Arreglos de partidos: de los futbolistas asesinados a la red flag para el Mundial 2026

En Ecuador, un jugador recibió disparos en la cabeza “por negarse a perder” para las apuestas ilegales. La ONU alerta sobre “el riesgo de manipulación”.

Desde el balcón del departamento de Agustín –el Jipi–, vemos con Hernán el partido entre el equipo de remera blanca y el de camiseta de Aldosivi en el torneo +35 de Sucre Fútbol, en Morón. Es nuestro palco, amenity del contrafrente. Detectamos, en dos minutos, que el pelado con la 4 de Aldosivi no sólo maneja los hilos: mete goles, habilita, ordena. Lunes por la noche. “¡Bien, pelado!”, le grita Hernán. Con la mano levantada, el pelado asiente a la distancia.

Entramos. Mientras Agustín saca las pizzas caseras –mozzarella, cuatro quesos, rúcula con bābā ġanūsh, morronesa con provolone– durante la Jipineta (así llamamos a nuestros antilunes), ponemos en YouTube Costa Rica–Nicaragua por la clasificación al Mundial 2026. Si Costa Rica, local, gana, escala al puesto de repechaje en las Eliminatorias de la Concacaf. Nicaragua, última con un punto, llega luego de dos derrotas consecutivas, ánimo en baja, casi eliminada.

Costa Rica golea 4–1 a Nicaragua. Pero nos llama la atención otra cosa. Miguel Rodríguez, arquero de Nicaragua, falla en al menos tres de los cuatro goles costarricenses: en el primero, saca la mano tarde para tapar; en el tercero, regala la pelota en la salida; y en el cuarto, sale a cortar un tiro libre al borde del área. Los treintañeros futboleros argentinos, en general, vemos bien el juego. Subyace en nuestra mirada intelligenza y acervo. Sospechamos, entonces, de la intencionalidad de Rodríguez, 22 años, arquero del SJK Seinäjoki de Finlandia. Compruebo ahora en X que no fuimos los únicos.

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El fantasma de los arreglos de partidos por apuestas pervirtió la manera en que vemos el fútbol–juego. Nos hace preguntarnos para qué seguimos mirando los partidos, si alguien, enojado, puede vocear que “está todo arreglado”. Pero no: no está todo digitado y acaso Rodríguez, consolado después del partido por Keylor Navas, arquero de Costa Rica y referente mundial, tuvo una mala noche.

Como fuere, el fútbol superó hace ya añares la edad de la inocencia.

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Hay un arreglador de partidos que habla

–Cuando manipulo para que un equipo pierda un partido, necesito al arquero más cinco jugadores. Sin arquero nunca lo manipularía. Si quiero que termine con cinco o seis goles de diferencia, le digo: “Involucra también a los defensores”. A un arquero le conseguiré un contrato de patrocinio con una marca de guantes. Me mantengo en contacto con él y, en algún momento, le pregunto si apuesta o si puedo ayudarlo con apuestas. Lo seduzco con palabras amables, regalos, cenas de lujo, fiestas. El dinero funciona en todas partes. Solo se trata de conexiones y dar con profesionales desesperados.

El que habla, desde Vietnam, es Siva, singapurense, condenado por estafa en apuestas pero aún en el ruedo, en el documental Spielverderber (2024), de la ARD, medio público de Alemania. Siva explica que, si traficase drogas en Singapur, lo ejecturarían. Pero que, por amaño de partidos, la pena es de tres a cinco años de cárcel, y que con buen comportamiento saldría en un año y medio. “Y con suficiente dinero”.

En Asia se establece la mayor parte del mercado ilegal (65%). Factura más de 1,7 billones de dólares por año, el 80% del total de las apuestas (durante Catar 2022, el legal movió 35.000 millones), según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). La agencia de la ONU alertó que las apuestas ilegales aumentarán en Estados Unidos, México y Canadá 2026, primer Mundial con 48 selecciones (104 partidos). Y, a la vez, “el creciente riesgo de manipulación de las competencias”.

El informe de la UNODC, “Salvaguardar el deporte de la corrupción. Enfoque en los países de las Américas y el Caribe”, presentado en septiembre pasado en Ciudad de México ante representantes de los países anfitriones del Mundial 2026, indica que “la corrupción en el deporte se ha vuelto cada día más sofisticada, sistemática y transnacional” en América, con el crimen organizado en el centro de la manipulación de los resultados para los mercados clandestinos. El Mundial XL, de algún modo, ya está entre nosotros, en las calles.

Cuanto más bajo es el torneo, más vulnerable a los arreglos

En Spielverderber (“Aguafiestas”), el documental de los alemanes Benjamin Best y Maike Elger, el italiano Francesco Baranca, experto en detectar arreglos de partidos, clave para desmantelar una red de apuestas en España y consultor de Sport Integrity Team, dice: “En general, afecta cada vez más a los niveles inferiores. Fútbol amateur, jugadores juveniles. Estamos hablando de muy jóvenes. Esto es una locura absoluta. Si fuera un delincuente, sería un estafador de apuestas: simplemente no hay control”. Como observa Baranca, cuanto más bajo es el torneo, más vulnerable es a la manipulación.

