No matarás a Colo Colo

El impacto de las Sociedades Anónimas en el fútbol chileno. Cómo la presidencia de Boric puede transformarlas.

Hola, ¿cómo estamos?

(Desde Chile)

“Antes cuando veía a la Garra Blanca buscaba un carabinero para sentirme a salvo, ahora cuando veo a carabineros busco a la Garra Blanca para sentirme a salvo”.  Tweet.

Gustavo Gatica enfundaba su cámara Sony. La Plaza Baquedano era el epicentro del estallido en Santiago. Todavía se estudia de qué estaban hechos los balines que los carabineros lanzaban. Dos le estallaron en los ojos. Se sentó mientras lloraba sangre. Con el tiempo, los manifestantes con problemas oculares ascendieron a más de 300. El problema continuaba: encerrado por las fuerzas represivas, no podía salir para correr a un hospital a ser atendido. Hasta que apareció un barra de Colo Colo. Preguntó qué pasaba. Juntó a la banda y arremetieron contra la policía. Los empujaron hasta que Gustavo pudo alejarse. Quedó ciego.

En febrero, Gatica regresó al Monumental. Su historia se volvió un símbolo tan grande que las paredes de Santiago poseen graffitis con su rostro. La hinchada lo saludaba. Habló con los medios y dejó un mensaje que es parte de una bandera que late fuerte: “Quiero aprovechar esta instancia para hacer un llamado a los y las hinchas a hacerse socios del club porque es una lucha que debemos dar todos”. 

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En enero de 2002, el Cacique quebró. Recién empezaba a discutirse la ley que permitía las Sociedades Anónimas en el fútbol chileno. La solución fue gerenciar. Tomó el mando Blanco y Negro S.A. Una herencia literal de Blanquiceleste en Racing. Que tras el campeonato del 2001 se exhibía como una supuesta solución que, claro, después no fue tal. La diferencia entre una empresa y una masa societaria es que cuando la cosa no sale, el imperio del capital se toma el palo.

Ese vaivén corporativo explotó la última semana en Colo Colo. El día previo a la derrota contra River -partidazo aun así de los dirigidos por Gustavo Quinteros-, la institución deportiva mutó su presidente. Cuando la gerenciadora tomó el mando, abrió una ventana: del directorio quedarían dos butacas para representantes provenientes de los socios y las socias. En 2013, a partir de la reforma del estatuto, ese sector logró que se restaurara la posibilidad de asociarse. El número inicial era de 2 mil. En la actualidad, hay 70 mil aportantes de 3 mil pesos chilenos mensuales, unos 700 mangos argentinos. El único beneficio es que ingresan a la preventa de tickets.

El problema explotó cuando las papas quemaron. Si de algo se enorgullece el pueblo colocolino es de jamás haber descendido. De hecho, cuando River pisó el césped se cantó: “Vos sos de la B”. Una pertenencia continental que comparte con Boca, con Sao Paulo, con Flamengo, con Santos, con Olimpia y con Cerro Porteño. Pero ese estandarte pegó en el palo a comienzos de 2021. Colo Colo debió disputar la Promoción frente a Universidad de Concepción. El héroe lo encarnó el argentino Pablo Solari. Que era un niño de 19 años que nunca había convertido en el profesionalismo. Un juvenil que se le escapó a Talleres y que ahora es la gran figura del campeonato chileno. Cuyo nombre completo es Pablo César, en homenaje a Aimar. Metió el 1-0 final para que los diarios titularan: “Un gol maradoniano”. Pero la crisis deportiva no se parió de la nada. Colo Colo determinó en la pandemia que cesanteaba los pagos de salarios de todos los jugadores y del personal del club. Aunque no lo crean, el equipo más popular fue el único que utilizó esa herramienta. 

Las placas tectónicas se movieron tanto que un mes más tarde la presidencia la asumió Edmundo Valladares, un periodista representante de los socios. Su discurso inicial enamoró: “Queremos un liderazgo distinto que involucre a la gente”. La idea de la reconstrucción popular florecía en Chile. Más en Colo Colo cuyo gen es el de brotar desde las cenizas. En 1925, se fundó la institución más popular de Chile. En 1927, en una gira en España, uno de sus futbolistas y fundador del club, David Arellano, saltó a cabecear, chocó contra un rival, se golpeó el apéndice, desembocó en una peritonitis y murió. Arriba del escudo del Cacique hay un lazo negro: resulta el símbolo del duelo permanente. 

La presidencia de Valladares duró hasta esta semana. Sacudió el entorno desde un aumento de socios y, sobre todo, desde un salto en la gestión futbolística. Apostó por Daniel Morón como director deportivo. Entrenador de arqueros en el cuerpo técnico de Marcelo Bielsa en la Selección de Chile. Destacado por proponer el juego desde los pies y por colaborar en la formación de la personalidad de la Generación Dorada de la Roja. Con cuatro aciertos claves en Colo Colo: el delantero Juan Martín Lucero, el capitán Esteban Pavez, el armador Leonardo Gil y la estrella Solari.

Los resultados en la cancha modelaron su escudo. Colo Colo culminó subcampeón en el torneo pasado. Quedan cuatro fechas y es líder con misma cantidad de puntos que Unión Española. Regresó a la Copa Libertadores. El Cacique es el único conjunto chileno que ganó la estatuilla sudamericana, en 1991. La Universidad de Chile logró la Sudamericana en 2011 de la mano de Jorge Sampaoli y en 2012 no pudo en la semifinal de la Libertadores contra el Boca de Juan Román Riquelme y Julio Falcioni. 

