El mapa político argentino

Un repaso por las diferentes elecciones que tuvieron lugar en las 23 provincias y CABA durante el 2023.

Hola, ¿cómo estás?

Estas líneas, párrafos y gráficos componen la entrega de fin de año. La del balance. Otros años te expresé algunas lecturas generales sobre la política electoral del año. Por lo general, una regional o mundial. Pero esta vez es distinto. Esta entrega será entera sobre la Argentina electoral del 2023. Seguro usaste esa frase que ya es vox populi de que las elecciones de este año fueron eternas, que no terminaban más y que ya te tenían podrido. Yo tengo sentimientos encontrados. La pasé muy bien cada semana que abrí el Word para contar historias y analizar procesos, pero eso dejó un cerebro frito.

De ahí que este sea un balance general sobre cuatro puntos que considero centrales para entender lo que nos dejó el nuevo mapa político argentino. Con un cierre que te mereces.

¿Cuántos fuimos a votar este año?

Una de las primeras preguntas que nos hicimos este 2023 fue cuánta gente podía llegar a concurrir a las urnas en el largo calendario que se nos venía encima. Crisis de representación. Desinterés. Bronca. Calentura. Apatía. Desapego. Todos conceptos que inundaron titulares, copetes y editoriales durante este año. Cada uno de ellos nos generó una motivación para salir a estudiar el tema desde el Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD) que integro.

Y encontramos esto.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD. La línea de tendencia punteada en gris oscuro es polinómica (polinomial) de 6 grados.

El gráfico que tenés arriba es la variación de la participación positiva en cada una de las provincias que tuvieron elecciones generales (ejecutivas y legislativas) o solo legislativas (Corrientes) este año. Las compara con las del año anterior de a pares. Así, 2023 se mira en el espejo de 2019, éste en el de 2015, y así hasta 1987 (que lo hace con 1983). Como el público se renueva, te cuento que la participación positiva es la proporción de la ciudadanía que entra a un cuarto oscuro y opta por alguna de las listas disponibles en cada una de las mesas. Se calcula como el porcentaje de participación electoral de cada jornada cívica, restando el voto blanco y el voto nulo. La variación es, entonces, una resta que toma el valor de participación positiva de cada elección en cada provincia (cada puntito) vs. el mismo valor de la misma elección cuatro años antes. Acá podés ver la base completa.

Lo que encontramos fueron olas. La línea de tendencia punteada te muestra cómo sube y baja cada cuatro años. Ahora estamos en una curva descendente, tal vez una un poco más marcada que la última caída en 2003, pero que también es producto de un alza muy positiva en el período 2011–2015. Esto quiere decir que es el segundo momento desde el retorno a la democracia en el que todas las provincias se mueven parejitas en la misma dirección, una en la que menos gente en todo el país concurre a votar y lo hace por alguna de las opciones disponibles.

¿Desinterés? Puede ser circunstancial. ¿Descontento? Eso sí. Pero, ¿crisis? No estoy muy seguro. Yo creo que tenemos que empezar a acostumbrarnos a elecciones donde vote entre el 70% y el 75% del electorado, de la misma manera que post 2003 nos acostumbramos a elecciones por debajo del 80%, la norma usual de los ’90. En cada década, por lo general, hay una caída de alrededor del 5% de la participación electoral. Esto es algo que charlamos en esta entrega de junio pasado. Es una ola descendente, que en los próximos ciclos puede estabilizarse.

Un país más colorido

Las provincias no solo van a ser el ancla de la política argentina en el corto, mediano y (tal vez) largo plazo, sino que además nos dejan un país más cromático que en ciclos electorales anteriores. El mapa que ves a continuación indica qué partido político ganó la gobernación en cada distrito y quién gobernó en cada mandato. Las siglas presentan el sello de quien se sentó en el sillón provincial, independiente de si compitió en una coalición o no.

Por otra parte, los colores muestran la simbología de cada uno. Aquellos que son nacionales (PJ, UCR, PRO, PS, FORJA, FREPASO, ARI y LLA) respetan los tonos que los identifican en la competencia política. El verde identifica a aquellas fuerzas provinciales que se conformaron solo en esos distritos, sin pretensión de extenderse a otros y que se construyeron en torno a liderazgos propios de cada provincia, con un discurso y una identidad que resalta los atributos locales por sobre otros. Algo que ya peloteamos en esta entrega.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD.

Cuando indica “if” significa intervención federal. Hay celdas que unifican años dado el desacople que generaron esas decisiones en el ciclo electoral provincial. Para sintetizar la tabla, se acomodaron los de Santiago del Estero y Corrientes al del resto de las provincias. Dado el momento en que descoordinaron sus respectivos calendarios, asumimos que las dos cierran el proceso de renovación ejecutiva provincial.

