Chile vota su nueva Constitución: ¿hay tercera vía?

En 10 días se vota el plebiscito constitucional. ¿De dónde viene la Convención y cómo trabajó? ¿Qué proponen? ¿Cuál es el pálpito para la elección? Historia corta de un cambio histórico. Pintorescas sobre Angola y Kenia. Dos chusmeríos sobre EE.UU. y Reino Unido.

Hola, ¿cómo estás?

No queda una sola elección relevante en América Latina de acá a diciembre: quedan dos. La primera tendrá lugar el 4 de septiembre y es el Plebiscito Constitucional de Chile, que definirá la suerte del nuevo texto que propone reemplazar a la Constitución de 1980 de los militares. La segunda es la elección general de Brasil, con primera vuelta el 2 de octubre y (muy probable) ballotage 28 días después.

Hoy te voy a contar cuatro claves sobre este referéndum. No nos olvidemos de Chile: un resultado favorable en el Plebiscito es tan central para la región como el regreso de Lula.

Terminan los 90 minutos en Chile

¿De dónde viene la cosa? Al Plebiscito Constitucional se lo conoce como “el de salida”, básicamente porque hubo uno “de entrada”. Ambos fueron parte del Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución firmado y negociado por legisladores oficialistas y opositores entre el 13 y el 15 de noviembre de 2019, con la prescindencia de Sebastián Piñera, golpeado titular del Poder Ejecutivo en ese entonces. El acuerdo político fue una reacción institucional al estallido social, el “Octubre Rojo”.

El “de entrada” al proceso de reforma se celebró el 25 de octubre de 2020 y el “Sí” ganó por afano, 78% a 22%. Fue optativo y participó apenas el 50% del padrón electoral. El siguiente paso fue convocar a elecciones a convencionales constituyentes en mayo de 2021. El resultado fue un órgano constitucional de 155 bancas con predominio de partidos de izquierda e independientes, con mucha novedad y poco de política tradicional. En su momento hice una entrega especial para la comunidad Cenital que, si querés leerla, podés hacerlo acá.

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La Convención comenzó a sesionar, luego de algunas idas, vueltas y hasta el boicot del saliente presidente Piñera, en este lindo e histórico edificio. Yo estuve ahí en abril de este año y, debo decir, la sensación interna es maravillosa. Asombra. Impacta. Imaginate ser un convencional que está cambiando a su país. La revolución desde las reglas, unas nuevas.

Se organizó en 7 comisiones temáticas y otras transitorias. Una Comisión de Armonización dio la puntada final al documento. Me cuenta Nicole Henríquez, abogada que trabajó en ella, que “debieron armonizar 499 artículos. La labor fundamental fue darle coherencia al texto, subsanar las contradicciones, unificar conceptos, transformarla en un documento legal de fácil lectura y, lo más importante, respetar la voluntad del pueblo”. El texto final fue entregado al presidente Gabriel Boric el 4 de julio pasado. Así fue la última sesión de la Convención. Emocionante.

Todo este largo proceso llega a su fin en 10 días. Están convocados a votar poco más de 15 millones de electores en el Plebiscito que, en esta oportunidad, será obligatorio. Esta será la boleta.

Fuente: acá.

¿Cómo trabajó la Convención? El órgano constituyente fue compuesto en su mayoría por grupos que no venían de la política tradicional chilena. De hecho, en el Acuerdo por la Paz Social se especificó que quien quisiera ser candidato a Convencional y ostentara un cargo público designado o electivo, debía renunciar para poder presentarse. Adicionalmente, todos los convencionales electos no podrán presentarse a otras candidaturas por el plazo de un año. Un borrón y cuenta nueva para una nueva carta magna. De entrada, el órgano dio la sensación de ser algo nuevo en Chile, algo democrático, algo innovador, algo que nunca había pasado. Valeria Palanza, decana de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile e integrante de la Red de Politólogas, me cuenta que el trabajo realizado “fue sin lugar a dudas representativo de las preferencias de la ciudadanía como ninguna otra instancia previa en Chile. La mayoría de los convencionales provenían de organizaciones diversas de la sociedad civil y no militaban ni estaban asociados a partidos políticos”.

Lo nuevo para algo nuevo. En este sentido “fue el cuerpo representativo más diverso y más joven que haya conocido” el país, gracias a los escaños reservados a los pueblos originarios (17 de los 155) y a la paridad (el primero en la historia de la humanidad). A esto se sumó que el órgano en su conjunto recorrió el país, celebrando sesiones plenarias y de comisiones en todas las regiones.

