La guerra Macri-Bullrich derrama una mancha tóxica sobre Milei

Se agudiza la interna entre el expresidente y la ministra neolibertaria. La denuncia que enervó al entorno del calabrés y rebota en LLA. Post macrismo y evaporación del votante PRO. 4 de julio, próximo round: ¿Mauricio cumple o escala la pelea?

Vicente Ventura Barreiro, “Tito” para los que lo frecuentan, pasó de ser un funcionario técnico, casi aséptico, a convertirse en una bomba de racimo en la interna del PRO. Patricia Bullrich lo expulsó del Ministerio de Seguridad tras acusarlo de interferir –o de pretender hacerlo– en licitaciones del Servicio Penitenciario Federal. Un escrito interno, que recoge la declaración de Fernando Martínez, jefe del Servicio Penitenciario Federal (SPF), expone el comportamiento de Ventura Barreiro y detona cuestiones políticas más picantes: el exfuncionario se presenta ante el jefe penitenciario como futuro ministro de Seguridad y manifiesta que su interés tiene que ver con empresas ligadas a Enrique “Coti” Nosiglia.

“No soy policía de policías”, dice “Tito” como si aclarase que sus preguntas no son persecutorias. La denuncia, que se nutre de una exposición privada que Fernández hizo en la oficina de Bullrich –método que recuerda a la “declaración” de Federico Fernández, el “Fefe”, sobre lo que ocurría en el Ministerio de Capital Humano–, sugiere no solo la salida de la ministra sino que sube al ring a Nosiglia. La trazabilidad es la siguiente: al histórico dirigente radical se lo vincula con Mario Lugones, asesor sin cartera de Javier Milei, con mucha influencia en el área de Salud. Lugones es el padre de Rodrigo, el amigo y ¿ex? jefe de Santiago Caputo.

La verdad, podrá decir Bullrich, se impone y los hechos son los hechos pero la inclusión de Nosiglia amenaza con que la denuncia extienda su impacto al micromundo de La Libertad Avanza (LLA). Hay colaboradores de Karina Milei en la Secretaría General que provienen del nosiglismo. Es un efecto múltiple: la expulsión de Ventura Barreiro estuvo relatada con la explicación de que el funcionario sospechado estaba relacionado con Cristian Ritondo, una forma de extender la estela de sospecha sobre el jefe de los diputados del PRO. Ventura Barreiro tiene, además de Ritondo, una terminal histórica: Miguel Ángel Toma.

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Una pelea descarnada

“Tito se mandó una cagada. No tuvo nada que ver la política. Patricia no puede permitirse que se sospeche sobre su honestidad ¿Qué querían que haga?”, dijo a Cenital un entornista de la ministra y muestra la denuncia del jefe penitenciario. Acepta, eso sí, que aunque la decisión puede no haber tenido un origen político sí tendría una consecuencia política. Todo opera en una lógica: la interna descarnada, cada vez más explícita, entre Bullrich y Mauricio Macri. Así se lee en el entorno del expresidente: que la denuncia, con expulsión de Ventura, formó parte de la pelea interna.

Este martes, hubo otro capítulo de esa saga: casi todo el PRO, salvo el bullrichismo, se integró a una lista de unidad para conducir la franquicia bonaerense del partido, encabezada por Ritondo con Soledad Martínez, referenciada en Jorge Macri, como vice. El sector de Bullrich no participó para no validar lo que considera que fue irregular: la renuncia masiva de consejeros para desplazar de la presidencia a Daniela Reich, esposa de Diego Valenzuela, intendente de 3 de Febrero y amigo de Milei. Un dato anexo, no menor, es que Ramón Lanús, intendente de San Isidro, no se sumó a la lista de unidad Ritondo-Martínez con lo que quedó en el hemisferio Patricia.

El vacío que activó Macri para recuperar el control del PRO bonaerense, que presidía la bullrichista Reich, tuvo como primera respuesta la fractura de los bloques en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Legisladores de Bullrich se escindieron y crearon la bancada PRO Libertad. La semántica, que mixtura las dos entidades, explica la lógica de la ministra neolibertaria: avanzar desde ahora en una fusión entre el PRO y LLA.

