podía ser otro que uno de los pesos pesados del distrito, el mismo Bravo que había ido del otro lado del Muro de Berlín con Perón y que repitió de cargo después en nombre de los militares que dieron el golpe de Estado de 1976. También tuvo tiempo para ser gobernador de facto de la provincia en 1982. Y de ganar las elecciones provinciales de 1983 con un tercio de los votos en un escenario de a tres con el PJ y la UCR. En esas elecciones compitieron otros bien provinciales llamados Cruzada Renovadora (CR), que también se habían peleado con los radicales, pero con los intransigentes y en la década del ’60. San Juan, tierra de facciones. Tuvieron un cómodo 4° lugar con 5% de los votos, pero serán noticia en unas décadas.

Como otras provincias hicieron por esos años, el 3 de noviembre de 1985 se convocaron elecciones para reformar sus reglas constitucionales. Ahí el PB tuvo un magro desempeño, saliendo tercero detrás de radicales y peronistas, con tan solo 4 convencionales y casi 20% de los votos. El órgano constituyente precisó algunas cuestiones relacionadas al Poder Legislativo, pero sobre todo habilitó la reelección inmediata del titular del Poder Ejecutivo. Ese palazo a dos años de haber ganado no impidió que los bloquistas mantengan el alquiler de lo que hoy es un centro cívico no muy pintoresco. El juego siguió siendo a tres bandas.

El advenimiento del menemismo en los ’90 trajo al PJ a la gobernación de San Juan, algo que no lograba desde 1973 y que había conquistado por primera vez en 1946. Las elecciones de 1991 y 1995 dieron un gobierno peronista en minoría primero pero uno mayoritario después. También cambiaron la dinámica competitiva del distrito. La UCR sanjuanina se desplomó completamente y dejó el juego de tercios entre el PJ, el PB y la Cruzada Renovadora. También les dio los argumentos para que ambos se juntaran. Mientras que en 1991 compitieron todos separados, cuatro años después renovadores se juntaron con radicales para quedar terceros detrás de unos bloquistas energizados. Todo estaba servido para la gran alianza de 1999: la que replicó la nacional y que juntó a los tres partidos que enfrentaron el peronismo de los ’90 en el distrito. Alfredo Avelín, el líder histórico de la CR, que había sido intendente de San Juan y fundador del partido, llegó a la Gobernación. Pero no terminó bien, con una destitución por juicio político en medio de una crisis de fondos públicos importante.

En 2003 cambió todo. Con una provincia partida en dos y un peronismo igual, dos candidaturas compañeras sanjuaninas se disputaron la Gobernación. De un lado, el histórico José Luis Gioja. Del otro, Roberto Basualdo, que anduvo un buen tiempo dando vueltas con pasos por el rodriguezsaaismo, el massismo y el cambiemismo finalmente. Gioja fue la cara del Frente para la Victoria en el distrito y, al ganar, lo hizo con mayoría propia. En 2007 repitió y se consolidó como el epicentro del poder político de San Juan. Ganó con el 61% de los votos ante una oposición que, cuando en los ’90 se llevaba dos tercios, ahora no rozaba ni uno de ellos. En esas elecciones resultó electo vicegobernador José Rubén Uñac, hermano del actual judicializado.

Justo acá llega el meollo de la cuestión. El 17 de marzo de 2011 la Legislatura sanjuanina sancionó una enmienda de la Constitución provincial donde estableció que el artículo 175 debía incorporar una segunda reelección inmediata después del primer mandato. La mayoría de diputados peronistas que se habían sentado cuatro años antes lo dejaron redactado de esta manera y Gioja le sumó una consulta popular para que la ciudadanía se expida sobre la nueva norma en mayo. El resultado fue casi calcado de su segunda victoria y lo habilitó en octubre del mismo año a presentarse para una tercera. La cual logró cómodamente con un puñado más de votos. Tercera vez consecutiva que el pobre Basualdo se quedó abajo en el podio.

