El futuro de Ecuador: Noboa abre una nueva era y va por la Constitución
Después de su contundente triunfo, el reelecto presidente está envalentonado para ir por la Asamblea Constituyente. ¿Puede sobrevivir el correísmo tras otra derrota?
“Esto está más apretado que pantalón de torero”. Así describió el escenario electoral, encuesta en mano, un periodista ecuatoriano a Cenital, pocos días antes de la elección. En la noche del domingo cambió el tono. “Fue una paliza”, escribió por WhatsApp, al mismo tiempo que Luisa González se subía a una tarima a desconocer el resultado y pedir el reconteo. ¿Cómo cantar fraude luego de una derrota por más de un millón cien mil votos y con una brecha superior al 11% de distancia del vencedor?
Mientras González desconocía el veredicto del voto popular, sus colegas que ocupan cargos en territorio hacían fila para reconocer el triunfo de Noboa, en una búsqueda de transparencia. El primero fue Aquiles Álvarez, alcalde de Guayaquil, a quien luego se sumaron Pabel Muñoz, su par de Quito, y las prefectas (gobernadoras) Paola Pabón, de Pichincha, y Marcela Aguiñaga, de Guayas. Correístas, sí, pero con responsabilidad directa en gestión (y con la sombra de posibles revocatorios activándose en el corto y mediano plazo).
El correísmo hardcore, por el momento, solo presentó un puñado de actas desde la cuenta de X del excandidato Andrés Arauz. El propio Rafel Correa alega una supuesta inconsistencia matemática en los resultados, basándose en las diversas encuestas de opinión pública previas a la elección, como si el voto oculto o vergüenza no existiera en política y los sondeos definieran algo. Si hubo fraude en mesa, al decir de Correa, ¿que sucedió con el control electoral del partido-movimiento Revolución Ciudadana (RC)? Para dar vuelta una elección de más de un millón de votos de diferencia se deberían impugnar decenas de miles de actas. Otros, desde las filas de la RC, describen a las condiciones previas a la votación –incluído un estado de excepción en Quito y siete provincias– como irregulares y no hacen hincapié en el día de la votación.
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“El consenso en Ecuador es que Noboa ganó más por el rechazo al correísmo que por méritos propios”, escribe Federico Rivas Molina en El País. Múltiples factores desencadenaron un triunfo contundente del presidente-candidato. Dentro de los errores del correísmo se pueden destacar:
a) La errática performance en torno a la dolarización. Todo comenzó cuando la asambleísta Paola Cabezas, del movimiento Revolución Ciudadana, habló de una dolarización a la ecuatoriana en Ecuavisa, durante un segmento al que asistió con su par Gissela Garzón. “Ellas han hablado desde su postura personal. Se han expresado. Creo que se han enredado en un tema que no lo manejan. Vamos a ser claros: ellas son asambleístas, quien va a gobernar es Luisa González”, intentó la candidata desligarse mientras en redes sociales se replicaba una y otra vez el video.
La dolarización funciona como cohesionador: a quince años de su aplicación, en 2015, tenía un respaldo del 85% de los ecuatorianos, de acuerdo a Cedatos. Hoy, una década después, cuenta con un apoyo similar. Por eso le cayó como anillo al dedo a Noboa un comentario del legislador electo Ricardo Patiño, excanciller de Correa, quien en Russia Today (RT en Español) declaró que “mucha gente va a deshacerse de sus reservas en dólares y las va a poner en una canasta de monedas o las va a poner en otra moneda que le pueda tener confianza”.
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SumateHablaba del momento geopolítico, en referencia a una búsqueda multipolar –particularmente del bloque de países BRICS y aliados– para reducir la dependencia del dólar en los intercambios entre países. En Ecuador la referencia fue instrumentalizada por el candidato-presidente: desde Cuenca, Noboa contestó que Patiño “ha de querer que le paguen en bolívares”, en alusión a la moneda venezolana. “Más del 80% de los ecuatorianos confía en el dólar y quiere tener una buena relación con los EE. UU.”, cerró la idea, aprovechando la torpeza de uno de los cuadros más importantes de la RC.
b) La controversia en torno a los “gestores de paz” y Venezuela. Dentro de la campaña en torno al ballotage, González propuso la contratación de personas dentro de las comunidades del país para colaborar con la seguridad ciudadana, bajo la perspectiva de mediar en conflictos y prevenir la violencia. Los llamó gestores de paz y un video sobre la propuesta se viralizó en las redes sociales. “Ecuador no necesita milicias armadas como las de Venezuela y Nicaragua» escribió en su cuenta de X Daniel Noboa, respondiendo a la iniciativa. Ecuavisa hizo lo propio con un informe donde también se hacía alusión a Cuba y los Comité de Defensa de la Revolución.
