Cambiar de piel: escrituras trans
Algunas obras literarias y audiovisuales que retratan la transición de género.
Vamos a hablar de algunas escrituras trans: de textos literarios, autobiográficos o ensayísticos escritos por mujeres o varones que transicionaron, que se fugaron de su identidad biológica para construir otra. Este año llevo leídos varios libros así, y hay algo en la potencia de sus voces que vale la pena reunir acá.
No voy a referirme a la teoría queer, ni a la obra de las consagradas como Camila Sosa Villada, que ya tiene una trayectoria internacional descomunal (estoy esperando que se estrene su película Tesis sobre una domesticación), ni a la de Susy Shock (que por estos días anda de gira por Europa presentando su nuevo disco), sino a algunes otres que quizás no son tan visibles fuera de ciertos nichos, y que me interesaron en particular. En muchos casos se trata de obras que parten de una experiencia de transformación profunda que las lleva también a explorar con el lenguaje. Es el lenguaje el que les permite ser llamados o llamadas de otra manera, fundar otra identidad, asumir un nuevo nombre. Revisaremos cartas, memorias, pero también ensayos literarios, poemas y hasta algunos documentales. Empecemos.

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UNO. El Archivo de la Memoria Trans
Antes de los abordajes literarios de la identidad de género, me interesa contarles, si no lo conocen, del trabajo impresionante que vienen haciendo lxs integrantes del Archivo de la Memoria Trans para proteger y reivindicar la memoria trans argentina. La población LGBTIQ sufre desde siempre mucha persecución policial y moral (lo que las hace ser muy vulnerables, y en muchos casos llevar vidas muy precarias), pero también es un colectivo muy fuerte y militante, con un sentido de pertenencia y comunidad que no se parece a nada. Fundado por la activista travesti María Belén Correa, lo que empezó siendo un espacio virtual en el que se compartían anécdotas, fotos y testimonios, con el tiempo se fue convirtiendo en lo que es hoy: un archivo ordenado y sugerente, con un acervo de más de 15 mil documentos que van desde las memorias fotográficas, fílmicas y sonoras a diversas piezas como legajos policiales, diarios personales y antiguos DNI y pasaportes de mujeres y varones travestis-trans de distintos puntos del país. Sostenido de forma cooperativa y con la participación de historiadorxs, críticxs de arte e investigadores de distintas disciplinas, el AMT ya activó su fondo en varias exposiciones, y también publicó varios libros como Si te viera tu madre. Activismos y andanzas de Claudia Pía Baudracco (una activista icónica fallecida en 2012) y Nuestros códigos, una colección de fotos privadas y frases célebres armado junto a Liliana Viola. Les recomiendo mucho comprarlos y colaborar con el proyecto. También pueden visitar el extenso catálogo en el que se reúnen los distintos fondos donados al Archivo. Es increíble todo lo que aparece en las fotos: los looks de noche y fiesta según pasan los años, las formas más bizarras de festejo, el poco registro familiar, las vacaciones en comunidad, la militancia. Todas las imágenes de este newsletter pertenecen a los fondos documentales del Archivo.
#DOS. Cecilia Gentili y sus cartas de denuncia
Ya en el plano literario, uno de los hallazgos de este año fue el libro Faltas. Cartas a todas las personas de mi pueblo que no me violaron, de la artista y activista argentina Cecilia Gentili, fallecida repentinamente en Nueva York en febrero, a sus 52 años. Ella nació en Gálvez, un pueblo de la provincia de Santa Fe, de esos que parecen infiernos grandes, y sufrió ahí distintas formas de violencia, como el abuso sexual sistemático desde que tenía 6 años por parte de un hombre muy respetado. De joven pudo formarse en Rosario, donde asumió su identidad travesti, y después mudarse definitivamente a Estados Unidos en el año 2000, ahí fue trabajadora sexual y tuvo problemas con la ley (estuvo presa en cárceles para varones y para mujeres). Cuando logró salir (con tobillera electrónica) decidió hacer algo por su comunidad y se transformó en una aguerrida activista LGBTIQ. Hizo una carrera importantísima peleando por políticas públicas para la comunidad trans migrante, y también impulsó su trabajo como actriz (en la serie Pose y en un stand-up llamado Red Ink). En determinado momento, ya establecida en Nueva York y con la ciudadanía en regla, decidió saldar cuentas con su pasado y escribió Faltas, su único libro, en inglés. Ahí, a través de varias cartas descarnadas y brutales ajusta cuentas con su pasado y confiesa todo lo que vivió en Gálvez. La primera está destinada a la hija de su abusador; la segunda, a la amante de su padre; la tercera, a una vecinita que compartió algunos tormentos similares; y hay también misivas para su madre y su abuela, dos personas gravitantes por motivos opuestos (con su madre rivalizó, con su abuela se sintió más cómoda que con nadie), aunque muchas de esas personas ya estén muertas. Hace de todo en las misivas: acusa, redime, seduce, se ríe del patetismo, expone los traumas. Cuando leía el libro, me imaginaba a Cecilia volviendo a la Argentina, poniéndole el cuerpo a las denuncias y siendo abrazada por la comunidad local. Pero no pudo ser. Lo bueno es que lo dejó como legado. Ahora somos nosotras las que podemos amplificar sus palabras.

