Cómo vivir juntos

Un hilo sobre las representaciones del matrimonio en un puñado de obras literarias y cinematográficas.

Una de mis amigas más antiguas acaba de casarse. Y no con cualquier candidato, sino con el hombre con el que está cumpliendo veinte años en pareja. De hecho, la ceremonia fue ese mismo día, el de su aniversario.

Hace largos años que no tenía un casamiento, así que me hizo pensar en los pormenores de todo el ritual, en el hecho de establecer una alianza institucional con sus obligaciones ante el Estado, en la importancia de la celebración colectiva del amor (más en este momento, con tan pocos motivos para festejar). ¿Qué lleva a una pareja ya consolidada a tomar una decisión así? ¿El matrimonio es un pacto que apuesta al futuro y también la confirmación del amor que se tienen? ¿Qué implica en el día a día cuidarse, amarse y respetarse en la salud y en la enfermedad?

El Hilo de este mes será entonces un recorrido sobre las representaciones del matrimonio en un puñado de obras literarias y cinematográficas. Pero como hay tantas, aquí el denominador común es que las parejas no estén idealizadas ni funcionen a la perfección, sino que muestran sus fisuras, sus contradicciones, las elecciones por las cuales siguen juntos, o los caminos que finalmente los hicieron separarse. Hay de ficción, pero también bastante andamiaje en la realidad. Y lo lamento, pero son todas heteronormativas, porque hasta hace muy poco la “institución matrimonial” no aceptaba otro tipo de uniones.

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UNO. Maridos y esposas

La escritora macedonia Rumena Bužarovska tuvo una idea simple y genial. Se le ocurrió escribir un libro de cuentos en el que once narradoras hablen de sus maridos en primera persona. Entonces se imaginó distintos estereotipos de pareja, con roles de género que evidencian imposiciones sociales, y dejó que esas voces expresaran aquello que cada relación encerraba: autoengaño, pasión, vanidad, desgarro. El resultado es Mi marido, un libro divertido y bastante provocador, con las esposas en primer plano, y los distintos modelos de marido (el poeta, el ginecólogo, el embajador, el padre primerizo, el adúltero) caracterizados con mucha precisión. Lo presentó en Buenos Aires en febrero e Hinde Pomeraniec la entrevistó.

Por el lado argentino, Marina Mariasch también hizo lo propio. En El matrimonio (publicado en 2011 y reeditado en 2023) el relato se ubica una vez disuelta la pareja para examinarla bajo la luz opaca de lo que ya no existe. El matrimonio como objeto de estudio requiere de observaciones precisas de la vida conyugal, pero también de los discursos de la sociología y del psicoanálisis. De lo que se trata, al fin y al cabo, es de dilucidar los patrones del amor en la política doméstica. De entender cómo nos entregamos a una relación con sus pliegues y sus rutinas, con sus sobresaltos de felicidad y sus dificultades más genuinas. Esta es una crónica breve, concisa y poética sobre sostener la institución, entre la estabilidad y la incertidumbre. Acá pueden leer una entrevista que le hizo Virginia Arce sobre su trabajo con el libro.

DOS. Parejas de escritores

Hay una gran cantidad de parejas de escritores que merecerían estar en este breve apartado, pero me voy a detener solamente en dos de ellas. La primera es la formada por Héctor Libertella y Tamara Kamenszain, diseccionada en el curioso ensayo autobiográfico de ella: El libro de Tamar. La historia es singular. Recientemente separada de él, Tamara recibe por debajo de la puerta de su casa un breve poema anagramático inspirado en su nombre escrito por su exmarido (que además no era poeta). Ofuscada por la situación, entierra el poema en el fondo de un cajón y se olvida de él. Pero quince años más tarde, luego de la muerte de Héctor y en medio de una mudanza, lo encuentra de casualidad e intenta descifrarlo verso a verso en clave amorosa. Esa es la excusa para, de paso, repasar la relación que los unió, sus lecturas compartidas, sus discusiones literarias, y todo lo que alimentó esa vida en común, hecha de crianza, exilio, complicidad y desencuentro. (Es de mis libros favoritos, no me canso de recomendarlo.)

