Apostar al viento, experiencias de la transición energética

Lo que debe darse para el avance de las renovables: el potencial nacional, competir con la energía de los fósiles, y tener recursos y políticas para este cambio. Hay un caso de éxito, Dinamarca.

¡Hola! ¿Cómo estás?

Yo bien, pero me empieza a preocupar el frío que no llega a la Ciudad de Buenos Aires.

Antes de empezar te quiero contar que esta es la entrega número #50 de este newsletter. Ya llevamos más de 2 años charlando en este espacio sobre el desarrollo sostenible en nuestro país. Gracias por estar ahí siempre. Y un gracias especialmente grande a los que se suman a la Comunidad de Cenital con su aporte mensual para que este y todos nuestros productos estén diariamente disponibles para todos y todas. Vos también podés sumarte desde $500.

Hoy vamos a cerrar el primer ciclo de entregas sobre transición energética en el mundo con un punteo de algunas ideas clave y la profundización sobre un caso que me tiene fascinada: Dinamarca.

Apuntes sobre las condiciones de la transición

Potencial renovable

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Uno de los principales factores que explican la incorporación de energía solar y eólica es el potencial del recurso presente en cada país. El Global Wind Atlas y el Global Solar Atlas nos dan una muestra de cómo se distribuyen las condiciones de radiación solar y viento por el mundo.

Los dos mapas que siguen nos muestran -primero para eólico y luego solar- dónde se ubica el mayor potencial en las diferentes regiones del planeta. En ambos casos, cuanto más rojo más potencial.

Con Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, combinamos los datos para ver el potencial unificado y armamos este cuadro que nos muestra cuatro tipos de países:

  • Alto potencial eólico y solar: Chile y Argentina
  • Alto potencial eólico: Noruega
  • Alto potencial solar: Perú
  • Bajo potencial eólico y solar: Singapur

Competencia con los combustibles fósiles

Luego, un gran desafío para el despliegue de energías renovables es la competencia con los combustibles fósiles, que -como vimos en las entregas anteriores- han sido históricamente la principal fuente de energía en todo el mundo.

Dada la trayectoria, las inversiones pasadas y la infraestructura construida, los combustibles fósiles suelen tenerla más fácil por una cuestión casi inercial. Y entre las normas, los actores y los intereses construidos se compone una dinámica de carbon lock in (la traducción sería algo así como encierre en el carbono) de la cual no es sencillo salir.

Adicionalmente, se juega la tenencia de hidrocarburos. Los países que son importadores netos (como Chile) tienen mayores incentivos para apurar el reemplazo de las fuentes energéticas en comparación a aquellos que sí tienen el recurso y lo utilizan para abastecerse y para generar divisas (como Bolivia).

Veamos estas -y algunas que otras- condiciones en un caso particular: Dinamarca. Seguramente no lo tengas en el radar como un campeón de la economía verde, pero vamos a ver que sí, lo es. En base a sus condiciones naturales y mediante políticas bastante visionarias lograron desarrollar muy temprana y exitosamente una industria eólica.

Dinamarca: apostar al viento sale bien

Dinamarca es el líder mundial en energía eólica, ¡55% de su electricidad proviene de esta fuente! Y no sólo logró de esta manera descarbonizar su matriz, sino también desarrollar una de las industrias clave de la economía verde: los aerogeneradores.

Condiciones favorables

Potencial renovable

En primer lugar, las condiciones naturales favorables al desarrollo de la energía eólica. El país tiene un clima ventoso, una costa larga y una topografía relativamente plana, todo lo cual es ideal para la instalación de aerogeneradores.

Importación de hidrocarburos

Si bien Dinamarca tiene algunos recursos hidrocarburíferos en el Mar del Norte, la cantidad de petróleo y gas que se encuentra en las aguas danesas es relativamente pequeña y costosa de extraer en comparación con otros países.

Cuando fue la crisis del petróleo en la década del 70, el país dependía en gran medida del recurso fósil importado, lo que lo hacía vulnerable a la volatilidad de los precios internacionales.

Presión ambiental local e internacional

También en los 70 se publicó el libro “Los límites del crecimiento” y se realizó la primera cumbre de las Naciones Unidas sobre ambiente y el cambio climático se convertía lentamente en un tema de agenda.

