Aldosivi-Alvarado, el retorno del clásico “prohibido”
Jugarán en marzo, por la Primera Nacional, tras 27 años en los que, lejos de apaciguarse por la proscripción, la rivalidad explotó en las tribunas y en las calles de Mar del Plata. Historias entre el Tiburón y el Torito, acentuadas en los barrios del puerto y del viejo matadero.
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En el centro de la Plaza Belgrano de Castelar, un grupo de pibes juegan un picadito. Una camiseta de Alejandro Garnacho en el United, una de Neymar de los tiempos del PSG, una de Juan Román Riquelme en Boca modelo 2002. Corro alrededor de la plaza, pegado al cordón de las cuadras de la manzana. La sensación que nos invade ante la posibilidad de que tengamos que alcanzar la pelota merece un estudio de las ciencias humanas. Cuando doblo en una esquina, veo cómo pica la de YPF sobre el asfalto. Acelero. Es mi momento. Rebota contra la rueda de un auto estacionado y se me viene, justa: la calzo desde abajo, vuela con fuerza y dirección, y el “uhhh”: para la gente del Municipio de Morón, rompí un farol de un pelotazo. “Después le echan la culpa a los chicos”, me espetó una señora mientras tomaba mates con otras doñas. Y sí, mala mía.
“¿Sabe quiénes son los que más saben de fútbol?”, lo inquirió Carles Rexach a Juan I. Irigoyen en una entrevista en El País. “Los niños. Usted va a un colegio y el más bueno para un lado, el segundo para el otro. Y el más tronco se queda fuera. Eligen bien cuando montan los equipos, nunca se equivocan”. Rexach es el histórico entrenador del Barcelona que le firmó una servilleta al niño Lionel Messi para “ficharlo”. Por algo yo corría, por algo los pibes jugaban a la pelota.
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Aldosivi-Alvarado, el retorno del clásico “prohibido”
Durante la tarde del 21 de enero de 2024, una avioneta surcó el cielo de las playas de Mar del Plata. No exhibía un mensaje de amor (“Cachicalientas Juan Carlos es mío”, “Flor B te casás conmigo?”), no chiveaba una casa de apuestas, no era para Emiliano Martínez, nacido en la ciudad (“Dibu te amamos”), mensajes que alguna vez se leyeron en lo alto, acompañados por el infatigable ruido del motor. Decía, en letras negras sobre fondo blanco: “13–0 gritaste mis goles”. El 16 de octubre de 1994, en el extinto estadio General San Martín, en el que Diego Maradona marcó sus dos primeros goles como profesional -en 1996 fue demolido para levantar un mayorista, un signo de la época-, Aldosivi goleó 13–0 a Alvarado por el Clausura de la Liga Marplatense. Aldosivi había ganado el Apertura y se había asegurado la clasificación al Torneo del Interior, que daba el acceso a la B Nacional. Y llegó a la última fecha del Clausura igualado en puntos con el River marplatense. Alvarado había sido segundo en el Apertura. Sólo podía clasificar al Torneo del Interior si Aldosivi volvía a salir campeón y River quedaba segundo, ya que forzaba un desempate. En caso de igualdad en el primer puesto, el Clausura se definía por diferencia de goles (River tenía +3, y Aldosivi, -1). En el 13–0, Alvarado presentó un equipo con juveniles de Cuarta y Quinta. Aldosivi campeonó por diferencia de goles, y Alvarado le ganó el desempate a River, pero se mancó en la primera fase del Torneo del Interior. Ese 13–0 no se olvida más.
Que la avioneta del 13–0 volase bajo el sol de la temporada 2024 de Mar del Plata se debió a que el 3 de enero se había sorteado el fixture de la Primera Nacional y se había confirmado lo prohibido durante 27 años. Tras el ascenso de Alvarado en 2019 y el descenso de Aldosivi en 2022 -y después de un torneo 2023 sin fecha de interzonales, como ahora se jugará en el Nacional-, en marzo volverán a enfrentarse, en la octava fecha (y en agosto, en la 27, la revancha). Es la vuelta del clásico “prohibido” del fútbol argentino.
