Fernanda Ávila: “Hoy la exportación minera es de 3.200 millones, en 2026 lo duplicaríamos solo con las de litio”

Entrevista a la secretaria de Minería de la Nación.

Cenital: Si tuvieras que definir, ¿cuál es el rol potencial del litio para el desarrollo del país?

Fernanda Ávila: Empezaría viéndolo en perspectiva: desde fines de los ‘90 hasta el 2015 había un solo proyecto de explotación de litio. En 2015 comenzó el segundo proyecto y de 2015 hasta la fecha no tuvimos más proyectos en producción. Pero en los últimos dos años han entrado en etapa de construcción muchos nuevos. Esto te da la pauta del boom de inversiones e interés en el mineral y tiene impacto en diferentes dimensiones. 

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, respecto de la generación de divisas. Hoy la capacidad productiva instalada de Argentina es de 37.500 toneladas. Cuando los proyectos en construcción estén operativos en el año 2025 o 2026 podríamos pasar a estar produciendo alrededor de 250.000 mil toneladas de carbonato de litio equivalente. O sea, pasar de 37.500 a 250.000 toneladas. En términos de divisas es un cálculo algo difícil de hacer porque los precios son muy volátiles pero, a un precio prudente, estaríamos hablando de alrededor de 6.000 mil millones de dólares en exportaciones de litio. Si tenemos en cuenta que hoy toda la exportación minera de Argentina es 3.200 millones, en 2026 duplicaríamos ese número solo con las exportaciones de litio. Estas proyecciones van asociadas con un crecimiento también en materia de desarrollo de proveedores y empleo: cada proyecto toma alrededor de 200 a 300 personas para la etapa operativa, en forma directa, luego hay que considerar el empleo indirecto de proveedores de bienes y servicios que llega a duplicar o triplicar ese número. También es muy importante destacar que el mayor impacto económico en las distintas fases de un proyecto se da en el momento de la construcción. En esa etapa se genera muchísimo empleo, traccionando a otros sectores también: un proyecto de litio en construcción emplea unas 1.500 a 2.000 personas. Esto genera un impacto relevante en zonas muy alejadas de los polos urbanos. 

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¿Cómo acompaña el mundo ese panorama?

Hay mucho interés a nivel internacional por el litio dados los compromisos que han asumido los distintos países en la transición a energías limpias. Para cumplir las metas trazadas el litio es un elemento fundamental. Por eso hay mucho interés y Argentina está posicionada como un país muy atractivo para las inversiones, por su potencial, por la disponibilidad del recurso y también porque hoy tiene un clima muy favorable para las inversiones. Respecto de esto último, estamos tratando de generar, dentro de nuestros desafíos macroeconómicos, un orden fiscal y estabilidad para que los proyectos se desarrollen, beneficiando a la comunidad y a las provincias.

Mencionabas proyectos que ya están en marcha en Argentina, ¿cuántos hay, en qué fase del desarrollo están? 

Tenemos dos proyectos operativos: uno de la empresa Allkem en el salar de Olaroz, Jujuy, y el otro es el proyecto Fénix de Livent en el salar de Hombre Muerto, Catamarca, que a su vez está ampliando sus capacidades productivas. Luego, hay varios en construcción. En Catamarca están los proyectos Sal de Vida de Allkem y Tres Quebradas de Zijin, que se ubica en Fiambalá. En Salta hay un proyecto compartido con Catamarca que es el proyecto Sal de Oro de la empresa Posco; el Proyecto Mariana, de Ganfeng, y el Proyecto Centenario-Ratones de Eramet. Por último, en Jujuy está la primera planta que va a entrar en producción que es de Ganfeng y Exar en el salar Cauchari Olaroz. Además, hay varios proyectos que están en etapas avanzadas en diferentes provincias. Por ejemplo, se habla mucho de un proyecto que está en Salta: el proyecto Rincón de la empresa británica Rio Tinto. Es una empresa muy importante con la que nos reunimos en Washington con el ministro Sergio Massa, donde se anunció la inversión de 190 millones de dólares para la etapa productiva inicial de 2.000 toneladas. Se va a probar una tecnología nueva de extracción directa. 

¿En qué consiste esa nueva tecnología?