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El libro de Kamenszain habla de este otro también: Del matrimonio como una de las bellas artes, un volumen en el que se reúnen las entrevistas que dieron juntos la psicoanalista y filósofa búlgara Julia Kristeva, y su marido por más de cincuenta años, el ensayista y editor francés Phillips Sollers, además de algunas conferencias. “Somos una pareja formada por dos personas de países distintos. Nuestra diferencia de nacionalidad resalta aún más algo evidente que suele disimularse: el hombre y la mujer son dos extranjeros, dos extraños entre sí”, dice allí Kristeva. Y ambos afirman que descreen por completo de esa palabra, “pareja”, porque anula la unicidad y la singularidad. Prefieren hacer un elogio del matrimonio que no sea la suma de dos entidades, sino más bien el encuentro de los rasgos masculinos/femeninos. Y no es que veneren la institución matrimonial sin criticarla. Lo que ellos muestran es un examen muy minucioso de la vida juntos como aventura personal y colectiva a la vez. No dan claves ni generan falsos mitos: más bien plantean los pormenores de su experiencia haciendo pie en lo que el otro les facilitó. Tal vez se trata de eso la vida matrimonial: de ayudar al otro a hacerse la vida un poco más fácil.

TRES. El inventario íntimo de la vida en común

Siempre vuelvo a Natalia Ginzburg. Y debo decir que lo primero que leí de ella fue este relato hermoso, llamado «Él y yo«, incluido en su libro más clásico Las pequeñas virtudes. Es, sin duda, uno de los más personales e íntimos de toda su producción, en el que se muestra quizás menos discreta. El “Él” del título es su segundo marido, Gabriele Baldini, un ensayista italiano especializado en literatura inglesa con quien se casó en 1950 y tuvo dos hijos (una niña con muchos problemas y otro niño que murió poco después de nacer). O sea que cuando ella escribe este relato, en 1962, ya habían pasado por un montón de dificultades, a las que se suma otra enemiga conocida: la rutina. En el cuento se nota que las diferencias entre ambos se pronuncian, y que esas cosas que a ella al principio le gustaban o le daban mucha gracia, ahora simplemente le molestan, la fastidian. Las cosas que admiraba de él, ahora le parecen un poco exageradas, sobreactuadas. Y el contraste entre lo que siente ella se vuelve cada vez más profundo. A mí me conmueve mucho este texto, y me hace pensar que a veces estamos con las personas que amamos justamente por todo eso que nos diferencia. De lo que se trata es de ver qué modulaciones somos capaces de poner en juego para vivir juntos. A medida que crecemos y que nos acostumbramos al otro, también vamos profundizando las propias mañas. Pero es todo un ejercicio ceder, conceder, reírse del ridículo. Ser capaces de aceptar que las cosas no se hagan de una sola manera. De allí que el texto sea tan revelador en el gesto simple de marcar cómo es ella y cómo es él, con pequeños detalles.

CUATRO. La belleza del marido

La vida privada de un matrimonio que se desmorona podría escribirse poéticamente con toda la nostalgia del tango. Algo de eso se propuso la poeta canadiense Anne Carson en La belleza del marido. Un ensayo narrativo en 29 tangos y lo logró a su modo. Este libro no se parece mucho a nada, pero busca la belleza y la verdad y las consigue de a gajos a través de versos que van contando la relación de una pareja bastante rota. Es un libro de poesía con una estructura extraña, autorreflexiva, en el que cada poema comienza con un epígrafe de John Keats. Delicada y desafiante, Carson profundiza con el correr de las páginas en su arcón de imágenes vaporosas. Su marido era hermoso, pero bastante inmaduro. Ella lo amaba, pero también padecía sus debilidades. La historia de amor intensa y fogosa tiene su reverso en una separación dolorosa y oscura. Es la poeta la que logra la distancia de rescate de sí misma para transformar la experiencia en un libro que hace estallar ciertos recuerdos y que recrudece el peso de otros. Les dejo un pedacito de un poema para que les dé ganas de buscar alguna de las ediciones que circulan. Uno que habla sobre lo injustificable del enamoramiento.

Leal a nada

mi marido. ¿Entonces por qué lo amé desde la temprana adolescencia hasta

entrada la madurez

y la sentencia de divorcio llegó por correo?

La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza decir que lo amé por

su belleza.

Como volvería a hacerlo

si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el

sexo.

