El futuro de México: Claudia Sheinbaum es la nueva presidenta

Ganó las elecciones con el 60% de los votos y será la primera mandataria de la historia de su país. Sucederá a Andrés Manuel López Obrador, eje vertebrador de la política local durante las últimas dos décadas. La apuesta por una sucesión ordenada en una América Latina embarullada.

Claudia Sheinbaum Pardo se autodenomina “hija del 68” por la participación de sus padres en aquellas protestas, fuertemente reprimidas: ella tenía apenas seis años cuando fue la masacre de Tlatelolco. “Esa dualidad entre hacer política para transformar el mundo, nuestro país y nuestra ciudad, y al mismo tiempo el sentido académico y científico, fue donde yo crecí”, cuenta Sheinbaum en Claudia: El documental, que en cuarenta minutos narra el origen político militante de la exalcaldesa de Ciudad de México.

Allí se da cuenta también de su participación en el movimiento estudiantil de los años 1986 y 1987, contra un proyecto del entonces rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que modificaba reglamentos de exámenes, inscripciones y pagos, con el fin de elevar las cuotas. “Entonces se argumentaba que a los estudiantes no les importaba la educación porque no pagaban por ella. Y el principal elemento de defensa de los estudiantes es que la educación no es una mercancía, es un derecho. Está establecido en el 3ero Constitucional”, enfatiza en el video la hoy presidenta electa.

Sheinbaum conoce a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cuando ya era un líder social con proyección en la política mexicana. AMLO se preparaba entonces para dar su salto: disputar la alcaldía del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México (CDMX). Al ganar, se reúne con La Doctora para proponerle ser la secretaria de Medio Ambiente del distrito. Luego va ganando más espacio en la propia gestión. Lo que sigue es conocido: en 2018 López Obrador gana la presidencia y Claudia asume en la ciudad.

La campaña de las fake news

“Falso que cerraremos iglesias” se titula el video que la cuenta oficial de Sheinbaum subió en la semana pre-electoral, días antes de su cierre de campaña en El Zócalo. Como en la elección presidencial 2022 en Brasil, en la cual el bolsonarismo difundió de forma silvestre que Lula da Silva cerraría templos a lo largo y ancho del país –no sucedió, vale aclararlo, durante el año y medio de su tercer mandato–, la ahora presidenta electa de México padeció una campaña de desprestigio en redes muy similar a la que sufriera el fundador del Partido de los Trabajadores de Brasil. Al igual que el PT, el oficialismo también tuvo que desmentir que vaya a cambiar la Constitución en detrimento de la propiedad privada. Este cronista escuchó de boca de un chofer de Uber, al llegar a la Ciudad de México el jueves preelectoral, que México seguiría el camino de Venezuela en caso de ganar Sheinbaum. Como se ve, un latiguillo que caló en toda la región y que fue utilizado como un boomerang contra gobiernos de izquierda o centroizquierda.

Además, una fotografía del hombro derecho de Sheinbaum fue manipulada y viralizada en las semanas previas a la elección. En la original pueden verse tres mariposas tatuadas, que hacen referencia a la propia Sheinbaum y a sus dos hijos: Mariana y Rodrigo. En la alterada se ven tres imágenes referentes al satanismo. “Bueno, ahora ya lo saben. Un cristiano, católico, no puede votar por una satanista”, se lee al pie de la imagen, difundida hasta el hartazgo en Facebook. Las derechas latinoamericanas parecen haber encontrado un formato estándar para atacar a candidatos vinculados a fuerzas nacional-populares desde la viralización de Facebook, WhatsApp y TikTok.

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Pero los ataques no solo vinieron por abajo. El Instituto Nacional Electoral (INE) tuvo que solicitarle a la candidata Xótchil Gálvez abstenerse de llamar “narcocandidata” a Sheinbaum tras su intervención en uno de los debates. La candidata del frente PRI, PAN y PRD dijo que había sacado esa conclusión de un libro que había llegado a sus manos el mismo día del debate (y que luego, aclaró ante una consulta periodística, no leyó).

El abultado resultado en favor de la presidenta electa demuestra que la campaña de desprestigio y erosión fue apenas una tarea defensiva de una coalición que, como se dice, no le encontró el agujero al mate. Las fake news no pudieron contra la única verdad: la realidad.

Los desafíos de Claudia

Profundizar el modelo económico inclusivo con sostenibilidad. Los números del sexenio de AMLO son contundentes: crecimiento superior al 3% anual; desempleo de 2,6%, uno de los más bajos del continente; incremento en los salarios reales de 120% desde 2018; y 36.000 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED). Son todas medallas que puede colgarse en materia económica.

Durante su discurso de abril en la Convención Bancaria de Acapulco, el presidente reforzó que cinco millones de mexicanos salieron de la pobreza a lo largo de su gestión. Pero también mostró, en diapositivas, lo que los bancos habían ganado durante su presidencia: 273 mil millones de pesos mexicanos, el equivalente a 16 mil millones de dólares. En ese mismo encuentro, a contrapelo de algunas caracterizaciones livianas que se hacen sobre el gobierno de Morena, el presidente de la Asociación de Bancos de México, Julio Carranza, le agradeció a AMLO la certidumbre y la confianza que permitieron que el sector tenga esos exorbitantes beneficios.

El México de AMLO fue win win: todos ganaron. Los grandes empresarios, la clase media y los sectores más vulnerables. Fue, conceptualmente, una presidencia más similar a la primera generación nacional-popular de este continente que a las actuales experiencias.

López Obrador le entregó a Claudia Sheinbaum el bastón de mando que simboliza el relevo en Morena en septiembre del año pasado.