La extracción directa es un proceso muy novedoso que se viene investigando hace mucho, incluso en Argentina, pero que aún no se ha probado a escala productiva en ninguna parte del mundo. Su característica principal es que evita hacer grandes piletas de evaporación, que es la forma tradicional de los proyectos de extracción de litio. El aporte de esta tecnología es evitar la evaporación del agua que es uno de los principales cuestionamientos a la técnica tradicional. Si bien el actual es un proceso natural y la salmuera que se extrae y evapora no es agua consumible, estas nuevas tecnologías vienen a hacer la separación de la salmuera del litio sin el proceso evaporítico y sostienen que eso lo hará más sustentable. Además, es más rápido. Vos para hacer la evaporación tradicional tenés que esperar el proceso natural y eso no sólo toma mucho tiempo, sino que la producción además queda sujeta a cuestiones climatológicas. 

¿Es adecuado el marco normativo de Argentina para el litio? ¿Se puede pensar en modificar el porcentaje de regalías o en formas de priorizar el abastecimiento nacional del mineral? 

Es importante que hablemos de la estabilidad en Argentina. Ese es el principal pedido de la industria. Un proyecto minero significa una inversión de grandes capitales y a larguísimo plazo. Por eso generar condiciones de estabilidad y previsibilidad es tan importante. Para generar cualquier cambio se necesitan consensos muy fuertes y hoy Argentina no está en una posición para hacer cambios, porque cualquier cambio puede ser tomado como inestabilidad. Entonces no es lo más prudente hacer un cambio en el régimen impositivo en el país porque podrían desincentivar las inversiones. Ahora, sí creo que cada una de las provincias tiene que tomar sus decisiones de cómo administrar esos recursos de un modo que favorezca a las comunidades. La minería genera un desarrollo no sólo en torno a las divisas, el empleo, sino también por otros mecanismos de aporte a la comunidad que existen a nivel local. En ese sentido, no se habla suficiente de lo que hacen las empresas en torno a la responsabilidad social empresaria, que también son cuestiones que son consensuadas con las provincias y generan un crecimiento y una mejora de la infraestructura, la educación y el empleo. Con responsabilidad social empresaria que cumple cada empresa se han construido escuelas, hospitales, caminos, mejorando la calidad de vida de la gente. Se puede llegar a esquemas de mayor participación en los beneficios de la explotación sin necesidad de cambiar las normas, como por ejemplo los esquemas de participación estatal o fideicomisos que han diseñado las provincias. Son herramientas que existen y se usan mucho en otros países que desarrollan la minería.  Eso es algo en donde las provincias han aprendido y crecido mucho. Argentina tiene una trayectoria bastante corta en materia minera y tenemos mucho para aprender de las experiencias de otros países. 

Si bien compartimos el triángulo del litio con Bolivia y Chile, las estrategias respecto del mineral son bien diferentes en cada país. ¿Entre las opciones que contempla el gobierno nacional está la posibilidad de declarar el litio como mineral estratégico como hicieron nuestros vecinos? 

Es una herramienta que no podríamos usar como país porque tenemos una organización federal. Al ser los recursos de las provincias, la decisión recae sobre cada una de ellas. Y lo cierto es que el concepto estratégico lleva a la idea de centralizar el recurso. Eso es algo que es directamente imposible por nuestra Constitución Nacional. Ahora, Argentina se toma muy en serio sus recursos de litio. Las provincias trabajan muy en serio en que el uso sea racional, estratégico y usado con una visión de desarrollo para las comunidades y también pensando en el agregado de valor en el territorio. Trabajan de manera individual pero también en forma conjunta, como la Mesa del Litio. Allí existen diferentes subcomisiones de trabajo que se encargan de temáticas específicas. Entre ellas, la que busca mejorar la infraestructura de las zonas en donde se desarrollan los proyectos o las comunidades cercanas; la de Ciencia y Tecnología que tiene como objetivo avanzar en diferentes formas de agregar valor en el territorio; y la de Recursos Humanos para trabajar sobre mayores capacidades y fortalecimiento de capacidades individuales de las comunidades y de toda la población para que se puedan sumar a trabajar en el proyecto. Entonces, creo que esta visión ya cumple la finalidad de lo que uno puede considerar estratégico, aún sin denominarlo de esa forma y sin que las provincias lo sienten como una invasión sobre su facultad y sus recursos. 

Respecto al triángulo del litio con Bolivia y Chile, ¿hay alguna intención de conformar alguna alianza para posicionarse regionalmente? ¿Hay otras prácticas de esos países que se puedan adoptar? 

Desde Nación siempre trabajamos muy bien con los países de la región. Es muy importante, particularmente en el desarrollo de capacidades, nuevas tecnologías, recursos humanos, el intercambio de buenas prácticas y es clave pensar también en esta integración regional para avanzar en el agregado de valor en el territorio. Esto es algo que la Nación viene fortaleciendo y cada una de las provincias también lo hace. Se trabaja en forma conjunta en diferentes ámbitos que se van generando a lo largo de los años, tanto con Bolivia como con Chile en mesas y espacios de trabajo que están funcionando hace un tiempo ya. 