Así como lo ves quedó el poder federal en la Argentina, actualizado hasta las últimas elecciones que se celebraron (solo faltan Santiago del Estero y Corrientes, que votan en dos años). Una mayor variedad y diversidad de siglas, con procedencias disímiles y escasos anclajes nacionales. Los gobernadores hoy coinciden en algunos puntos, pero tienen en su cabeza proyectos que no necesariamente confluyen cuando empiecen a aflorar las diferencias.

¿Hay una segunda oleada de provincialismos? Parece que sí.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD.

La tabla anterior sintetiza los datos del mapa y te muestra cuántas gobernaciones ganó cada partido político. La columna de “provinciales” agrupa a todos los que clasifiqué dentro de esa categoría. Como podés ver, fue su año. A comienzos de la década del ’90 había ocurrido un fenómeno similar, con las victorias del Partido Renovador de Salta, el Partido Acción Chaqueña, el Pacto Autonomista-Liberal (Corrientes), el MPN (Neuquén) y el Movimiento Popular Fueguino. La de este año es parecida, pero con una diferencia: empezó en el ciclo electoral anterior. Fijate que en 2019 ganaron 6 y este 2023 se sumaron a ese club Producción y Trabajo (San Juan), Avanzar (San Luis) y SER (Santa Cruz). Los tres están enrolados en Juntos por el Cambio, pero tienen una construcción política con fuerte impronta provincial que decidió acoplarse a una coalición electoral nacional. Si en Santiago del Estero vuelve a revalidar el Frente Cívico por Santiago en 2025, entonces habrá un nuevo récord de ocho y los provinciales serán mayoría por primera vez en 42 años.

¿El principal perdedor? El PJ, que rompió su piso histórico de gobernaciones que databa de 1983. ¿El otro dato de color? El PRO ganó más provincias que cuando alquiló Balcarce 50 en 2015, dos de las cuales nunca había gobernado: Entre Ríos y Chubut.

Hubo alternancias (a medias)

Todo esto abre la pregunta sobre si la derrota de los oficialismos que viene ocurriendo en América Latina llegó a las provincias. Ni.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD.

La tabla anterior resume aquellas provincias que continuaron con el mismo espacio político gobernando (aunque hayan cambiado de cara) y aquellas que tuvieron alternancia. Esta ronda de elecciones distritales muestra porcentajes de derrota de los oficialismos similares a 1999, aunque levemente superiores en este 2023. La diferencia sustancial radica en que el dato de hace 24 años incluye a todas las provincias. Como te mencioné, aún faltan Corrientes y Santiago del Estero, que votan en 2025. Si en la primera gana la UCR y en la segunda el FCS, entonces los valores serán idénticos.

Es cierto que perdieron más oficialismos que en los últimos ciclos electorales, pero también es real que dos tercios del país eligió continuidad por sobre cambio. Esto, de alguna manera, es el resultado directo de una decisión puramente estratégica que se tomó a comienzos de año: adelantar las elecciones provinciales.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD.

El ciclo electoral 2023 tuvo tantas elecciones provinciales separadas de las nacionales como el de 2019. Los gobernadores cuidaron, alambraron y vallaron sus territorios por mero instinto de supervivencia. Terminadas las elecciones nacionales, que analizamos acá, acá y acá con Blas, puedo decir que olieron y anticiparon bien a la marea violeta.

Y tuvieron razón.

Gobernadores no tan cómodos

Un último punto que no quiero dejar de abordar es cómo van a tomar decisiones los nuevos y viejos gobernadores electos. Concretamente, qué tan mayoritarios serán sus gobiernos y qué tan compleja (o sencilla) será su gobernabilidad. Esto no es un punto menor porque, al igual que los presidentes, los titulares de los ejecutivos provinciales necesitan promover sus programas de gobierno a fuerza de leyes cuando los decretos no están permitidos. Sobre todo, cuando quieren reformar el status quo.

La tabla que vas a leer a continuación tiene banda de data. Incluye las 23 elecciones provinciales que se celebraron este año (22 generales y 1 legislativa en Corrientes). La segunda columna muestra el partido que ganó con el color correspondiente. La tercera, el porcentaje de bancas obtenidas por cada espacio político (aquellas provincias que son bicamerales incluyen el valor para los dos recintos separados por una barra). La cuarta suma el dato de si hubo alternancia o continuidad (Corrientes no dice nada porque no hubo elecciones ejecutivas, con lo cual el gobierno aún tiene mandato por delante). Y la quinta es mi favorita: el tipo de gobierno que de base recibe cada gobernador electo. Son cuatro categorías distintas, que van de menor a mayor poder de fuego en términos decisorios y son las siguientes:

El gobierno dividido es aquel que indica que una o las dos cámaras del poder legislativo provincial está controlada en su mayoría por un partido político opositor al del ejecutivo (Córdoba está clasificada así porque dio empate justo). Los casos de primera minoría son aquellos en los cuales el oficialismo provincial tiene mayor cantidad de bancas que cualquier otro espacio político, pero no llega a la mitad legislativa necesaria para aprobar legislación sin necesidad de acuerdos con otros espacios. Aquellos gobiernos donde se indica mayoría son los que hay, al menos, un 50% de las bancas oficialistas. Y, por último, los de mayoría calificada son los que tienen gobernadores que lograron más de los dos tercios de una o de las dos cámaras (donde aplique).