Después vinieron las victorias de su sucesor, Sergio Uñac, que fue electo vice del refundacional líder peronista de San Juan en esas elecciones de la reforma en 2011. En 2015 y en 2019, ambas después de sendas elecciones primarias que imitaron el sistema nacional, el Uñac que no sonríe no alcanzó los porcentajes de Gioja pero sí sus totales. La primera de Sergio liderando fueron las cuartas de Basualdo, con misma cantidad de derrotas propias por la Gobernación. La reelección de Uñac tuvo otra cara enfrente, una cambiemita.

Y cuando se venía la tercera, la vencida, la que no iba a tener primarias pero sí un sistema de lemas, la Corte dijo: “Alto ahí, loca”.

La decisión de tres jueces

Acá voy a tratar de surfear entre cuestiones del derecho y de la ciencia política, con la pierna derecha sobre la segunda. Para poder orientarla, me vino bárbara esta síntesis que hizo Juanjo Domínguez para Chequeado.

Lo primero que tengo para aportar del tema es la competencia originaria. En pocas palabras, el término quiere decir que la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) puede intervenir en el tema como si fuera un tribunal de primera instancia y fuera alguien a hacer un reclamo o demanda. Decide hacerlo luego de que la Corte Suprema de Justicia de Tucumán y el Tribunal Electoral de San Juan habilitaran a ambos candidatos, el primero en noviembre del 2022 y el último el mes pasado. La CSJN acepta la medida cautelar -interpuesta por candidatos de Juntos por el Cambio de esas provincias- amparándose en dos interpretaciones propias de dos principios constitucionales de nuestra Carta Magna. El primero es que trata de una disputa que es provincial, algo que aparece mencionado en los artículos 116 y 117. El segundo es el principio republicano de gobierno que, en la teoría, plantea que los funcionarios públicos deben alternarse en los cargos, no hacerlos hereditarios, y respetar las normas éticas y morales del ejercicio del poder. Algo que viene desde la Revolución Francesa y ha inundado a todas las democracias del mundo. Acá es donde aparece la clave politológica del tema: hay una interpretación. Las normas constitucionales tienen una tradición de ser lo suficientemente laxas y lo livianamente concretas para que luego puedan bajarse a tierra con leyes, resoluciones y disposiciones más concretas. Sientan principios de aplicación. Lo que, claramente, queda para que quienes las tienen que aplicar sean los que las entienden y deciden sobre ellas. Acá la CSJN entiende eso. Y aplica.

A esto se suma que el tema sobre el que decide intervenir hace a una parte del sistema electoral, no al todo. Es la parte de las candidaturas. Quienes pueden competir y quienes no, en virtud de las normas constitucionales de las propias provincias. Ya habían decidido sobre el mismo tema en Santiago del Estero, en Río Negro y en La Rioja. En la primera también suspendieron las elecciones 5 días antes de su celebración. En la segunda consideraron el mandato de Alberto Weretilneck como su segundo después de haber sucedido a Carlos Soria. En la tercera dieron marcha atrás con la enmienda constitucional impulsada por el entonces gobernador Sergio Casas, formato que imitó el de Gioja en San Juan. Todas fueron decisiones sobre habilitación de candidaturas. Sin embargo, cuando le tocó fallar en torno a la ley de lemas de Santa Cruz, que implica intervenir sobre la fórmula de reparto de cargos públicos en conjunto con el instrumento de votación, la decisión fue de no entrometerse con las normas provinciales. República es candidatearse.

