Elecciones en Misiones y en Tierra del Fuego: Rovira domina, Melella revalida

Una es histórica peronista y la otra tiene un incipiente provincialismo.

Hola, ¿cómo estás?

¡Qué raid vamos a tener estas semanas! Vos, yo, las urnas. Pensalo. El domingo que viene votan en Misiones (que vas a leer hoy), en Jujuy y en La Rioja (que quedará para más adelante). La semana que viene tocan La Pampa, Salta, San Juan (que saldrá con el resultado puesto), Tierra del Fuego (que también toca hoy) y Tucumán (que irá la semana que viene). Un full ride de boletas de todo tipo y color.

La entrega de hoy cruza dos regiones. No por parentescos o similitudes, sino por simple organización de la información. Hoy cruzamos el país de norte a sur. De una de las provincializadas en la oleada peronista de la década del ’50 a la última que obtuvo su autonomía.

La hegemonía transversal de Rovira

La yerbatera provincia que levanta el puño en el mapa argentino arrancó su período democrático con una victoria radical, la única que tuvo la UCR desde entonces. Ricardo Barrios Arrechea sumó el 50% de los votos (119.853) frente a todos los demás que se repartieron el resto. Fue su revancha después de haber perdido en ballotage ante el FREJULI diez años antes, en 1973. Barrios, sin embargo, no terminó el mandato porque asumió como ministro de Salud y Acción Social del gobierno de Raúl Alfonsín tres meses antes de finalizarlo. Luis María Cassoni hizo los deberes, terminó las tareas y preparó todo para que Mario Losada, destacado dirigente radical nacional que llegó a ser presidente provisional del Senado con Fernando De La Rúa, pudiera mantener la boina blanca en la provincia. Pero no se pudo. Julio César Ahumada, quien había perdido en 1983, tuvo su segunda chance y convirtió a Misiones en un bastión peronista por un buen tiempo al ganar con el sello del FREJULI. Nostálgico, Julio.

Recién en 1991 aparece un personaje que va a marcar la historia provincial, pero también la nacional. En esas elecciones el candidato del Frente Justicialista Popular fue Ramón Puerta, quien hasta ese momento era diputado nacional. La Rosadita (esto es literal) fue el edificio desde el cual logró tejer vínculos, acuerdos y expandir su influencia a nivel nacional, en directa alianza con Carlos Saúl Menem. A tal punto que llegó a ser convencional constituyente para la reforma de 1994. Logró repetir en las elecciones de 1995 sacando más votos totales que la UCR, pero menos porcentaje. Algo que ayudó en Misiones, como en otras provincias, fue la existencia de la Ley de Lemas en ese entonces. Compañeros adentro, compañeros ganando, compañeros contentos.

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El camino de Puerta del peronismo provincial al nacional fue un salto acrobático y preciso. . Luego de culminar su segundo mandato como gobernador, fue electo diputado nacional y, en las primeras elecciones directas para senadores nacionales, logró una banca por Misiones. Así recayó en el poderoso sillón de la Presidencia Provisional del Senado, tercero en la línea de sucesión presidencial. Designado tan solo 9 días antes de la crisis del 2001, terminó ocupando la Presidencia de la Nación entre el 21 y el 22 de diciembre de ese año de manera provisoria. Fue uno más de los 5 presidentes en 11 días que marcaron esas semanas trágicas. Puerta llegó a designar miembros de su gabinete, como Humberto Schiavoni (hoy PRO), Miguel Ángel Toma (histórico del PJ porteño), Jorge Capitanich (FPV/FdT) y Ricardo Biazzi. Mantuvo a algunos radicales de peso, como Adalberto Rodríguez Giavarini y Horacio Jaunarena. También apareció en un video (que no encontré, pero que recuerdo) diciendo que se parecía físicamente a Perón. Un personaje.