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Sumate#TRES. McKenzie Wark, entre la autoficción y la teoría
Tengo que decir que a Cecilia Gentili llegué gracias a McKenzie Wark, una escritora y académica que nació en Australia, vive en Nueva York y que transicionó ya siendo bastante madura, a los 56 años, luego de un matrimonio de más de veinte años y dos hijos. Wark menciona a Gentili en sus libros y la valora como activista (de hecho, escribe el epílogo de Faltas). Muy curiosas las vueltas de la vida y de la legitimación, que hacen que conozcamos a una autora argentina a través de otra autora anglosajona, y no a la inversa… Por su parte, Wark tiene dos libros muy especiales en los que expande su experiencia de autoconocimiento como mujer trans. Ella no arma un relato lineal sobre cómo eligió cambiar de género y reconocerse de una manera radicalmente distinta, sino que mezcla en las capas de su biografía varias reflexiones y citas teóricas sobre cómo los deseos van más allá de las fronteras del patriarcado. Si les interesa profundizar, pueden empezar con Vaquera invertida (en el que narra su juventud y su despertar sexual entre el hippismo y el glam de los setenta hasta su fuga de la masculinidad) y seguir con Raving, una especie de crónica inmersiva por el mundo de las fiestas queer neoyorquinas en la que comparte lo que sucede al abrigo de la noche, con las percepciones alteradas.
#CUATRO. Ariel Florencia Richards, entre Chile y Nueva York
Inacabada es una novela sutil, delicada, de la escritora e investigadora trans chilena Ariel Florencia Richards y publicada por Alfaguara. En esta ficción, una hija que hace poco se asumió como mujer (con todo el peso que implicó decirlo: soy mujer) viaja con su madre a Nueva York con el objetivo asordinado de conversar sobre lo que implica duelar al hombre que fue por 37 años. Pero esa madre le es esquiva, no se la hace nada fácil. La relación entre ellas es amable pero no profunda, está como obturada, como si las habitara un silencio profundo, un desencuentro infranqueable aunque compartan durante días la misma habitación de hotel. Entonces la novela empieza a discurrir y se pierde por los recuerdos de la infancia y el pasado, incluso de otras vidas en esa misma ciudad, y también por los pasillos de distintos museos y galerías de arte, porque Juana, la protagonista, está inmersa en un proyecto de investigación sobre las obras inacabadas, incompletas, esas a las que parecen faltarles algunas pinceladas, en las que las figuras no terminan de ser nítidas y permanecen opacas. Un libro muy sensible en el que salir de la masculinidad implica un largo proceso de desmontaje, como si hubiera que sacarse una armadura sostenida por palabras.