Un segundo aporte a esta cuestión va directo al hueso de la redacción de los artículos que hablan de la reelección ejecutiva en Tucumán y en San Juan. Ninguno de ellos menciona qué debe ocurrir específicamente en el caso de que gobernador y vice se sucedan recíprocamente. Dado que no hay especificidad ni detalle, entonces queda la interpretación. Acá el punto de comparación que me parece interesante es el de Río Negro. Su artículo 175 establece claramente que pueden ser reelectos o sucederse recíprocamente por un nuevo período y una sola vez. Eso implica que, si asumiste como vice y después querés ser gobernador, solo podés cumplir 8 años entre los dos mandatos. No 12. Hay especificidad. No como en el caso tucumano ni el sanjuanino, que no la tienen en su propia redacción. A esto se suma que la CSJN no tomó una decisión sobre el fondo del tema, sobre el planteo en sí mismo. Se tomará el tiempo para seguir analizándolo a partir del informe que remita cada gobierno provincial y, a partir de ahí, tomará una decisión para confirmar (o no) las fórmulas de Sergio Uñac–Cristian Andino en San Juan y Osvaldo Jaldo–Juan Manzur en Tucumán para las elecciones provinciales de este año. Por ahora, stand by hasta nuevo aviso. Tal como contó Matías Auad, Jaldo se lo tomó textual: con calma.

El tercer punto tiene que ver con la reacción de cada gobierno. En el caso de la provincia norteña, la Junta Electoral del distrito definió suspender las elecciones para todos los cargos en juego (ejecutivas, legislativas y municipales), a pesar de que la decisión de la CSJN afectaba solo a la punta de la pirámide. Esperar para barajar y dar de nuevo. En cambio, San Juan tomó el toro por las astas. El Tribunal Electoral definió seguir con la convocatoria, que se vote para cargos legislativos y municipales, y no cambiar las boletas ya impresas. De esta manera, salvo un cambio de acá al domingo, sanjuaninos y sanjuaninas van a encontrar la cara de Uñac y de Gioja (compite contra el oficialismo provincial con el nuevo sistema de lemas) por el peronismo, de Eduardo Cáceres (PRO) y de Marcelo Orrego (PyT) por Unidos por San Juan, entre muchos otros. La cosa es que los votos para la Gobernación no van a contar. De esta manera, se resuelve ágil con administración electoral una decisión judicial imprevista. Y, de paso, cada liderazgo podrá aprovechar el arrastre que genera su imagen para sus candidatos y candidatas de las otras categorías electorales. Se van a poder medir entre ellos y se distribuirán todos los niveles inferiores del sistema político provincial hasta que se resuelva su cabeza. Porque las caras y los nombres los van a ver. Aunque no jueguen a nada.

Acá te dejo la decisión de tres jueces sobre Tucumán y sobre San Juan para que vos puedas hacer tu propio análisis. No te deprimas. Igual este domingo votan en La Pampa, Tierra del Fuego y Salta.

Algunas random

Hasta acá llegamos por hoy. Que semanita. Empezamos tranqui y recalibramos todo. Por si fuera poco, Chile tuvo el domingo pasado una nueva elección que abre otra vez el proceso constituyente que ya había empezado a trabajarse con una Comisión Experta en marzo pasado. Los que se eligieron fueron integrantes del Consejo Constitucional. La jornada dejó victorioso al Partido Republicano, el de Antonio Kast, el principal detractor de todo el proceso. Acá te dejo un análisis chevere. En un intercambio con una conocedora experta del terreno que pidió reserva me mandó una tabla donde el dato que destaco es que tanto los espacios que impulsan el proceso como los que quieren impedirlo perdieron votos totales: lo que subió fue la sumatoria de nulos y blancos, alcanzando más de 2 millones 600 voluntades. Los porcentajes se mantuvieron y la participación también. La matemática electoral es compleja. Pero también interpretable.

La última random son las elecciones de este domingo en Turquía. No son cualquiera, importan. Acá podés leer un poco de contexto. Hace un par de horas uno de los candidatos se bajó en una situación algo confusa, lo que deja una carrera de tres competidores nomás: Erdogan (oficialista), Kılıçdaroğlu (principal opositor) y Oğan (nacionalista de derecha). El escenario es el más peleado en décadas.

Como siempre te pido al final, si te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá.

Un abrazo electoral y nos leemos pronto si no pasa nada grave,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.