Pero en el pago chico empezaron a aparecer problemas. Cuando Puerta dejó La Rosadita, apareció otra figura que cambiará desde 1999 en adelante la dinámica política de la provincia hasta hoy: Carlos Rovira. “Rovi” era hombre del riñón de Puerta, siendo el titular de la Dirección Provincial de Vialidad durante su primer mandato. En 1995 compitió por la Intendencia de su ciudad natal, Posadas. Desde ahí saltó a la nominación para suceder al “mellizo de Perón”, siempre enrolado dentro del PJ misionero. En esas elecciones de 1999 dio forma al Frente para el Cambio. Nombre curioso, por cierto, para el imbatible oficialismo provincial. Ya sin Ley de Lemas, sacó casi 70.000 votos más que Puerta cuatro años atrás y le ganó al primer gobernador de la democracia, el radical Barrios Arrechea, que era la cara de la Alianza a nivel local.

Con La Rosadita adentro, empezó a distanciarse del PJ y, sobre todo, del liderazgo de un Puerta que estaba preocupado por el armado nacional del Frente para la Victoria junto a Eduardo Duhalde y en contra de Carlos Menem. Pago grande mata pago chico, pero pago chico cuesta. “Rovi” decidió armar a comienzos de 2003 el Partido de la Concordia Social (PCS), que también aparece como el Frente Renovador de la Concordia (FRC) pero es solo una parte de él. En este nuevo bicho transversal empezaron a entrar peronistas que buscaban nuevas alas para cobijarse, pequeños partidos provinciales sueltos y, sobre todo, radicales descontentos sin paraguas nacional. Un verdadero partido atrapatodo. Uno provincial. Fue designado su presidente y de vice quedó Maurice Closs, que tenía una larga trayectoria militante en la UCR desde la juventud. Si querés saber más sobre el proceso formativo, te recomiendo esta tesis y este paper de Augusto Abdulhadi, politólogo, amigo del Doctorado en UNSAM y miembro de REPSA. Si alguien sabe de Misiones, de Rovira y del FRC, es él. Acá te dejo un artículo suyo bien completo sobre el panorama de este año.

En las elecciones de septiembre de ese 2003 movido, donde se votó para gobernador, diputados provinciales y también nacionales, Rovira dio el golpe de gracia. Cuando las papas quemaron, dejó la mano. Retuvo casi todos sus votos de 2019, llegó a un 47% y le ganó por una diferencia de más de 60.000 (+14%) a Ramón Puerta y la Alianza Frente Justicialista para el Cambio. La traición estaba consumada. Quien ocupó un momento clave de la historia política argentina como Presidente Provisorio en aquel fatídico diciembre de 2001 jamás pudo volver a dominar la política misionera. Su salida fue hacia el PRO, a partir de la construcción del Peronismo Federal que sirvió como plataforma en algunas provincias. El pago fue la Embajada de Argentina en España entre 2015 y 2019. Hoy, sigue pregonando junto a esos mismos peronistas, que ahora son republicanos.

“Rovi”, claro, se quedó con la provincia. Literal. Cuando terminó su segundo mandato, lo sucedió Maurice Closs, que venía de ser electo senador nacional en 2005. Aprendió de sí mismo y fue candidato a diputado provincial encabezando la lista, situación que lo dejó a cargo de la Presidencia de la Cámara de Representantes de Misiones. Pero todo tiene un límite. En el año 2006 la Legislatura de Misiones votó una ley para llamar a una reforma de la Constitución, con el objetivo de retocar solamente el artículo 110: el de la reelección. El oficialista FRC buscaba que a partir de entonces se permitiera la reelección indefinida, como ocurre hoy en Catamarca, Formosa y Santa Cruz, las únicas. Sin un peso pesado político opositor, apareció un obispo. Joaquín Piña, jesuita español y el primero de Puerto Iguazú, construyó el Frente Unidos por la Dignidad (FUD). El resultado fue una sorpresa porque Piña sacó casi tantos votos como Rovira en años anteriores. Y éste, como Puerta. El límite vino por la Iglesia y la sociedad civil, la política ya era transversal.

