La semana económica, en números

La actividad sigue mostrando señales de recuperación. El déficit fiscal de noviembre fue el más bajo del año. El problema principal continúa siendo el frente externo, de la mano de un superávit comercial cada vez menor.

Actividad económica

El INDEC publicó el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) correspondiente al mes de octubre, que sigue mostrando signos de recuperación. En relación al mes anterior mejoró 1,9%, pero todavía se ubica 5% por debajo de los niveles pre-pandemia.

Evolución del EMAE

Fuente: INDEC.

A excepción de Intermediación financiera, todos los sectores económicos que integran el EMAE registraron caídas en la comparación interanual, siendo las más significativas las de Transporte y comunicaciones (-20% anual) y Hoteles y restaurantes (-55% anual), por su importancia en el índice.

Resultado fiscal

El ministerio de Economía publicó el resultado fiscal de noviembre, que trajo datos alentadores. El gasto volvió a desacelerarse (+40,5% anual), registrando la menor variación del año, y eso se tradujo en el déficit primario más bajo del año ($58.700 millones, lo que representa el 0,2% del PBI). De esta manera, el déficit primario acumulado del año se ubica en 5,3% del PBI.

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Evolución del gasto, los ingresos (eje izquierdo) y el déficit fiscal acumulado (eje derecho)

Fuente: ministerio de Economía

Los ingresos totales por segundo mes consecutivo se ubicaron por debajo de la inflación (27% anual), impulsados por el impuesto a las Ganancias (+87% anual) y Bienes Personales (+1.760% anual), gracias al incremento en las alícuotas que se introdujo a principios de año. El dato positivo fue la recuperación del IVA (+38% anual), tributo que está asociado al desempeño de la actividad económica. Por el lado de las erogaciones, la marcada desaceleración estuvo explicada por menores gastos asociados al COVID-19 (IFE, ATP, asistencia a provincias).

Intercambio comercial

En noviembre, las exportaciones fueron de USD 4.390 millones, mostrando una fuerte reducción del 26% respecto del mismo mes del año anterior. Eso se dio a pesar de que los precios aumentaron más del 4%, liderados por las subas en productos asociados a la soja (harinas y aceites).

Por su parte, las importaciones fueron de USD 4.120 millones y volvieron a mostrar un crecimiento significativo del 21% anual, algo que no se condice con la situación de la actividad económica, sino que refleja la estrategia de “adelantar” importaciones para cubrirse de una eventual devaluación del tipo de cambio. Esto se tradujo en una balanza comercial superavitaria (USD 270 millones) pero muy exigua, siendo la más baja del año.

Evolución de la balanza comercial

Fuente: INDEC.

No obstante, las liquidaciones en el mercado cambiario del mes mostraron una leve mejora por el lado de la balanza comercial (USD 450 millones), que al comparar con el resultado anterior, muestra cierta recuperación. Cabe destacar que durante buena parte del año se observó una marcada divergencia entre el registro de la balanza comercial que registra el INDEC (base devengado) y el que registra el balance cambiario (base caje), explicado principalmente por la estrategia mencionada en el párrafo anterior. Esto queda claro al comparar el superávit comercial acumulado en lo que va del año que muestra el INDEC (USD 12.500 millones) y el del balance cambiario (USD 7.600 millones).

El superávit comercial del balance cambiario de noviembre no alcanzó para compensar el déficit en la cuenta capital y financiera (USD 1.050 millones), dado por pago de deudas y las compras para atesoramiento, lo que se tradujo en una caída de las reservas internacionales del BCRA por USD 1.200 millones, finalizando el mes de noviembre con un stock de USD 38.700 millones.

Distribución del ingreso

Los datos del tercer trimestre mostraron una reducción de la desigualdad respecto del mismo período del año anterior. Si bien esto siempre es un dato alentador, en este contexto hay que analizarlo con cuidado. En primer lugar, hay que destacar que se achicó mucho el “tamaño de la torta” a distribuir (el total de ingresos aumentó 21% en relación al mismo período del año anterior, lo que significa una contracción en términos reales superior al 13%).

Con lo cual, la reducción del índice de Gini lo que está mostrando es que se redujeron los ingresos de todas las personas, aunque el estrato de menores ingresos perdió menos que los estratos medios y altos (reduciendo así la brecha entre los mismos). Esto queda claro al observar cómo le fue a cada uno: el de ingresos bajos aumentó 36% anual, el de ingresos medios 27% y el de los más altos 23%. La mejora relativa de los sectores de menores ingresos se explica fundamentalmente por las políticas de contención estatal dirigidas hacia ese estrato, en particular el IFE.

Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.