Los hogares más pobres pagarán aumentos interanuales del 745% en gas y 465% en luz

Las subas para los sectores más bajos serán sensiblemente superiores a la inflación y a la ayuda social que reciben. Los cambios que se vienen en los medidores familiares, comerciales e industriales.

Las próximas facturas de luz que reciban los hogares de ingresos bajos del área metropolitana tendrán aumentos promedio de hasta 465% anual. En tanto, las de gas de los hogares con ingresos equivalentes a hasta una canasta básica familiar ($ 851.000) tendrán 745% de incremento contra junio de 2023, justo en el periodo de mayor consumo. Los hogares de ingresos medios pagarán 378% más por la electricidad y 544% más por el gas de red que consuman.

Los tarifazos llegan en momentos en que el Gobierno celebra el dato de inflación mensual más bajo desde enero de 2022 y una recuperación parcial de los salarios. Busca desarmar la cuenta de subsidios energéticos, que representarán este año –sin nueva devaluación mediante– el 1% del PBI, o USD 6744 millones.

Las subas para los sectores más bajos son sensiblemente superiores tanto a la inflación como a la actualización de la Asignación Universal por Hijo y la tarjeta Alimentar, principales políticas de ingresos del Gobierno para sobrellevar el ajuste. Este viernes, el FMI volvió a pedirle a la administración de Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, que mejoren la “calidad” del ajuste con impuesto a las Ganancias y otros tributos progresivos. Pero también exigió avanzar definitivamente en la reducción de subsidios energéticos.

Los datos sobre cómo quedarán las facturas de gas y electricidad surgen de un trabajo conjunto que hicieron Economía & Energía, la consultora de Nicolás Arceo; y PxQ, de Emmanuel Álvarez Agis. Estos números sirven para pasar en limpio las distintas resoluciones que, en las últimas semanas, completaron el esquema de quitas de subsidios y aumentos en los segmentos de distribución de electricidad y gas que el Gobierno inició en el segundo mes del año.

En febrero y abril, respectivamente, la Secretaría de Energía de Eduardo Rodríguez Chirillo dispuso fuertes subas para los cargos que perciben transportistas y distribuidores de electricidad en área metropolitana y de gas a nivel nacional. También avanzó con una actualización del precio de la energía en los usuarios comerciales e industriales y en los hogares “N1” o de altos ingresos.

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El gas subió con fuerza el cargo fijo que pagan los usuarios independiente del consumo y que remunera el servicio de los distribuidores. Eso impactó en los precios en abril y comenzó a llegar a hogares y comercios entre mayo y este mes. Pero una normativa que ataba el precio de la energía a la evolución de los salarios impedía avanzar con la quita de subsidios en a usuarios de ingresos medios (N3) y bajos (N2).

Caputo y Rodríguez Chirillo removieron ese escollo el 28 de mayo a través del decreto 465. No solo se eliminaron esos topes a los aumentos, sino que también establecieron bloques de consumo subsidiado de electricidad y gas que, según los especialistas, son inferiores al consumo promedio. Eso significa que los hogares de ingresos medios y bajos no solo pagarán más por la energía subsidiada, sino que abonarán una porción de sus consumos al mismo precio pleno, lo que encarece la factura aún más.

La normativa también avanzó con el nuevo esquema sobre el que el Gobierno busca reducir subsidios. En electricidad, estableció un precio único para toda la red y definió que el segmento medio pague 56% de ese monto y que el de ingresos bajos abone el 28%. En gas, se dispuso un valor subsidiado para todos los usuarios. Según Juan José Carbajales, de la consultora Paspartú, el Ejecutivo definió una tarifa para el invierno de 4,8 dólares por millón de BTU (MBTU) para los productores de gas, pero de 3,3 dólares para usuarios N1, de 1,5 dólares para N3 y de 1,2 dólares para N2. El Estado pone la diferencia entre la generación y lo que pagan los usuarios.

El impacto en los bolsillos

Este combo es el inicio de una quita de subsidios que el Gobierno prometió que sería gradual, pero que ya se siente en los bolsillos. Según el informe de E&E y PxQ, los usuarios de ingresos altos del área metropolitana afrontarán desde junio un aumento del 406% interanual en las facturas de gas y del 228% anual en sus boletas de Edesur y Edenor. Los usuarios de ingresos medios recibirán facturas de gas 544% más caras que hace un año y afrontarán subas de 378% en la energía eléctrica en el mismo período. Los hogares de menores ingresos se llevarán la peor parte: pagarán el gas y la luz 745% y 465% más caro, respectivamente.

Medidas como porcentaje del salario, las facturas superan el doble de su peso en los ingresos. En junio de 2023, los hogares de ingresos altos destinaban el 1,9% de su salarios a pagar el gas y 1,6% a la electricidad. Ahora, las boletas de gas se llevarán el 3,7% del ingreso y las de luz, el 3,1%. Los hogares de segmentos medios y bajos tenían las tarifas más desfasadas y por eso el aumento es significativamente mayor. Destinaban 1,4% de sus ingresos a pagar el gas y 0,5% a saldar la electricidad. Ahora, esos consumos significarán entre 2,8 y 3,2% (gas) y entre 1,2% y 1,7% (energía eléctrica). Como referencia, en los noventa se gastaba el 2,1% del ingreso en gas y 2,6% en luz. Durante el kirchnerismo, los congelamientos tarifarios llevaron ese ratio a 0,9% (gas) y 1,6% (luz).

La consultora Empiria, del exministro de Economía Hernán Lacunza, comparó las facturas promedio que abonarán los usuarios del área metropolitana con los valores de diciembre. Ese mes, la devaluación del tipo de cambio oficial que dispuso Caputo encareció la cuenta de subsidios, porque la suba del precio de la energía –que se mide en dólares oficiales– fue más del doble. Si se suman las facturas promedios de electricidad y gas, los usuarios de altos ingresos pagarán, desde junio, casi 95% más que en diciembre en términos reales, descontada la inflación. El segmento medio pagará casi 200% real más por la energía y los usuarios de menores ingresos, 178% más –siempre descontado el IPC–.

Los usuarios comerciales e industriales afrontarán aumentos todavía mayores. Según Arceo y Álvarez Agis, las facturas de gas para los comercios de menor consumo subirán 1142% anual a precios corrientes, contra una inflación del 276,4% anual en mayo. Los medidores de uso más intensivo tendrán incrementos de hasta 736% promedio y los comercios del 433% en el caso de la energía eléctrica.

Estos cambios tendrán un impacto en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de aproximadamente un punto, según distintas estimaciones. El deshielo de las cuotas de medicina prepaga a partir de junio agregará otro ítem a la cuenta. Por eso, los consultores esperan que junio marque un índice en torno a 6% mensual.

A pesar de esto, la devaluación inicial y la demora en aplicar los cambios tarifarios limitaron el impacto de los precios finales en la cuenta de subsidios. El gasto se reducirá aproximadamente un tercio y pasará del 1,5% del PBI de 2023 al 1% este año, según E&E y PxQ. La suba de tarifas evita que la cuenta crezca, pero los factores determinantes de la reducción son el menor precio de la energía por la mayor capacidad de transporte desde Vaca Muerta —el Gasoducto Néstor Kirchner— y el menor precio de importación de gas natural licuado. Los bonos con los que el Gobierno pagó a los generadores los dos primeros meses de energía también reducen la cuenta en unos USD 533 millones.

Periodista especializado en Economía. Pasó por La Nación, Bae, El Cronista y TN. Actualmente es columnista en Mejor País, en Radio Con Vos.