Ni siquiera el anuncio del bukelista Jan Topic como futuro ministro de González logró amainar el escenario derivado de estas declaraciones. En los últimos días, Noboa puso toda la carne al asador: llevó al fundador del ejército privado Blackwater, Erick Prince, quien se mostró en operativos en Guayaquil con los ministros de Defensa y del Interior. “Ley y orden o Venezuela”, fue el planteo de Prince en un video oficial difundido por el Ministerio de Defensa que pareció publicidad electoral (no tan) encubierta para Noboa.
En el debate presidencial Gonzalez dijo que, de llegar a la presidencia, reconocería a Nicolás Maduro para luego poder deportar a los venezolanos que no entraron de manera regular al Ecuador. Esa voltereta discursiva no evitó la idea de alineamiento de la RC con el gobierno venezolano, que fue explotada por el noboísmo a raíz del viaje previo de Eduardo Franco Loor, exabogado de Jorge Glas y consejero de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), a Caracas para la tercera jura de Maduro.
Mientras todo ello sucedía, Noboa se mostraba en Mar-a-Lago con Donald J. Trump, reactivando algunas obras de infraestructura de seguridad financiadas por EE. UU., como contó Jordana Timerman. Después de la elección, el presidente estadounidense felicitó a su par, a quien definió como «un gran líder para el maravilloso pueblo de Ecuador».
c) El triunfalismo de las encuestas. “Te dijeron que te pongas campera y hacía 50 grados a la sombra”, describió alguien que siguió de cerca la elección sobre la curva que se comió el correísmo. El propio Correa, difundiendo por redes sociales las tendencias de un mercado de apuestas (Pollymarket), alimentó el triunfalismo, mientras González difundía videos trotando en la playa o subía a una tarima al joven cantante de dancehall Jombriel.
“Tan real fue la percepción de que iban a volver, que se activó un voto anti en los últimos dias”, escribió el investigador en comportamiento electoral Jacobo García sobre los problemas de la búsqueda de un efecto bandwagon –es decir de arrastre al caballo ganador– en un movimiento con importante rechazo.
Noboa y lo que viene
Durante la campaña el candidato-presidente otorgó siete bonos extraordinarios, que van de 400 a 1.000 dólares, a diversos sectores: a policías y militares, a jóvenes de 18 a 30 años, a emprendedores en situación de pobreza, y a trabajadores de la Economía Popular y Solidaria (EPS) afectados por las lluvias, entre otros. “El 2025 es un año de crecimiento, un año de inyección de dinero y de inversión pública, y de esa manera generamos empleo y estabilidad”, dijo el presidente en un extenso video titulado Plan para la reactivación económica de los ecuatorianos. “Noboa parece ser el primero que le roba la fórmula al correísmo, aunque por ahora lo ha hecho con un objetivo exclusivamente electoral”, posteó en su cuenta de X el politólogo Bernardo Gortaire Morejón, quien destacó la cifra de 560 millones de dólares invertidos.
Sobre esto se pronunció la Misión de Observación Electoral de la OEA, para quien el proceso electoral de Ecuador “estuvo marcado por condiciones de inequidad durante la campaña, así como por indicios sobre el uso indebido de recursos públicos y del aparato estatal con fines proselitistas». La Unión Europea, por su parte, desestimó las denuncias de fraude. “Nunca se traducen en acusaciones formales con pruebas y procedimientos jurídicos. Dejen de utilizar el fraude como un elemento normalizado de la campaña electoral”, planteó el jefe de la delegación de observadores del Parlamento Europeo, Nacho Sánchez Amor, eurodiputado del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Noboa anunció una Asamblea Constituyente. De avanzar en ese esquema Ecuador acudirá nuevamente a las urnas en los próximos meses. Su aspiración parece ser la de aprovechar el respaldo popular para acelerar en un proyecto político propio, con un horizonte de cuatro años (hasta esta elección cumplía un período de gobierno corto por los meses que Guillermo Lasso no llegó a completar). ¿Qué posibilidades le daría un proceso constituyente? Superar el previsible bloqueo legislativo derivado del empate técnico de la primera vuelta. El principal desafío de su segundo mandato, el primero con plazos propios, será el de mostrar resultados concretos en términos de seguridad, la principal preocupación de las y los ecuatorianos, agobiados ante el avance narco. Ecuador tiene hoy la tasa más alta de muertes violentas en América Latina: 38,8 cada 100.000 habitantes.
¿Cómo queda el correísmo? En política hay heridos leves y graves, solía repetir el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti para no dar por muerto a nadie. El impacto sacudió los cimientos de la estructura política más importante de Ecuador: es la tercera derrota en fila en ballotage y la segunda en manos de Noboa. Sin embargo, el exvicepresidente de Lenin Moreno, Otto Sonnenholzner, destacó que la Revolución Ciudadana es el único movimiento político que se dedica 24×7 a hacer política. “Dominan la narrativa, son orgánicos, disciplinados y constantes”, dijo y agregó que, mientras no haya ballotage en elecciones municipales, el correísmo seguirá teniendo oportunidades de ganar alcaldías y mantener presencia en el legislativo y gobiernos locales.