Ecuador y Perú a las urnas

Última semana antes de la segunda vuelta electoral en Ecuador. En Perú, con 18 candidatos a presidente, el escenario político es incierto. Y sobre Brasil analizamos el vínculo entre las Fuerzas Armadas, Bolsonaro y la política.

Buen día, ¿cómo estás? 

Esta semana exige una mirada regional (ya sé que te diste cuenta que se trata también de una obsesión personal): Ecuador define presidente, Perú va a primera vuelta, las elecciones en Chile previstas para el domingo fueron postergadas y Brasil… bueno, ya no sé qué más puede pasar en Brasil. 

Después de una semana con cambios de ministros que desató una crisis al interior de las Fuerzas Armadas, analizamos cómo es el vínculo entre Bolsonaro, los militares y la política. Hablé con la colega brasileña Carol Pires sobre el tema. 

Por otro lado, Perú tendrá su primera vuelta electoral el domingo. El escenario está abierto y es de lo más incierto.

Ecuador define quién será su próximo presidente. La pelea electoral será entre el candidato de Rafael Correa, Andrés Arauz, y el conservador Guillermo Lasso.

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Antes de continuar, una fe de erratas de la entrega anterior. El lunes pasado mencioné a las elecciones de Madrid refiriéndome a ellas como el “domingo siguiente” pero son el martes 4 de mayo como decía en el cuerpo del texto. Sí, caen un martes, raro en Argentina y también en España.

Hecha esta aclaración, arranquemos.

Primera vuelta en Perú

Perú tendrá elecciones el domingo pero para conocer quién será el próximo (o la próxima) presidente habrá que esperar unos meses. ¿Por qué? Porque estamos ante una hiperfragmentación del sistema de partidos, con 18 candidatos, donde aquel que concentra mayor cantidad en intención de votos no supera el 10% y los seis que le siguen tienen menos de cinco puntos de diferencia con el primero. Hasta ahora, la única certeza es que habrá ballotage.

Pero antes de empezar, algunos nombres:

Keiko Fujimori. Tal vez es la única candidata que no necesita presentación. Hija del expresidente de Perú condenado por delitos de lesa humanidad, Alberto Fujimori, Keiko desde chica siguió los pasos de su padre. Ya a mediados de los noventa ocupó el rol de primera dama después del divorcio de sus padres al mejor estilo Zulemita Menem en Argentina. En 2006 fue electa diputada y desde 2010 encabeza el conservador partido Fuerza Popular. En 2011 y 2016 se presentó como candidata a presidenta y terminó siendo derrotada por poco en la segunda vuelta electoral. Desde el 2018 está en el medio de un tire y afloje con la justicia. Ese año fue detenida acusada de lavado de dinero en el financiamiento de su campaña y por el caso Lava Jato. En 2019 fue liberada pero, en enero de 2020, volvió a ser detenida: en mayo de ese año quedó en libertad otra vez. Entre quienes respaldan a Fujimori predominan los peruanos que tienen estudios básicos, las personas de bajos recursos y los adultos de 40 años o más, según datos de las últimas encuestas.

Nota al pie: hace unas semanas se reactivaron las denuncias contra el expresidente y tres de sus ministros de Salud por la esterilización forzada de más de 270.000 mujeres indígenas durante el segundo mandato de Alberto Fujimori (1995-2000). El programa decía estar destinado a “combatir la pobreza” impidiendo que las mujeres en esa situación (y también unos 25.000 varones), sobre todo del área rural, tuvieran hijos. Si no estás al tanto del tema, mirá esto.

Veronika Mendoza. Veronika es la apuesta más fuerte y clara del progresismo peruano. Tiene 40 años, estudió en Francia y desde hace un tiempo está metida en política. Fue en 2007 cuando comenzó a militar en el Partido Nacionalista Peruano. En 2011 fue electa diputada y cinco años más tarde se presentó como candidata a presidenta alcanzando el tercer lugar. Feminista en un país donde el machismo está incluso mucho más arriagado que otros países de Sudamérica, propone avanzar con la reforma de la Constitución, un pedido surgido de las protestas de fines del año pasado. 

