Elecciones en Salta: ¿otro provincialismo?

El 14 de mayo eligen gobernador, vice, diputados y senadores provinciales, intendentes y concejales. Gustavo Sáenz va por la reelección con un armado amplio y transversal. Historia política de una provincia conservadora pero también peronista.

Hola, ¿cómo estás?

En la última entrega te conté que el norte lindo iba a salir en tándem dada la centralidad de los distritos. La primera contó la historia de un precandidato presidencial que se juega todo a tres bandas. La que estás leyendo ahora es sobre alguien que se queda en su distrito, pero que tiene importantes ramificaciones nacionales. Son las elecciones de Salta, donde Gustavo Sáenz apeló a toda la ingeniería electoral para armar algo que parece un nuevo provincialismo, pero que tal vez no sea así del todo.

Se está viniendo un mayo movidito, mi favorito, my precious. Y si estás siguiendo las entregas de #LaGenteVota como quien espera un nuevo capítulo de Succession vas a ver que demandan laburo. No me estoy quejando, lo disfruto mucho. Es un esfuerzo que busca justificar el que hacés vos para aportar a la Comunidad de Cenital, que crece y nos permite a nosotros seguir haciendo el periodismo que queremos. Si valorás lo que hacemos, acá podés sumarte vos también. También te invito a que sigas a mis compas de nius, como Nicolás Sidicaro (que se sumó hace poco con uno productivo), Malena Rey (que va a escribir sobre la Feria del Libro en su #ElHiloConductor de este sábado) y Fernando Bercovich (que viene afiladísimo con los temas). No son los únicos, están todos acá. Pero no quería dejar de recordarte que tocamos todos los temas que otros tocan muy poco. O nada.

Ahora sí, hablemos de elecciones. Otras más del norte.

Salta, entre peronistas y conservadores

La historia política de esta provincia tiene componentes similares a la de sus vecina Jujuy. Acá también se celebraron elecciones provinciales post Ley Sáenz Peña, las cuales enfrentaron a la UCR de un lado y al Partido Unión Provincial (PUP, la cara provincial del PAN) del otro. A los radicales, sin embargo, les costó más hacer pie. Recién en 1919 llegaron a la gobernación después de la intervención federal de Hipólito Yrigoyen. La Década Infame mantuvo en el poder a los conservadores que habían perdido contra los referidos de El Peludo con figuras partidarias tradicionales del distrito.

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Otra similitud fue la formación del peronismo, que en el caso de Salta también vino de la mano de la UCR-JR. Quien ganó las primeras elecciones bajo el signo de Perón fue Lucio Alfredo Cornejo Linares, dirigente que dio sus primeros pasos entre radicales y pasó a armar el movimiento en el distrito. Sin embargo, no terminó su mandato por sucesivos enfrentamientos con su propio vicegobernador, Roberto San Millán, y luego de una dura represión de una huelga decretada por la CGT.

La provincia se repartió las décadas siguientes entre peronistas que intentaron completar sus mandatos, radicales intransigentes que duraron poco en el cargo y neoperonistas a los que les ocurrió lo mismo, como Dante Lovaglio y Ricardo Durand. Lo más simbólico de este período es lo sucedido con el gobernador electo en 1973, Miguel Ragone.

Nacido en Tucumán en una familia humilde, Ragone participó de la resistencia peronista después del Golpe de 1955. Con la convocatoria a elecciones en 1973 fue el candidato del FREJULI acoplado a la fórmula Cámpora-Solano Lima. Ganó con el 57% de los votos frente al propio Durand y su Movimiento Popular Salteño (MPS). Ragone era la cara de la revolución salteña, muy lejos de la aristocracia, los usos y costumbres propios de la elite. Su gobierno apenas duró 1 año y algunos meses, cuando en noviembre de 1974 Isabel Martínez de Perón decretó la intervención de la provincia. Destituido, volvió a su trabajo médico, pero nunca se alejó del ojo público. El 11 de marzo de 1976, unas semanas antes del golpe, fue secuestrado al salir de su domicilio y se convirtió en el único gobernador desaparecido en Argentina. Varias décadas después, el 11 de octubre de 2011, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Salta estableció que había sido privado ilegalmente de la libertad por la AAA en coordinación con las autoridades del III Cuerpo del Ejército a cargo de Luciano Menéndez. También concluyó que habían participado miembros del Ejército y de la Policía de Salta, los mismos que meses atrás estaban a sus órdenes. Desde junio de 2003 el Hospital de Salud Mental de la Ciudad de Salta lleva su nombre. El “Médico del Pueblo” tiene su propio documental, que podés buscar por acá.

