Milei y la peor maldición del 26-O: parir el post mileísmo

El Gobierno llega roto y sin magia al último tramo de la campaña. La mancha venenosa de Espert salpica a Bullrich y a Villaverde. Los nervios alterados de la vida pública. Mapeo electoral y la obsesión PJ en PBA: ni un voto menos.

Javier Milei firma el libro de visitas de la Casa Blanca junto a Donald Trump. Foto: Oficina del Presidente.

“Ni loco, ni tonto”

Más que diagnóstico, la frase del libertario milita una promesa: que luego de la elección del 26-O, Javier Milei entrará en una fase negociadora y de apertura. El mensaje lo emiten en el ecosistema de Karina Milei y sintoniza, a pesar de la irreversible ferocidad de la interna libertaria, con la teoría del pacto que hace meses expone Santiago Caputo y ahora trafica el lobbysta republicano Barry Bennet.

Hay razones para dudar. Torpe y sin magia, roto por una crisis que se agudiza a pesar del respaldo de Donald Trump y el Tesoro de Estados Unidos –con el dólar endemoniado, la inflación despabilada y una economía real moribunda donde aumenta el desempleo y cae el consumo- Milei tiene por delante cien horas de campaña antes de una votación que lo enfrenta a la peor maldición de un presidente: que prematuramente nazca el post mileísmo.

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El acto que hará el jueves en Rosario, quizá en el Monumento a la Bandera, puede quedar registrado como la última foto de la etapa que trajo al libertario hasta acá. La presunción de que luego del 26 de octubre empezará otro tiempo prescinde hasta de los pronósticos electorales: ni una (muy improbable) victoria holgada de La Libertad Avanza (LLA), le alcanzaría al presidente para seguir maniobrando sin un refresh.

En Santa Fe, Milei enfrentará a Maximiliano Pullaro, uno de los gobernadores referentes de Provincias Unidas (PU), el sector que en el mapa mental de Santiago Caputo –que refuerza Bennet-  aparece como clave para red de gobernabilidad y alianzas. Milei y PU comparten votos, sobre todo en las provincias. Han compartido, antes, coincidencias y miradas. La elección del 26-O, según los volúmenes de cada uno, no solo dibujará qué nivel de incentivo tendrá cada actor para pactar sino, sobre todo, en qué condiciones.

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En Casa Rosada estiman que el 10 de diciembre tendrán un bloque propio de entre 60 y 70 diputados, a los que deberán sumar los PRO residuales. Con eso, pueden garantizarse el tercio para defender vetos y bloquear leyes. Milei estará, de todos modos, muy lejos de la experiencia de otros presidentes. Aun con 90 diputados –propios más aliados directos– Milei tendrá, de la Cámara, menos que lo que tuvo Fernando De la Rúa en 2001.

Todo roto

El viaje express a Washington, que pudo ser la llave para la calma, fue un problema. No solo no alcanzó la amenaza de intervención del Tesoro, tampoco fue suficiente para calmar al mercado doméstico el ingreso de dólares, vía el Banco Santander. “Milei y Toto convencieron a (Scott) Bessent de que con un dólar calmado, se gana la elección. Y que si el dólar se descontrola, viene el comunismo”, grafica un consultor.

El viernes, 72 horas después de la foto de Milei con Trump, el dólar BNA tocó $1.485 y cerró a $1.475. Parece desmesurado el teorema Milei-Caputo de que con un dólar tranquilo, sin corcoveos, LLA podía garantizarse un triunfo en la elección del próximo domingo. Pero lo contrario puede convertirse en un predictivo: que con el dólar agitado, la elección se pierda (aunque no gane el PC criollo).

Toda la galaxia política se prepara para que, más allá del resultado, sea inevitable un recambio en el Gobierno. La falta de timing de Milei, cuya magia parece agotada, incrementa la incertidumbre dentro del propio oficialismo. La definición del presidente respecto a que Santiago Caputo tendrá un “rol central” en lo que viene inquietó a dos funcionarios: el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el canciller Gerardo Werthein.

Los dos tuvieron chispazos con el asesor premium: Francos le reprochó influir sin tomar responsabilidades y Werthein reaccionó por las críticas del caputismo por errores en la gira por EE.UU. En las oficinas del primer piso de Casa Rosada y en el búnker de calle Reconquista, donde el gurú junta a su tropa, aseguran que la versión sobre un cargo ministerial –hasta de jefe de Gabinete– lo activó el propio Francos para generar ruido entre Caputo y Milei.

