Elecciones en La Pampa: peronismo en juego

En año electoral, la provincia que gobierna Ziliotto busca consolidar una tradición. Cuáles son los actores, qué cargos se juegan el 14 de mayo y cuál es la historia del distrito.

Hola, ¿cómo estás? 

Con esta entrega que estás leyendo comienzan los panoramas electorales provinciales, porque el calendario de este año está lleno de los mejores domingos posibles, aquellos donde hay que ir a votar. Serán una especie de perfiles distritales que tratarán, con mucho esfuerzo, de tener la misma estructura en cada envío. Primero, algo de su historia electoral. Segundo, un poquito de las reglas de juego y de los cargos que se eligen. Tercero, el escenario en cada provincia y su conexión con la pelea nacional. ¿Por qué lo hacemos? Porque podemos. Y porque, como te conté hace unas semanas, el calendario electoral simil 2019 nos permite abordar cada provincia en su esencia.

El comienzo será La Pampa. Vos dirás que votan el 14 de mayo y por qué tanta ansiedad. Y yo te digo que ese día votan otras 4 provincias. Si le sumas las 2 que lo hacen el 7 de ese mes (Jujuy y Misiones) y las que optaron por hacerlo en abril (el 16 Río Negro y Neuquén), entonces hay que repartir 9 entregas de acá hasta esa fecha. Un toque bastante.

El comienzo, claro, no es adrede. Un poco por gusto, otro por singularidad, otro por raíces familiares. La Pampa, un bastión peronista.

Provincia Eva Perón

La Pampa no siempre fue provincia ni tampoco tenía ese nombre. Entre los años 1882 y 1884, con sendas leyes nacionales, se establecieron distintos territorios nacionales. Entre ellos, el de La Pampa, cuya capital primero fue General Acha, no Santa Rosa, la actual. ¿Qué implicaba? En términos de autonomía política, el encargado de administrar el distrito era designado por el Poder Ejecutivo Nacional, no por sus ciudadanos. La Ley N° 1.532, que establecía el régimen de territorios nacionales, determinó que aquellos distritos que superaran los 60.000 habitantes podían adquirir los derechos y obligaciones de las provincias (art. 4). Los pampeanos tuvieron que esperar hasta agosto de 1951 para lograrlo y, a partir de ahí, contar con una constitución propia, con sus propias reglas electorales y sus autoridades electas (acá te dejo un lindo relato de las discusiones de la época). Fue con la Ley N° 14.037 que el Congreso de la Nación dispuso la provincialización de los territorios de Chaco y La Pampa. Esa norma estableció que ambas provincias debían convocar a una asamblea constituyente integrada por 15 miembros para que se den sus propias normas. Democracia con reglas. Los pampeanos, a paso firme, sesionaron entre el 17 y el 21 de diciembre de 1951, sancionaron la primera carta magna provincial el 29 de enero de 1952 y eligieron su nombre: “Provincia Eva Perón”. Chaco se quedó con “Provincia Presidente Perón”. Y así fue hasta el golpe de Estado de 1955, cuyos militares intervinieron la provincia y devolvieron al distrito el nombre que hoy tiene.

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La anécdota, que en realidad es parte de su historia, muestra que La Pampa, además de ser históricamente uno de los más chicos en tamaño de su electorado, siempre tuvo una fuerte unión con el peronismo como movimiento político. Las primeras elecciones provinciales se celebraron en 1953, resultando electo Salvador Ananía por el Partido Peronista. Ananía, que venía de ser ministro de Economía en la época del territorio nacional, fue el único contendiente porque la oposición boicoteó los comicios. En esas elecciones, donde también se eligieron diputados nacionales, concurrieron a las urnas unos 63.000 pampeanos. La siguiente recién se pudo celebrar en 1960, 2 años después de la llegada de Arturo Frondizi (Unión Cívica Radical Intransigente) al Sillón de Rivadavia, quien mantuvo la intervención federal decretada por los militares en 1955. Con el peronismo proscripto se celebraron las únicas dos elecciones en las que el PJ no habitó la Casa de Gobierno. También en un marco de boicot partidario provincial, la UCRI pintó la provincia de rojo, siendo los únicos competidores para la gobernación. Para las 21 bancas de la Legislatura, la Democracia Cristiana presentó una lista (aunque a regañadientes), mientras que todos los jugadores pelearon por las bancas para una nueva convención constituyente. Una época difícil, en la que el voto en blanco fue el ganador: poco más de 51.000 frente a los 21.348 de Ismael Amit (UCRI). Recién en 1963 se celebraron las primeras elecciones con competencia en La Pampa. En esa oportunidad, con Arturo Illia (Unión Cívica Radical del Pueblo) en la Casa Rosada, la provincia le quedó a la UCRI. Amit revalidó su mandato y le ganó por 6.000 votos a la UCRP