El traspié no fue caída para Rovira y el Frente Renovador de la Concordia. Esas elecciones de 2007 que dieron la primera estadía de Maurice Closs en La Rosadita tuvieron enfrente a un candidato del Frente para la Victoria, Pablo Tschirsch, quien supo ser vicegobernador de “Rovi” entre 2003 y 2007, cuando se distanció del FRC y arregló con Néstor Kirchner. Fue la última vez que el peronismo nacional jugó fuerte por fuera del oficialismo provincial. De hecho, fue la última vez que la construcción transversal que viene gobernando Misiones desde 2003 como tal tuvo un resultado que no abrumara a toda la oposición y a TN por la noche. En las elecciones de 2011, 2015 y 2019, el Frente Renovador alcanzó entre 370.000 y casi medio millón de votos, estando siempre por encima del 60%. Solo han tenido enfrente alguna candidatura suelta de la UCR (en 2011), algunos peronistas disidentes que no superaron los cuatro puntos (también en 2011), y a un Juntos por el Cambio que no ha pasado el 20% desde que se armó a los tumbos en 2015. Dominio total y absoluto. Esto sin que “Rovi” vuelva al Poder Ejecutivo provincial. Siempre desde una banca.

Tal es así que el escenario 2023 del próximo domingo se presenta esperanzador para el oficialismo. “El armado del FRC para este año es el mismo que en 2019”, me cuenta Augusto. Quien busca mantener la hegemonía de la transversalidad es Hugo Passalacqua, el gobernador del 63% y los 400.000 votos en 2015. Luego de ese mandato dejó espacio a su vice Oscar Herrera Ahuad y quedó como vicepresidente de la Cámara de Representantes de Misiones. Detrás de “Rovi”, claro, que está sentado ahí desde 2007. Rotación. “Lo que hay de nuevo este año es la incorporación como vicegobernador de un joven de 33 años, Lucas Romero Spinelli. Era diputado provincial y ejerció otros cargos políticos de relevancia. Es un mensaje fuerte al interior del Frente Renovador de la Concordia sobre el lugar de nuevas figuras juveniles. Esto ya se viene notando a nivel de sublemas”, me amplía Augusto. “Este año se cumplen 20 años del Frente Renovador fundado por Rovira. Siempre buscó ampliarse hacia la juventud, pero ahora la señal es muy fuerte”.

Sus rivales son variados y tienen las mismas lógicas de las últimas tres elecciones. Juntos por el Cambio va a estar liderado por Martín Alfredo Arjol, diputado nacional desde 2021 y cara de una UCR más renovada. Su candidata a vice es Natalia Döpler, del PRO. Es la segunda vez que Cambiemos va todo junto después de 2019. También hay espacio para un kirchnerismo disidente que nunca se plegó del todo al Frente Renovador. Compiten con el sello La Fuerza de Todos (que emula al FdT) y adentro solo destaca el Partido Agrario y Social (PAyS), que viene compitiendo desde 2011 sin superar los 10 puntos. También es disidente el Frente Amplio, armado del Movimiento Evita que lleva a Julia Argentina Perié, diputada nacional por el Frente para la Victoria (2007–2015) y posterior parlamentaria del Mercosur. Hay también fórmulas del PO (que nunca tuvo buenos desempeños en la Mesopotamia) y del Partido Demócrata. Pero a mí me llama la atención el Partido por la Vida y los Valores, un espacio que apareció después que se aprobara la Ley IVE en Argentina. En esa votación, Misiones fue una de las que votó mayoritariamente en contra. Coincidencias.

Entre todos ellos hay 989.148 personas para votar. Gobernador y vice son electos por mayoría simple de votos. Pero, en caso de empate y “si incide en la adjudicación final del cargo”, se debe convocar a una nueva elección. Algo que nunca fue necesario, pero que podría haber pasado solo en 1983 si competían dos fórmulas nomás. También se renueva la mitad de los integrantes de la Cámara de Representantes de Misiones, unicameral de 40 bancas y que ahora sale a rematar 20 de ellas. A diferencia de otras provincias, acá no hay umbral electoral necesario. La provincia funciona como un distrito único y los cargos se reparten por fórmula proporcional D’Hondt. Las boletas son las partidarias tradicionales, pero sí puede ser medio mescolanza si vas a buscar a nivel municipal. Si bien la Ley de Lemas dejó de aplicarse en 1999 para cargos provinciales, sigue funcionando para cargos municipales. Acá las encontrás todas. Te va a llevar un rato.

¿Y qué le toca al actual gobernador, Herrera Ahuad? Encabeza la lista de diputados provinciales, donde también figura “Rovi”. Rotación. Y alternancia. Pero interna.

