Del futsal al fútbol: los “micropartidos” que detectan desde Richard Ríos hasta De Paul
Se disputan adentro de un partido, durante lo que dure. La marca personal, los espacios reducidos, la técnica, las pisadas, los uno contra uno, las superioridades y hasta los duelos entre futbolistas.
Antes del inicio del Mundial de futsal 2024 en Uzbekistán, el colombiano Richard Ríos, mediocampista del Palmeiras de Brasil y figura de su selección, dijo lo siguiente en una entrevista con FIFA.com: “La mayoría de lo que hago en el campo me viene del fútbol sala. Cuando controlo el balón pisándolo, cuando encaro el uno contra uno, cuando hago una pared. El fútbol consiste en ‘micropartidos’ de dos contra dos o uno contra uno dentro de un partido muy grande”. Ríos, de 24 años, jugó futsal hasta los 18. O, lo que es lo mismo: hasta que aceptó una invitación para una prueba en el Flamengo después de que scouts lo vieran en un torneo amistoso Sub 20 con su selección –de futsal– en Río de Janeiro. Ríos se moldeó en el futsal colombiano y en el fútbol brasileño.
Los “micropartidos” son “partidos” que se detectan adentro de un partido, durante lo que dure, siempre más que los 90 minutos. Porque, a diferencia del futsal, en el que hay tiempo neto –dos tiempos de 20 minutos–, en el fútbol el reloj nunca se para. “Micropartidos”: la marca personal, como la famosa del peruano Luis Reyna a Diego Maradona en 1985; los espacios reducidos; las pisadas; el mano a mano entre el lateral y el wing–extremo, como los del brasileño Roberto Carlos con el Burrito Ariel Ortega; el choque del 9 contra un central; o el juego cambiante en desventaja después de una expulsión, como en el último Manchester City 2–Arsenal 2 por la Premier League, cuando los dirigidos por Pep Guardiola acunaron la pelota durante casi todo el segundo tiempo alrededor del área del Arsenal. Todas escenas que se vieron el jueves en el 3–2 de la selección de futsal ante Francia en la semi de Uzbekistán 2024. Campeona en Colombia 2016 y segunda en Lituania 2021, la selección jugará hoy, desde las 12 hora argentina, la tercera final en fila de un Mundial, ahora ante Brasil, el más ganador (cinco), seguido por España (dos).
En abril de 2023, Lionel Scaloni fue invitado por la UEFA al sorteo de la fase final de la Champions de futsal en la sede de la Federación de las Islas Baleares, a 20 minutos en auto de su casa en Calviá, en la isla de Mallorca. “El futsal me parece un deporte espectacular, relacionado directamente con el fútbol y del que he sacado muchísimas conclusiones. En el fútbol se busca cada vez más generar superioridades con el arquero, como se usa mucho en el fútbol sala, y jugar uno contra uno todo el rato”, dijo el entrenador campeón del mundo y bicampeón de América, y agregó: “En la etapa de formación es fundamental. Si tuviera 4, 5 o 6 años, empezaría jugando fútbol sala. Es indispensable para que los chicos vayan tomando la técnica esa de tocar tantas veces la pelota. Se pueden combinar el fútbol y el futsal. Seguramente salgan mejores jugadores, con más técnica, y entenderían mejor el juego”. Scaloni, quien más de una vez observó desde la tribuna partidos del club Palma Futsal, de Mallorca, puntualizó que, sobre todo, los mediocampistas de la selección de fútbol habían empezado a jugar así en “los barrios de Buenos Aires”. No lo dijo, pero se refería en especial al baby fútbol en los clubes del Área Metropolitana de Buenos Aires. La definición de Enzo Fernández en su gol ante México en Catar 2022, desde una baldosa, no fue una metáfora.
