El ajedrez de Trump en la región: Colombia, Venezuela y Brasil

Estados Unidos le revocó la visa a Petro. ¿Hasta dónde puede escalar el conflicto? Antecedentes, similitudes y diferencias con el caso brasileño.

«Hoy, el presidente colombiano Gustavo Petro se ha manifestado en una calle de Nueva York y ha instado a los soldados estadounidenses a desobedecer las órdenes e incitar a la violencia», comenzó el tuit del Departamento de Estado en la ahora llamada plataforma X. La cartera a cargo de Marco Rubio anunció luego la decisión: «Revocaremos el visado de Petro debido a sus acciones imprudentes e incendiarias».

¿Qué había dicho el ex alcalde de Bogotá en Time Square? «Pido a todos los soldados del ejército de Estados Unidos que no apunten con sus armas a la gente. Desobedezcan las órdenes de Trump. ¡Obedezcan las órdenes de la humanidad!», gritó, megáfono en mano, acompañado del músico Roger Waters –cofundador de Pink Floyd– y de un traductor que narraba lo que decía en inglés, mientras ondeaban banderas palestinas. Hacía alusión a la situación en Gaza, a la que caracterizó como genocidio dentro y fuera de la Organización de Naciones Unidas. 

“No somos súbditos”

El petrismo divulgó luego de forma silvestre una publicación que, exagerando, comparaba el speech del mandatario con las alocuciones de Fidel Castro (1960), el Che Guevara (1964) y Hugo Chávez (2006). Petro fue el más radical de los discursos de la variopinta familia de los progresismos latinoamericanos contra Benjamín Netanyahu, el premier israelí que vio la salida de numerosas delegaciones cuando iniciaba su intervención. “Es un genocidio y hay que gritarlo una y otra vez. Este recinto (Naciones Unidas) es testigo mudo y cómplice de un genocidio en el mundo de hoy”, fustigó Petro. 

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Todavía en New York, el mandatario colombiano habló con BBC News Mundo: dijo que su par estadounidense «no ha entendido que los hijos de Bolívar no somos súbditos» y calificó como un “acto de tiranía” los ataques ordenados por Trump en el Mar Caribe contra embarcaciones supuestamente involucradas en narcotráfico. 

Tras el retorno del jefe de Estado a Bogotá, el gobierno de Petro encontró una manera de responder al anuncio del Departamento de Estado: el lunes 29 de septiembre, la canciller Rosa Villavicencio anunció la renuncia a su propio visado. “Nuestra soberanía no se arrodilla. Colombia se respeta”, mencionó tras caracterizar la decisión como un acto de dignidad. 

Luego de la decisión de Villavicencio, el ministro del Interior colombiano, Armando Benedetti, no descartó que haya más renuncias de visado por parte de otros miembros del Ejecutivo. «Es posible. Debería ser así, debería haber la solidaridad por parte de todo el gabinete y de los funcionarios”, mencionó. 

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El antecedente brasileño

La decisión de la administración Trump tiene antecedentes cercanos en el continente. Todavía fresca está la decisión en relación al visado de Alexandre de Moraes, juez que juzgó a Jair Messias Bolsonaro por la intentona golpista tras la derrota electoral con Lula da Silva. El pasado 18 de julio, mientras el juicio a Bolsonaro avanzaba, Marco Rubio ordenó “la revocación de las visas de Moraes y sus aliados en el tribunal, así como de sus familiares directos, con efecto inmediato”. En el comunicado de prensa firmado por el secretario de Estado se habla de una cacería política contra Bolsonaro. 

Era un aviso: menos de dos semanas después, el 30 de julio, le aplicarían a Moraes la denominada Ley Magnitsky, una sanción que supone, además de prohibición de entrada, la congelación de activos. Tras la condena a Bolsonaro, el Tesoro estadounidense también le aplicó la misma normativa a la esposa del juez, Viviane Barci de Moraes.

Miles de brasileños y brasileñas se movilizaron recientemente contra un intento de amnistía planteado por el parlamento en busca de beneficiar a los condenados por la trama golpista. “Hace pocos días y por primera vez en 525 años de nuestra historia, un ex jefe de Estado fue condenado por atentar contra el Estado Democrático de Derecho. Fue investigado y condenado en un proceso minucioso. Tuvo largo derecho de defensa, lo que las dictaduras niegan a sus víctimas. Delante de los ojos del mundo, Brasil envió un mensaje a todos los candidatos a autócratas y a aquellos que los apoyan. Nuestra soberanía y nuestra democracia son innegociables”, planteó Lula en el discurso que abrió la Asamblea General de la ONU. Traducción: candidatos a autócratas (Bolsonaro) y a aquellos que los apoyan (Trump). 