Hace poco la Aduana le aplicó una multa a la empresa Livent por subfacturación en la exportación de carbonato de litio. ¿Tiene el Estado las herramientas para controlar las exportaciones? 

Como secretaria de Minería no puedo entrar mucho en la cuestión de la subfacturación, si hubo o no hubo subfacturación, porque eso es un proceso que lleva AFIP y que se determinará eventualmente qué fue lo que pasó. El problema con el litio es que, al no ser un commodity y no tener un precio determinado, es muy difícil decir a qué precio se debería estar vendiendo porque no hay un precio de referencia. El precio que está hoy (N. del A.: la entrevista fue realizada el 26 de septiembre 2022) de 70 dólares el kilo es inédito. Es un precio de los mercados spot, o sea, oferta y demanda. Si tenés un montón de litio para vender y no tenés a quién si vas al mercado lo puedes llegar a vender a ese precio. Sin embargo, estos proyectos, sobre todo Livent que viene operando desde los 90, tienen contratos a largo plazo. Habrá que determinar si el precio que ellos declaran es realmente el precio que está fijado en su contrato. Y eso lo hará AFIP. Creo que más allá del caso puntual de Livent, lo importante y lo que tenemos que aprender de esto es que el país tiene que prepararse para controlar un producto que es muy difícil hoy porque no tiene un mercado claro, porque es un producto que es bastante nuevo, no hay muchas empresas que operen el mineral y el volumen de venta reducido hace que no sea comoditizable.

¿Cómo se encara ese desafío? 

Necesitamos fortalecer al Estado para el control de todo lo que se viene en materia de desarrollo ligado al litio. Pero también trabajar en una mesa conjunta con las empresas para entender la industria y el mercado, que es muy diferente para el que lo vende si está vendiendo un litio industrial, litio grado batería o si el producto final es una batería o es vidrio. Al haber pocas empresas operando en Argentina, consideramos que es un buen momento para profundizar el diálogo que se está dando, estamos conversando mucho con las empresas, con AFIP y Aduana puntualmente para generar algún esquema que entienda a la industria pero que permita al Estado controlar.

Mencionabas la Mesa del Litio, que es una institución que comenzó a funcionar a comienzos de 2021, ¿qué función cumple? 

La mesa del Litio la conforman principalmente las tres provincias del triángulo. Y desde el momento de la constitución invitaron a formar parte a Nación, que es un invitado en carácter de colaborador para el trabajo conjunto, representado por el Ministerio del Interior, por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y en su momento el Ministerio de Desarrollo Productivo, ahora el Ministerio de Economía. La creación de la Mesa del Litio fue un gran hito porque los gobernadores están en contacto permanente a través de la mesa, a pesar de que son de partidos políticos diferentes. Hay una política bastante coordinada, aunque cada uno tiene sus particularidades. Existen esquemas diferentes dentro de tres provincias que están pegaditas. Entonces por ahí el inversor no termina de entender mucho cómo es este país tan complejo donde cruzas una frontera provincial y tenés una regulación diferente. Lo bueno de esta iniciativa es que genera la oportunidad de compartir experiencias y buscar esquemas compartidos y unificados entre las tres provincias. Y así se toman decisiones mucho más dialogadas y pensadas que si trabajaran en forma separada.

Un aspecto clave en la explotación del recurso es el vínculo con las comunidades cercanas a los proyectos, ¿cómo se trabaja en este punto desde el Estado? 

El tema de las comunidades por supuesto que tiene mucho más que ver con el vínculo a nivel provincial. Como exministra de Minería de Catamarca te puedo decir que ese vínculo es muy fuerte desde el Estado y cada una de las empresas tiene que trabajar en generar ese vínculo con las comunidades. Se trabaja mucho en que las comunidades sientan que la empresa es parte del desarrollo de la comunidad. Cada una de las empresas tiene un área específica dedicada a eso y el Estado tiene que hacer un control y fortalecer ese vínculo también. Cada provincia tiene un esquema diferente para trabajar el litio. Puntualmente, las tres provincias tienen mesas de diálogo con las comunidades que son periódicas para recabar las necesidades que ellos tienen y tratar de darle soluciones. También para el otorgamiento de permisos antes se abren instancias de diálogo con las comunidades. En ese sentido, el diálogo tiene que ser algo constante, no recién cuando se comienza a construir o cuando das un permiso. Esto es algo que se aprendió mucho en Argentina en el último tiempo. 

