El temerario Mbappé: potencia, habilidad y Stranger Things

Cuenta los goles como Stephen Curry los triples. Busca la gloria como Michael Jordan. Tiene la potencia de Usain Bolt. Y la magia de Ronaldo. ¿Qué hay detrás del francés?

En un Mundial de fútbol, Kylian Mbappé festeja su gol como un basquetbolista de la NBA. Después de su segundo ante Polonia, cuenta los goles con los dedos, como Stephen Curry y los triples. Showtime. El base de Golden State Warriors, récord de triples anotados en la historia, cambió el juego de la NBA en la última década. Mbappé y Curry generan un miedo similar en los rivales, la imposibilidad ante lo inevitable. En el Mundial también vemos a un Mbappé atleta, a un velocista. El sprinter llegó a correr a 35 kilómetros por hora. Se inspira además en LeBron James, en imagen y comunicación (como “The King” de la NBA, lanzó este año su propia productora, Zebra Valley). Y en las canchas de Catar 2022 activó el modo Michael Jordan. Vuela, parece que corre en el aire, y aparece cuando el contexto le pesa a la selección de Francia. Con cinco goles, Mbappé es el goleador del Mundial. Como Jordan, compite contra el rival de turno y, todavía más, contra la historia.

Estas palabras hay que oírlas, no leerlas: a los 23 años, Mbappé suma nueve goles en los Mundiales -entre Rusia 2018, en el que fue campeón, y Catar 2022-, uno más que Diego Maradona, e igual que Lionel Messi. Y es el futbolista con más goles en los Mundiales antes de los 24 años: superó a Pelé, que punteaba con siete. Su Mundial, indican las estadísticas de juego, es para la historia. En tres partidos y medio suma también dos asistencias. Y lidera una estadística específica, la de “goles esperados” más “asistencias esperadas”. Acá, en Big Data Sports, analizan cómo su presencia transforma en casi invencible a Francia. En 2017, Mbappé igualó en una aceleración los 44.7 kilómetros por hora de Usain Bolt, récord mundial en los 100 metros. Es ahora Inglaterra, lo fue Polonia y puede que sea Portugal o Marruecos. La pregunta es la misma: cómo parar a Mbappé. El defensor inglés Kyle Walker lo frenó el año pasado dos veces, en los PSG-Manchester City por la Champions. Pero Mbappé luce diferente en la selección de Francia. Sin Messi y Neymar como en PSG, y sin compañeros que le disputen el cartel -caído Karim Benzema-, es el protagonista de la película.

Javier Pastore fue mundialista con Argentina en Sudáfrica 2010. Jugó la última temporada en Elche de España. Pero a mitad de 2017 lo hacía en PSG. Fue cuando llegó Mbappé. “Y nos dimos cuenta de que era un fenómeno. Tenía 18 años y venía levantando en los últimos seis meses en Mónaco. Nos había ganado el título. Y llegó con una misión, parecía que se quería comer a todos -recuerda Pastore-. Se lo dije hace poco: que no pierda ese hambre que tiene porque cada año demuestra que quiere más y más. Y lo que mejoró es que hoy decide siempre bien cerca del área, sabe cuándo tiene que patear o dar el pase. Te liquida. Y es un chico muy centrado, tranquilo, que se propone un objetivo y de ahí no sale. No lo vas a ver de fiesta. Está concentradísimo en jugar al fútbol y ser el mejor”.

Francia tiene algo con los goles y los Mundiales. El 13 de julio de 1930, a los 19 minutos de Francia-México, el francés Lucien Laurent marcó el primer gol de la historia de la Copa del Mundo. Fue en el Estadio de los Pocitos (que ya no existe) en Uruguay 1930. Laurent era un operario de la fábrica de autos Peugeot. Y Francia conserva, desde Suecia 1958, al máximo goleador en una edición de un Mundial, los 13 goles de Just Fontaine. ¿Cuál será el lugar de Mbappé cuando acabe su historia dentro de la gran historia de los Mundiales? El escritor mexicano Juan Villoro se preguntó cómo describir a Mbappé. Y escribió: “Si Romario y Ronaldo estuvieran muertos, el enigma tendría una solución complicada, pero más o menos lógica: dos almas brasileñas habrían transmigrado a un solo cuerpo. Como esos jubilados siguen vivos, se dificulta la ansiada explicación paranormal. Mbappé combina en forma inaudita la habilidad con la potencia. Ronaldo fue el ídolo que decoró su habitación adolescente; absorbió sus virtudes y agregó la desconcertante gracia de Romario, capaz de fintar con el hombro”.

En Catar, cuando le entregaron el premio al mejor jugador del partido con Australia y Dinamarca, Mbappé tapó el logo de Budweiser, patrocinador de la FIFA (no quiere asociarse a empresas de comida rápida, apuestas, bebidas alcohólicas). Y no se presentó en la conferencia de prensa posterior que se le exige a la figura. Sí lo hizo después de Polonia. “La gente se ha estado preguntando por qué no aparezco frente a los medios. Supe que la federación iba a tener que pagar una multa y me comprometí a pagarlas. Es mi decisión -dijo-. Sólo necesitaba concentrarme en el Mundial y en mi fútbol. Ser campeón me obsesiona. He concentrado toda mi energía física y mental en este objetivo, pero todavía estamos lejos”. Antes del inicio de Catar 2022, los jugadores de Francia se sacaron una foto, cada uno con la camiseta de su primer club. Mbappé vistió la de la Association Sportive Bondy. No es el club en el que debutó (Mónaco), sino el de su patria chica, el suburbio parisino de Bondy. El de antes de que entrara, a los 13, a Clairefontaine, el centro de entrenamiento de Francia, en medio del bosque de Rambouillet, donde pasó las semanas durante dos años. Fueron los días en que, como a Eleven en Stranger Things, esculpían a un fuera de serie.

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A sus 13 años, Mbappé en Clairefontaine, en Francia. Fuente: The Times.

Soy periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supe antes de frustrarme como futbolista. Trabajé en diarios, revistas y webs, colaboré en libros y participé en documentales y series. Debuté en la redacción de El Gráfico y aún aprendo como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribo. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.