Elecciones 2026

Atacado el pasado 7 de junio y fallecido el 11 de agosto, Miguel Uribe Turbay era el precandidato a presidente del Centro Democrático, espacio opositor históricamente liderado por el expresidente Álvaro Uribe Velez. Tras la muerte de Uribe Turbay fue su propio padre, Miguel Uribe Londoño, quien se anotó como reemplazo y comenzó a conseguir apoyos, internos y externos. “Todo un honor recibir a Miguel Uribe Londoño en Miami. Puede ser el próximo presidente de Colombia. Siempre apoyaré a los colombianos de bien que luchan por la democracia, la justicia y la libertad”, escribió Carlos Giménez, representante republicano, tras reunirse con él. 

Otro Londoño, Julio, quien fuera canciller colombiano entre 1986 y 1990, publicó en la revista Semana un análisis sobre la confrontación Petro-Trump y los objetivos del presidente progresista. “¿Para qué hizo semejante pronunciamiento sabiendo las consecuencias que podría tener?”, se pregunta retóricamente sobre el acto con el megáfono en Time Square. “Naturalmente, porque consideró que lo podría ayudar a él y a sus partidarios en el proceso electoral que se avecina. Muchas veces en la mayoría de los estados existe por diversas razones un sentimiento antigringo”, explica luego, refiriéndose a la elección 2026. 

La política de aranceles planteada por el presidente republicano ya había golpeado a candidatos conservadores en Canadá y Australia. Pero Brasil también puede brindar algunos elementos para comprender este planteo. La confrontación de Lula con Trump a raíz de la política arancelaria del republicano, sumado al discurso de soberanía y no injerencia externa, le permitió al presidente brasileño crecer en popularidad de cara a una elección que puede ser bisagra regional: la presidencial del año próximo, donde volverá a enfrentar al bolsonarismo. 

“Tuvimos una buena conversación. De hecho, parece un tipo muy agradable. Le caí bien, y él me cayó bien a mí, y solo hago negocios con gente que me cae bien”, afirmó Trump sobre Lula en el marco de la Asamblea General de la ONU, buscando un puente que permita renegociar aspectos de la relación, con los minerales críticos y los productos tarifados sobre la mesa. 

Mar Caribe

A mediados de septiembre, y por primera vez en tres décadas, Estados Unidos eliminó a Colombia de la lista de naciones que luchan contra el narcotráfico. La noticia no tuvo la relevancia pública que ameritaba en la región porque los flashes estaban en otro lado: fue en simultáneo con el despliegue de destructores sobre el Mar Caribe bajo el señalamiento de que Nicolás Maduro, el mandatario venezolano, comandaría el denominado Cartel de los Soles. 

“Mentira que el Tren de Aragua es terrorista, solo son delincuentes comunes en forma de banda, agrandados por la estúpida idea de bloquear a Venezuela y quedarse con su petróleo pesado y ya venenoso”, fue la forma en la cual Petro se refirió al despliegue estadounidense en las aguas del Mar Caribe. Su discurso en la ONU fue bien recibido en el Palacio de Miraflores. “Nosotros tenemos que hacerle un reconocimiento al presidente Petro por su valentía, su claridad y su firmeza, porque habló por los pueblos libres”, saludó el ministro del interior de Venezuela, Diosdado Cabello, en su programa Con el Mazo Dando

Lula, por su parte, también aprovechó la tribuna de la ONU para referirse al tema. “La forma más eficaz de combatir el tráfico de drogas es la cooperación para luchar contra el lavado de dinero y limitar el comercio de armas. Usar fuerza letal en situaciones que no constituyen conflictos armados equivale a ejecutar personas sin ser juzgadas. Otras partes del planeta ya testificaron intervenciones que causaron daños mayores que los que se pretendía evitar, con graves consecuencias humanitarias”, planteó el presidente brasileño sobre las lanchas bombardeadas. 

Para buscar blindarse de un mayor ataque de los destructores desplegados en el Mar Caribe, Maduro firmó esta semana un decreto de conmoción exterior que «se activaría de manera inmediata» en caso de «cualquier tipo de agresión», tal como hizo saber la vicepresidenta Delcy Rodríguez, que llamó a Marco Rubio el señor de la guerra.  

¿Cuánto más puede escalar Estados Unidos con Colombia mientras mantiene la incertidumbre en torno al desenlace de la operación en el Mar Caribe respecto a Venezuela? ¿Cuáles serán los próximos pasos del trumpismo en relación a Petro, que a diez meses de dejar la presidencia parece obstinado en dejar un legado en política exterior? ¿Busca Petro emular la estrategia confrontativa de Lula con Trump para mejorar la performance electoral del progresismo y a la vez intentar una continuidad ideológica en la Casa de Nariño, como se llama al palacio presidencial que se sitúa en el centro de Bogotá? Esta es una historia en desarrollo, que se juega en varios tableros en simultáneo.

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Se dedica al periodismo político internacional desde hace más de una década. Es politólogo y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos (UBA). Escribió el libro "Lula, de la cárcel a la presidencia". Es hincha y socio de San Lorenzo.