Los riesgos del Frente de Todos

La probable PASO en JxC puede relegar al oficialismo de la atención por la oferta electoral. Diferencias internas en el gobierno y la oposición. Macri, un hombre singular.

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Un tremendo lío

Las fotos del lunes en Lanús y el jueves en Tres de Febrero dejaron en claro algo que Jorge Macri venía tratando de evitar: la manifestación pública del apoyo de los alcaldes más importantes de JxC a la candidatura de Diego Santilli. “Si mirás qué intendentes estuvieron con Horacio en esos dos días y cuáles con Jorge el viernes la estructura te da 95-5”, sostienen en Parque Patricios. Para Macri (p), la disputa de estas legislativas es en realidad un anticipo de 2023. Desde el entorno de Horacio Rodríguez Larreta lo niegan. Que Diego Valenzuela, Néstor Grindetti, Julio Garro y Héctor Gay digan a viva voz que trabajan para el proyecto presidencial del jefe de Gobierno no ayuda a ahuyentar los fantasmas del intendente de Vicente López. 

Es por esto que, en privado, Macri (p) asegura que va a competir en las PASO de este año aunque es una incógnita con qué músculo territorial. La casi confirmada candidatura de Facundo Manes podía responder esa inquietud: algunos exploraron la posibilidad de un acuerdo entre ambos para las listas de concejales y legisladores provinciales. Difícil: Manes es, de todos, el único que no tiene que explicar a Macri. Hay un elemento de análisis que pasó casi desapercibido y por lo cual es difícil imaginar a los intendentes embarcándose en una aventura personal: los concejos deliberantes de los alcaldes de JxC vienen de la elección de 2019 en la que los resultados, en general, no dejaron demasiado margen para la audacia. “A nadie le sobra nada”, resumió uno de ellos ante #OffTheRecord.

La posible PASO entre el neurocientífico y Santilli afecta, también, al hombre de los años impares: el entusiasmo que genera Manes en el establishment es superior -por la novedad y pedigree ideológico- al de Florencio Randazzo. Y los peronistas no frentetodistas podrían encontrar en el vicejefe de Gobierno porteño un refugio natural con más comodidades y mejor horizonte de futuro que el chivilcoyano.

Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires el escenario no aparece mucho más homogéneo. Patricia Bullrich, que, molesta con Macri, faltó al encuentro de la mesa nacional de JxC, insiste en que no hay nada que Larreta pueda darle que compense lo que ella podría obtener incluso perdiendo en una PASO: siete legisladores porteños y dos o tres diputados nacionales. En Uspallata no reniegan de esos guarismos, pero sugieren, con malicia, el anverso del análisis bullrichista: “Si ella va a una interna y pierde, deja de ser la titular del partido, para Patricia eso es mucho más importante que un diputado más o menos”. El primer anillo de la titular del PRO asegura que María Eugenia Vidal se encarga de aclarar que para ella es “unidad o nada”. Desde el entorno de Vidal lo niegan: “María Eugenia prefiere que haya unidad, pero no puso ninguna condición”. 

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Macri, mientras tanto, viajó a Europa para presentar su libro Primer tiempo junto -tal vez- a Mario Vargas Llosa. Además, tiene una actividad en Zurich por la Fundación FIFA y asistirá invitado por Pablo Casado al cierre de un congreso del Partido Popular. La operación de Casado es conectar al actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, con el chavismo y la izquierda latinoamericana. La misma operación que utiliza Macri para calificar al gobierno de Alberto Fernández. Su partido atraviesa una etapa de derechismo desembozado, que ha incluido gestiones para evitar que su país reciba fondos comunitarios europeos y acusaciones de traición a la patria contra Sánchez por intentar una salida dialogada al problema de Cataluña. El lema de la candidata popular, Isabel Díaz Ayuso, durante la última y victoriosa campaña madrileña fue «comunismo o libertad». Gobernará Madrid junto a Vox, la ultraderecha homofóbica y racista. El ex-presidente argentino mira cada vez con más cariño la adopción definitiva de ese rumbo. De acuerdo a lo reconstruido el domingo por Pablo Fernández Blanco en el diario La Nación, el propio Roberto Cachanosky, quien manifestara recientemente su preferencia por la última dictadura sobre el actual gobierno, encontró a un  Macri dispuesto a ir más a fondo, incluso, que él mismo. 

¿Y si Macri a su regreso anuncia que va a ser primer candidato a diputado nacional por la CABA? En su última carta a los corintios, desalentó esas especulaciones que incluso se generaron en sus colaboradores cercanos en las oficinas del edificio Vacaciones: “Soy una persona de consulta desde mi experiencia, pero no peleo lugares ni me meto en discusiones internas”.

