¿Cuándo y cómo se da una reforma política integral? Ideas desde Córdoba sobre las ventajas del debate sobre la Boleta Única

Una mirada desde la implementación de la boleta única en Córdoba y la necesidad de pensar un proyecto de reforma electoral más completo.

Este texto tendrá varios defectos que no sé corregir pero algunos que anticipo: es una conversación especializada en un tema que no es urgente como sí lo son la necesidad de integración paritaria de la Corte Suprema, el modo de recuperar recursos evadidos para pagar la deuda, el establecimiento de cupos y/ o retenciones para cuidar la mesa argentina y en términos de reforma política, una que propicie la competencia de partidos con programas sobre estas agendas. No podemos hablar de boleta única y consentir decenas de partido fantasmas.

Escribo estas líneas antes de ir a votar por Vamos en las segundas elecciones directas al rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba con Boleta Única.

Mi posición sobre la BUP es favorable, aunque estoy en las antípodas del programa político de quienes la proponen, por ello incluyo referencias de un blog en desuso para persistir en las reformas políticas que sigo militando.

Esto escribíamos en 2009 desde Córdoba: ‘Las situaciones de alta competitividad y resultados casi empatados que venimos observando en elecciones provinciales y ahora nacionales, nos llevan a considerar algunas posibles reformas, para hacer más transparentes y eficientes mecanismos para la elección de representantes. Adecuar los procedimientos resulta imprescindible en estos contextos, cuando la diferencia entre el primero competidor y el segundo en cantidad de votos es escasa. Esta situación de cuasi empates es provechosa, al menos en un sentido: permite que se introduzcan reformas equilibradas, que no definen ganadores absolutos. Una interesante combinación consiste en Boleta única + Casillas de votación + Autoridades electorales por colegio’.

¿Qué hemos escuchado estos días de mayo de 2022? Que la boleta partidaria funciona bien y que la Boleta Única de Sufragio (BUS, como se llama en Córdoba) podría funcionar un poquito mejor. No hay una verdad absoluta sobre el mecanismo, como se dijo dado que no hay neutralidad en los mecanismos.

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Sin embargo, algunos que buscan ser sustanciales son inexactos. Para que ‘el elector vote por quien quiera hacerlo efectivamente’, como sostuvo el diputado Pablo Tonelli, hace falta abordar dos o tres cosas antes. La cantidad de partidos (la facilidad de creación y de mantenimiento), el dispendioso aporte por boletas y la feria de acoples, colectoras y sumatorias. Ahí sí, electores/as podrán elegir entre proyectos políticos y no navegar en un maremágnum de papelitos de colores. Y aún cuando no hubo BUS, los electores optaron por Cambiemos, Javier Milei y Juan Schiaretti, por mencionar algunos. Es decir, ni hay ciudadanos confundidos por la boleta partidaria ni hay arrastres automáticos. En todo caso — pero es otro debate- hay mensajes engañosos que llevan a electores a poner una boleta que les promete A y hace B. Todo un debate en la ciencia política.

El peronismo, y los partidos populares en nuestra región con políticas redistributivas han sido apoyados consistentemente por mayorías. Eso no se pierde por un modelo de papel. Es más, en Córdoba, un peronismo provincial más agroperonismo que popular, en 2011 no perdió sus votantes cuando se utilizó por primera vez la BUS. Como sabemos, son otros factores, de calidad de políticas públicas, en combinación con el ciclo de un gobierno, de pato rengo como ocurre ahora en Córdoba, lo que hace perder o ganar a un gobierno. Justamente en la provincia que refiero podría suceder que, con BUP, el partido provincial perdiera.

La confianza que tenemos en el sistema se debe a la manera de aceptar resultados de la dirigencia y a la actuación consistente de los partidos, entre otras cuestiones. No a la boleta en sí. Como decíamos hace años: por supuesto que con solo tener la boleta única y evitar la sumatoria no lograremos completar el círculo virtuoso de la democracia. Porque seguirán existiendo ciudadanos/as pobres, desinformados/as, mal alimentados/as. Sin embargo, es un paso en el camino a mejorar el proceso de selección de quienes estén a cargo de esa enorme responsabilidad que es la de determinar qué, a quiénes y cómo. Los estallidos sociales de la región obedecieron a razones socio económicas y de distribución: Chile, Ecuador, Colombia, sociedades que no resuelven sus conflictos distributivos y sí tienen boleta única.

El ambiente es un aspecto que nos preocupa. El costo en papel de la única es significativamente menor, no sé si en dinero, pero sí en papel. Diana Quiodo indicó recomendaciones para ahorro del dispendioso aporte por boleta que comparto si conserváramos la partidaria pero debiéramos analizar el impacto en la huella de carbono.