El clásico entre Aldosivi -el Tiburón- y Alvarado -el Torito- reposa desde el 10 de agosto de 1997, cuando el último encuentro duró menos de 30 minutos. La Liga Marplatense había decidido que se jugase en la cancha de River, a metros del barrio Centenario, reducto de Alvarado. Batallas campales afuera y adentro del estadio, entre las hinchadas y contra la policía, heridos, gases lacrimógenos, balas de goma, un muro derribado y corridas que se extendieron hasta la noche. Si bien se enfrentaron por primera vez en 1954, la rivalidad comenzó a fines de los 80 (el clásico de MDQ era, hasta entonces, San Lorenzo-Kimberley). Lo cuenta Víctor Molinero, periodista de La Capital, que buceó entre el Tiburón y el Torito.
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Sumate-En el 88, en las finales del torneo local, la hinchada de Alvarado apoyó a Deportivo Norte en los partidos contra Aldosivi. Hubo reproches durante la semana y un malestar que pareció zanjarse a través del diálogo. Jugaban Deportivo Norte y Nueva Chicago por el octogonal final del Torneo del Interior, buscando un lugar en el viejo Nacional B. Fue el 30 de abril de 1989 en el José María Minella. La hinchada de Alvarado otra vez dijo presente para dar su apoyo a los de La Perla. Pero por cuestiones particulares Aldosivi estuvo en la popular del frente, con el elenco porteño. Es que por aquellos años se había radicado en Mar del Plata el Francés, un barrabrava de Chicago que rápidamente hizo buenas migas con el club portuense. Le consiguieron trabajo en el puerto y se fue involucrando con el Abuelo y los líderes de la barra brava aldosivista. De a poco fue ganando terreno y, para cuando llegó Chicago a la ciudad, convenció a un grupo para que lo acompañe a la cancha a apoyar al verdinegro. Después del partido, que ganó Chicago por penales (había ganado 1–0 en Mataderos y Norte 2–1), las hinchadas se cruzaron en las adyacencias del estadio Minella.
Al menos en la cancha, la rivalidad intestina duró menos de una década, de 1988 a 1997, un período en el que se disputaron los títulos (Aldosivi le ganó en partidos de ida y vuelta la plaza para la B Nacional 1996/97, después de que “debilitara” a Alvarado al enterarse seis meses antes de ese ascenso). Aldosivi-Alvarado es un clásico “corto” del siglo XX. Después de aquel partido suspendido, la Liga Marplatense los conminó a los torneos del interior. Cuando volvieron, los separó en diferentes zonas. Y más tarde, hasta los invitó a fusionarse con otros clubes de la ciudad. Sin partidos, el calor popular de los barrios del puerto y el de los del viejo matadero municipal se encargó no sólo de mantener vivo el fuego, sino de azuzarlo, de provocar incendios. Aldosivi y Alvarado, que se cruzaron después de 1997 sólo en divisiones infantiles y en el femenino, son clubes con hinchas “genuinos”, como remarcan los marplatenses. Si los del Tiburón se jactan del 13–0, los del Torito recuerdan que ganaron la única final mano a mano de la Liga, en 1990, y que son suyos los únicos dos partidos que jugaron por afuera de la competición local, durante el Argentino A 1995/96.
“Durante el inicio de la década del 90 lograron expresar unos imaginarios urbanos en los que un club se definió como marginal desde lo geográfico -Aldosivi- y el otro como marginal desde lo social -Alvarado- frente al resto de la ciudad. Si Aldosivi se transformó en la metáfora de un sector históricamente apartado de las nominaciones legítimas de ‘lo marplatense’, Alvarado consolidó su posición de marginalidad de clase”, explica Gastón Julián Gil, antropólogo, investigador adjunto del Conicet en la Universidad Nacional de Mar del Plata, autor de “El equipo de la ciudad. Las narrativas de cohesión en el fútbol marplatense” (2003). Pasaron tres generaciones de hinchas sin presenciar un partido en la cancha. El clásico proscripto pasó a jugarse en las tribunas, en las calles, en Los Simpson y en los escritorios. En el archivo de La Capital podemos leer los siguientes titulares: “Policía con campera de Aldosivi fue atacado por hinchas de Alvarado que pintaban un mural” (2021), o “Se peleaban en la calle por pintadas de Aldosivi y Alvarado, pasó una mujer y recibió un disparo” (2022). Non fiction.