La más nueva entre sus pares

Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur es la más nueva de las provincias de la Patria. Fue Territorio Nacional desde 1884 (como la mayoría de las regiones patagónicas) hasta comienzos de la década del ’90 a iniciativa de un hombre clave en esta historia: Carlos Martín Torres, primero diputado nacional por el Partido Justicialista entre 1983 y 1989, y después gobernador designado por Carlos Saúl Menem en julio de 1989. Fue quien presentó el proyecto de provincialización en 1984, el cual obtuvo su sanción definitiva para convertirse en la Ley N° 23.775, el 26 de abril de 1990. La norma estableció el proceso y las reglas para la autonomización plena. Torres, sin embargo, tuvo sus cortocircuitos con Menem, lo desplazaron del cargo y luego de un breve interinato, asumió Matilde Menéndez, encargada de dejar todo en regla con los convencionales constituyentes ya electos. Los 19 responsables de dar forma a la Carta Magna fueguina la juraron el 1° de junio de 1991. Con prisa y sin pausa, convocaron inmediatamente a las primeras elecciones provinciales en la historia del distrito, que pusieron en juego por primera vez al habitante de este lindo edificio.

Sin embargo, no fue la primera elección en la provincia post transición en 1983. Hubo para diputados nacionales y provinciales, todas ellas unificadas. Fueron tres y dieron forma a una dinámica competitiva propia del distrito. Como en casi todo el país, el PJ y la UCR tuvieron sus intensas disputas en años bipartidistas. En 1983 los radicales se quedaron con la victoria por menos de 100 votos para ambos cargos. Las victorias peronistas de 1985 y 1989 fueron más amplias, pero dejaron al PJ a tan solo un legislador provincial de la mayoría propia.

Las notas de esos procesos no fueron tanto por los partidos nacionales, sino por la aparición de un actor que marcaría la política fueguina en la década del ’90: el Movimiento Popular Fueguino (MOPOF). Sí, otro partido provincial. Uno propio de la segunda oleada, la de los ‘80/’90. El partido nació primero como una alianza electoral entre la Agrupación Vecinal de Río Grande y la Unión Popular Fueguina de Ushuaia. Las dos grandes ciudades del distrito, unidas para armar una misma identidad. Según me cuenta una excelsa fuente isleña, el MOPOF siempre reivindicó este slogan: “Tierra del Fuego para los fueguinos y fueguinas en términos de trabajo, vivienda, etc.”.

Si volves a ver los resultados de las elecciones que te dejé en el párrafo anterior, vas a ver que el MOPOF empezó primero rondando los 15 puntos, superó el 20% y en las de 1989 cayó por debajo del 10% ante el sostenido crecimiento del peronismo local. La sorpresa vino primero en 1991, con las constituyentes, y después en 1992, con las ejecutivas. El 9 de diciembre de 1990 que eligieron a los 19 redactores, el MOPOF alcanzó el 47% de los votos y se quedó con 11 bancas. El PJ sacó 20 puntos y 5 convencionales. Sorpasso fueguino.

Y acá viene lo interesante, consumado en las elecciones generales del 1° de diciembre de 1991. Los constituyentes definieron como regla electoral general para llegar a la gobernación el sistema de mayoría absoluta con ballotage. Tierra de Fuego es, junto a la Ciudad de Buenos Aires, el único distrito que lo tiene en el país. Algo que hasta hoy se mantiene. Esa primera elección consolidó al MOPOF, que se metió en la segunda vuelta entre navidades y años nuevos para enfrentar a la maquinaria justicialista. El apoyo del tercero en discordia Oscar Mazzuchi (UCR) a los populares permitieron que se eligiera por primera vez gobernador de la provincia a José Arturo Estabillo, quien también había sido convencional unos meses atrás.

Mi excelsa fuente me cuenta que el distrito siempre tuvo mucha migración interna por las posibilidades laborales ofrecidas. Pero como la segunda ronda se celebró entre Fiestas, la mayoría de los migrantes habían vuelto a sus provincias de origen. De hecho, la participación electoral bajó un 6% (casi 3.000 votantes). “Muchos entienden que el MOPOF accedió así al gobierno sin defender las causas de los migrantes”, me comenta. Este comienzo nuevo y provincial, sin embargo, generó las condiciones para que se formara una elite gubernamental de sectores económicos medios. “Nunca tuvieron oligarquía como otros territorios nacionales”, cierra.