En el gobierno la situación está lejos de ser más ordenada que en la oposición. Sin una estrategia definida ni los roles claros, el Frente de Todos corre el riesgo de quedar sensiblemente relegado del interés por la oferta electoral. El oficialismo, dicho de otra manera, no tiene candidato. El único, hasta el momento, que podría generar la atención necesaria para quitar los ojos de la posible PASO Manes-Santilli es el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. El motivo por el cual esta posibilidad parece lejana es evidente: si bien la coalición es un artefacto complejo, ungir como cabeza de lista en el distrito más importante del país a un dirigente que no pierde oportunidad para desacreditar al Presidente y sus funcionarios no parece ser la elección más oportuna, máxime en un momento en el que las desconfianzas mutuas y los recelos entre las tribus peronistas sólo quedaron relegadas en función del objetivo electoral.

Los diagnósticos dentro del oficialismo son por lo menos dos. Por un lado, cerca de Cristina Kirchner creen que la necesidad de movilizar a la tropa propia va a generar un efecto contagio similar al que se produjo en la campaña para el balotaje que llevaba a Daniel Scioli como candidato. Por el otro, en Casa Rosada detectan en los focus que el FdT perdió apoyo en los sectores que definen la elección, los indecisos o moderados. Y tal vez ambos tengan algo de razón. Sobre esto, entre otras cosas, hablaron CFK, Sergio Massa y Máximo Kirchner en un encuentro que ocurrió en el Senado al regreso de la gira por Estados Unidos del tigrense. Uno de los puntos que le generó especial interés a la vicepresidenta fue la intención de los americanos, siempre según Massa, de replantearse la relación con América Latina en general y Argentina en particular. Desde el entorno del presidente de Diputados negaron que esta reunión -en la que Kirchner tuvo que retirarse antes y continuó media hora más entre los titulares de ambas cámaras- haya existido. 

Las urgencias electorales, sin embargo, no le impiden al oficialismo enfocarse en cuestiones de orden estructural. Como sucedió con los marcos de renegociación de deudas soberanas, Argentina intentará otra vez un rol de protagonismo en una gran discusión a nivel internacional. Lo adelantó Martín Guzmán en una presentación ante la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, donde señaló su oposición a la iniciativa de impuesto corporativo global aprobada en la última reunión del G7 por considerarla insuficiente. Señaló que “la tasa mínima corporativa global del 15% es demasiado baja”. “Hay un riesgo sustancial de que termine siendo de hecho la tasa máxima; desde Argentina consideramos que una tasa del 21% sería mejor, una del 25%, aún mejor», amplió. 

Veintiuno por ciento es el número de la propuesta original del gobierno de Joseph Biden, rebajada tras la última cumbre de los países desarrollados occidentales; 25% es lo propuesto por expertos en cuestiones de impuestos y desigualdad como Thomas Piketty y Gabriel Zucman. El objetivo es evitar el desvío de ganancias de las multinacionales hacia paraísos fiscales o de muy baja imposición, sin actividad real. Argentina propondrá una tasa mínima del 25% en el próximo G20 y estaría lista para acordar un 21%. Gobiernos tan dispares como Irlanda, Paraguay o Bermuda defenderán el «derecho» a cobrar tasas determinadas en forma soberana y mantener el mínimo actual que, vale recordar, es de 0%. 

Para Argentina, el mínimo de 15% no servirá para detener la actual carrera hacia el fondo, que redujo en cerca de 10 puntos la alícuota promedio del impuesto de sociedades para las grandes empresas en los países desarrollados, en un marco de la competencia para radicar empresas en la era digital. La competitividad argentina es otra razón de peso para buscar una alícuota mínima global mayor. La reciente reforma impositiva, que rebajó impuestos para el 90% de las empresas, significará un aumento de impuestos para todas aquellas que exportan y compiten en el mercado internacional y por captar inversiones de jugadores globales. La alícuota para ellas, en 2021, será del 35%, una de las más altas del mundo.

Bonus track

  • Última ronda entre las provincias productoras para presentar, en la primera quincena de julio, el proyecto de ley de Inversiones en Hidrocarburos. ¿La duda? Si el volumen de exportaciones que permitirían sobre la producción incremental son en firme o están condicionadas al abastecimiento del mercado local. Y si lo están, a qué precio se vende esa producción puertas adentro.

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La recomendación de hoy es Novela de ajedrez de Stefan Zweig.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván

Soy director de un medio que pensé para leer a los periodistas que escriben en él. Mis momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no me gustan los tatuajes. Me hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que soy un conservador popular.