Es la postura que inauguró con su acuerdo de diciembre para convertirse en ministra de Milei, sin la mediación/negociación de Macri, actitud que aparece como kilómetro 0 de la tensión entre el expresidente y Bullrich. Desde entonces, el macrismo acusa a la ministra de operar para que el PRO sea absorbido por LLA, casi como si fuese un proceso de liquidación de la marca con la que Macri hizo toda su carrera política.

“Tenemos que avanzar en un acuerdo de fusión desde ahora”, dicen los bullrichistas y confrontan con la postura de Macri de un vínculo equidistante, de apoyo al Gobierno pero con respeto de la identidad PRO. Es una fórmula difícil: el expresidente sostiene todavía la hipótesis de que Milei necesitará, más temprano que tarde, buscar un acuerdo político de gobernabilidad y eso derivará en un pacto PRO-LLA.

“Mauricio es el único que puede darle orden y equilibrio a Milei, y es el único que puede darle equipos para que la gestión funcione. Milei no tiene gestión”, explica un mauricista. Es uno de los reproches de Macri al libertario: que le ofreció funcionarios para que lo ayuden en la administración del Gobierno y el oficialismo los rechazó. Como si existiese una regla no escrita en LLA según la cual la cercanía explícita con Macri es un mal antecedente para ingresar al Ejecutivo. Al mismo tiempo, en el PRO asumen que cada dirigente que entra a la gestión empieza, en ese mismo instante, una mutación de macrista a libertario.

4 de julio

En el corto plazo aparece una fecha clave: el 4 de julio, según lo acordado, debe reunirse la asamblea del PRO y elegir como presidenta a Bullrich. Es Macri, como jefe del partido, quien debe activar ese trámite. La duda instrumental es, primero, si el expresidente mantendrá el cronograma y citará a la asamblea para ese día. Pero la duda de fondo es si respetará el acuerdo de palabra de darle ese sillón a Patricia.

La asamblea es el órgano partidario –como el Congreso del PJ, la convención de la UCR– que resuelve cuestiones estructurales, una de ellas especialmente sensible: el esquema de alianzas electorales. Cuando se definió la nueva jefatura formal del partido hubo un tironeo entre Macri y Bullrich que, al final, desistió de pujar y acordó poner a un vice, Damián Arabia, y se llevó la promesa de presidir la asamblea.

Macri deslizó en charlas privadas que buscará no aceptar que Bullrich presida la asamblea. Ese potencial incumplimiento no sería sorpresivo para los patricistas que contemplan que eso pueda pasar y avisan que, si Macri no respeta su palabra, la crisis interna del PRO escalará y entrará en una fase más crítica. La decisión del expresidente, o la eventual reacción de la ministra, tendrán impacto más allá del PRO, porque esa crisis derrama su mancha tóxica al Gobierno.

La tensión Macri-Bullrich afecta a Milei que quiere administrar el vínculo con el expresidente con sus modos y su velocidad. En LLA ven, además, inconveniente cualquier acuerdo explícito con Macri. Incluso entienden que Bullrich es funcional no solo a la fractura del PRO sino, además, a deteriorar el peso específico del expresidente que está en una encerrona: su silencio, aunque en privado emite quejas, responde a que el adherente clásico de su partido respalda, casi sin matices, al Gobierno.

Un informe de la consultora Inteligencia Analítica de Marcelo Escolar exploró la relación entre los adherentes al PRO y a LLA y encontró como fenómeno principal que los que tienen buena imagen de Macri poseen, al mismo tiempo, buena imagen de Milei. En tanto, entre los que tienen buena imagen de Milei, el porcentaje de apoyos a Macri es mucho menor. Esto último es estadístico porque el Calabrés tiene una positiva más chica que Milei. Lo otro es político: explicita que el simpatizante del PRO y de Macri sintoniza casi totalmente con Milei. En cierto modo, refleja un fenómeno que se viene dando: la evaporación del elector PRO que migra su simpatía, o al menos respaldo, hacia Milei.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.