Con el retorno a la democracia en 1983 el PJ se mantuvo intacto, esta vez en la cara de Roberto Romero, el padre de Juan Carlos. La novedad no fue tanto la victoria del candidato peronista por el doble de votos, sino por otro caso donde un ex interventor designado por la Junta Militar armó un partido para competir legalmente. Fue el capitán de Navío Roberto Ulloa, el que más tiempo ocupó ese sillón después del golpe de Estado de 1976 entre abril de 1977 y febrero de 1983. Luego de su renuncia armó el Partido Renovador de Salta (PRS), uno de esos casos que sí terminó en éxito electoral. El 3° puesto en 1983 detrás de la UCR no le quitó ánimos para volver a presentarse en 1987, aparecer en el mismo lugar y sacar casi el mismo porcentaje de votos. La tercera fue la vencida para quien resultó finalmente electo gobernador en 1991, esta vez por la vía democrática. Fue el segundo gobernador de facto en el país después de Felipe Sapag en Neuquén en lograrlo. El de 1991–1995 se convirtió en el único mandato para quien terminó investigado por delitos de lesa humanidad. Falleció en diciembre del 2020 sin ser enjuiciado debidamente.

El PJ recuperó la provincia con las elecciones de 1995 a partir de un dúo que marcó la política salteña en las siguientes décadas: Juan Carlos Romero y Walter Wayar. Ambos vencieron a la fórmula del PRS: Jorge Folloni (gendarme también investigado por delitos de lesa humanidad) y Julio Loutaif por apenas 5 puntos.

Romero (hijo) inició un período de hegemonía mayoritaria tal que logró reformar la Constitución provincial dos veces. Una en 1998 cuando se habilitó su reelección y otra en 2003 cuando se permitió un tercer período consecutivo. Esta última discusión constituyente se realizó después de que se celebraran elecciones a convencionales constituyentes en agosto de ese año. Romero venía de ser el candidato a vicepresidente de Carlos Menem en las adelantadas de abril del 2003. A mal trago nacional, un mimo provincial. El tercero consecutivo.

Pero para las elecciones del 2007 ya era demasiado tirar de la cuerda. Wayar se convirtió en la cara de la sucesión, pero enfrente apareció Juan Manuel Urtubey. Primero diputado provincial entre 1997 y 1999, y después diputado nacional hasta 2007, Juanma acordó con el PRS ser la cara de la renovación con algo de conciencia social. Le ganó al hombre spot por apenas un punto (unos 5.500 votos), en la elección más peleada de la historia de la provincia. Es a partir de ese momento en el que el peronismo salteño empieza a pelearse como toda familia de bien, y a dividir aguas entre distintas voluntades. A ese proceso se sumó otro que fue el constante cambio de las alianzas entre distintas etiquetas que no pararon de surgir. Como un mercado.

Este contexto marca dos regularidades actuales en la provincia. La primera es la extrema personalización de los espacios políticos. Luego de los tres mandatos constitucionales de Urtubey llegó Gustavo Sáenz, primero intendente de Salta, candidato a vicepresidente de Sergio Massa en 2015 y después gobernador desde 2019. Ganó con la alianza “Sáenz Gobernador” y armando el partido Identidad Salteña con varios pedazos sueltos que andaban por ahí dando vueltas. Acá podes verlos todos. Ponete anteojos.

La segunda es la fragilidad de la UCR salteña para hacerse pie entre estas disputas familiares, peronistas y conservadoras. El promedio de 12% de los votos para la gobernación desde 1983 sólo creció cuando en las elecciones de 1999 armaron la Alianza en el distrito, metiendo al PRS adentro y cediendo el primer lugar de la fórmula para Ricardo Gómez Diez, el mismo que secundó a Ricardo López Murphy en las presidenciales de 2003. Parece que Salta pone vices.

Las reglas y los cargos

Salta no solo es tierra de torrontés y empanadas. También tiene una Legislatura bicameral, una de las 8 en el país. De la misma manera que el Senado nacional representa a las provincias, en las provincias el Senado representa a los departamentos. La Casa de los Leones es un edificio muy bonito que alberga a los 60 diputados y a los 23 senadores salteños. Ambas Cámaras se eligen en base departamental y se renuevan por mitades cada dos años. Mientras que los diputados se eligen por fórmula proporcional D’Hondt con un piso del 5% de los votos válidos emitidos en cada departamento, los senadores son a simple pluralidad de sufragios. Acá lo cuentan muy gráfico y lindo.