Ya para 1973 la normalización volvió en forma de FREJULI. Con la transición a la democracia después de la (mal llamada) Revolución Argentina, la cara pampeana del Frente Justicialista de Liberación fue un tío abuelo de mi viejo, Aquiles José Regazzoli. Don Aquiles tenía un ADN peronista bien marcado, a fuerza de balas, algo de sangre y un levantamiento. Fue parte de las fuerzas policiales que se alzaron en apoyo a Perón y contra el golpe de Estado de 1955 en junio de 1956. Capturado, terminó preso y se salvó del fusilamiento por la fortuita decisión de un militar que decidió, no sabemos bien porqué, pasar la decisión final para después de la siesta. En el interín llegó el telegrama del perdón de Eugenio Aramburu desde Buenos Aires. El coraje y la historia le permitieron conseguir la buena estima del Pocho, quien dijo “en La Pampa, Regazzoli” a la hora de definir candidatos a la gobernación 1973. Esas fueron las primeras elecciones libres, justas,  competitivas, sin proscripciones ni caprichos en la provincia, más de dos décadas después de su autonomía política. Con el golpe de 1976, Aquiles y toda su familia fueron puestos a disposición del PEN, legalizados y encarcelados en la misma prisión que ya lo había tenido casi 20 años atrás. Sostenes como los de mi abuela paterna y su comida semanal para toda la familia fueron claves para que pudieran transitar esos años.

Y lo que no pudieron terminar los militares del ‘55 tampoco lo lograron los del Proceso de Reorganización Nacional. Desde 1983 hasta la fecha se celebraron 26 elecciones, entre primarias, nacionales y provinciales. Salvo las legislativas de 1985 (UCR), las PASO de 2017 (Cambiemos) y las dos que se celebraron en 2021 (Juntos por el Cambio), todas las demás han sido victoria del Partido Justicialista y sus frentes. 22 de 26, mejor récord que Guardiola con Messi. Las victorias, incluso, no han sido muy ajustadas. El gráfico a continuación forma parte de una base de datos que compilamos junto al muy talentoso y racinguista Sebastián Parnes para CICaD. Muestra el desempeño de las principales fuerzas políticas en el distrito en la categoría a gobernador.

Fuente: Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD). Base de datos elaborada junto a Sebastián Parnes. La categoría “otros” agrupa el % de votos de terceros partidos que no lograron romper el dominio de los actores principales ni que pudieron consolidarse en el tiempo. El objetivo es simplificar la distribución de las preferencias en categorías sencillas de interpretar.

La hegemonía, entonces, viene de tiempo atrás y se ha consolidado. Salvo en las elecciones de 1983, en todas las restantes el peronismo superó o rozó los 50 puntos. De hecho, en casi todas las elecciones ejecutivas tuvo una ventaja de 15% sobre la UCR, con la excepción de 1983, 1987 y 2015. Un bastión sólido, como dicen. Algo que también se ha replicado en las elecciones legislativas provinciales.

Fuente: Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD). Base de datos elaborada junto a Sebastián Parnes. La categoría “otros” agrupa la cantidad de bancas obtenidas por terceros partidos que no lograron romper el dominio de los actores principales ni que pudieron consolidarse en el tiempo. El objetivo es simplificar la distribución de las preferencias en categorías sencillas de interpretar.

