El exilio de los enganches

El rol de los interiores en el fútbol argentino. Desde Ardiles hasta Pol Fernández.

Hola, ¿cómo estamos?

Un elogio se transformó en una clase de táctica. En el Mestalla, Barcelona acababa de danzar al Valencia por 4-1. En las diecisiete temporadas en que vistió la casaca culé, Xavi Hernández se había transformado en un ejemplo sobre la posición de interior. Pep Guardiola confesó que se trataba del mejor de la historia en el rol. En 2002, en la ciudad de Tegueste, en el corazón de Tenerife, nació Pedri. Al culminar el aplastante encuentro, el entrenador decidió explicar a su heredero: «Nos da pausa, no pierde el balón, juega con las dos piernas. Lo que hace, cómo se gira, el tempo. Es fantástico y solo tiene 19 años”. Los lenguajes se transforman con las épocas. Parte de los que se quejan de los léxicos novedosos son los que disputaron la transformación de inside derecho al número 8. El interior es la figura bilingüe entre el enganche y el número 5. Bienvenidos los raros peinados nuevos.

El primer Mundial televisado ocurrió en Suiza 1954, tras la fundación de Eurovisión, y lo vieron 4 palos de personas. En Argentina, la transmisión audiovisual mundialista aterrizó en 1958 para ver a Pelé campeón en Suecia. Sucedía en diferido así que la radio continuó mandando. Cada Copa del Mundo representó durante años un salto táctico. Era el espectáculo globalizado que les permitía a los entrenadores tomar nota de los avances. El hiper fútbol aceleró los procesos: ahora, Boca copia la presión del Liverpool de Jürgen Klopp, Marcelo Gallardo emuló con Milton Casco los movimientos que Pep Guardiola le proponía a David Alaba en el Bayern Múnich y Defensa y Justicia replica detalles de la línea de 3 de Antonio Conte. 

La década del 2000 en Argentina representó el auge del 4-4-2. Los dibujos tácticos no son absolutos para determinar un estilo. Sí los jugadores que componían esos mediocampos: dos volantes centrales, uno de corte defensivo, otro algo más ofensivo. Ambos siempre de frente al arco y, sobre todo, sin buscarle las espaldas a los mediocampistas rivales. Fue Héctor Veira quien se sinceró cuando le consultaron por qué no se jugaba con enganche: “Por culpa del doble cinco”. En el otro margen del mundo, se cultivaba una rivalidad marketinera que disponía una revolución táctica: del Barcelona de Guardiola al Inter de Mourinho. La pelota argentina heredó otro tipo de volantes. Los interiores que hoy florecen en el mercado nacional.

De los 84 esquemas utilizados en los primeros 42 encuentros del torneo, los dos favoritos fueron el 4-2-3-1 (en 28 oportunidades) y el 4-3-3 (en 21). Distintas formas de presentar un triángulo en el centro del campo. Varían en dos o uno en la base. Ambos diseños hallan en los seres que ejercen de interiores a los que manejan los tiempos de los equipos. Martí Perarnau, periodista especializado en táctica, desmenuzan tres sellos de este rol:

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  1. Jugar a la espalda o a los costados del cinco rival.
  2. Participar de las transiciones de ataque y de defensa.
  3. Llegar como segunda línea ofensiva de frente al arco.

No todos los interiores exhiben las mismas características. A grandes rasgos, hay de dos trazos. Los primeros son los box to box. El término y la función se parieron en Inglaterra. Corresponde a los mediocampistas que van de área a área. Mourinho los definió didácticamente en 2018: “Ser un ‘box-to-box’ significa ser bueno en un área y en la otra área. Significa defender bien en un lado y tener la condición física y la resistencia de llegar al otro, donde debés ser bueno marcando o creando. Cuando perdés el balón, tenés que llegar a la otra área”. 

Los segundos son los de control o de juego: le piden la pelota al pie al volante central, manejan los tiempos y los espacios, saben filtrar pases de gol. A ese sector, lo define a la perfección Lorenzo Faravelli, interior de Independiente del Valle: “Es indispensable mirar cinco o seis veces antes de recibir. Sin eso, no podés jugar. Hay que tener vista previa, buenos primeros controles con la pelota, ser capaz en las transiciones tácticas de defensa a ataque y de ataque a defensa, y sentido de la ubicación”. Transiciones suena a una nomenclatura moderna y reemplazó en muchos casos al contraataque. En otra época, hubieran dicho que Miguel Brinidisi en Boca era un especialista en estas artes. 

Podría haber una tercera categoría que se desprende de los de control. Los trescuartistas. Casi enganches. Artistas del pase de gol. La diferencia son sus responsabilidades defensivas. Incluso se ubican un tanto más retrasados. El pie punzante de Agustín Palavecino, cultivado en Platense y consolidado en Deportivo Cali, es un buen ejemplo.