Voilá.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD.

El mapa político argentino muestra no solo una diversidad de colores, sino también de gobernabilidades. Solamente 14 de las 23 elecciones celebradas dejaron gobiernos mayoritarios, ya sea una mayoría simple o una calificada. Eso es menos de dos tercios del país. Lo sorprendente es que, de los 9 casos restantes, solo 3 gobernadores tienen más bancas que cualquiera otro partido político opositor: Axel Kicillof (PJ) en Buenos Aires, Rogelio Frigerio (PRO) en Entre Ríos y Rolando “Rolo” Figueroa (Comunidad) en Neuquén. Los otros 6 son casos donde al menos una bancada opositora es más grande que la oficialista. Todos estos gobernadores tendrán que construir acuerdos amplios para sus agendas, algunos más que otros.

Un último dato interesante de la tabla es hacer foco en los casos de alternancia, los que te mencioné antes. De las 8 provincias que cambiaron de color político, solamente 2 tendrán gobiernos nuevos electos con mayoría propia: Chubut y Santa Fe. Ambos lo lograron, además, porque existe una cláusula constitucional de gobernabilidad que le da la mayoría legislativa automática a la lista más votada (en Santa Fe aplica solo para la Cámara de Diputados). El resto de los casos alternan gobiernos minoritarios con otros divididos. La nota de color de este dato viene por los nuevos provincialismos enrolados en Juntos por el Cambio. Tanto Marcelo Orrego (Producción y Trabajo, San Juan) como Claudio Poggi (Avanzar, San Luis) y Claudio Vidal (SER, Santa Cruz) cortaron décadas de hegemonía política con sus construcciones verdes. Los tres arrancarán sus mandatos con legislaturas pintadas del color anterior. Esto no quiere decir que no podrán gobernar, pero sí que van a transpirar, padecer y maldecir. También a consensuar, hasta que logren agrandar sus bancadas con algunos saltos opositores. Al menos así será al comienzo.

Esto parece demasiado de politólogo, pero no. En un contexto donde el gobierno nacional planea una agenda de reformas económicas, sociales, políticas, institucionales e internacionales profundas, los gobernadores serán actores clave para formatear mayorías en el Congreso Nacional. Gran parte de su accionar estará condicionado por la relación de fuerzas en sus propios legislativos, que en varios distritos están cruzando la calle, enfrente de sus oficinas. Cualquier decisión que les genere revuelo en sus propias gobernabilidades será pensada una serie infinita de veces.

Un cierre

Antes de despedirme, quiero hacer honor a este subtítulo. Este año aprendí muchísimo. Cuando lo pensamos junto a la KGB allá por enero, ella estuvo muy atinada en leer que lo de este año era full nacional. Habrás visto: no te escribí de Finlandia ni Bulgaria ni esas cosas raras. Creo que las entregas salieron cada vez mejor gracias al trabajo con ella. En el camino, además, me encontré con un sinfín de gente valiosa, bien predispuesta, honesta intelectualmente y con su WhattsApp abierto para cualquier mensaje, escrito y de audio. Todas estas entregas no hubieran llegado a la profundidad que llegaron sin sus aportes. Les agradezco a cada una de las voces, recién conocidas este 2023 o con años de relación encima, por haberme ayudado a entender, aprender y escribir para contar. El agradecimiento es especial para Sebastián Mauro y toda la REPSA, que cuando los contacté no me bloquearon. Lo mismo para la enorme Red de Politólogas.

Encima de todo eso armamos un equipo de lujo desde el CICaD. Gracias al trabajo de Sebastián Parnes, Rosario Aguiar Solá, Facundo Iván Bárbaro, Victoria Biffis, Gerardo Delgado Stutz, Valentina Pignataro y Melisa Procopio el procesamiento, la sistematización y el análisis de datos fue fácil. Queda un año con muchas bases de datos que, sin su empuje intelectualmente desafiante, no hubieran podido hacerse.

El último va para vos que estás leyendo. Este año #LaGenteVota creció un montón. Hubo interés. Hubo hambre de conocimiento. Hubo feedback. Me emocionó cada uno de los intercambios que tuvimos. Yo pensé que era el único loco interesado en esto, pero encontré varios más. Todo eso te lo de debo a vos. El año que viene habrá temas de agenda para conversar juntos, ya habrás leído las noticias. El canal seguirá abierto para que me digas si sabés de algún subtema específico y querés aportar al espacio. Espero que sigas del otro lado y que te sumes a nuestro círculo de Mejores amigos.

Te mando un abrazo electoral libre, transparente, justo y con sidra.

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.