Mantener una política exterior a la altura del sexenio de AMLO. Mucho se especuló tras el triunfo de López Obrador en 2018 sobre su futuro involucramiento en la arena externa. Se decía que, como a AMLO no le gustaba viajar al exterior, tendría poca predisposición a buscar un rol de liderazgo regional.

Los hechos refutaron las especulaciones: se puso al frente de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; refugió a Evo Morales y Álvaro García Linera tras el golpe que sufrió Bolivia en 2019; ofreció asilo a dirigentes políticos del Movimiento Revolución Ciudadana de Ecuador, entre ellos Jorge Glas, detenido luego de la invasión a la sede diplomática en Quito; le brindó protección a la familia del expresidente de Perú, Pedro Castillo; recibió al padre y al hermano de Julian Assange, a quien catalogó como “preso político”, en el Palacio Nacional; y dio el puntapié a los diálogos entre oficialismo y oposición de Venezuela, allá por 2021, que luego decantaron en el Acuerdo de Barbados.

Uno de los principales desafíos de Sheinbaum será el de mantener esa audacia en la región, con incertidumbres a la vista: ¿cómo será su vínculo con Javier Milei, que precipitó una breve crisis al llamar “ignorante” a AMLO? ¿Qué posición tendrá respecto a la próxima elección en Venezuela?

Además de esas preguntas vertebradoras, también asoma el vínculo con EE.UU., país que va a una cerrada elección entre Joe Biden y Donald Trump en noviembre próximo. “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, es una frase que se repite como muletilla para dar cuenta de los condicionamientos que produce la cercanía con la todavía principal potencia del planeta. Un posible gobierno del republicano puede volver a elevar el pulso entre ambas naciones en lo relativo al tema migratorio.

La seguridad, primera preocupación de los mexicanos. Así como todos los sondeos eran consistentes en marcar el liderazgo electoral de Sheinbaum, también identificaron al crimen y la violencia como la principal preocupación: cinco de cada diez mexicanos así lo expresan en encuestas de opinión pública.

La que terminó fue una campaña muy virulenta. Empezó con el asesinato de Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, en el estado Guanajuato. Y terminó con el brutal ataque a José Alfredo Cabrera, candidato de la alianza PRI, PAN y PRD en Coyuca de Benítez, estado Guerrero. La organización civil Data Cívica cifró en 105 el total de ataques a aspirantes a un cargo de elección popular, con 31 víctimas fatales. De acuerdo a ese reporte, titulado “Votar entre balas”, Chiapas y Puebla fueron los otros epicentros.

Con el frente económico en relativo orden, Sheinbaum deberá mostrar mejoras palpables en la seguridad a nivel federal. “Hay que bajar la impunidad, que un homicidio sea sancionado, que un robo de vehículo con violencia sea sancionado. Le corresponde al Ejecutivo, pero también a las fiscalías y al Poder Judicial, porque una orden de aprehensión viene de un juez a partir de una carpeta de investigación”, resumió su planteo sobre el tema en el programa Tercer Grado, donde indicó que seguirá los mismos lineamientos que trabajó en el área durante su gestión en CDMX.

Conducción política y comunicación. Como todo partido de masas que irrumpe y modifica el escenario previo, dominado por partidos tradicionales como el PRI, PAN y PRD, Morena vio ensanchar no solo su base política, sino que también fue receptor de diversos dirigentes que observan en el partido oficialista una capacidad mayor de subsistencia en el plano político.

El desafío de Sheinbaum será el de conducir a las diversas corrientes internas y a los recién llegados bajo su liderazgo, visto y considerando la promesa de López Obrador de recluirse en su rancho “La Chingada”, situado en Palenque, Chiapas, cumpliendo así con la tradición mexicana de dejar el gobierno y el partido tras su sexenio. ¿Será el derrotado en las internas de Morena, el excanciller Marcelo Ebrard, su ministro de Economía, visto y considerando que hay que renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte? El tiempo dirá.

La comunicación será otro reto luego del ejercicio cotidiano de AMLO de hablarle a la ciudadanía a través de las llamadas Mañaneras, desde donde marcó agenda a propios y ajenos, intervino sobre política interna y externa, y respondió a comunicadores de todo el país. Sheinbaum deberá encontrar su propio espacio para definir línea política e interactuar con los diversos sectores políticos, sociales y económicos del país.

El festejo y el después

El Zócalo fue una fiesta en la madrugada de este lunes 3 de junio. Mariachis arriba del escenario, tambores abajo, muñecos de “La Doctora” junto al libro Gracias, de AMLO, disponibles para la venta en puestos improvisados. La diferencia de 30 puntos anunciada por el INE precipitó un clima de fiesta popular que llevó a un discurso de Scheinabum reivindicatorio del sexenio inaugural de Morena. Los fuegos artificiales sobre el bello centro histórico de la Ciudad de México terminaron de configurar un escenario que ni el más optimista de Morena imaginaba. El Ángel de la Independencia, lugar preparado para un posible festejo de la coalición opositora, lucía vacío.

“Los amo, gracias”, cerró su intervención la presidenta electa, de sonrisa imponente. “Era un témpano de hielo en CDMX. Pero ahora está en modo seductora”, me dijo una fuente privilegiada, conocedora de los cambios de la hoy presidenta electa de México durante la campaña presidencial que la encaramó en el Palacio Nacional. El progresismo continental buscó abrazarla, intentando también capturar algo de la épica que durante estos años, meses y días se gestó en suelo mexicano.

Sheinbaum, la mujer que enfrentará múltiples desafíos, puede darse hoy el lujo de festejar en un América Latina signada por paridades electorales que no se verifican en los Estados Unidos Mexicanos.

Se dedica al periodismo político internacional desde hace más de una década. Es politólogo y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos (UBA). Escribió el libro "Lula, de la cárcel a la presidencia". Es hincha y socio de San Lorenzo.