Esta combinación de reglas suele generar dos cosas. Primero, que los senadores sean cargos muy requeridos para hacer carrera política dada la dificultad para ganar. Segundo, que los partidos y coaliciones que tienen una extensión territorial amplia sean los que tienen chances de ganar una mayoría legislativa propia. Si no, solo queda negociar con los que se cuelan y están regionalizados. Genera una exigencia similar a la que te conté sobre Río Negro hace poco. De hecho, cuando el PRS ganó las elecciones de 1991 sólo obtuvo un senador provincial, mientras que 20 de los 23 se los llevó el PJ. Los bicameralismo no mayoritarios traban la gestión.

A la Gobernación de Salta también se llega por simple pluralidad de votos (mayoría simple) y desde el cambio de Constitución en 2021 el inquilino sólo puede renovar una vez más de manera inmediata. Acá también desempata la Legislatura si hay igualdad de goles al final del match y es por mayoría absoluta de votos. Mirá si no va a ser importante que te vaya bien en los dos partidos legislativos que se juegan en paralelo.

Como dato final, te cuento que Salta es una de las que armó la oleada de la boleta única electrónica (BUE). La primera prueba piloto se hizo en el año 2009 en un grupo reducido de mesas (36 de la capital y del municipio de San Lorenzo) para la renovación parcial del Poder Legislativo, además de concejales municipales. En 2011 se avanzó al 33% del padrón electoral, al 66% en 2013 y a la totalidad para 2015. Este año vuelven a repetir y será utilizada por los alrededor de 1.082.000 salteños y salteñas que están convocados a votar. Van a usarla para cargos provinciales, pero también para la renovación de 58 intendencias y de 343 bancas de concejales, algunas de las cuales durarán menos años para probar una rotación similar a la aplicada para el legislativo provincial. Boleta que sirve y que se banca, no se toca. Acá te dejo un paper muy piola que analiza el caso de Chaco en 2015, pero que levanta estos antecedentes.

¿Un nuevo provincialismo?

En la historia de la provincia te conté que Gustavo Sáenz ganó la provincia en 2019 y ahora va por la reelección. Franco Galeano, politólogo, amigo crack electoralista y, aka, tartagalensis, me cuenta que en ese momento Sáenz “agarró una parte importante del urtubeysismo que vuela por los aires” y otro poco de su estructura de la Municipalidad de Salta. Había fundado un partido que se llamó PAÍS o Identidad Salteña, una especie de peronismo provincial. También estuvo acompañado por el Partido FE, el Frente Plural de Matías Posadas, el PRO y una parte considerable del romerismo. Una más que amplía coalición y van un montón. Me agrega: “Enfrente estaba el Frente de Todos, que sale segundo, y que tenía al Partido de la Victoria y al PJ, los dos más importantes de armado”. Pero, por otro lado, estaba el Frente Olmedo Gobernador, con su partido, la UCR y el PRS. Cuando Franco me termina de contar este escenario del 2019, al finalizar el audio me dice que va a dibujarlo en una hoja para entender dónde está cada uno hoy para las elecciones 2023 porque es una ensalada de fruta. Literal.

De modo que si viste el hermoso gráfico a mano, vas a ver que hay cambios para este 2023. El PRO y el Frente Plural se fueron para armar Juntos por el Cambio, situación que no estuvo exenta de particularidades propias del cierre de listas. Si escuchaste historias, acá hay una más y es hermosa. Sáenz trajo a la pata justicialista del Frente de Todos 2019, pero la pata más kirchnerista se fue para darle forma a lo que este año se llama Avancemos, un espacio que juntó a Emiliano Estrada, Carlos Zapata y Felipe Biella. El primero es diputado nacional, fue funcionario del Ministerio del Interior con Eduardo “Wado” de Pedro y encabeza la fórmula para la Gobernación. El segundo estuvo en el armado de Sergio Massa en 2015, de Alfredo “Campera” Olmedo para la Gobernación en 2019, en 2021 compitió dentro de Juntos por el Cambio para las elecciones legislativas y hoy es diputado nacional además de presidir el partido Ahora Patria. Es el candidato a vice de Estrada. Te lo dijo Franco, todo es ensalada.

A este armado no se sumaron dos referentes del espacio peronista salteño, que van por su lado en una búsqueda por capitalizar la marca FdT en el distrito. Una es Lía Verónica Caliva, diputada nacional electa en 2019 que entró por el lado del Partido del Trabajo y del Pueblo, el brazo electoral de la CCC y del PCR. Caliva fue muy clara al indicar que si aparecía Zapata, rosqueaban otra cosa. Van por Salta Somos Todos y los banca Kolina. El otro es Walter “Bailarían” Wayar por Entre Todos. En total habrá 12 candidaturas a la Gobernación.