La magnitud de este trabajo da cuenta del compromiso democrático, ciudadano y de cambio que inundó a la mayoría de los convencionales que estaban comprometidos con este proceso. Valeria me amplía que el trabajo fue intenso y permanente, “con jornadas laborales extensísimas y trabajo durante el fin de semana”, lo cual fue producto del poco tiempo establecido para reformar y reconstruir normativamente un país desde cero. Esto me consta dado que, en mi visita en abril pasado, pude conversar con distintos convencionales que me manifestaron, sin haber terminado aún, que las condiciones del trabajo constitucional requirieron altas dosis de voluntarismo, paciencia y pasión con recursos muy escasos. Sus miradas coincidieron con mi percepción. Y también con la de Valeria quien, además de ser una respetadísima amiga de la disciplina, participó activamente asesorando la Comisión de Sistema Político que coordinó Ricardo Montero Allende (Partido Socialista), con quien pude conversar unos minutos allá y desde acá. En la misma línea que Valeria, Ricardo considera que “es el debate más democrático que se ha dado sobre sistema político y distribución de poder en la historia de Chile”. Compromiso y convicción. “Recibimos más de 100 audiencias públicas”, añade. Sobrehumano.

No todo fue color de rosa en este trabajo. Algunos escándalos afectaron a la Convención y, probablemente, hayan incidido en la valoración negativa del trabajo realizado. El más simbólico fue el caso del “Pelao Vade”, Rodrigo Rojas Vade, quien terminó reconociendo que había mentido en campaña al afirmar que padecía cáncer. La situación escaló al punto de que desistió de participar de las sesiones, con su posterior expulsión del grupo Pueblo Constituyente (había entrado por La Lista del Pueblo) y su renuncia a la Convención. El órgano quedó así con 154 integrantes en sus meses finales. Otra situación que impactó negativamente fue la del “Convencional ducha”, Nicolás Nuñez, quien pidió en una sesión de la Comisión de Medio Ambiente votar a viva voz porque se estaba bañando.

Ambas situaciones me llevan a reflotar una idea que dejé en aquella entrega especial en mayo de 2021. En ese momento, la gran intriga eran los que no contaban con experiencia de militancia política previa (2/3 de la Convención). Eso, sin dudas, fue un mensaje de la sociedad chilena al establishment. Sin embargo, en las condiciones que describí, el arduo trabajo de redactar de cero una nueva carta magna por una cantidad importante de responsables sin experiencia parlamentaria previa pudo haber generado un resquemor no calculado en la sociedad que es, a la larga, la que tiene que ponderar el texto. Ellos tuvieron que crear instituciones políticas sin haber participado nunca de ninguna. Es cierto que vinieron con experiencia territorial importante y valiosa, pero el salto a las grandes ligas se hizo sin pasar por las intermedias. Nunca vivieron la experiencia de la presión y el monitoreo constantes que ejerce el ojo social. Los errores fueron escrutados al instante y en múltiples plataformas. Explotados. Aprovechados. Manipulados. La sociedad chilena va a evaluar en 10 días el texto pero también, lamentablemente, este proceso. Y eso incide, mucho más de lo que se piensa, con polarización alta y con el estallido cerca en la memoria.

¿Cuáles son los principales cambios propuestos? Podés consultar la propuesta constitucional acá para hacer tu propio cuadro comparativo entre la militar de 1980 y la democrática de 2022. Acá la sintetizan muy bien. Tiene 388 artículos y 57 normas transitorias que, tal como te contó Tomi, es una de las constituciones más extensas del mundo. De arranque, la nueva carta magna establece el Estado Plurinacional e Intercultural, al reconocer a los pueblos y naciones originarias. Incorpora también el componente social y democrático de derecho en su forma de organización. Su preámbulo reza: “Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”. Como dicen acá, es un nuevo Estado democrático con un nuevo paradigma que bien vale la redundancia: más democracia. Ricardo Montero amplía sobre la concepción del poder en el nuevo texto. “Su redistribución es en favor de las regiones, las mujeres, los pueblos originarios, los grupos históricamente excluidos y, especialmente, la participación ciudadana. Marca un cambio radical en cómo lo entendemos”. Más claro, desaparece.