La distribución de bancas en la Legislatura provincial también indica que el PJ, siempre que ganó, gobernó con mayoría propia. Solo en 1983 no pudo lograr la mitad del recinto. Algunas, como 1995, 2007 y 2019, con abrumadora comodidad. A este dato también se suma que no solo la UCR suele tener dificultades para contrarrestar el peso del Justicialismo. En algunas elecciones, como en 1987 y 1999, todas las bancas se han repartido entre los dos principales actores de la política argentina. A las terceras fuerzas les cuesta hacer pie entre caldenes.

Las reglas y los cargos

Mucho de ese dominio controlado que tiene el peronismo pampeano tiene que ver con las reglas que caracterizan la competencia electoral. A la gobernación se llega con la simple mayoría de votos y se permite una reelección inmediata. La cual, claro, ha sido utilizada y aprovechada desde su incorporación en la Constitución provincial en 1994 por todos los gobernadores peronistas desde entonces. Solo Carlos Verna desistió de hacerlo cuando le tocaba al finalizar sus dos mandatos, en 2007 y en 2019. A eso se suma que la totalidad de las bancas de la Legislatura unicameral se eligen a distrito único con fórmula proporcional D’Hondt y con un piso del 3% para acceder al reparto. No hay renovación parcial ni distribución de bancas provinciales entre distritos urbanos y distritos rurales. Si esto lo combinamos con la boleta partidaria con categorías electorales pegadas (“boleta sábana horizontal”), entonces el arrastre de la competencia ejecutiva hacia la legislativa es automático. 

Estas reglas, al mismo tiempo, han sido bastante estables en el tiempo. Desde la transición a la democracia que no han cambiado mucho. Un ajuste muy destacado fue la adopción de la ley de paridad. La Pampa fue una de las 8 provincias que en el 2020 se subió a la fuerte ola violeta, y la adoptó para todos los cargos públicos provinciales, municipales y comisiones de fomento. Su primera implementación será para estas elecciones 2023. En cuanto al tamaño de la Legislatura, se ha ampliado en dos oportunidades: arrancó con 21 en 1983 hasta 1991, subió a 26 desde 1995 hasta 2007 inclusive y desde 2011 está clavado en 30 asientos. Un recinto chico que va a tono con el tamaño de su electorado. Es el tercer distrito más pequeño del país: si en 2021 el padrón era de casi 295.000 votantes, dada la tendencia de crecimiento demográfica reciente es posible que este año ronde en torno a los 298.050. El electorado pampeano es chico, pero muy participativo. Solo en las elecciones provinciales de 2003 y 2019 rompió el piso del 80% que caracteriza al distrito.

Hay otras dos reglas que resaltan en la provincia del corazón del país. La primera es el sistema de internas que usan desde, justamente, 2003. Al calor  de la crisis de representación del 2001, el entonces gobernador Rubén Marín, menemista y peronista de cuna, leyó con inteligencia el escenario e impulsó un proyecto de internas abiertas, simultáneas y obligatorias (IASO). Desde entonces, la herramienta le ha servido al PJ para mantener a todas sus líneas internas dentro y a la UCR con sus aliados a mover la maquinaria para ilusionarse. En este hilo contamos desde CICaD sus reglas básicas y te lo dejo para que sepas más. Seguro te estarás preguntando en qué cambian respecto de las PASO y por qué se llaman así. Como sabía que eso te iba a pasar, acá te dejo una entrevista que le hicimos a Matías Bentivegna, secretario del Tribunal Electoral de la provincia, para que sepas más del tema. Es un hitazo mediático de 30 minutos.

La segunda es que en La Pampa el juez de Paz (que podés conocer qué hace acá) también se elige en elecciones junto a todos los demás cargos que se ponen en juego (gobernación, legisladores provinciales, intendencias, concejales y comisiones de fomento). Los pampeanos en modo gringo. Hay, incluso, competencia en las elecciones internas. Me cuenta el propio Matías que el pasado 12 de febrero, cuando se realizaron las IASO 2023, hubo competencia en 10 municipios por el cargo (4 del Frente Justicialista Pampeano y 6 de Juntos por el Cambio La Pampa). Democracia pampeana, democracia plena.

