China e India: entre el carbón y la responsabilidad climática

Borgen, la serie danesa, como ejemplo de resolución de tensiones productivos-climáticos. Los dos países clave para la descarbonización: India y China.

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En la entrega anterior pregunté si habían visto la serie Borgen y al parecer es muy popular entre los lectores de #InfinitoPuntoVerde así que me pareció interesante utilizarla como disparador para pensar un temón: el rol de China e India en el futuro del cambio climático.

Por si no viste la última temporada de Borgen, te resumo la parte del argumento que me interesa en dos líneas (no es spoiler): se descubre un yacimiento de petróleo muy importante en Groenlandia, que es un territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Al principio las autoridades danesas querían impedir la explotación del recurso por parte de Groenlandia y después apropiarse de parte de la renta.

Vamos al contexto. Groenlandia es un país que en parte se ubica dentro del Círculo Polar Ártico, que en gran parte está cubierto de hielo y que impresiona por su belleza natural.

Sin embargo, también es un país cuyos índices socioeconómicos son muy inferiores a los de Dinamarca. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE):

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  • La esperanza de vida es más de un 10% menor en Groenlandia. Esto se debe principalmente a una alta tasa de mortalidad por accidentes y suicidios.
  • El nivel educativo está muy por debajo del de otros países nórdicos: aproximadamente la mitad de los adultos en Groenlandia sólo llegaron a completar la escuela secundaria inferior.
  • El ingreso promedio para las personas en general es 30% más bajo que en Dinamarca.
  • También la desigualdad de ingresos es alta en comparación con el resto del reino.
  • Entre 2014 y 2019 la tasa de desempleo se redujo a la mitad y llegó a igualar la de Dinamarca en su conjunto en un 5,1 %.
  • En 2021 el ratio migratorio fue de -5,07 migrantes por cada 1.000 habitantes para Groenlandia, versus +2,74 migrantes por cada 1000 habitantes para Dinamarca

A su vez, si miramos las emisiones de gases de efecto invernadero, en 2020 Dinamarca emitió 26,19 millones de toneladas, mientras que Groenlandia emitió 514.413 toneladas. Sin embargo, ajustado por población, las emisiones per cápita de Dinamarca fueron 4,52 toneladas, mientras que Groenlandia marcó 9,06 toneladas. Por último, al mirar las emisiones históricamente acumuladas encontramos que Dinamarca suma 4.082 millones de toneladas contra 32 millones de Groenlandia. En fin, no importan los números en sí mismo, pero sí que en este tema no hay datos que nos puedan dar respuestas absolutas.

Todo esto para contarte que a partir de este escenario, con escasa sutileza pero de manera efectiva la serie expone las tensiones, los dilemas y las hipocresías de esta discusión del derecho al desarrollo y la autonomía sobre los recursos naturales vs. los problemas ambientales globales como el cambio climático.

Hecha toda esta introducción, vamos al que es oficialmente el tema de hoy.

El rol de China e India en el Cambio Climático

El escenario es este: históricamente los responsables de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera son los países desarrollados. Sin embargo, en la actualidad, y principalmente a futuro, los grandes emisores son India y China. Actualmente, China es responsable de aproximadamente el 28% de las emisiones globales e India del 7%, ubicándose así como el primer y tercer país de mayores emisiones del mundo. El segundo es Estados Unidos. Es decir, a diferencia de países como Argentina, que solo aporta un poco menos del 1% de las emisiones globales, pero que somos similares a China o India respecto a que aún tienen grandes deudas sociales y todavía están en proceso de industrialización, estos dos países tienen la capacidad enorme de mover la aguja en términos de cumplimiento climático. Por decirlo bien claro: si Argentina mañana tiene emisiones negativas el impacto sobre el cambio climático no es despreciable pero sí bastante pequeño, lo que hagan China e India, ¡mueve la aguja en más de un tercio!

Profundicemos. A su vez, son dos países que concentran aproximadamente el 36% de la población global, con lo cual si miramos las emisiones per cápita el panorama se ajusta un poco a la comparación. En 2019, China emitía 7,6 toneladas per cápita, el promedio mundial era de 4,5, mientras que Estados Unidos emitía 14,7 y la India 1,8. (Podés jugar con los datos acá).

Desde 1995, el ingreso promedio en China casi se ha multiplicado por diez, mientras que en India casi se ha cuadruplicado, lo cual ha permitido que millones de personas salgan de la pobreza. Sin embargo, también entre 1990 y 2014 la demanda global de energía aumentó en un 55%. El 80% de este aumento se dio en los países del Sur Global. De 1990 a 2014, el consumo de carbón de China y la India pasó de 1.200 a más de 3.400 millones de toneladas, lo que representa el 60% del consumo mundial de carbón y el 25% de las emisiones globales de carbono.

A diferencia de los países industrializados que requieren energía principalmente para sostener el funcionamiento de la economía y los hogares, los países que están en ese proceso tienen también demandas gigantescas de materiales intensivos en energía como cemento y acero para la construcción de viviendas, hospitales, rutas, puertos, industrias, etc.

En este sentido, la energía es una condición necesaria para posibilitar el aumento de la calidad de vida que decíamos arriba. Pero, aparece la pregunta por los impactos ambientales, locales y globales.

El carbón como salvación y maldición

Para simplificar hablemos solo de China, pero sabiendo que muchas de las condiciones se repiten en el otro gigante.

En muchas provincias chinas el carbón es la fuente de energía más accesible, segura y barata. En 2020, casi el 57% de la electricidad se generó a partir de carbón. Es decir, fue específicamente el carbón el que posibilitó el desarrollo económico que mencionamos antes.

