El contrataque de Lula: quita de impuestos, incentivo a jóvenes y remedios gratis
Luego de una caída en los sondeos, el presidente de Brasil mueve el gabinete y relanza programas. La estrategia del bolsonarismo es buscar la amnistía, mientras que Tarcisio de Freitas intenta ser el heredero.
“Si solo aparecemos cada cuatro años, seremos iguales que cualquier otro partido político. Y el PT no nació para ser igual, nació para ser diferente”, dijo en febrero Lula da Silva a raíz del 45 aniversario del partido que fundó cuando la década del ochenta del siglo pasado apenas empezaba. Lucía camisa roja y gorro Panamá en Rio de Janeiro: habían pasado apenas dos meses de la operación que tuvo en vilo al país tras una hemorragia intracraneal.
La referencia partidaria era una advertencia rumbo a 2026. El inicio del actual año trajo a Lula una caída consistente en los diversos sondeos (Datafolha, Quaest, Atlas), particularmente preocupante en su base de apoyo: aquellos trabajadores que cobran hasta dos salarios mínimos y viven en el nordeste, el bastión electoral del Partido de los Trabajadores, en general, y del nacido en Pernambuco en particular.
La caída se relaciona con dos hechos. En primer lugar, una avalancha de fake news sobre una posible tributación al Pix, popular forma de pago de transferencias instantáneas. “Lula ordenó a la Agencia Tributaria que encuentre una manera de quedarse con parte del dinero” movido por el Pix, dijo en sus redes sociales Jair Bolsonaro. El expresidente ultra anunció que empleadas domésticas, albañiles y animadores de fiestas podrían verse obligados a entregar parte de sus ingresos al Impuesto sobre la Renta. Las mentiras tuvieron efecto directo: las operaciones en Pix cayeron 15,3% en los primeros quince días del año, según datos del Banco Central de Brasil. En medio de esa crisis, Lula colocó al publicista Sidonio Palmeira en el Ministerio de Comunicación (Secom), en reemplazo de Paulo Pimenta.
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“El aumento en los precios de alimentos es lo único verdadero: tiene raíces en el mundo real”, le dice a Cenital el periodista Rodrigo Vianna, ex Rede Globo y Record y actual frontman del canal de streaming ICL. Para Vianna el aumento de precios en productos como café, huevos y otros generó insatisfacción y malestar: “La impresión de un gobierno que no controla las cosas”. Por ese motivo el vicepresidente Gerardo Alckmin anunció, a principios de marzo, la eliminación de aranceles a la importación de alimentos –carne, café, azúcar, maíz, aceite de girasol y oliva– para intentar contrarrestar las subas.
Una batería de medidas y decisiones
La nominación de la experimentada Gleisi Hoffmann al mando de la Secretaría de Relaciones Institucionales, la cartera encargada de la estrategia política del gobierno y del vínculo con el Congreso, tiene varias motivaciones. “Es una señal de que no va a entregar todo al Centrao y que empieza a crear alternativas para el futuro”, reflexiona Vianna, poniendo a la ex titular del PT en un batallón de personas (Fernando Haddad, ministro de Hacienda; Alexandre Padilha, ministro de Salud; Guilherme Boulos, excandidato a la alcaldía de San Pablo; Joao Campos, alcalde de Recife) que podrían tener mayor proyección político-electoral, mirando más allá de 2026. Hoffmann estuvo al frente del partido en el peor momento reciente: durante la prisión de Lula. Con 79 años, el presidente de Brasil busca propiciar una renovación de liderazgos que lo sobrevivan.
El Centrao, bloque de partidos fisiológicos que suelen integrar la base de gobierno en el Congreso a cambio de asientos en el Ejecutivo, debe tomar una decisión respecto a Lula y a la elección del año próximo. En ese espacio, en las últimas municipales creció el Partido Social Democrático (PSD) de Gilberto Kassab, que actualmente tiene tres ministerios en el gobierno de coalición. En Brasilia circuló un chiste tras la votación de 2024: dicen que existen solo dos entidades omnipresentes, capaces de estar en todos los lugares al mismo tiempo, Dios y Kassab. Este hombre, quien fuera alcalde de San Pablo, cae siempre parado: fue ministro de Ciudades durante el gobierno de Dilma Rousseff y después con Michel Temer –golpe parlamentario mediante– asumió el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones. Un armador todoterreno, siempre oficialista. El Centrao no puede gobernar solo, pero sin el Centrao no se puede gobernar, dice otro de los refranes siempre repetidos en Brasilia.