El miércoles, un día antes del pase a la final contra Brasil, Javier Saviola visitó a la selección argentina de futsal en la concentración en Toshkent. El Conejo, quien jugó el Mundial de Alemania 2006 –y en River, Barcelona y Real Madrid, entre otros equipos–, arrancó en el baby de Parque Chas, igual que Pablo Taborda, capitán de la selección de futsal. A Taborda se le escuchó decir en pleno sorteo con el capitán francés: “Les vamos a ganar igual”. Tras dejar el fútbol en 2016, Saviola jugó al futsal durante cuatro temporadas en el Encamp de Andorra, desde 2018: ganó la Primera División local y se midió contra clubes europeos en la Champions 2021/22. El pívot Cristian “Titi” Borruto –37 años, N° 9 de la selección, primer argentino en jugar cinco Mundiales de futsal– se encorvó para escabullirse entre los franceses, trasladó con toques cortitos y habilitó a Ángel Claudino en el 1–0 de la semi. Borruto, pero como si fuese Saviola.
–¿Qué hay de futsal en el fútbol, y qué hay de fútbol en el futsal? –le pregunto a Julia Paz Dupuy, 24 años, jugadora del FSF Castro de España y de la selección argentina, entrenadora y figura clave para que el futsal tenga su primer Mundial femenino en 2025.
–Hay muchísimo de futsal en el fútbol. En el futsal, en general, lo que más se trabaja son inferiores y superioridades. La mayoría de los goles, por estadística, son en transiciones, en dualidades. Eso es estar todo el tiempo en “micropartidos”. Si separás la cancha de fútbol en cuadrados, todo el tiempo están triangulando y generando una superior sobre el otro. En cambio, encuentro casi nada de fútbol en el futsal. Hay pocos centros largos y goles de cabeza. En general, el fútbol moderno es cada vez más de toma decisiones muy rápidas, y eso te lo da el futsal. El tiempo con la pelota del jugador de futsal es muy bajo: es todo el tiempo la finta, el desmarque, tratar de generarme un espacio antes de recibir. Muchos futbolistas argentinos arrancaron en baby o futsal, que si bien no son lo mismo, son tamaños reducidos y, cuando podés tomar decisiones en poco espacio y con menos tiempo, después lo llevás al fútbol once y recibís la pelota y tenés mucho más espacio y tiempo hasta que te venga alguien. Cuando veo fútbol once no veo futsal, pero veo jugadores que tienen gestos de futsal, como pararla con la suela, porque te genera un tiempo más ese control. Cuando jugué fútbol once en Boca hacía a la vez futsal, y la paraba con la suela. Quizá se me complicaba más por los tapones, pero lo hacía porque sacaba una ventaja. En futsal y fútbol, eso sí, cada vez hay menos uno contra uno, menos gambeteadores. Es más físico, hay poco espacio.
En efecto, Matías Lucuix, el DT de la selección argentina de futsal, jugó tanto en las inferiores de fútbol como en las de futsal en Tigre. Pero volvamos a los “micropartidos”. El colombiano Ríos no habló de sistemas. En contraposición al sueño húmedo de robotizar el fútbol del técnico español Luis Enrique, Ríos conceptualizó que su táctica es el manejo, la improvisación, los movimientos espontáneos. Y detalló que se agranda, que es mejor futbolista, en sus “micropartidos” en espacios reducidos, con muchas piernas alrededor, en el barullo, y que los “micropartidos”, al final, repercuten adentro del partido. “Me pasa mucho que busco un enemigo, o un rival, para que no suene tan mal… Busco una disputa que me mantenga alerta, ya no pasa por ‘queremos ganar’, sino ‘yo te quiero ganar a vos’, lo hago personal”, dijo Rodrigo De Paul en relación a sus “micropartidos”, a los “partidos aparte” que abre con un rival adentro de los encuentros. “Siempre con mucho respeto, siempre todo para que quede adentro de la cancha, pero la parte mental, psicológica, también es importante en el fútbol; a veces, hasta más que las piernas. Entonces hay jugadores que juegan muy bien a la pelota y, por ahí, hay que atacarlos por otro lado, siempre todo dentro de las reglas”. Los “micropartidos”, tan invisibles a los ojos de la mayoría, se juegan en cada partido, de fútbol y de futsal.