¿Y cuál es el aporte desde Nación en ese sentido? 

Específicamente desde Nación lo que hacemos es fortalecer la transparencia. Eso impacta mucho en la manera en la que la sociedad en general ve la minería, interpreta lo que se está haciendo y así puede tomar posturas y decisiones más informadas sobre estos desarrollos. Para eso se está trabajando tanto con el Sistema de Información Abierto a la Comunidad sobre la Actividad Minera (SIACAM) que es el sistema de transparencia que tenemos a nivel nacional, donde compartimos información de las provincias respecto de los indicadores ambientales, sociales, de empleo, de producción. Todas las cuestiones que creemos que son relevantes para hablar de minería en el país. También tenemos la Iniciativa de Transparencia en la Industria Extractiva (EITI, por sus siglas en inglés) a la que Argentina ya adhirió en el 2019 y ahora estamos trabajando con las provincias para que ellas también vayan adhiriendo voluntariamente y puedan ir transparentando la información sobre la industria. Y, por otro lado, la Mesa Nacional de Minería Abierta a la Comunidad (MEMAC). Ahí la idea es generar un espacio de diálogo amplio, plural, con todos los sectores en el territorio y conversar sobre cómo se desarrolla la minería ahí y poder tener un diálogo abierto con toda la comunidad para contarle un poco del desarrollo de la minería en el país, que nos transmitan sus consultas y sus dudas, y así poder tener este diálogo más fluido y constante. 

Hace un tiempo compartiste en Twitter que en abril 2022 el 9,8 % del trabajo minero fue femenino con lo cual constituye el mejor resultado en términos históricos. Mencionabas que todavía falta mucho. ¿Qué iniciativas impulsan desde la Secretaría para mejorar ese dato? 

Estamos haciendo un trabajo muy interesante con el BID que consiste en un monitoreo y un informe para entender primero dónde están las brechas, los problemas y comenzar a resolver ciertas cuestiones estructurales que hay de base que permita ahora diseñar una política pública en base a eso. Cuando tengamos ese relevamiento hecho en noviembre vamos a poder trabajar en una guía de Buenas Prácticas y en el diseño de políticas públicas orientadas a resolver los problemas que esta línea de base nos arroja. Este es un paso central que se venía trabajando ya en algunos pequeños monitoreos, pero esto es algo mucho más abarcativo. También hay jornadas que se vienen realizando con diferentes organismos de trabajo, mesas de género y se están haciendo capacitaciones, jornadas de vinculación, mesa de diálogo. Trabajamos mucho con WIM (Women in Mining). 

¿De qué manera, con qué estrategias y herramientas trabaja el Estado nacional para el desarrollo de la cadena de valor del litio, tanto respecto de los proveedores como de la eventual producción de baterías?

Por un lado, hay líneas de financiamiento para el desarrollo de proveedores y líneas de financiamiento que se hacen específicamente orientadas a la minería y a proveedores mineros que se vienen trabajando fuertemente desde la Secretaría. Por el otro, tenemos jornadas de vinculación productiva que también las organiza la Secretaría en diferentes provincias. Siempre es importante trabajar estas cuestiones regionalmente, comenzar a generar vínculos entre los diferentes proveedores de las regiones para que puedan fortalecerse y trabajar en forma conjunta. Es algo que se está trabajando mucho en el marco de la Mesa del Litio también. En términos del desarrollo de baterías, sabemos que es algo bastante ambicioso. Pero mi visión particular, y la de Nación y cada una de las provincias vienen trabajando en la misma línea, es comenzar a desarrollar las capacidades para estar preparados para ese desafío. El mundo de las baterías hoy es dominado por tres países -China, Japón y Corea- pero creemos que se debe trabajar en mejorar las capacidades, mejorar la tecnología, tener este desarrollo industrial, tecnológico, consensuado con las provincias, trabajado con otros países y comenzar a prepararse para llegar eventualmente a desarrollar la industria de baterías. En diferentes escalas, quizás también comenzando con pequeñas escalas, con pequeños medios de movilidad, por ejemplo. Aquí es importante remarcar el trabajo que viene realizando YTEC, construyendo una fábrica industrial de celdas para baterías de litio, haciendo pruebas con el litio que producen las provincias. Es importante seguir fortaleciendo a nivel nacional y provincial nuestras capacidades científicas y tecnológicas para el futuro. Me parece que hay que tener esa visión optimista hacia el futuro y para eso hay que trabajar mucho hoy.

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.