Combatiendo el costo del capital: por qué el riesgo país es más importante de lo que creés

La suba del indicador tiene implicancias para todos. Cuando pica en punta, le complica la vida al equipo económico y, por elevación, le pega a la sociedad.

Si hay algo que los mercados financieros hacen bien es aprovechar al máximo las oportunidades de obtener plata fácil. Cuando dos productos financieros ofrecen rendimientos diferentes y tienen características parecidas, lo más probable es que alguien tome el financiamiento más barato y preste, utilizando el que es más caro para hacer una diferencia. 

Esto se llama “arbitraje” y hace que cosas similares tengan el mismo precio, en este caso, la misma tasa de interés. Este término no te debe sonar tan raro: por ejemplo, en estos días se hizo famoso el “rulo”, que consiste en comprar dólar oficial y vender al MEP. Precisamente, porque había algunos haciendo rulos a lo loco, la brecha entre el dólar oficial y todos los demás se mantuvo muy baja desde que en abril se liberó el cepo para personas, pero no para empresas. Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, los que podían hacían “puré” comprando 200 dólares al oficial y vendiendo a un dólar blue más caro.

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En los últimos años, muchos utilizaron el homebanking y la comitente (que es una especie de cuenta que te abren las sociedades de bolsa) para mover sus ahorros desde plazos fijos a fondos comunes de inversión porque rendían más y así exprimir el mango.

Las primas

Todo suena muy lindo cuando estás del lado del mostrador de los que cobran, pero la cosa se puede poner fea para los que pagan. Porque el arbitraje hace que las tasas que paga el Estado argentino por su deuda se reflejan de alguna manera u otra en las tasas que paga todo el resto de la economía. Entre los componentes que forman esa tasa se encuentra el famoso riesgo país. Es un ejemplo de lo que los economistas denominamos primas de riesgo

Casi todos los activos financieros tienen primas en función de sus características. Por ejemplo en Argentina, un activo en pesos tiene una prima de riesgo cambiario que refleja el excedente que debería rendir comparado con un activo similar que pague en dólares. Este componente es muy alto cuando todos esperamos un salto cambiario.

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La prima de riesgo país refleja el riesgo de que el soberano no cumpla los contratos (léase caiga en default) y es el excedente que paga nuestro Estado nacional por emitir instrumentos financieros muy similares en plazo a los más seguros por excelencia, que son los bonos del Tesoro Americano. Nota: ¿ahora entendés por qué el apoyo de Bessent es tan importante para el gobierno? Los banca el tipo que está a cargo de manejar las cuentas del Estado que no quiebra nunca, porque emite la moneda más importante a nivel global.

Hoy el Estado argentino debería pagar actualmente cerca del 14% anual en dólares por nueva deuda con los mercados internacionales porque el riesgo país está cerca de 1100 (lo que significa una prima de 11% anual) y los bonos del tesoro americano riden 3% anual, imagínate cuánto pagan las empresas pequeñas o las familias de clase media para obtener capital de trabajo o pagar la prepaga y el cole. O peor aún, cuánto les cuesta a una familia del conurbano con jefes de familia que hacen cambios y cobran alguna asignación tomar un préstamo en uno de esos locales que ofrecen dinero ya, las billeteras virtuales, o por ir a pedirle directamente a la mafia.

Si bien hay un largo camino entre la tasa de interés que pagaría el Tesoro argentino por endeudarse con los mercados internacionales y la que pagarían 46 millones de argentinos (o deberíamos pagar si tomamos deuda), los mercados financieros están muy conectados entre sí. Blackrock o Templeton, que son estos megafondos que compran papeles que cotizan en todo el mundo, también compran deuda en pesos que el Tesoro licita regularmente. ¿Sabés quién compra Lecaps (uno de estos papeles “domésticos” que se ofrecen)? Billeteras virtuales, por ejemplo. 

Entonces, la tasa que a vos te aparece en tu app está muy pero muy relacionada con el riesgo país, gracias a nuestro amigo el arbitraje. Por eso no sorprende que, fruto de las tasas que estamos viendo, muchas dinámicas familiares y personales queden marcadas por haber tenido que recurrir a préstamos que se convierten en una bola de nieve en plazos tan cortos como un año o incluso menos. El riesgo país también es algo responsable de todo esto.