Hernando de Soto. Es otra de las opciones conservadoras. Economista, fue parte del gobierno del expresidente Alberto Fujimori. También apoyó la campaña presidencial de Keiko Fujimori en 2011 y fue parte de su equipo técnico en su segundo intento por llegar a la presidencia en 2016. Según las encuestas, De Soto logra especial respaldo de los sectores de mayores recursos económicos y los más jóvenes (de 18 a 24 años).

Rafael López Aliaga. La primera vez que se presentó como candidato al Congreso, en las elecciones de 2011, fue un desastre. No llegó ni a los 12.000 votos. En 2019, luego de la disolución del Congreso decidió tomar el control del partido fundado por el tres veces alcalde de Lima y actualmente investigado por corrupción, Luis Castañeda Lossio. Una opción de derecha tradicional vinculada a los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Entre quienes votarían por López Aliaga están los hombres mayores de 40.

Yonhy Lescano. Tiene 18 años como parlamentario y se presenta con el sello del partido Acción Popular que llevó a Manuel Merino a ser presidente por cinco días, después de la destitución de Martín Vizcarra, desplazado por ordenar la represión a la protesta que terminó con dos manifestantes muertos. Juan De la Puente, politólogo peruano, explica en esta entrevista que le hicimos en TVP Internacional, la dificultad de ubicarlo en el arco ideológico o, como definió De la Puente, el riesgo de que estemos ante un nuevo candidato a “presidente taxista: esos que sacan la mano por la izquierda pero que terminaron girando para la derecha”. 

El sábado pasado publicaron la última encuesta de intención de voto después del último debate transmitido por tele (28% de los consultados dijo que los debates sí influyeron en su voto). Si algo hemos aprendido este último tiempo es que las encuestas suelen fallar pero veamos qué nos dicen.

Por un lado, estos números hablan de la falta de certeza sobre quién saldrá primero. Cinco candidatos parecen disputar el primer lugar pero el escenario está completamente abierto. La estrecha diferencia entre los primeros hace que sea difícil imaginar cuál será el escenario del ballotage. También el alto número de indecisos evidencia la apatía social de los y las peruanas como consecuencia de varios años de una profunda crisis político-institucional. Fragmentación, desinterés e incertidumbre son los tres elementos que marcan esta elección. 

Bolsonaro, la militarización de la política 

La política brasileña viene dando unos saltos inesperados. La salida del ministro de Defensa, Fernando Azevedo, que desencadenó la renuncia conjunta de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, resultó un hecho totalmente inédito en el país. 

Una de las lecturas posibles es que el sector militar no es compacto, que Bolsonaro está dispuesto a profundizar esas divisiones internas y que busca tener cerca a aquellos que se animen a meter los pies en el barro de la política. 

João Roberto Martins Filho, autor del libro Los militares y la crisis brasileña, explica en esta entrevista que “estamos acostumbrados a decir que no hay fisuras en el Ejército. Pero el contacto con la política provoca fisuras con el tiempo. No habríamos tenido este impacto si hubiera sido un civil en el lugar del general Azevedo. Esta aventura militar de entrar en el Gobierno es muy costosa para las Fuerzas Armadas. Está demasiado cerca de un gobierno inestable”. Sin embargo, para Martins Folho, el mayor riesgo en este momento no está en las Fuerzas Armadas sino en posibles levantamientos policiales.

Carol Pires es periodista brasileña, escribe en medios como New York Times y la revista Época e investigó a fondo la figura del presidente. En enero de 2019 comenzó a tejer un perfil del jefe de Estado para un podcast documental de seis episodios en el que trabajó durante un año y medio. Así surgió Retrato Narrado, una gema periodística que sugiero escuchar. Hablé con ella para saber cómo analiza los últimos cambios de gabinete. 