En esta línea, Valeria Palanza me cuenta que los cambios introducidos en la propuesta de sistema político “redistribuyen y desconcentran el poder político, pero no son tan significativos en tanto sólo lo atenúan. El sistema en su esencia no cambia”. Esta desconcentración a la que hace referencia está presente tanto a nivel horizontal (entre poderes) como vertical (entre niveles de gobierno). Algunos ejemplos. En cuanto al primer punto, la constitución militar le daba al Presidente la potestad de aprobar de manera automática el presupuesto presentado si ambas Cámaras del congreso no se expedían al respecto a los 60 días de presentado el proyecto. La nueva carta magna extiende en su artículo 277 ese plazo a 90, así al Poder Legislativo no lo corre la ansiedad, la falta de consenso o la presión presidencial. A eso se suma que el futuro titular del futuro Poder Ejecutivo de Chile pierde 1 de las 4 condiciones bajo las cuales puede declarar el estado de excepción: justamente el de emergencia, muy utilizado en los últimos años de conflicto múltiple. El nuevo presidente también pierde la iniciativa legislativa exclusiva que tiene desde 1980, mientras que los legisladores podrán presentar proyectos que supongan gastos. Como contraparte, el presidente gana la reelección inmediata, que en la constitución militar está limitada a que transcurra un mandato fuera del Palacio de la Moneda. Transacciones.

En cuanto al segundo punto, el artículo 245 propuesto reconoce que, progresivamente, una parte significativa del gasto público deberá ser ejecutado por los gobiernos regionales, cuyos gobernadores son electos de manera directa desde el año pasado. Esta redistribución de recursos era algo algo que no estaba contemplado en la constitución militar. A ambos puntos se suma una reconfiguración de las relaciones ejecutivo-legislativo. El Senado, denostado por el Octubre Rojo y la calle, pasará a ser reemplazado por una Cámara de las Regiones que será la representante, justamente, de las flamantes unidades subnacionales. Solo tendrá intervención en aquellos debates y proyectos que requieran su participación, como bien explican acá en detalle. El bicameralismo ahora es asimétrico, no como antes. Reequilibrio y consensos.

En materia de derechos, la propuesta constitucional es mucho más amplia, profunda, diversa y revolucionaria que el texto de 1980. “La incorporación del reconocimiento de derechos en diversos ámbitos constituye el cambio más significativo”, me cuenta desde allá Valeria. “Se reconocen derechos en el ámbito de salud, educación, vivienda y medioambiente”. Lo novedoso viene por el lado de la salud y la educación, reconocidos en el actual texto pero con un cambio profundo de paradigma, “en tanto se abandona el principio de la subsidiaridad para ubicar al Estado en el rol de garante primordial”, me amplía Valeria. Revolucionario desde las reglas. Estos cambios van en línea con el principio plurinacional del texto, tal como indica el preámbulo que te compartí. El capítulo VI consagra las reglas generales para las Autonomías Territoriales Indígenas, donde “los pueblos y naciones indígenas ejercen derechos de autonomía”, considerando la “coordinación con las demás entidades territoriales” (art. 234). Esta delegación de poder a las comunidades originarias se hará por ley a propuesta de los pueblos interesados y establecerá el procedimiento para transferirlo. Todos son derechos y competencias que nunca se pensaron, diseñaron, ni aplicaron para el nuevo Chile. El que creció debajo de la constitución militar. Es el grito del Octubre Rojo, hecho regla.

¿Cuál es el pálpito para el Plebiscito del 4? Oscuro para el apruebo, aliviador para el rechazo. Lo viene mostrando progresivamente un crecimiento del “No” por sobre el “Sí” desde abril de este año. Justo cuando anduve por allá, empezaron a aparecer los primeros escenarios de que el rechazo era posible. Piedra. Tal como podés ver, los indecisos (grises) se han ido achicando, pero eso no ha acortado la brecha entre apruebo y rechazo, que tiene cierta comodidad para el negativo a la carta magna.

Fuente: promedio de encuestas publicado por Wikipedia acá.

Esto ha ido de la mano con una caída en la imagen presidencial de Gabriel Boric, tal vez la más voraz, repentina y sorpresiva en el último tiempo en la región. La encuestadora Cadem publicó en su informe de julio dos gráficos que son casi calcados.

Fuente: informe Plaza Pública julio 2022.

No solo las líneas se cruzan en el mismo momento, si no que también los valores son idénticos. Apoyar a la nueva constitución es apoyar a Boric y su gobierno. Y viceversa. Los planetas se alinearon. La crisis social y económica es también crisis constituyente. Juano ya te había adelantado un poco sobre esta caída y sus causas, además de ahondar sobre las dificultades de la Convención. Acá se abren tres líneas de análisis, que servirán para el día después de este proceso de cambio.