Antes de la vuelta de la Copa Argentina, en la temporada 2011/12, los organizadores consultaron a los organismos de seguridad para diagramar el fixture. La policía de Mar del Plata respondió que no garantizaba un Aldosivi-Alvarado. Lo vetó. En 2012 y 2013, Aldosivi se negó a jugar un amistoso ante Alvarado en el marco de los torneos de verano en Mar del Plata entre los grandes de la Argentina, un modo de calmar las aguas de la rivalidad. El Tiburón soñaba en grande. En 2015, ya en Primera, goleó 3–0 a Boca en la Bombonera. Ese fin de semana, Alvarado perdió en el Federal A y echó a su entrenador. En 2017 se ideó un partido a beneficio del Hospital Materno Infantil entre leyendas de Aldosivi y Alvarado. Hubo amenazas en las redes sociales. Se jugó, pero con exjugadores mezclados, sin las camisetas de los clubes. Después de que Aldosivi descendiera en 2022, la ciudad amaneció empapelada de afiches: “Bienvenidos a Primera Nacional. Se terminaron tus excusas. Nos vemos pronto. Alvarado es Mar del Plata”. “La vida -ironizó una vez el periodista Santiago Ludueña- es eso que pasa mientras tratan de evitar en la medida de lo posible que jueguen entre sí Aldosivi y Alvarado”. El Tiburón y el Torito ya tienen fecha de (re)encuentro.
Pizza post cancha
- Video. El Inter, líder de la Serie A, le ganó 1–0 al Atlético Madrid en la ida de los octavos de la Champions (es el actual subcampeón). El 13 de marzo jugarán la vuelta en España. El equipo de Simone Inzaghi es uno de los mejores en forma en la actualidad. El mediocampista central, iniciador del juego, se llama Hakan Çalhanoğlu. El turco es un regista, un N° 10 retrasado a lo Andrea Pirlo. Y mete pases como éste.
- Historia. ¿Sabías que en 1926 el Concejo Deliberante de la Municipalidad de Rosario dictó una ordenanza que prohibió los partidos de la liga local durante diciembre, enero y febrero por el calor, ya que, en palabras del periodista deportivo y concejal por el Partido Demócrata Progresista Juan Dellacasa, era “doloroso presenciar un match de football en plena canícula donde veinte y dos jugadores desempeñan su rol casi agotados por el esfuerzo siempre constante que reclama la lucha”? La cuenta el historiador César Torres en El Furgón.
- Podcast. En “El plan del enganche”, Tomás Cruz aborda la figura política de Riquelme, presidente de Boca desde diciembre de 2023, después de la paliza electoral con la que derrotó a Mauricio Macri. ¿Cuál fue el motivo de su regreso después de cinco años alejado del patio de su casa? Acá.
- Punteo. Racheal Kundananji -23 años, jugadora de Zambia- se convirtió en la transferencia más cara del femenino en toda su historia. El Bay Football Club estadounidense le pagó 805.000 euros al Madrid CFF. A través de Kundananji, Ariel Scher desmenuza en Meta el concepto de “gol-balización”, que acuñó el sociólogo boliviano-costarricense Sergio Villena Fiengo.
Hasta acá.
Antes de despedirnos: me crucé con una definición de estilo que Roland Barthes apunta en Del deporte y los hombres. El estilo, escribe, es “convertir un acto difícil en un gesto lleno de gracia, es introducir un ritmo en la fatalidad, es ser valiente sin desorden, es dar, a lo que es necesario, la apariencia de una libertad”. ¿Qué estilos de futbolistas y de equipos te suliveyan? Pues los leo luego.
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Salú y abrazos,
Roberto Parrottino (Beto)