En octubre de 2024, en Cenital revelamos cómo la Reserva del fútbol de Ascenso argentino y clubes del propio bajo Ascenso –la B Metropolitana, la Primera C, el Federal– se transformaron en un agujero negro para los arreglos de partidos por apuestas. Que habían echado a futbolistas por dejarse perder. Que había equipos virtualmente cooptados por las casas ilegales. Y que en Argentina hay conexiones que responden a China. Entrenadores de inferiores cuentan que oyen a juveniles hablar en pleno entrenamiento de las apuestas de los partidos de la Champions que se juegan mientras practican, y que a otros los encuentran llorando en el vestuario por perder plata. La ludopatía crece, sobre todo, entre menores de edad.

Ludopatía y regulación: debate en el Senado de la Nación

El miércoles, las comisiones de Salud, Legislación General y Justicia y Asuntos Penales del Senado de la Nación se reunieron por segunda vez para debatir la ley de prevención de la ludopatía y regulación de juegos de azar y apuestas en línea, con media sanción en Diputados. En la primera reunión, el 1° de octubre, miembros del Comité Ejecutivo de la AFA habían dicho que la prohibición total de la publicidad produciría un “desfinanciamiento abrupto por la potencial litigiosidad”: “No defendemos intereses comerciales, sino la sustentabilidad de los clubes con el rol social que tenemos desde hace más de 100 años”. La necesidad hoy tiene cara de apuestas. Y el fútbol, entregado y enviciado, es su cabecera. La FIFA solo prohíbe la publicidad de apuestas a los árbitros y en el VAR. En el resto del fútbol–industria, cualquier resquicio huele a timba online.

A pesar del lobby, el problema mayor de las leyes antijuego es que sólo aplican para el territorio nacional del país que las legisla. En Alemania, las apuestas en partidos juveniles fueron prohibidas en 2021, pero se ofrecen en las apps de apuestas ilegales de Asia, que reaparecen con otros nombres apenas después de ser prohibidas.

“Las apuestas no afectan la integridad del béisbol. El béisbol no tiene integridad. Ya no. De hecho, muchos de los males que aquejan al béisbol se deben a la negativa general a reconocer esta flagrante realidad. ¿Creíamos que nunca viviríamos para ver estas sombrías e innobles nubes de corrupción cerniéndose sobre nuestros Campos Elíseos? Es un marcado alejamiento del juego con el que crecimos”, escribió J. R. Moehringer, Premio Pulitzer de Periodismo en 2000, en The New York Times. Cambien el béisbol por el fútbol. Da igual.

Futbolistas asesinados por negarse a perder

En el documental Spielverderber, el exfutbolista austríaco Dominique Taboga confiesa, tras la prisión, que arregló resultados con apostadores durante ocho de sus diez años de trayectoria. “Era un criminal, un estafador. Recibí mi castigo, lo merecía y no lo oculto. Pero les mentí a todos, es parte de mí. Me di cuenta de que cometí un error”, afirma Taboga, hoy de 42 años. Suspendido de por vida en 2014, amenazado de muerte por la mafia, su exesposa se topó un día con una carta suicida sobre la mesa. Le envió a tiempo por celular una foto de los hijos. “Me frenó”, acepta Taboga, y suma: “Estoy convencido de que hoy todavía existen profesionales así”.

Los jugadores ecuatorianos Jonathan “Speedy” González (22 de Julio Fútbol Club, segunda división de Ecuador), Maicol Valencia y Leandro Yépez (Exapromo Costa, tercera) fueron asesinados en un lapso de diez días en septiembre después de que recibiesen extorsiones de apostadores para que arreglaran partidos. Eran profesionales. Y víctimas. A González, quien jugó incluso en la selección de Ecuador –clasificada al Mundial 2026–, sicarios en moto le dispararon en la cabeza. “Speedy era un chico sano y murió por negarse a perder”, sostuvo Oswaldo Batallas, periodista del 22 de Julio. En 2025, la Liga ecuatoriana detectó arreglos en al menos cinco partidos de la segunda división (20.000 dólares por perder un partido, futbolistas que ceden y no zafan de las balas del crimen). A la Serie A y B de Ecuador las auspician las apuestas. “Liga Ecuabet”.
El jueves, un día antes del partido de vuelta por los dieciseisavos de final del Ascenso Nacional de Ecuador frente a Búhos ULVR, Bryan “El Cuco” Angulo, delantero de Universitaria de Portoviejo, fue atacado a balazos en plena calle, camino al entrenamiento. Angulo, quien jugó en la selección de Ecuador y en el Santos de Brasil, fue herido en una pierna. “No es el mundo ideal el que refleja el fútbol –escribió Jorge Valdano en una columna reciente en El País–, sino que simula y exagera el real, al que tampoco le sobra honestidad”.

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Foto de portada: Chivas de México

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.