Con respecto a la coordinación de las propuestas nacionales con sus expresiones provinciales, hay dificultades independientes del modelo de boleta, lo sabemos y es toda otra literatura. Con lo que sabemos hoy del proyecto a discutir, el modelo cordobés ofrecería un renglón en las generales para Schiaretti/ Urtubey para ejecutivo nacional y sus diputados y senadores, en los distritos que correspondiera. Luego, renglón abajo, imaginemos Milei / Victoria Villarruel y sus diputados / senadores. En los siguientes renglones, el Frente de Todos y Cambiemos. Pocas provincias se integrarían en este diseño con sus candidato/as a gobernador/a en elecciones simultáneas. Si no hay reforma en ese sentido, Buenos Aires sería una. Para recordar un ejemplo sobre lo que no es coordinación de niveles, recuerdo cuando la campaña de 2007 el oficialismo nacional apoyó a las dos ofertas provinciales, la de Luis Juez y la de José Manuel De La Sota / Schiaretti.

La historia en Córdoba

La investigación sobre el clientelismo menemista que iniciamos con Susan Stokes y Marcelo Nazareno en 2001 llevó a conocer detalles de la distribución de votos. Así se mantenía el voto popular en un gobierno que aplicaba medidas excluyentes y neoliberales. De esos resultados sustantivos distinguimos detalles funcionales como la boleta partidaria. Esa fue una recomendación secundaria cuando avanzamos con el trabajo. Pero la propuesta de reforma incluía acabar con las sumatorias (acoples o colectoras), con el financiamiento privado y fechas cambiantes de elecciones. Esas recomendaciones dieron frutos sólo cuando el sistema entró en crisis por el empate entre fuerzas en la elección provincial de 2007. Cuando actores y actoras tuvieron incentivos para discutir en 2008 se lograron algunos avances (insuficientes, porque no se modificó la sobre representación en la Legislatura Unicameral) que se plasmaron en dos leyes, la 9571/ 2008 (Código Electoral) y la 9572/2008 (Partidos Políticos) en las que se estableció la prohibición de las sumatorias, la limitación y regulación de la contratación de publicidad en campañas, la constitución de un órgano electoral con capacidades de control y administración, la boleta única en reemplazo de la boleta partidaria, entre otros. Sin embargo, cuando pudo el oficialismo hizo una contra reforma. Esto fue cuando en 2011 con premura por modificar la fecha de las elecciones provinciales — adelantándolas para junio 2011 — colaron ‘reformas a la reforma’, como la posibilidad de incluir el voto electrónico y un órgano contencioso electoral como Tribunal especial y temporario. También ‘acomodaron’ aspectos de financiamiento partidario público y de distribución de espacios en medios de comunicación.

Cuento la historia de la experiencia de reformas que abordan distintos puntos del sistema que responden a espacios, grietas, fisuras y crisis. Schiaretti tuvo que hacer una reforma. Y no solo hizo lo menos sustantivo sino que, apenas tuvo aire, retrocedió en aspectos como financiamiento y voto electrónico. Es tarea ciudadana militar las buenas reformas.

A nivel nacional hoy no tenemos crisis postelectoral como 2007 en Córdoba pero sí un crítico empate hegemónico a la Gramsci donde fuerzas polarizadas paralizan leyes sustantivas para reformas impositivas, rentas inesperadas, por seguir mencionando un menú extenso y urgente.

En una situación mundial post pandémica de frustración y apatía, con suba de precios de alimentos y energía donde pareciera que la política no puede cambiar el orden injusto, el desencanto global hacia los partidos políticos que proponen formas de solidaridad y distribución lleva a un notable éxito de ideas individualistas y violentas organizadas en derechas sin deseo. Ese zeitgeist más una BUS daría lugar a opciones sin aparato como la de Milei. Es recomendable recordar a Rawls y su velo de la ignorancia: lo que legislemos debe ser de tal calidad que cuando se me aplique no me perjudique.

Aplicar la boleta única para el 2023 no es posible pero sería valioso aprovechar este envión para trabajar en un proyecto más completo de reforma. Una buena reforma se lograría para las siguientes elecciones. Así por ejemplo la provincia de Buenos Aires podría dedicarse a los problemas de concurrencia, simultaneidad, de fechas y de autonomía municipal para dar lugar a un proyecto que nos siente a todos los distritos a pensar en el común.

*Agradezco a mis estudiantes de Política Comparada 2022 de FCS/UNC, a Celeste Tossolini, Juan Marcos Mercado, Mateo Servent, Nicolo Laurenti, y Horacio Etchichury por sugerencias y ayudas varias.

Docente en Ciencia Política FCS/UNC.Integrante de @RedPolitologas