Antes del encuentro entre Valencia y Barcelona, el periodista Diego Torres le realizó una entrevista al mediocampista Carlos Soler. José Bordalás es el entrenador del club en el que fue ídolo Pablo Aimar. Le gustan los equipos de corta elaboración y contraataque rápido. Su jugador fetiche definía el rol: “En este Valencia yo me siento cómodo corriendo o lanzando. Eso también es organizar. No es organizar como organizaba Xavi, que organizaba en todo el campo a todos sus compañeros. Cuando jugamos 4-4-2 o 5-3-2, uno de los pivotes tiene que disparar para estar al rechace o al punto de penalti, porque los puntas suelen arrastrar al primer palo. Guedes, aunque juegue de nueve no es un delantero centro que en los centros laterales te vaya a rematar. Él cae mucho a banda y esa posición queda más libre. Alguien la tiene que ocupar. O la ocupa un extremo o un pivote. A mí me piden que llegue porque tengo esa capacidad física”.

Ser interior requiere de habilidades. Que podrían resumirse en la definición de Xavi. La pregunta es cómo se aprenden. Ahí, Argentina se luce. La Selección de Lionel Scaloni se presenta como un gran ejemplo. Sus tres mediocampistas principales nacieron enganche. Leandro Paredes se desempeñaba allí en Boca. Rodrigo De Paul vestía la 10 en las inferiores académicas. Giovanni Lo Celso, en Rosario Central. No hay casualidad. Para jugar en esa zona hay que saber manejarse de espalda, poseer técnica para tocar rápido, girar para ambos lados, amagar, controlar. Suele ocurrir que, cuanto más cerca del área rival, menos espacio y tiempo para resolver. Eso suma técnica. 

No es que este tipo de mediocampistas se hayan inventado en esta época. La Selección argentina campeona de 1978 contaba con Osvaldo Ardiles que cumplía esta función. La de 1986 guardaba entre sus filas a Héctor Enrique -por la derecha, se ubicaba Ricardo Giusti que en Independiente asumía esa función-. Diego Simeone y Juan Sebastián Verón la ejercieron en sus pasos por Europa. El Cholo deja pistas de esa multiplicidad de roles en sus hermosos días con la casaca 10 en la Selección argentina. 

Aunque el 4-4-2 persiste como sistema en Argentina -es el tercero más utilizado-, todos los planteles de Primera cuentan con al menos un futbolista de estas condiciones. Va una lista para prestarles atención:

  • Arsenal: Mauro Pitton
  • Huracán: Franco Cristaldo
  • Estudiantes: Fernando Zuqui
  • Lanús: Tomás Belmonte (ahora, Jorge Almirón lo dispuso como volante central)
  • Vélez: Nicolás Garayalde
  • Platense: Franco Baldassarra
  • Sarmiento: Emiliano Méndez
  • Boca: Pol Fernández (claro que detrás tiene a la revelación Aaron Molinas)
  • Rosario Central: Facundo Buonanotte (con 17 años, uno de los más jóvenes del campeonato)
  • Newell’s: Pablo Pérez
  • River: Enzo Fernández (la lista podría incluir a Tomás Pocchetino o a Agustín Palavecino)
  • Barracas: Juan Manuel Vázquez
  • Tigre: Alexis Castro
  • Godoy Cruz: Ezequiel Bullaude
  • Aldosivi: Leandro Maciel
  • Banfield: Giuliano Galoppo
  • Gimnasia: Brahian Alemán
  • San Lorenzo: Agustín Martegani
  • Defensa y Justicia: Raúl Loaiza (con 90,9% es el futbolista con mejor efectividad de pases del campeonato)
  • Unión: Enzo Roldán
  • Atlético Tucumán: Leonardo Heredia
  • Patronato: Tiago Banega
  • Talleres: Rodrigo Garro
  • Racing: Carlos Alcaraz
  • Argentinos: Matías Galarza
  • Central Córdoba: Matías Laba (aunque su equipo cayó contra Colón, con 81 pases fue el más pasador de la fecha 3 y con 16 recuperaciones también lideró esa tabla)
  • Colón: Rodrigo Aliendro.

Hay un problema. Porque toda transformación deja cosas en el camino. Así como los enganches argentinos brillan como interiores hay una característica que pierden. Porque si algo es nuestro es la gambeta. Pipo Gorosito advirtió sobre ese problema hace algunas semanas. La habilidad para superar a un rival con un malabar no se puede realizar en cualquier pedazo de la cancha. Brilla más cerca del área. Aunque siempre hay excepciones. Porque así como Xavi ejemplificó el modelo de interior su compañero más reluciente fue Andrés Iniesta. 

Pero, vamos, antes de ser interior fue Iniesta. La excepción puede confirmar la regla. Tan bella que les dejo este video de regalo para que lo disfruten.

Pizza post cancha

  • Bilardo, el doctor del fútbol pinta como uno de los grandes documentales de fútbol del año. Un viaje a la cabeza de un entrenador innovador que está en el corazón de la historia argentina. Se ve en la aplicación de HBO. 
  • Las mujeres directivas en el fútbol masculino uruguayo son apenas el 6,9% del total. La nota de Fiorella Rodríguez en La Diaria es una gran radiografía.
  • Hoy se cumplen 25 años del día en que el Valencia puso doce millones de dólares para comprar al Burrito Ortega. Les dejo este video del debut, contra Sevilla, con sus intervenciones más finas.
  • Salió la primera revista de papel de los cracks de Lastima a nadie, maestro. Se llama Los otros Maradona, con historias que van desde El Pibe Valderrama al Diablo Echeverry. Por acá la pueden comprar. 

Esto fue todo.

Ya sabés, Cenital te necesita.

Abrazo grande, 

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.