En el mundo Karina repiten, como una letanía, que es irreversible la ruptura con Caputo y le endilgan los errores de gestión en áreas que están bajo su órbita. Caputo encuentra voceros externos que destacan su importancia, su predisposición al diálogo y su pactismo. Pero, como lo detalló Miguel Pichetto, anexan un planteo: dicen –y suena válido- que se agotó el tiempo de ejercer el poder tras bambalinas.

Nudo de gobernabilidad

“Milei lidera”, cierra el mensaje de Caputo. Formado en la escuela de Jaime Durán Barba, el gurú sabe a la perfección que al salir a explicitar que el liderazgo lo tiene Javier, generó el efecto inverso: exponer la debilidad del presidente. Fue un daño colateral del flirteo público con Mauricio Macri que buscó minimizar el protagonismo que se arroga el expresidente y limitar, a futuro, sus fantasías de salvador.

Además de tener abierto el teléfono rojo con Francos, Macri volvió a hablar con Karina. La hermanísima lee sus movimientos como parte de la furia contra Santiago y como su desesperación para desembarcar en el Gobierno. Pero hay –de mínima– un factor en el que chocan los planes de ambos a mediano plazo: quién ocupará la jefatura de la Cámara de Diputados a partir del 10 de diciembre.

Para los Milei, ese lugar es innegociable. El presidente sostiene a Martín Menem para que siga como presidente de la Cámara. Karina, que alguna vez llegó a fantasear con que el riojano podría ser el príncipe heredero libertario, milita el rechazo a un eventual desembarco de Cristian Ritondo en la butaca que ocupa Menem. Autopreservación: si cede ese eslabón, toda la cadena de sucesión presidencial quedará desierta de mileísmo puro.

Hay, además, un recelo ancestral a darle al PRO –cuya rápida conversión sugiere que puede ser igualmente fugaz– más protagonismo del que merece por su volumen. La lapidación pública de José Luis Espert dio una pista: luego de la bajada de la candidatura, el economista renunció a la presidencia de la comisión de Presupuesto. Ritondo hizo una finta para sentar en ese lugar a Diego Santilli, pero Karina dijo que no y, a pesar del desgano –lo persigue la fama de cierta pereza para la actividad legislativa–, el lugar lo ocupó Alberto “Bertie” Benegas Lynch.  

Aliados y enemigos

“El problema no es Ritondo, es Macri”, dicen en LLA y exhiben un problema estructural de la teórica voluntad de Milei para armar un nodo de gobernabilidad. Operan, en paralelo, sobre la certeza de que Cristina Kirchner, como ocurrió cuando se discutió la presidencia de Diputados en diciembre de 2023 –Francos proponía, por caso, a Florencio Randazzo y Macri, como ahora, a Ritondo–, cree que en la línea de sucesión debe estar un libertario.

Ritondo y Menem planifican un interbloque, lo que otorgaría roles a los dos, pero todo queda demasiado lejos. Con Milei sin timing y la agenda perdida, el resultado del 26-O es una incertidumbre plena para la Casa Rosada. Los últimos datos que procesa la consultora MOVE mostraban un repunte de LLA. Pero la campaña se volvió turbia y el Gobierno no logra controlar ningún indicador de la sensibilidad pública: el dólar bulle, la inflación volvió a crecer, el consumo sigue planchado y la economía entró, formalmente, en recesión tras dos trimestres a la baja.

Los temas de bolsillo se repiten, en los estudios de opinión, como el principal problema del metro cuadrado de los argentinos. Esta semana, tres estudios privados, sostenidos en datos públicos, reflejaron la masacre que se da en la economía real, tanto en la desaparición de empresas y unidades productivas como en la pérdida de puestos de trabajo. Sobre datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), el CEPA reflejó que entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se perdieron más de 18 mil empresas, casi 30 por día en ese período. En el mismo lapso se perdieron más de 250 mil empleos registrados: más de 420 cada 24 horas.

La agenda negativa

La inestabilidad del dólar, con sacudones diarios en los mercados, y la crisis en la economía real se conjugan con otros factores que exponen el mal momento del Gobierno: el escándalo Espert se derrama por todos lados y opera como un efecto tóxico. Un estudio de la consultora INNOVA en Rosario y Santa Fe muestra que, a priori, le hizo perder votos a La Libertad Avanza en esas ciudades santafesinas.