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SumateAdemás de los cambios en el tren ministerial, Lula también anunció medidas concretas: la gratuidad del 100% de los medicamentos en Farmacia Popular, un conjunto de más de 31 mil establecimientos a lo largo y ancho del país; la exención impositiva para aquellos trabajadores que ganen menos de mil dólares mensuales, medida que debe ser refrendada por el Congreso y que fue una promesa de la campaña 2022; y el pago del programa Pe-da-Meia de incentivo financiero-educativo a jóvenes que cursan enseñanza media.
“Un trabajador con más dinero en el bolsillo va a consumir. Va a cambiar la heladera, comprar una estufa, cambiar el auto, reformar la casa. Va a vivir mejor. Nosotros producimos la riqueza del país”, manifestó a TVT Moisés Selerges, presidente del Sindicato de Metalúrgicos del ABC Paulista, cargo que Lula ocupó décadas atrás y desde donde proyectó la creación del PT. Los sindicalistas brasileños estiman que unos diez millones de trabajadores se van a beneficiar por la exención impositiva, una vez que el Congreso la tramite. ¿Cómo equilibrará el Gobierno ese desembolso? De acuerdo a la agencia Reuters, la administración Lula propondrá un impuesto del 10% sobre ganancias corporativas y dividendos enviados al exterior, modificando una ley de 1995 que actualmente favorece a multinacionales con filiales en Brasil.

Tras la ida de Hoffmann al gabinete, el partido eligió de forma transitoria al nordestino Humberto Costa como presidente. La sigla deberá hacer una elección directa interna en julio de este año, en vistas a salir del interinato y volcarse a la campaña electoral de 2026. En la fiesta de cumpleaños número 80 de la exalcaldesa de San Pablo, Marta Suplicy, Lula se encontró con el histórico petista José Dirceu, su primer jefe de la Casa Civil (un equivalente a la jefatura de gabinete). Allí le dijo a Dirceu, según reseñan los medios Folha y CNN Brasil, que este “estaba con cara de candidato”. El año próximo, además de votar para presidente y vice, el gigante sudamericano renueva su parlamento.
El bolsonarismo busca la amnistía
El domingo 16 de marzo, Bolsonaro encabezó una movilización en Copacabana, Río de Janeiro, con el objetivo de pujar por la amnistía para los involucrados en el 8 de enero, cuando fue el intento de golpe en Brasilia. La convocatoria fue magra, muy lejos del millón de personas que el expresidente había pronosticado: un monitoreo de la Universidad de San Pablo (USP) contabilizó unas 18 mil personas, apenas el 2% de lo esperado. “Unas elecciones sin Bolsonaro serían negar la democracia. Si soy tan malo, que me derroten”, lanzó el capitán retirado desde una tarima donde se veía una bandera estadounidense y la figura de Donald Trump con la consigna “Fight, fight, fight” (que significa: pelea, pelea, pelea). Lo acompañaban diversas figuras de su ecosistema político, todos uniformados con la remera de la Selección Brasileña de Fútbol. Solo uno utilizó la azul, suplente: Tarcisio de Freitas, gobernador de San Pablo, quien busca generar las condiciones para un postbolsonarismo pero depende, en última instancia, de un apoyo explícito del todavía líder de la derecha brasileña.

Sumado a eso, una noticia sacudió a su entorno: Eduardo Bolsonaro, su hijo más prominente en términos de articulación internacional, anunció que se licenciaba de su banca en la Cámara de Diputados para seguir haciendo política desde los Estados Unidos, donde se encuentra desde hace varias semanas. “Tengo un profundo respeto, admiración y gratitud por Donald Trump. Sé que, en este momento, continuará abrazando a mi hijo”, dijo Bolsonaro padre, llorando, al comparecer sobre la noticia. Su hijo también se conmovió en una nota televisiva, bien lejos de la construcción de macho alfa todopoderoso que cultivó en Brasil cuando detentaba amplios poderes estatales.
El martes 25 de marzo el Supremo Tribunal Federal, la máxima instancia judicial de Brasil, decidirá si acepta la denuncia para juzgar a Bolsonaro por liderar una tentativa de golpe de Estado contra Lula. El Fiscal General Paulo Gonet consideró que el intento de asesinato de Lula, su vicepresidente Geraldo Alckmin y el ministro Alexandre de Moraes fue una búsqueda desesperada de Bolsonaro para aferrarse al poder tras ser derrotado en las urnas. Un delator fue clave en la investigación: el ex ayudante de órdenes Mauro Cid, ladero de Bolsonaro durante su presidencia. El exmandatario está acusado, junto a otras 33 personas, de los delitos de abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado y pertenencia a una organización criminal: la suma de todos ellos alcanza los 43 años de cárcel.