Primero, me queda la impresión de que lo iniciado post Octubre Rojo dejó la sensación en muchos chilenos y chilenas de que la nueva carta magna iba a ser lo que cada uno de ellos y ellas quería. Cada cual se imaginó un nuevo texto desde su lugar. Y ahora este texto no es lo que soñaron. A eso se suman las situaciones de desprestigio que te conté antes y una fuerte campaña de la derecha política nueva y tradicional para generar temor al cambio democrático. En esta nota, Marco Moreno tiene un punto interesante al indicar que el rechazo empezó a crecer en abril, cuando no se conocía el texto definitivo. Lo que no se aprueba hoy es el proceso, las notas de color y las singularidades de la Convención, que se armó con otro Chile, uno no tradicional y más autóctono. La dirigencia política miró de reojo el proceso pero, cuando le quedó la estocada final para la aprobación, la derecha puso toda la carne al asador. Sobre todo porque el nuevo Chile, el real, quiere consumar en límites institucionales el poder que siempre tuvo como elite. Y eso no gusta. Este punto no es menor. Si bien los convencionales conservadores jugaron el juego constituyente, sus partidos organizaron una campaña bien coordinada para promover el rechazo. Salvo Evópoli, que tuvo una actitud dubitativa en el Plebiscito de Entrada y ahora juega al “No”, todos los demás que se opusieron en octubre del 2020 también lo harán dentro de dos domingos.

La segunda cuestión se desprende directamente de los niveles de apoyo y rechazo que te comenté más arriba. A Gabriel Boric se le vino encima la crisis social y económica, y ató su suerte al proceso constituyente. El cual, además, ajustó la soga al nuevo gobierno. La caída en el “Sí” muestra que no es solo la derecha la que se opone al cambio. Hay, seguramente, porciones destacadas de votantes de centro e, incluso, de izquierda, que no están conformes con la propuesta que salió de la Convención. Si no, es difícil explicar un cambio tan drástico con los indecisos en márgenes estables o, incluso, al alza. Si volvés a revisar los gráficos, vas a ver que suben en un momento. Esos, probablemente, eran entusiastas apoyos que se volvieron dudosos un momento, para pasar a ser opositores hoy. Una transición por decepción. Esto es algo que mencionamos con el equipo de Investigación de Directorio Legislativo en un informe reciente, y que quiero hacer propio acá: el camino hacia el domingo constituyente de septiembre genera, para ponerlo esquemáticamente, el rechazo de la derecha, la desconfianza del centro y la desilusión de una fracción de la izquierda.

La tercera cuestión es, al mismo tiempo, la gran pregunta de siempre y gira en torno a la participación ciudadana en el Plebiscito de Salida. Las últimas elecciones en Chile mostraron que fue más bien baja, un claro mensaje de rechazo a la política, los políticos y las instituciones tradicionales. El dato alentador lo adelantó @FEscrutinio: el Servel informó que más de 12 millones de personas consultaron sus datos electorales. Eso representa aproximadamente el 80% del electorado. Un click no es igual a salir de casa un domingo, pero bueno. El resultado final dependerá en gran parte de este factor. Soñemos.

Sea cual sea el resultado el domingo 4 de septiembre, ya hay consenso en la dirigencia política, oficialista y opositora, de que hacen falta cambios. De parte de la derecha, si gana el “No”, proponen incorporar cambios por la vía parlamentaria, como por ejemplo el reconocimiento social y democrático de derecho del Estado chileno. De parte de la izquierda, si prima el “”Sí”, hay una propuesta consensuada para cambiar algunos puntos que generaron mucha polarización, discusión pública y fake news. Con los plebiscitos en Colombia y en Reino Unido en 2016 como espejo cercano, la salida post resultado, sea cual sea, parece ser a la cafetera y no a la británica. Un Acuerdo por la Paz Social II.

Se cumplieron los 90 minutos para el cambio en Chile. Pero no termina el partido aún. Hay alargue.

Elecciones pintorescas

Chusmerío electoral

Antes de irme, te quiero spoilear que con dos colegas amigos muy cracks como son ella y él estamos armando un proyecto conjunto que lanzaremos muy pronto. Estate atento a Twitter porque vamos a organizar un evento doble e híbrido sobre el Plebiscito de Salida en Chile la semana que viene y la otra.

Gracias a quienes escribieron acercando ideas, sugerencias y aportes al crossover con #InfinitoPuntoVerde. Decime qué otros cruces querés leer y por qué.

También contanos qué pensas sobre Cenital respondiendo esta sintética encuesta. Para nosotros es clave así seguimos por la senda del bien. Es una linda forma de conectarnos, como también lo es bancar a esta banda descontrolada.

As usual, te dejo a cambio y en confianza el Google Electoral Calendar (acá desde tu compu y acá desde tu celu) y la lista de Twitter que nutre a #LaGenteVota.

Un abrazo electoral,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.