Oficialismo alineado, oposición esperanzada

Con esta historia, el contexto político para las elecciones del 14 de mayo no escapa mucho al de años anteriores. La Pampa siempre ha tenido liderazgos peronistas provinciales fuertes y generalmente alineados con el gobierno nacional. Quien detenta hoy la gobernación es Sergio Ziliotto, diputado nacional entre 2015 y 2019, y quien sorprendió a todos anunciando en el primer debate por la ley IVE en 2018 que los diputados peronistas pampeanos iban a votar a favor del proyecto. 

Ziliotto es la cara de una importante renovación de cuadros del PJ pampeano, va por la reelección, se lleva bien con la Casa Rosada y tiene a todas las líneas internas (que son varias) con los pies adentro. Es hombre de Carlos Verna, el único que se atrevió a marcar diferencias con el gobierno nacional durante los 20 años que manejó los hilos del peronismo pampeano. 

Verna entró a la primera escena en el año 2003, después de que Rubén Marín cumpliera su segundo mandato consecutivo. Marín había sido vicegobernador de Regazzoli entre 1973 y 1976, y se quedó con la manija del partido y de la provincia con el retorno a la democracia. Gobernó el distrito, desde adentro y afuera, durante todo el alfonsinismo y alineado fuertemente con el menemismo. Su salida y la entrada de Verna generaron una fuerte disputa en el distrito, que se zanjó en las internas pampeanas del 2007, cuando Mario Jorge (Línea Plural) le ganó por más de 20 puntos a Marín (Línea Convergencia). Con las urnas volvió la unidad.

Esta historia está muy bien relatada en “El PJ del invicto”, de Norberto Asquini. Norberto, con quien nos hicimos amigos virtuales a fuerza de Twitter y WhatsApp, cuenta que la construcción del kirchnerismo a nivel nacional puso en tensión al peronismo pampeano. Con la victoria de Cristina Fernández de Kirchner en las presidenciales de 2007, el PJ provincial, que generalmente acompañaba al nacional, pasó a tener tres líneas de relacionamiento. La primera fue un “kirchnerismo por convicción” en la figura de distintas agrupaciones que siempre apoyaron el proyecto por dentro (Evita, Güemes, La Cámpora) o por fuera (Martín Fierro, FPV, Carta Abierta, Nuevo Encuentro) de la estructura partidaria. La segunda fue un “kirchnerismo pragmático” que, frente al llano, primó la necesidad de alinearse para sobrevivir. Ahí apareció Marín (Convergencia) enfrentando a Verna (Plural) con una línea interna rival. La tercera de “kirchnerismo por conveniencia”, simbolizada en la gobernación de Mario Jorge, primero neutral frente al conflicto por la 125, y luego encolumnado para el flujo de obras públicas. 

Fue en este período en que el hombre fuerte del PJ pampeano, desde su banca en el Senado de la Nación, marcó más diferencias que similitudes. Verna se opuso al Fondo del Bicentenario y también se plantó en el cierre de listas del 2011. En ese entonces, el Frente para la Victoria presionaba para que hubiera candidatos propios en el distrito y ofreció una lista colectora que iría adosada al tramo completo en elecciones unificadas (desde presidente hasta intendencia). Desde la Casa Rosada querían que la encabezara  María Luz Alonso, referente de La Cámpora local. Verna rechazó el acuerdo y sugirió aprovechar las PASO, recientemente aprobadas. Frente a la negativa de los armadores del Gobierno nacional, desistió de su deseo de volver al Ejecutivo provincial, retiró el sello del PJ de la lista de diputados nacionales y quedó el del Partido Humanista. Mario Jorge terminó reelecto y el dueño del PJ provincial esperó hasta 2015, su último partido. Por eso, si vas a buscar bases de datos, vas a ver por qué fue la única vez que para diputados nacionales no figura el PJ, solo o en alianza, desde que existe.