No tomés deuda

Seguramente tu reacción será –si no estás endeudado o no tenés personas cercanas en esa situación–: “Bueno, no tomes deuda” o “hace falta educación financiera”. Lo más lógico es pensar que nadie que lo piense bien tomaría deudas impagables. Hace un par de años me topé con este simpático cartel de una cafetería de especialidad con un consejo no del todo diferente.

Pero no tan rápido sr. barista. Como docente le cuento una de esas cosas divertidas que tiene la economía, que es la existencia de falacias de composición: algo que parece obvio y razonable para un individuo o entidad, no necesariamente es cierto para todos ellos. Estaría buenísimo si nadie nunca tuviera que endeudarse (y así evitar sufrir las consecuencias negativas de tener la soga al cuello), pero para la economía, entendida como un todo, que no haya deuda es equivalente a llevar una chocotorta sin dulce de leche a un cumple. 

Para tener una economía libre de deudas todos deberíamos vivir al contado y no existiría el crédito, que es una palanca poderosísima para que se financien proyectos de inversión y, quién sabe, en una economía estable, vos te compres tu casa y el sr. barista se ponga su café de especialidad. 

Es la política económica, estúpido

A lo mejor algunos pueden zafar y no endeudarse, pero la actualidad de la economía argentina se lo impide a todo el mundo simultáneamente. Seguime un cacho: si un país tiene superávit fiscal, el Estado se está desendeudando, por lo tanto, alguien más se está endeudando (cada deudor tiene un acreedor).

Los que se podrían estar endeudando son los extranjeros, pero ya tenemos una corriente deficitaria (que es la diferencia entre el ingreso y el gasto de un país, lo que describe si Argentina como un todo se está endeudando o no). Nos queda un único candidato para tomar deuda: el sector privado argentino. Dicho de otra forma, no es 100% culpa de la gente tener que dejar el saldo impago de la tarjeta para llegar a fin de mes: es algo que genera la política económica.

Para hacerla corta, hay tres mecanismos fundamentales de la política macroeconómica que actualmente tienen el desagradable efecto de endeudar a los hogares y empresas. El ajuste fiscal, el apretón monetario y una política cambiaria destinada a que el dólar esté lo más barato posible. Todo esto hizo que Argentina quedara cara en dólares mientras los ingresos se estancaron.

Cuando llovían los dólares del blanqueo y los del fondo monetario, el Gobierno ninguneaba la acumulación de reservas internacionales, el riesgo país no bajaba lo suficiente y el resultado electoral puso muy nerviosos a los tenedores de títulos de la deuda pública, que tienen algunas dudas de cómo van a cobrar. Porque el Gobierno podrá tener los pesos (vía superávit fiscal), pero necesita cambiarlos por dólares. Un riesgo país alto empomó y sigue empomando a millones de argentinos.

La recomendación es que evites endeudarte todo lo posible, a menos que la tasa crezca menos que tus ingresos o lo hagas a un mes con la tarjeta, que no tiene costo si pagás el saldo total; además, ¡mirá bien el costo financiero total (que incluye impuestos y otras yerbas extra), la moneda y los plazos! 

Una economía no puede vivir con niveles estratosféricos de riesgo país y bajarlo a niveles similares a los de nuestros vecinos –cuyos estados pagan el 4% o el 5% anual en dólares por endeudarse– podría ayudarnos a bajar las tasas y generar un alivio muy importante. 

Obviamente, hay sectores de bajos ingresos con situaciones personales y familiares tan alarmantes, que incluso el mero hecho de bajar el riesgo país no les cambia en lo más mínimo el panorama; para estos, se necesita trabajar en programas de más largo plazo que los incluyan financieramente, crearles empleo e ir así aliviando sus enormes dificultades .

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Foto: Depositphotos

Se especializa en macroeconomía pero su interés es el desarrollo del país. Colabora con el área de economía de Fundar. Es licenciado en economía por la UBA y doctor en economía por la Universidad de Massachusetts, Amherst. Docente universitario e Investigador del Conicet.