La belleza hace al sexo sexo.

CINCO. Escenas de la vida conyugal

Como verán, vengo esquivando las representaciones del matrimonio en el cine de Hollywood (que hay para tirar al techo). No las estoy incluyendo porque, en la mayoría de las películas, el casamiento es el punto de llegada. Todo termina en una boda de vestido con muchos volados, como si en ese acto ritual las fantasías se cristalizaran sin importar lo que pase después (pienso en las películas clásicas, en Disney y en el cine más emblemático de los noventa, por ejemplo). Eran muy pocas las que se centraban en la experiencia de estar casada, en las sombras y alegrías del día a día (y muchas menos las que lo hacían desde la perspectiva de la clase trabajadora).

Un director pionero en la forma de acercarse a los conflictos mundanos de las parejas fue el sueco Ingmar Bergman. Y sostuvo ese interés en varios proyectos a lo largo de su vida. Me refiero, fundamentalmente a la serie de seis episodios llamada Scener ur ett äktenskap y conocida acá como Escenas de la vida conyugal, de 1973, protagonizada por quien fuera su esposa Liv Ullmann y por Erland Josephson en los papeles de Marianne y de Johan, una pareja que lidia con distintos conflictos en su matrimonio (la falta de entendimiento y vida sexual, el desinterés por el otro, las expectativas ajenas, la aparición de amantes). ¿De qué nos enamoramos? ¿Qué es lo que necesitamos de esa otra persona? ¿Puede sobrevivir el amor a la felicidad? ¿Y a la traición? Bergman les da tiempo a sus personajes para que se expresen. Y ellos exhiben sus vaivenes y contradicciones. Son de hecho episodios muy dialogados, en los que la sinceridad se impone tajantemente aunque se digan cosas difíciles de ser escuchadas. (Parece que en Suecia fue un éxito y que aumentó la tasa de divorcios… Después tuvo una adaptación de menos minutos como película con el mismo título y muchísimas versiones teatrales en todo el mundo.)

Pero Bergman fue un poco más allá. Y treinta años después, cuando incluso ya había prometido no dirigir más largometrajes, volvió a reunir a sus dos protagonistas en Saraband, su última película, de 2003. Ahí aparecen otra vez Marianne y Johan. Él tiene más de 80, ella, más de 60. No retoman la relación donde la habían dejado ni mucho menos. Acá el director los reencuentra a través de otros personajes de su familia y de los roles que fueron ocupando para ellos. Una especie de testamento audiovisual que propone nuevos cierres a todo lo que su obra había ido abriendo.

Hacemos un salto temporal y pasamos a Secretos de un matrimonio, la miniserie remake estrenada en 2021 que retoma en el presente la intimidad y la crisis de una pareja, ahora protagonizada por Jessica Chastain y Oscar Isaac. Está muy bien hecha y muy bien actuada, y si bien hay algunas libertades (fue filmada en pandemia, por ejemplo), se perciben los trazos más gruesos del guion original, solo que aggiornado a estos tiempos. El primer episodio en el que le hacen una entrevista a la pareja tiene prácticamente la misma potencia que el original. Y su efecto se va proyectando en todos los capítulos que siguen. Es una serie dramática, seria. No se queda en la interpretación maniquea de la relación, sino que profundiza en uno y otro lado de la grieta que se abre entre ellos. (Está disponible en Max, son cinco episodios de una hora).

Antes de terminar, les dejo «Harvest Moon», de Neil Young. Un clásico. Una canción muy hermosa y muy simple que habla con ternura de lo lindo que es seguir bailando juntos, cuando los chicos ya se fueron a dormir, a la luz de la luna. Tiene mil versiones, como esta de Cassandra Wilson, esta de Jane Birkin y esta más electrónica de Poolside. “Because I’m still in love with you / I want to see you dance again/ Because I’m still in love with you / On this harvest moon”. ♡♡♡

Otras lecturas

Nació en Buenos Aires. Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja como editora y periodista cultural. Forma parte del equipo de la editorial Caja Negra. Desde 2020 a 2024 escribió el newsletter El Hilo Conductor en Cenital. Fue editora en la revista Los Inrockuptibles, tuvo un ciclo de entrevistas con escritores en el Malba y fue columnista en Futurock. Participa también del podcast Algo Prestado.