El contraataque chino ante la escalada arancelaria de Trump

Xi Jinping se reunió con unos cuarenta CEOs y ejecutivos de empresas haciendo frente a las agresivas políticas de Washington. Prometió apertura y estabilidad. Tomó represalias y se desplomaron las bolsas y el petróleo. ¿Oportunidad para Beijing? El impacto en América Latina.

El presidente chino, Xi Jinping, se reunió el pasado 28 de marzo con unos cuarenta CEOs y ejecutivos de diversas empresas: Mercedes-Benz, FedEx, HSBC, Saudi Aramco, Sanofi y Hitachi, entre otras. “Las empresas extranjeras aportan un tercio de las importaciones y exportaciones de China, una cuarta parte del valor añadido industrial y una séptima parte de los ingresos fiscales, creando más de 30 millones de puestos de trabajo”, dijo Xi ante los presentes en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing.

El periódico chino Global Times publicó un editorial titulado: “Por qué China se ha convertido en un oasis de desarrollo para las empresas globales”. Allí se puede ver la posición oficial del Partido Comunista chino sobre el encuentro: “Demostró la firme determinación de China de seguir ampliando la apertura y envió un mensaje claro al mundo desde el más alto nivel: abrazar a China es aprovechar las oportunidades, creer en China es creer en un futuro mejor e invertir en China es invertir en el futuro”.

Global Times hizo énfasis en un destacado del discurso de Xi: la responsabilidad de las empresas multinacionales en el mantenimiento del actual orden económico global. El mandatario buscó solidificar la idea de un destino seguro para los inversores, bajo la noción de estabilidad política y amplias perspectivas de mercado. El periódico también destacó otro evento reciente: la Reunión Anual 2025 del Foro de Desarrollo de China, del que participaron más de 750 representantes extranjeros, entre ellos multinacionales de la lista Fortune 500. Allí se dieron cita empresarios de sectores variopintos: energía, finanzas, seguros, farmaceúticos y salud, alimentación y minerales. También participó la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff, quien acaba de ser reelecta como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (bloque compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica al que se han adherido nuevos miembros plenos y asociados).

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El 30 de marzo de 2025 se produjo un encuentro entre los ministros de Industria y Comercio de China, Japón y Corea del Sur. Tras la reunión en Seúl, la primera de ese nivel en seis años, los altos funcionarios asiáticos expresaron en un comunicado conjunto su acuerdo para acelerar las negociaciones de un acuerdo de libre comercio trilateral. En ese texto, además, destacaron los esfuerzos de cara a lograr un “terreno de juego global que permita un entorno de comercio e inversiones libre, abierto, justo, no discriminatorio, transparente, inclusivo y predecible”. Una declaración no pasó desapercibida: la del ministro surcoreano de Industria y Energía, Ahn Duk-geun, quien llamó a una restauración del rol de la Organización Mundial del Comercio (OMC), instancia a la cual China ingresó recién a fines de 2001. El eje asiático es una buena noticia para Beijing: puede significar un realineamiento de Seúl y Tokio.

La escalada arancelaria previa, con el primer gobierno de Donald Trump, coincidió con el 40° aniversario de la reforma y apertura impuesta por Deng Xiaoping. “Nadie puede dictar al pueblo chino lo que debe o no debe hacer”, dijo en aquel momento Xi, al cierre de 2018, toreando al republicano que luego perdería el intento de reelección –pandemia mediante– ante Joe Biden. Un año antes, en 2017, Xi había sido equiparado en la Constitución a Mao, el primer presidente de la República Popular China.

“Es la única persona, además de Mao, que ha logrado introducir su filosofía en los estatutos del partido en vida”, precisó en ese entonces el historiador y analista político chino Zhang Lifan. En contraposición con el American Dream, Xi Jinping habla del sueño chino, consistente en que China ocupe el lugar “que le corresponde” en el sistema internacional para 2049, cuando se cumplan cien años de la proclamación de Mao en Plaza Tiananmen. “Debemos hacer esfuerzos persistentes, seguir adelante con voluntad indomable, continuar impulsando la gran causa del socialismo con características chinas y esforzarnos por lograr el sueño chino de un gran rejuvenecimiento de la nación”, dijo Xi sobre el tema en 2012.

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La represalia china y el impacto global

The Economist publicó dos portadas tras las decisiones arancelarias de la Casa Blanca que sacudieron al mundo esta semana. “Día de la destrucción”, dice una en la que se ve a Trump portando un serrucho y bordeando el contorno del territorio estadounidense. Abajo, la frase “cómo limitar el daño global”. La otra tapa es aún más elocuente: una gorra asiática lleva la inscripción “Make China Great Again”, parafraseando el MAGA de Donald J. Trump.