Tanta algarabía llevó a que regresara el apetito de los empresarios. El martes fue un día perturbador. A Valladares lo desplazaron. A pesar de que el pueblo colocolino y los ídolos del 91 lo respaldaban. “Hay que tener cara para estar en un lugar en donde no te quieren, con esto Colo Colo no avanza, retrocede, en lugar de pensar en el club, se enamoran del poder y lo abrazan a como dé lugar. Colo Colo es su gente”, escribió en sus redes sociales Marcelo Barticciotto, delantero argentino campeón. No importó. Al mando quedó Alfredo Stöhwing, un empresario condenado a tres años de libertad vigilada en 2016 por coimas en el gobierno de Sebastián Piñera. 

El debut de las empresas privadas en Colo Colo ocurrió en 1976. La dictadura de Augusto Pinochet no poseía los instrumentos legales para plantar ahí una sociedad anónima. Entonces, descabezó la comisión directiva y dispuso que el Grupo Vial se adueñara de la presidencia. Los historiadores de la dictadura detallan que el club popular fue la primera instancia de privatización en el país. Luego, vinieron los servicios estatales. La seducción fue, como siempre, de espejitos de colores. Contrataron como entrenador a Ferenc Puskás, el mito del Real Madrid tan crack como para que la FIFA le pusiera su nombre al premio al mejor gol del año. La gestión del húngaro no funcionó. Ni él ni los refuerzos. El club se endeudó. En 1980, el Banco de Chile le inició a la entidad una demanda de embargo de todos sus bienes por un déficit de 30 palos. Comenzó una bicicleta que jamás se resolvió, pero que el dictador careteó obligando a la televisión a bajar una suma que diera aire al experimento. La ley de Sociedades Anónimas tardó mucho tiempo en aterrizar. Se dio en 2005, en el gobierno de Ricardo Lagos, del Partido Socialista. Potenció su surgimiento Piñera, a quien todavía le faltaba itinerario para arribar a la presidencia del país. 

En una entrevista en 2016, Marcelo Piñera, hermano del expresidente, relató el origen: “Cuando recorrimos Chile, yo siempre animaba a la gente. ¿Quién manda aquí, los hombres o las mujeres?, ¿quién es de la Católica? 10 manitos, ¿quién es de la U? 30 manitos, ¿y de Colo Colo?, 50 manitos. Ahí le dije: ‘Hermanito, si querés ser Presidente, tenés que ser colocolino’”. Entonces, Sebastián traicionó a sus colores de Universidad Católica y cambió de bando. En 2010, se convirtió en el principal accionario de Blanco y Negro, ganó la presidencia, invirtió, conquistó dos campeonatos locales, un subcampeonato de Sudamericana y cosechó popularidad.

Las autoridades de la gerenciadora aseguran que pierden dinero. El salto de Piñera es un ejemplo para entender por qué esos espacios cotizan tanto. Una de las grandes mentiras de las entidades privadas es la ausencia de rosca y de burocracias. La directiva de Colo Colo exhibe en sus entrañas el cruce entre dos corporaciones. Los Larraín Vial versus los Mosa. Los primeros representan a la corredora de bolsa más potente de Chile. Los segundos con polirrubros en el sur del país. La puja interna es muy intensa. Nada sencilla. Las familias combaten el poder desde el poder.

El estallido en Chile transformó el escenario. Del fútbol también. Una de las presiones populares que llevaron a Gabriel Boric a la presidencia es la idea de reformar la Constitución. En ese proceso, una de las propuestas es eliminar la posibilidad de las sociedades anónimas en el fútbol de Chile. Al pueblo colocolino se le hace agua la boca frente a la perspectiva de recuperar el control del club. De esa historia, los ojos perdidos de Gatica serán parte. Siempre fue mentira que ojos que no ven, corazones que no sienten. 

Pizza post cancha

(En épocas de Feria del Libro)

  • Hace unos años, mi hermano Julián investigó y escribió un libro al que tituló Los desaparecidos de Racing. Reunía once historias de hinchas víctimas del genocidio que ocurrió en nuestro país entre 1976 y 1983. Fue el puntapié para que el club se lanzara a una búsqueda de más casos. Esa acción derivó en un acto hermoso: la entrega de carnets a familiares como forma de restitución. Se presentaron 46 casos. Se los llamó Soci∞s Etern∞s. El ejercicio lo replicaron instituciones deportivas en todo el continente. Ese proceso se transformó en un nuevo libro. Editado por el Grupo GES se puede conseguir consultando aquí.
  • Por fin, Eduardo Sacheri podrá presentar en la Feria su última novela, El funcionamiento general del mundo, algo así como el regreso del autor al universo del fútbol. Es este sábado, a las 18.30, en el stand de Alfaguara.
  • La sanjuanina Carola Ochoa lanza, también este sábado, su investigación impresionante y necesaria: Los desaparecidos en el rugby. Será a las 17, en el stand 330 del Pabellón Azul, acompañada de Jorge Búsico y Eliseo Branca.
  • Ricardo Gotta lanza Los 7 locos del fútbol. Son historias de Ariel Ortega, George Best y el Trinche Carlovich, entre otros. Lo edita Colihue. Próximo sábado 7 de mayo se presenta.

Esto fue todo.

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Abrazo grande, 

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.