CINCO. I Acevedo alza la voz en público
Pasemos a las masculinidades trans, que las hay, y muchas, aunque a veces sean menos visibles que las transiciones al revés. ¿Leyeron a I Acevedo? Lo sigo desde la facultad de Letras, cuando todavía se llamaba Inés y ganaba concursos literarios como el Indio Rico con una obra en la que hablaba de su infancia en Tandil con mucha frescura y desparpajo (Una idea genial). Hace varios libros I viene compilando textos que se prueban al calor de la lectura en vivo. Él mismo confiesa que cuando lo invitan a una lectura (en Casa Brandon, en el C.C. Conti, en el CCK, en el Malba) se pone a escribir algo especial para la ocasión. Entonces todas sus intervenciones, bien performáticas, cuentan con la impronta de la oralidad: su voz fluye, nos recorre, nos lleva y nos trae por distintas aventuras que involucran a sus amigxs o a su familia, nos imbrica con sus lecturas (Rodolfo Walsh pero también Sylvia Molloy, Zama, la tradición literaria rioplatense), y nos deja en un deseable estado de flotación. Es por momentos muy brillante intelectualmente, y a la vez está siempre muy cerca de las emociones: todo pasa por un cuerpo que rompe con su destino biológico y muta en sensatez y sentimientos. En sus textos los géneros también se mezclan: hay cartas, ensayos, relatos, todo lo que pueda caber en un Google Docs y en su imaginación. Les recomiendo dos de sus últimos libros: Late un corazón (publicado en 2019 por Rosa Iceberg, en el que aborda la transición en un puñado de cuentos ) y el más reciente Abrazo al futuro, publicado por la editorial y librería La Libre, un volumen que apuesta a la potencia de lo colectivo para contenernos, que se posiciona en un lugar extraño entre el realismo social y la fantasía poética, y en el que le dedica varias intervenciones a Rodolfo Walsh.
SEIS. Los poemas inclusivos de V.V. Fisher
V.V. Fisher (Buenos Aires ,1974) es no binarix, de ahí que su exploración esté dada en la poesía por las posibilidades de nombrar aquello que no tiene una identidad unívoca. En su nuevo libro de poemas, Click, publicado por Neutrinos, se presta justamente a muchos juegos que amplifican las flexiones del lenguaje (con a, con o, con e, con x, con asterisco) y sus funciones para nombrar. Es que para las personas no binarixs y trans es trascendental que podamos entender y asimilar cómo quieren ser llamadxs y que lo respetemos sin pedir explicaciones. Me interesa que sin solemnidades V.V. Fisher lo insinúe en los poemas, y que cuestione de paso el discurso opresivo de los formularios, de los requisitos identitarios tan llenos de corsés. Les dejo dos poemas breves:
Un guion para la conversación
cuerpo a tierra
agazapad_
se emperra
en conseguir
rabios_
el elixir
de su vocal
para decir
aquí mi percal
y preguntá
antes de hablar
cómo quiero
ser llamad_
*
dividid@ en dos
no soy yo
una o uno
me pensás
pero únicx reúno
incluso más
porque plural
múltiple soy
según cómo estoy
fluid_ mi pronombre
para un solo nombre
son varis que habitan mi cuerpo y gritan existo inscripto misceláne vivo
de cuerpo escrito
redivivo

SIETE: Dos documentales y un disco
Antes de despedirme, algunas recomendaciones audiovisuales y una última musical.
- Orlando, mi biografía política, un documental de 2023 escrito y dirigido por el escritor y filósofo español Paul B. Preciado en el que retoma la novela emblemática Orlando, de Virginia Woolf, publicada en 1928 y considerada la primera obra literaria en la que un personaje cambia de género, para preguntarse por su propia identidad sexual y política (no está en plataformas ni estuvo en salas en Argentina, pero se la puede encontrar buceando en internet). Acá les dejo el tráiler.
- Will and Harper, disponible en Netflix. Andrew Steele, un guionista muy famoso de Saturday Night Live, le cuenta por mail a uno de sus mejores amigos, el actor y humorista Will Ferrell, que inició una transición de género a los 60 años. Ferrell, luego del shock inicial de la noticia, le propone a su ahora amiga Harper hacer un viaje juntos en auto por el interior de los Estados Unidos para conversar mejor. Y entonces se embarcan en un road trip que dura dos semanas de costa a costa haciendo algunas paradas por lugares emblemáticos de sus vidas. Dirigido por Josh Greenbaum, el documental consigue tener un tono muy íntimo y entrañable y a la vez mostrar cuán recalcitrante puede ser el machismo conservador tan arraigado en las ciudades norteamericanas del interior profundo. Pero lo más interesante es cómo fluye la relación entre ellos, cómo circula el afecto y el respeto, y cómo Will expande su curiosidad y le hace todas las preguntas que se le pasan por la cabeza. Se las recomiendo especialmente.
- Travesti de Daniel Melero. Un disco hermoso de canciones inoxidables. Cuenta Melero en su autobiografía que la primera versión del álbum llevaba la foto de su productor en la tapa, pero que al tipo le trajo problemas con su familia (en 1993 que aparezca tu foto en un disco que se llama Travesti era más raro que ahora, claro). Así que 25 años después, para la reedición, pusieron una foto de Melero mismo.