En la vereda de enfrente, Juntos por el Cambio es la cara de una de las muchas coaliciones electorales que la UCR ha intentado armar para ganar la provincia. Volver a los ’60, pero en democracia plena. Hoy la integran casi todos los sellos históricamente no peronistas de la provincia: UCR, PRO, MID, PS, Gen y el Partido de la Gente (ex Fregen/FREPASO). La mayoría han jugado juntos en el pasado, con algún que otro quiebre con reconstrucción posterior. Según cuenta Norberto en su libro, “la oposición pampeana lleva décadas hablando del cambio, o de generar la alternancia con el PJ. Pero esa posibilidad le ha sido esquiva. Sectores de la sociedad del campo no peronista demandan esto, pero aún no reconocen en esa coalición política encabezada por la UCR la capacidad real de cambiar el gobierno de La Pampa o de generar una verdadera garantía de gobernabilidad”. Bien en las de mitad de mandato, mal en las provinciales donde se juega todo. “Los radicales se han acostumbrado así al serrucho electoral”, remata. 

Estas coaliciones del espectro no peronista, sin embargo, no han tenido un correlato legislativo de estabilidad. “Más allá de los acuerdos programáticos en los turnos electorales, las alianzas son efímeras como construcción política colectiva, terminan el día siguiente a la votación”, cuenta Norberto. Resalta que , por ejemplo, en 1999, 2003 y 2015, la UCR armó acuerdos que terminaron en distintos bloques en la Legislatura provincial. Otro caso es el del PRO que llegó a una banca dentro del frente Comunidad Organizada, pero la banca se separó del bloque de 4 que habían logrado. Es, tal vez, el desafío más grande que tiene Juntos por el Cambio si quiere ser la contracara del poder y del peronismo pampeano en los cuatro años que puede durar el llano. Es en lo que tiene que pensar Martín Berhongaray (UCR-Evolución), candidato a gobernador, a partir del 15 de mayo si la historia se repite. Otra vez.

Por último, hay otro elemento de color que te recomiendo que sigas: se llama Juan Carlos Tierno, “El Loco”. Su apodo le viene de algunas historias de su juventud, pero también por políticas públicas de control de la seguridad algo estrambóticas. Cuando asumió como intendente de Santa Rosa en el 2007 se dispuso a controlar los accidentes de tránsito de la noche capitalina poniendo patrulleros y motos que guiaban las salidas de los autos de los locales bailables de las periferias, de modo que los jóvenes estuvieran controlados hasta las avenidas principales. Fue exitoso en la medida porque inicialmente la popularidad de la calle lo aplaudió, pero la política lo vetó. Con acusaciones de violencia de género, abuso de poder y exceso de facultades propias de un intendente, el gobierno provincial de Mario Jorge dispuso la intervención del municipio. Hubo escándalo, revoleo de artefactos pesados e intentos de boicot, pero primó la república. Su mandato terminó el 7 de marzo de 2008. Había asumido el 11 de diciembre anterior. 

Insistidor, no bajó los brazos. En 2011 fundó el Partido Comunidad Organizada, que dista mucho de ésta. Compitió, sacó 15% puntos y 4 legisladores provinciales (de los cuales 1 era del PRO, el que rompió). En 2014 fue condenado a 2 años de prisión en suspenso y otros 4 de inhabilitación a cargos públicos. Al año siguiente, en unas nuevas elecciones provinciales, no jugó y se quedó en el molde, pero en 2019 volvió a aparecer con otro 3° puesto pero un magro 7% de los votos. Ahora siente que la tercera es la vencida, lo que motivó que llegara a explorar algún intento de transversalidad colorida hacia la derecha.

El escenario, entonces, tiene cierta previsibilidad. “Las administraciones fueron ordenadas, sin conflictos. El Estado está presente en cada pueblo de la provincia”, me acota Norberto. Con obra pública, una densa red territorial, la mayoría de los municipios adentro, una caja ordenada y un presupuesto superavitario, Ziliotto se apresta a continuar con la historia imprimiendo un salto generacional. Esta vez, acompañando y adentro del peronismo nacional, pero igualmente desdoblado y con margen de maniobra propio. “Van a ser más peleadas que en 2019, pero el PJ va a la reelección con una imagen positiva alta, una gestión en marcha y unido detrás de una sola lista”, agrega desde allá. La misma provincia que nació peronista hoy se perfila para que la estabilidad perdure.

Algunas random

Hasta acá llega el primer panorama provincial del calendario 2023. En las próximas semanas te iré contando otras historias con sus particularidades, dentro de una estructura similar. Si te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá. Si te copó y querés aportar, es por acá

Un abrazo electoral y nos leemos en unas semanas,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.