Hablemos de la socioafectividad en el fútbol

Poco destacadas, las “pequeñas sociedades” y las “reacciones químicas” entre los jugadores conforman un equipo. De la simbiosis entre Totti–Cassano al “ver la misma jugada” entre Aimar–Saviola.

socioafectividad en el fútbol

Durante la noche del sábado 28 de agosto de 1999, River golea 4–1 a Estudiantes de La Plata en el viejo estadio de 1 y 57 por la cuarta fecha del Torneo Apertura. En el gol del 1–0, Pablo Aimar le pasa la pelota a Javier Saviola, quien, desde la puerta del área, libre, la coloca de derecha. En el 3–0, Saviola toca hacia el centro del área para la entrada de Aimar, que la empuja con la zurda. El River que dirige Ramón Díaz será el campeón del Apertura. En 9 de los 45 goles en las 19 fechas, habrá asociaciones entre Aimar y Saviola.

Aunque jamás como en aquel Apertura con River, Aimar y Saviola se reencontraron a través de los goles en la selección argentina y en el Benfica de Portugal (17 veces en total en 9.919 minutos en 160 partidos, 7 goles de Aimar, 10 de Saviola). La estadística no registra el pase previo al pase–gol. En 2025, en una charla con el exfutbolista Fernando Belluschi, Aimar –asistente de Lionel Scaloni en la selección, campeón del mundo en Catar 2022– desarrolló.

–Hay compañeros que te hacen mejor a vos. No necesariamente son los más vistosos, famosos, los que hacen más goles, sino que, cuando los ves, sabés que tenés muchas más posibilidades de jugar bien. Me pasó con Saviola. Nos entendíamos, veíamos la misma jugada. En el fútbol, cuando dos ven la misma jugada, es casi inmarcable. Y es un montón. Nos conocíamos. Yo lo pasaba a buscar en el auto porque él no tenía ni registro. Yo tenía 19 y él 17. Sentía esa complicidad. Me paraba adelante, abría las piernas, dejaba pasar, él me apoyaba, yo lo volvía a encontrar. Le sobra análisis al fútbol. El fútbol es de sensaciones. Entonces, el día que no está, decís: “Hoy la tengo más difícil. Hoy tengo que tirar una pared con uno que en vez de venir, va. Tengo que encontrar, yo, la manera de sacar su virtud, porque su virtud es más correr que venir a jugar”.

Suscribite para recibir un alerta cada vez que Roberto Parrottino publique un nuevo artículo.

Aimar y Saviola.

El sobreanálisis del fútbol machaca con dibujos tácticos, planes de partido, estrategias híper estudiadas a partir de datos, jugadas preparadas, ventajas físicas, técnicas y psicológicas y “estructuras”. Poco se rescata –y se realza– la socioafectividad entre los jugadores.

La simbiosis Totti–Cassano y las “pequeñas sociedades” de Menotti

El factor socioafectivo en el fútbol–juego no sólo se compone de sensaciones, sino de relaciones. Tampoco se construye sólo con tiempo compartido adentro de la cancha, con mera acumulación de minutos de juego. Un equipo es una red viva de interacciones y de sociedades. La alimentan los entendimientos entre los compañeros. Entre los defensores centrales, entre el que habilita y el que pica y define, entre el que cubre el espacio del lateral que ataca y el que lo conecta. Son las posibilidades compartidas, de otros para otros.

Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.

Sumate

Francesco Totti y Antonio Cassano compartieron juego en la Roma y en la selección de Italia de mediados de 2001 a enero de 2006 (7.027 minutos en 108 partidos, 20 goles en asociaciones, 7 de Totti y 13 de Cassano). En la retina se grabaron sus conexiones intuitivas, casi telepáticas, pero sobre todo estéticas, dignas del expresionismo.

En el documental Mi chiamo Francesco Totti (2020), Il Capitano dice acerca de su socioafectividad con Cassano: “Hablamos el mismo idioma con los pies. Jugamos con los ojos cerrados. Entramos en una fase de simbiosis. Nos convertimos en uno. Parecía como si los contrarios desaparecieran, como si fueran de vidrio. Simplemente jugábamos. A pesar de que estábamos a 50 metros, el primer pensamiento era encontrar a Antonio, y él a Francesco. Sabían que, dándole la pelota a él o a mí, estaba garantizada que iría a la red”. Existen aspectos que no se pueden tecnificar, medir, automatizar. A veces el futuro está en el pasado.

El análisis en el fútbol es limitado. No se explica la esencia. Menos lo irracional, lo que surge espontáneamente. “Las pequeñas sociedades son las que en definitiva van a conformar un gran equipo”, decía César Luis Menotti, refundador de la selección, DT de la primera Copa Mundial en Argentina 1978. Lo afectivo moviliza el buen juego y crea sinergias. La comunicación en el fútbol es más sensorial que verbal. Las jugadas se expresan por sí mismas. La relación más importante en una cancha es la socioafectiva, aún más en el contexto de robotización. Que un futbolista encuentre a otro viéndose o no viéndose. “Jugar de memoria” da ventajas. El poder de lo afectivo, al final del camino, todavía mueve el buen fútbol.