Este primer hito electoral sentó un doble mojón en la provincia. El primero es que, salvo en 1995 y en 2019, siempre hubo que recurrir al ballotage para sentar a un gobernador o gobernadora electa en el sillón. El segundo es que la dinámica política fueguina terminó siendo un juego a tres bandas donde, el que se queda afuera de la disputa final, suele dar la mano a alguno de los dos para ganar. Y, tal vez, ligar algo en los cuatro años venideros.

Las siguientes elecciones marcaron otro dato sobre el funcionamiento política de la provincia. A los fueguinos y las fueguinas les gusta la alternancia. Después de los dos períodos consecutivos de Estabillo, llegó el PJ con Carlos Manfredotti en 1999 venciendo en el ballotage a una UCR que había ganado en la primera vuelta. En 2003 el juego se repitió pero cambiando sus intérpretes: el PJ ganó la primera, pero una alianza de la UCR con el kirchnerismo local que se llamó Frente de Unidad Provincial dio vuelta el partido en la segunda. Mario Jorge Colazo, radical, se tomó revancha de la derrota sufrida cuatro años antes, pero no terminó tan bien. Sin una mayoría sólida en la Legislatura, con vínculos nacionales dañados, una crisis presupuestaria y de fondos municipales, y el vicegobernador Hugo Cóccaro (PJ) que lo peleaba un poco, Colazo terminó destituido en septiembre de 2005. El primero, pero no el único. A Estabillo ya le había pasado en 1997, sólo que él zafó.

Cóccaro terminó como pudo el mandato y adelantó la entrega de la botonera provincial a otra novedad fueguina: Fabiana Ríos, la primera gobernadora electa por Afirmación por una República Igualitaria (ARI). Exacto, el de Elisa Carrió. Te dije que gustan de alternancias en el sur. Fabiana estuvo dos mandatos consecutivos y repitió lo que pudo Estabillo, pero que ni Manfredotti ni Colazo pudieron. La segunda, sin embargo, lo hizo con otro sello luego de distanciarse de la líder espiritual del ARI. El del Partido Social Patagónico (PSP) fue un intento por construir una forma de progresismo socialdemócrata desde el sur hacia el norte. El magro intento tuvo pocos réditos, con solo 2 bancas propias en esa (re)elección de 2011. El PSP pasó sin pena ni gloria, hoy quedando totalmente relegado de la primera línea provincial.

Así llegamos hasta las elecciones de 2015 y 2019, las de un peronismo victorioso pero (parcialmente) dividido. Para 2015 el PSP se desplomó y dejó todo servido para que Rosana Bertone pudiera acceder a la gobernación después de haber perdido contra Fabiana Ríos en 2011. Oriunda de Entre Ríos, diputada nacional entre 2001 y 2013 por la flamante nueva provincia, y candidata a vicegobernadora de Hugo Cóccaro en 2007, hacía rato que caminaba el territorio. En 2015 finalmente se le dio, venciendo a Federico Sciurano en ambas rondas electorales. Lo hizo, incluso, con una parte del Frente para la Victoria yendo por su cuenta, expresado en Osvaldo Ramón López y en el Nuevo Encuentro local.

El problema vino en 2019, cuando en la disputa interna se paró alguien con más peso: Gustavo Melella. El actual gobernador que venció a Bertone en esas elecciones venía de ser intendente de Río Grande entre 2011 y 2019, ciudad más poblada que la capital Ushuaia. Las coaliciones fueron más mezcladas que cuatro años atrás. Melella, también extranjero en el distrito y del poco conocido Partido FORJA, agrupó en Concertación Fueguina a distintos espacios del kirchnerismo, al importante gremio del Centro de Empleados de Comercio, a otros progresistas locales (PSP) y al viejo conocido MOPOF (que puso a la vice). Mientras que Bertone tuvo en Unidad Fueguina el sello del FdT provincial, el apoyo del PJ, el Partido de la Victoria, el Partido Intransigente y otros sueltos que suelen abonar al amplio peronismo de centro a la izquierda. También se sumó el Partido Verde, de quién te hablé acá. Poco espacio quedó para Ser Fueguino, el acuerdo del PRO y la UCR provinciales en esas elecciones. Melella ganó en primera vuelta, cómodo y dejando a Bertone un trago amargo. La segunda gobernadora de la historia de la provincia no pudo lo que Estabillo y Ríos sí lograron: buscar la reelección y lograrla.