Esta fluidez en las relaciones políticas y los armados es parte de la tradición reciente de la política salteña. Es algo que no es nuevo, sino que viene de los períodos de Juanma Urtubey, me dice Franco. “En la provincia una cosa es cómo llegás a la elección y otra cosa es el espacio en el que te apoyas para gobernar”, profundiza. Una enseñanza que Sáenz aprendió muy bien en su primer año de rosca provincial. “Hubo como cierta alianza para gobernar con el sector del romerismo, pero es verdad que Gustavo armó algo nuevo en términos del gabinete. Trajo a tipos que no venían de la política, pero llegaron a ella gracias a él”. Esto, en cierta medida, le fue dando características propias, distintivas. “Era bastante amplio. En el funcionamiento fue como un provincialismo. Pero, durante la gestión le tiró muchos guiños al Frente de Todos nacional. Es, además, sabida la buena relación de Sáenz con (Sergio) Massa. Pero fue una relación más de socios que de amistad la relación con el gobierno nacional. La vimos plasmada en la elección de 2021 cuando va Emiliano Estrada como candidato a diputado nacional por el Frente de Todos y la segunda es Pamela Calleti, que es una persona de extrema confianza del gobernador”, amplía.

La fluidez también le permitió a Sáenz construir sus propias oposiciones para las elecciones legislativas 2021. Así como escuchás. “Por supuesto Sáez puso gente en todas las otras listas. Puso gente en la lista de Juntos para el Cambio. Armó un frente provincial que llevaba a (Guillermo) Durand Cornejo. Y si bien no apoyó a Salta Independiente, un espacio de ‘Los Biella’, estuvo ahí, hubo muchos encuentros y reuniones”, me cuenta. Uno de los Biella es Felipe, el que ahora va con Estrada en Avancemos. El gobernador que va por su segundo mandato “puso fichas en todos lados. Pero hubo un acuerdo con el gobierno nacional, uno donde no se puso la bandera explícita del Frente de Todos. Apoyó, pero saliendo siempre con el ponchito salteño”.

En este punto Franco ahonda sobre algo propio del distrito en términos de identidad política y campaña. En Salta “se juega mucho con esa identidad en todas las imágenes de la campaña. El poncho, Güemes, el color bordó”, aclara lo que viene medio oscuro. Son tradiciones que juegan, como otras más históricas. “Hay un chiste que dice que en Salta hay dos colegios, el Bachillerato Humanista y el Colegio Belgrano. De ahí salen todos los gobernadores de la provincia”, me cuenta entre risas de ambos.

¿Y qué le depara a este nuevo espacio con la cara, la mano y la cabeza de Sáenz en todos lados? A mi me suena a un nuevo provincialismo, algo parecido a JSRN o al Frente de la Concordia misionero. A Franco no tanto. “Me cuesta verlo de la misma manera. Porque si bien Gustavo es el líder de todo eso, cuando gana la gobernación el PJ pasa a su liderazgo. Hoy PAÍS o Identidad Salteña pasa a un segundo plano. El más importante es el sello PJ. Esto, igual, es algo que viene pasando desde hace tiempo. El que gana lo hace por afuera y después toma el partido. Lo hizo Urtubey y lo repitió Sáenz”, me aclara.

Para ir cerrando, Franco trata de explicarme todo el esquema de alianzas provinciales y municipales. “Hay muchos apoyos cruzados. Va a ser una cosa muy rara. La foto que te pasé es muy parecida en términos de conexiones entre dirigentes. ¿Cómo resumirlo? Es todo un quilombo”, me cierra terminante. Y los dos coincidimos. Son lógicas de armados potenciadas y alentadas por la combinación de la boleta única electrónica con unas primarias ausentes que fueron suspendidas por segunda vez consecutiva. Con tanto voto cruzado, las caras y los vínculos importan. Los partidos, no tanto.

Hasta acá llegamos por hoy. Espero te haya gustado. Si leíste la entrega de Jujuy y esta en tándem vas a ver que hay muchos vasos comunicantes. No sólo geográficos, también de dinámicas políticas. Cuando terminemos el año con todos los perfiles, algo me dice que vos y yo vamos a concluir que las regiones argentinas no son sólo económicas: también lo son por elites, procesos y roscas políticas. Como siempre, si te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá.

Un abrazo electoral y nos leemos pronto.

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.