“El entramado socioafectivo es igual de determinante que el entramado técnico/táctico. No es casualidad que muchos entrenadores piensan en términos de ‘armar el grupo’ antes que en módulos tácticos”, dice Germán Castaños, preparador físico y asesor de entrenadores en creatividad e innovación aplicada al fútbol. Luego del título de la selección argentina en el Mundial de Catar 2022, Castaños tituló así un artículo: “El campeón socioafectivo”.

Gracián: “La creatividad talentosa es difícil de defender”

Leandro Gracián fue un talentoso enganche entre 2001 y 2017. Salió campeón con Vélez, Boca e Independiente. Si en las divisiones inferiores de Vélez, a las que entró en la Pre Novena, armó una sociedad con Emanuel Centurión, mediocampista por izquierda, en el Clausura 2005, el del título con Vélez, se asoció con el Roly Zárate. Ahora el Tano Gracián, después de haber sido ayudante de campo, vive su primera experiencia como entrenador principal, en Deportivo Madryn, puntero en la zona A de la Primera Nacional.

–¿Cuánto incide la socioafectividad, complementarse con el otro? –le pregunto a Gracián.

–Tengo sesiones de video con parejas, como las de ataque, los dos 9. Las sociedades son importantísimas porque te rompen todo. Una sociedad talentosa que conecte adentro de la cancha es difícil defenderla. La creatividad talentosa es difícil de defender. Son décimas de segundo en que coordinan para quedar mano a mano, para generar una pared, o a través de una gambeta eludir a dos y dejarte de cara, porque tu compañero ya sabe que vas a eludir y te está esperando. Es muy importante, dentro de tu estructura, entender cuáles son las sociedades. Tienen que conectar todo el tiempo. Y las tengo que estimular. “Jueguen para ustedes, uno para el otro”. 

Dentro del campo tiene que haber comunicación: si fui y vine, jugamos juntos; si tengo para servirte el gol, te lo sirvo; si tengo que liberar para vos, libero; trabajar en sociedad para potenciarse mutuamente y que el beneficiado sea el equipo. Es una comunicación, sentir conexión con el otro, llevarse bien adentro del campo, no que sean amigos. Si después uno se junta con el otro a comer, me es indiferente. Hablo 100% del juego. “Yo juego para vos, vos para mí, somos hermanos”. Si un 9 desciende, que el otro genere profundidad, no que desciendan los dos juntos.

Una “reacción química” que no se prioriza

En la serie de manga “Captain Tsubasa” –en Argentina la conocimos como “Supercampeones”–, el término “Golden Combi” representa la comprensión entre un dúo de personajes–jugadores en jugadas específicas con coreografías de pases (la Golden Combi argentina entre Juan Díaz y Alan Pascal, la brasileña entre Natureza y Carlos Santana). En el manga “Blue Lock” –también centrado en el fútbol–, cuando dos o más jugadores sincronizan y explotan un nivel de rendimiento superior a los individuales, se habla de “chemical reaction”. La socioafectividad es una “reacción química”, vital y superadora, emergente de la naturalidad (no se fuerza).

“No es sólo anticipar la decisión de mi compañero, sino sentir lo que siente. Hacer nuestra comunicación más transparente a la vez que la hacemos más opaca para nuestros rivales. El equipo funciona cuando hay una consciencia común. Calentar es un acto socioafectivo, sólo sirve para ponerte en contacto con tus compañeros y con el ambiente. La socioafectividad sería una de las estructuras más importantes a priorizar y desafortunadamente no se hace así. Es una de las áreas que tienen más interacción con la realidad del fútbol”, dijo el preparador físico Paco Seirul·lo, a quien los estudiosos acerca de la filosofía y el estilo del Barcelona sitúan a la altura de Johan Cruyff. ¿Acaso la base de un DT no es ver qué nace de las relaciones humanas y complejas entre los futbolistas?

Los métodos impuestos atentan contra la socioafectividad

Este fin de semana volvió LaLiga de España. Oportunidad para apreciar la socioafectividad en el Barcelona entre Pedri y Lamine Yamal, quizá hoy los mejores jugadores del mundo. En el Barcelona, la histórica de Xavi–Andrés Iniesta se hizo gif. En Brasil, la saudade se remonta a Romário–Bebeto, dupla de ataque de una selección avara en el título del Mundial de Estados Unidos 1994. Hay pequeñas sociedades entre el 10 y el lateral. Lionel Messi con Dani Alves en el Barcelona, Juan Román Riquelme y Clemente Rodríguez en Boca. Y no se pierdan la de Aimar–Riquelme en el Mundial Sub 20 de Malasia 1997 que ganaron con la selección de José Pekerman.


El fútbol no está en los libros, pero en Fútbol: el juego infinito (2016) –profético, poco difundido, un vergel de resonancias emocionales en torno a la pelota–, Jorge Valdano escribe: “El fútbol no solo está sujeto a unas reglas, como todo juego, sino también, en los últimos años, sometido a métodos cada vez más estrictos impuestos por los entrenadores. Por otra parte, la importancia sociológica del fenómeno y el negocio que conlleva han crecido tanto, que el juego se ha hecho formal en exceso”. En los métodos impuestos no hay socioafectividad. En lo formal en exceso, menos.

Otras lecturas:

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.