El viernes 4 de agosto se desplomaron las bolsas y el petróleo a nivel mundial: China respondió a Trump con aranceles del 34% a todos los productos estadounidenses, restricciones a tierras raras y sanciones contra 16 firmas de Estados Unidos, incluidos gigantes de los sectores de defensa y alimentos. “Esta guerra comercial no se parece a nada que hayamos visto en años, tal vez décadas”, le dijo Chris Beauchamp, analista jefe de mercados, a la agencia AFP. Por su parte, JP Morgan elaboró un informe para sus clientes titulado “There will be blood” (“Habrá sangre” en su traducción al español), en el que eleva del 40% al 60% el riesgo de una recesión a escala global.

Trump reaccionó a la respuesta china alegando que el gigante asiático entró en pánico y jugó mal sus cartas. Le respondió la embajadora china en Panamá, Xu Xueyuan, que a través de su cuenta en X (ex Twitter) posteó un burlón: “Jajaja, Veremos”. El embajador de China en Colombia, Zhu Jingyang, compartió una nota de la agencia Bloomberg titulada: “Trump le da a la China de Xi la oportunidad de conquistar un mundo afectado por los aranceles”. El diplomático –siempre de alto perfil en redes sociales, una novedad para los funcionarios chinos– también destacó que el gobierno al cual representa presentó ante la OMC una demanda contra los aranceles estadounidenses: “Se trata de una típica práctica de intimidación unilateral que pone en peligro la estabilidad del orden económico y comercial mundial”, describió.

Por su parte, la agencia china Xinhua en Español realizó un análisis geopolítico que lleva la firma de Luis Antonio Paulino. Allí se lee: “La nueva escalada arancelaria de Estados Unidos no busca simplemente negociar acuerdos comerciales más favorables, sino reconfigurar la estructura del orden económico multilateral global y la posición que Washington ocupa en él, forzando una transición desde un llamado orden mundial basado en reglas hacia uno de desacoplamiento forzado, fragmentación y aislacionismo”. Para el analista es difícil prever el desenlace, ya que el impacto de la escalada arancelaria en sectores clave de la economía estadounidense podría forzar a Trump a retroceder –como ya lo ha hecho otras veces– en sus decisiones.

El economista Jostein Hauge, profesor de la Universidad de Cambridge, fue contundente: “No se equivoquen. Trump acaba de entregarle la economía mundial a China en bandeja de plata”, posteó. También dijo que conversó sobre la escalada arancelaria con su colega Ha-Joon Chang para quien Trump le estaría haciendo un favor al resto del mundo, en la idea de que ahora es posible pensar una economía global con menor influencia estadounidense. De reciente visita en Argentina, Ha-Joon Chang se reunió con Cristina Fernández de Kirchner y brindó un extenso reportaje a Martín Schapiro en Cenital, donde opinó sobre China: “A medida que los chinos se hacen más ricos, demandan cada vez más commodities e insumos manufacturados de otros países. Hay que aprovechar esas oportunidades, porque China no solo produce, también compra”.

América Latina debe prestar especial atención a los movimientos geopolíticos que se están dando. Las recientes declaraciones de Mauricio Claver-Carone, enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, son elocuentes: prometió respaldo al gobierno de Javier Milei respecto a la negociación con el Fondo Monetario Internacional, pero pidió como condición para un apoyo mayor el fin del swap que Argentina tiene con China. “Esa línea de crédito es extorsiva, y mientras la mantengan siempre China va a poder extorsionar”, dijo el alto funcionario que durante la primera administración de Trump fue clave para el préstamo del FMI al gobierno de Mauricio Macri, el más grande de la historia del organismo. En noviembre del año pasado, Claver-Carone había puesto el grito en el cielo por la inauguración del puerto de Chancay, en Perú, con 60% de capitales chinos.

Mientras el mundo se sumerge en una posible tempestad que algunos ya comparan a la crisis derivada del Covid-19, China calcula la próxima jugada para intentar reemplazar a Estados Unidos en el rol de hegemón global, incluso utilizando una caja de herramientas prestada (tal como lo muestra su apego a la OMC). Su objetivo, el sueño chino de Xi, es hacerlo antes de 2049. ¿Lo logrará? La historia se está escribiendo.

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Se dedica al periodismo político internacional desde hace más de una década. Es politólogo y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos (UBA). Escribió el libro "Lula, de la cárcel a la presidencia". Es hincha y socio de San Lorenzo.