Así entramos en las elecciones del domingo 14 próximo. Melella cerró a todo el peronismo junto, incluso a quienes fueron con Bertone hace cuatro años. Esta vez no podrá apelar a las listas espejo, pero sí tiene algunas colectoras colgando. Repite la sociedad ejecutiva con Mónica Urquiza (que representa una parte del MOPOF) y movió las fichas para evitar que le compitan por abajo, como él a Bertone. Walter Vuoto (Ushuaia, gracias a una reforma paritaria de su Carta Orgánica que, entre otras cosas, le permite ir por un tercer período), Martín Pérez (Río Grande) y Daniel Harrington (Tolhuin) se quedan en sus distritos y renuevan. También sumó el apoyo de “legisladores de la UCR y tres importantes miembros del peronismo”, me cuenta otra fuente que prefiere no robar cámara. “A nivel nacional lo apoya el actual gobierno y es favorito con muchas chances de ganar”, me amplía.

En frente aparece Juntos por el Cambio partido en tres. El PRO, a pesar de los intensos esfuerzos, se cortó solo con Héctor Stefani, diputado nacional por la provincia desde 2017. El sello oficial de JxC lo lleva Pablo Daniel Blanco, quien es senador nacional desde 2019, pero que supo ser convencional constituyente en 1990/1991, legislador provincial y nacional.

También hay espacio para una fórmula de Republicanos Unidos (RU) que, si bien a nivel nacional es cambimista, en Tierra del Fuego no. El partido, que se llamaba Libertario, se cambió su nombre hace dos años a RU. Ahora juegan con Javier Milei y la candidata es una pastora evangélica que decidió probar con la política. Si no viste el recibimiento que tuvo con las propuestas que ofrece, es algo para prestarle atención. Hasta ahora no ha logrado transferir esa popularidad a un lugarteniente provincial.

Y para ir cerrando, ¿cómo votan en Tierra del Fuego sus 147.064 electores? Es, junto a Corrientes, una de las dos provincias que por norma constitucional deben votar separado de las nacionales. Para la Gobernación es sencillo y te lo conté más arriba. Para la Legislatura la cosa se complica. Bastante. El recinto tiene 15 bancas y puede aumentarse cuando se superen los 150.000 habitantes hasta un máximo de 25 legisladores. La elección es por sistema proporcional D’Hondt a distrito único pero con un matiz único en el país: el sistema de tachas. Es un derecho que le reconoce la normativa fueguina a los electores del distrito, y que les permite tachar a aquellos candidatos y candidatas que no sean de su agrado. Es una lista que te dan cerrada, pero que se puede desbloquear el día de la votación porque podés elegir por la negativa quien no querés que sea electo. Después, para asignar las bancas, se calcula la fórmula proporcional que le toca a cada lista y se reordena en base a quienes fueron tachados, quedando éstos en el fondo. ¿Complejo? Acá hay paper. Y si hay paper, hay video. El Concejo Deliberante de Ushuaia tiene su propio sistema de preferencias.

Así que ya sabes, si estás buscando trabajo, en Tierra del Fuego hay para politólogos. Banda.

 ***

Hasta acá llegamos por hoy. Espero te haya gustado. No quedó mucho espacio para hablar de las PASO municipales de Mendoza del domingo pasado. Acá hay algo sintético y local. Tampoco para las generales de Paraguay, así que acá te dejo una entrevista re pulenta que hicimos desde CICaD para entender el contexto y acá un análisis posterior poderoso de Directorio Legislativo.

La entrega de hoy no tuvo semejanza geográfica, regional o entre elites. Más bien te conté de dos procesos políticos bien distintos. Iba a pasar. A todos se les ocurre votar en mayo. No culpen al niusletero. Como siempre, si te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá.

Un abrazo electoral y nos leemos semana que viene,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.