Capacidades tecnológicas vinculadas

El país tenía una larga tradición en la construcción de molinos de viento, lo que le dio un piso sobre el cual desarrollar la tecnología de producción de energía eólica. Además, tenían una industria marítima bien importante que hizo de base también para la instalación de parques eólicos offshore.

¿Cómo lo hizo?

Un comienzo promisorio

Ante este escenario, el gobierno danés decidió apostar por la energía eólica como una alternativa al petróleo viable y sostenible.

Sin embargo, esta decisión no se asentó en la nada, sino que construyó sobre una larga trayectoria de la energía eólica en el país. Ya a fines del siglo XIX un visionario danés, Poul la Cour, construyó una primera turbina eólica que podía producir electricidad. Él pensaba que esta energía podía ser aprovechada por las poblaciones rurales para la mecanización y modernización de las prácticas agrícolas, calefacción y luz.

Así que con un par de socios crearon la Danish Wind Electricity Society (DVES) en 1903. Esta compañía capacitó a electricistas para instalar pequeñas plantas eléctricas alimentadas por viento en las zonas rurales de Dinamarca y, por lo tanto, contribuyó a la electrificación temprana del país.

De esta manera, ya en 1918, 120 plantas eléctricas impulsadas por el viento generaron el 3% del uso total de electricidad nacional, y entre 20.000 y 30.000 granjas usaban pequeñas turbinas eólicas privadas para accionar bombas, motosierras y trituradoras.

Ya desde entonces, el estado danés apoyó esta y otras iniciativas de desarrollo de la tecnología eólica.

La tentación de los fósiles

Como en prácticamente todos los países del mundo, la disponibilidad y accesibilidad en materia de costo de los hidrocarburos -así como el intento de la energía nuclear- generó un cierto desvío en esta trayectoria de la evolución de la energía eólica.

Para el comienzo de 1970, el 90% del combustible utilizado en Dinamarca era importado. Y la crisis del petróleo fue un gran shock que obligó a problematizar esta dependencia y reavivó el interés por aprovechar la energía eólica disponible localmente.

Esta crisis generó un renovado interés por la energía eólica, tanto por parte de pequeños grupos y empresas que se pusieron a investigar en las nuevas tecnologías, como por parte del Estado que desarrolló una planificación energética estratégica y de largo plazo.

Con el objetivo de diversificar la matriz energética, aprovechar los recursos y las capacidades locales y sostener el estado de bienestar, en los 70’, el gobierno danés introdujo medidas de apoyo a la entonces incipiente industria de la energía eólica. Por ejemplo, una tarifa especial para este tipo de fuente, un programa de apoyo a la investigación y asistencia económica para la certificación de las turbinas danesas.

En esa misma década se instaló en el país el primer parque eólico y la turbina más grande del mundo. Con todos estos incentivos, rápidamente las turbinas aumentaron en tamaño y eficiencia. Y así, en 1979 una pyme danesa comenzó su producción en masa. Hoy, esa empresa es Vestas: la firma más importante en el mundo de la tecnología eólica.

Con el correr de las décadas, Dinamarca desarrolló una industria eólica robusta. Tiene una amplia gama de empresas dedicadas a la fabricación de turbinas, ingeniería y construcción de parques, y mantenimiento y servicio de los aerogeneradores. De esta manera, el país escandinavo se convirtió en uno de los principales exportadores de tecnología de energía eólica del mundo y está logrando mantenerse en ese lugar a fuerza de fomento de la innovación en el sector en el marco de un ecosistema cooperativo entre empresas, universidades y otros centros de investigación.

Este cuadro muestra cómo fue entonces la evolución de la matriz eléctrica de nuestro país estrella del día.

En síntesis

A la luz de los resultados y del devenir del mundo, claramente fue una estrategia acertada. Sin embargo, en el momento en que se embarcaron en este desafío, nada garantizaba el éxito.

Nos deseo esa dosis de visión innovadora mezclada con un diagnóstico acertado de las capacidades y un buen diseño de política como combinación ganadora para encontrar -y construir- nuestro rol en el mundo que se viene.

Te mando un abrazo, gracias por estar ahí. Nos leemos la próxima.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.