Sin embargo, esto trajo dos consecuencias indeseadas:

  • Problemas de salud locales: se calcula que por año la mala calidad del aire exterior provoca más de 1 millón de muertes
  • Convirtió a China en el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo.
El Estadio Nacional de Beijing antes y durante los Juegos Olímpicos de 2008 para los cuales se implementaron medidas de reducción de contaminación del aire muy estrictas.

Es inevitable en este punto el interrogante: ¿qué sería China sin el carbón? ¿Cuánto hubiera tardado en sacar a tanta gente de la pobreza sin este recurso? ¿Es justo e incluso políticamente posible considerar que un país no tiene el derecho a ofrecer a sus habitantes las mismas condiciones de vida que otros países que también lo hicieron quemando carbón? Ahora bien, estas preguntas para un país como Argentina cuyas emisiones no alteran el resultado del calentamiento global son una cosa, pero dada la dimensión y relevancia de las emisiones chinas, tiene sentido ser mucho más exigente. Además, el éxito de su trayectoria implica que hoy China sea un país de ingresos medios-altos, que pelea con Estados Unidos el puesto por la economía más grande del mundo, y le disputa el poder global. Todo esto ya la coloca en otro lugar a la hora de pensar responsabilidades y compromisos frente al cambio climático.

El gigante se descarboniza

Más allá de todas estas discusiones retóricas, China se está descarbonizando. Su gran apuesta es la eficiencia energética del agregado de la economía, es decir consumir menos energía y emitir menos carbono por unidad de crecimiento del PBI, y el despliegue de energía renovable a gran escala:

  • Ya en el plan quinquenal 2006–2010, el país se propuso reducir la intensidad energética (el consumo de energía por unidad de PBI) un 20% respecto del año 2005.
  • En el plan quinquenal subsiguiente (2011–2015), apareció con firmeza la mención a industrias estratégicas como los vehículos eléctricos, productos eficientes energéticamente y la energía renovable.
  • Además, los planes quinquenales incluyeron objetivos de instalación de energía renovable ambiciosos que convirtieron a China en el país con mayor capacidad renovable del mundo.

Dimensionemos. En 2021 la capacidad de generación solar china creció 53 GW. Esto es aproximadamente equivalente a la capacidad solar total instalada en Alemania. Es decir, viene bien en eso. El problema es que en China todo aumenta así. En el mismo año, la capacidad de las centrales térmicas convencionales también creció en alrededor de 50 GW.

La película es lo que vemos en este cuadro: un crecimiento continuo y relevante de las fuentes no fósiles que disminuye el peso relativo del carbón, pero aún está lejos de reemplazarlo.

Porcentaje del consumo energético por fuente de generación en China. En este link podés ver muchísimos más datos y gráficos fascinantes sobre energía en China.

También, respecto al desarrollo industrial de tecnología verde, se fueron cumpliendo las metas planteadas en los planes quinquenales. Hoy China es el líder indiscutido de la producción mundial de paneles solares, produce reactores nucleares, baterías y autos eléctricos, y construyó capacidades en otros sectores asociados a la economía verde.

La pregunta que surge es, con todos estos avances, ¿podrá China lograr la neutralidad de carbono? ¿Podrá hacerlo a tiempo para no agotar el presupuesto de emisiones que nos queda antes de cruzar la barrera de los 1.5 o 2 grados?

Hay una serie de dinámicas contradictorias que tendremos que ver cómo se van desarrollando.

Empecemos por lo que parecen desafíos. Por un lado, menos pobres significa más gente consumiendo. Más bienes y más alimentos, particularmente más proteína animal. Todo eso hay que producirlo y tiene un mayor impacto ambiental. A su vez, las inversiones en combustibles fósiles, incluso carbón, continúan en el país, con lo cual parece difícil avizorar el fin del carbón en China.

Vamos a lo que aparece como positivo. En la medida que la estructura productiva pasa de la producción de bienes de consumo en masa a bienes más sofisticados, con mayor valor agregado, más tecnología y crece el sector servicios, se reduce la intensidad energética de la economía. A su vez, la presión social, los mayores recursos y los avances tecnológicos mejoran el desempeño ambiental de las industrias, incluso de las centrales a carbón. Luego, acelerar el proceso que ya se está dando de reemplazar el carbón por gas también va a ser fundamental para reducir las emisiones en el tránsito hacia tecnologías aún en desarrollo como el hidrógeno verde.

En síntesis, ojalá, y más vale que lo logren.

Antes de cerrar, volvamos brevemente a la India. Está atravesando el mismo proceso que China, pero algunos años atrasado con lo cual llega en un escenario de cambio climático y negociaciones al respecto más avanzadas. Es decir, con menos margen para repetir el camino chino a como de. De hecho, el año pasado en la cumbre de cambio climático se dio una situación bastante #modoborgen criticando el anuncio del primer ministro de alcanzar la carbono neutralidad para 2070. (No olvidemos en este contexto que los países desarrollados habían prometido fondos para la transición de los países del sur global que nunca llegaron).

Como aspectos esperanzadores podemos mencionar que la tecnología renovable ya está mucho más avanzada, con lo cual el leapfrogging (el saltarse instancias tecnológicas, por ejemplo pasar directamente a tener celulares sin pasar por el teléfono fijo) es más fácil para la India y el modelo productivo que está encarando no es el mismo de China basado en la producción en masa, sino que desde ya tiene una impronta más ligada a los servicios. De todas formas, el desafío es inconmensurable.

Si te gustó este tema y no te alcanzó el news, te recomiendo mucho el libro “The Energy Conundrum”. Por lo que vi, sólo se consigue en Amazon, pero lo recomiendo mucho realmente.

Estoy armando la planificación del segundo semestre de este news. ¿Hay algún tema particular que te interese que aún no hayamos tratado aquí?

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Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.