Para Carol primero es necesario entender que Bolsonaro “lleva mucho más tiempo como político que como militar”. Según explica, el presidente de Brasil salió del Ejército visto como un ‘mal soldado’ hacia adentro de la institución militar a causa de algunos casos de insubordinación. Cuando entra en la política se ubica como un defensor de los militares, como una especie de ‘sindicalista militar’ porque busca instalar en la agenda pública temas como el aumento salarial de los soldados. Pero fue recién a fines del gobierno de Lula y comienzos del de Dilma, cuando el PT comienza a armar una comisión para investigar los crímenes en la dictadura, que los militares comienzan a entender la importancia de tener a Bolsonaro como su vocero en el Congreso.

Recién cuando llega a ser presidente, “los militares que aceptaron la invitación a ser parte del gobierno entendieron que él ahora estaba encima de ellos como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas”. Sin embargo, Bolsonaro siempre fue visto de mejor manera entre los militares de bajo rango que por los altos mandos porque al fin de cuentas continuó siendo un militar que nunca supo respetar las jerarquías ni la disciplina.

Los movimientos de la última semana responden a la presión de los partidos de la centro derecha brasileña ante la posibilidad de avanzar con un impeachment de no concretarse algunos cambios. 

Es por eso que mientras Bolsonaro cedió poder a estos sectores, buscó equilibrar fuerzas y mostrarse fuerte militarmente con el cambio en Defensa, decisión que la cúpula del Ejército no aceptó. “Esos jefes de las Fuerzas Armadas representaban al ala más legalista del Ejército, no quería manchar al Ejército cayendo de nuevo en la tentación de actuar políticamente, entonces Bolsonaro se terminó quemando”, explica. 

Para Carol, “Bolsonaro siempre coqueteó con la idea del golpe militar pero no encuentra quién lo apoye en esta locura. Creo que si tuviera en el Ejército alguien que lo respalde ya lo habría hecho. Pienso que en su cabeza, la única forma que existe para gobernar es de manera autoritaria”. 

Entonces, la pregunta es quién respalda al presidente si no tiene un partido fuerte, si los aliados en el Congreso le ponen cada vez más condiciones, si un sector del poder económico lo denuncia con cartas públicas y si perdió la confianza de una parte importante del alto mando militar. 

Ecuador define presidente

El mismo día que Perú va a las urnas, Ecuador define quién será su próximo presidente.

Si en algún momento dejaron de prestar atención a la novela electoral entre el conservador Guillermo Lasso y el ambientalista (su posición ideológica en el arco derecha-izquierda es más difícil de etiquetar) Yaku Pérez por el segundo lugar, les recuerdo que el ballotage quedó así: Andrés Arauz frente a Guillermo Lasso. 

Yaku no reconoció ese resultado electoral y la pregunta es dónde irá el grueso de los votos del movimiento indígena, lo que ha generado tensiones internas dentro de estas organizaciones. 

Existen sondeos que le dan una ventaja a Arauz de más de 10 puntos sobre Lasso en el desempate electoral, 55% frente al 44%, aunque otros muestran un resultado más ajustado. El alto número de indecisos puede darnos alguna sorpresa el próximo domingo. 

Por todo esto, atención esta semana a la región.

Hasta acá por hoy.

Nos encontramos el próximo lunes,

Ayelén 

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Soy periodista especializada en política internacional. Estudié Ciencia Política (UBA) y tengo un máster en Periodismo (UTDT). Viví un tiempo en Caracas, Madrid y Londres. Co-conduzco la Edición Internacional del noticiero de TV Pública y soy columnista en la semana en la Edición Central. Produzco y conduzco el podcast de análisis político de la revista Nueva Sociedad y escribo en distintos medios como Le Monde Diplomatique. Tengo tres obsesiones políticas: Bolivia, Brasil y Venezuela.