El esfuerzo por instalar a Diego Santilli en lugar de Espert no ha dado gran resultado. El acting de “rapar” al diputado del PRO, para que haya un pelado en la boleta, se convirtió en una picardía para generar conversación. Bien mirado, pelar a Santilli tendría un efecto simbólico negativo: porque al raparlo lo empardaría con Espert, quien justamente tuvo que renunciar a su candidatura por los probados vínculos con el presunto narco Federico “Fred” Machado.

La mancha venenosa de Espert-Machado tuvo derivadas. El senador Mariano Recalde acusó a Patricia Bullrich se recibir fondos de una empresa que, además de estar vinculada a un avión que se cayó con casi 400 kilos de cocaína, aparece en lo registros oficiales bancarios en EE.UU. recibiendo fondos de una empresa de Machado. Se trata de la firma Lácteos Vidal, cuya propietaria es Alejandra Bada Vázquez. Bullrich negó que haya recibido fondos. Bada Vásquez desmintió haber aportado. Pero en el registro de fondos de campaña que constan en la Cámara Nacional Electoral (CNE), hay un aporte de Bada Vázquez a la campaña de Bullrich.

Con Lorena Villaverde, diputada nacional de LLA por Río Negro y candidata a senadora por esa provincia, aparecieron pruebas que reflejan que la ahora legisladora fue detenida por la compra de 2 kilos de cocaína en EE.UU. La causa es vieja, pero Villaverde negó, ante las denuncias públicas, que eso haya ocurrido. La información fue difundida en el programa WIFI por A24.  Las casualidades son mágicas: Villaverde tiene relación con Claudio Cicarelli, primo de Machado.

La mala hora

La mala hora libertaria se contagia: Bullrich tuvo una ráfaga de declaraciones terribles respecto del feminismo, frases muy confusas en las que pareció justificar los ataques machistas como un reflujo del accionar del “feminismo extremo”. Karen Reichardt, a su vez, consideró “enfermos mentales” a los votantes del peronismo. Es interesante la apreciación: su padre, Eliseo Vázquez, fue concejal del peronismo en Lanús. Es de suponer que se votó a sí mismo. Según el razonamiento de Reichardt, su padre es un enfermo mental.

Como se contó, la interpretación del resultado del 26-O será esencial para leer el impacto político. Pero hay factores concretos que son menos subjetivos que las lecturas. Uno: la utilización de la Boleta Única de Papel se despliega como una gran incógnita sobre cómo impactará su uso, sobre todo en aquellos lugares donde se votan dos niveles –senador y diputado-, con el antecedente de que hay porcentajes amplios que suelen votar en un solo nivel. La campaña de uso de la BUP fue, hasta acá, muy modesta.

Otro gran interrogante es la concurrencia. El Instituto Argentina Grande analizó, con microdatos de padrones y voto, el comportamiento en las elecciones provinciales del 7 de septiembre. Tomó, como referencia, tres distritos: San Martín (Primera Sección), Almirante Brown (Tercera), y Arrecifes (Interior, Segunda). De ahí, surgieron varios datos interesantes que ponen sobre la mesa qué ocurrió con el voto:
-En los municipios donde, en 2023, le fue mejor a LLA, en 2025 la concurrencia fue más baja. En tanto, en aquellos donde en 2023 le fue mejor al peronismo, la concurrencia fue más alta. Interpretación: el incentivo a votar fue más alto entre los peronistas que entre los ex votantes de LLA.
-Faltaron más los varones, un sector donde Milei suele tener mejores indicadores que en entre las mujeres. En paralelo, fue muy activa la franja etaria de mujeres de entre 25 y 39 años.

El dato se mira, con especial atención, en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, donde sobrevuela el fantasma de que la elección del 26-O no repita los indicadores de la del 7-S. Es posible, se admite, que haya más votos de LLA, pero no habría motivos válidos para pensar que haya menos votos, en cantidad, que los que logró Fuerza Patria en hace 50 días. Si eso ocurriera, y la diferencia es amplia, podría atribuirse más a una cuestión de logística y voluntad electoral que a otra cosa. La frase que se repite es: “Ni un voto menos que en septiembre”. ¿Se cumplirá?

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.