La ONU, al óleo: los conflictos en Medio Oriente que exponen al organismo

Mientras varios miembros exigen reformas en la Organización de las Naciones Unidas, no se avanza en los cese al fuego en las zonas de más conflictividad.

En el barrio neoyorquino de Turtle Bay se puso en escena, una vez más, pero de forma más dramática, la constatación de los fracasos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La semana pasada, los líderes globales pidieron ante la 79º Asamblea General del organismo, así como en su Consejo de Seguridad, que exista un cese al fuego en Medio Oriente. Mientras tanto y tras bambalinas, se daba la orden para que Israel atacara el Líbano. 

Solo miremos hacia atrás dos segundos porque los fracasos actuales no son inéditos. “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”, rezaba su carta fundacional, redactada mientras aún humeaban los campos de la Segunda Guerra Mundial, y que vería la luz días después de que Japón declarara su rendición en septiembre de 1945. Bajo la hegemonía de EE.UU. nacía un nuevo orden y este intentaba institucionalizarse. El fin de la URSS expandió aún más esos principios. Pero quienes lideraron este proceso pudieron ignorar los papeles que firmaron, siendo el ejemplo más trágico la Operación Fuerza Aliada de 1999, cuando la OTAN bombardeó Yugoslavia sin aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. 

Hoy son diversas las voces que promueven reformas en la ONU. Principalmente en su Consejo de Seguridad, pero no solamente. Este es el caso de Lula, que pide una banca para Latinoamérica; o los países africanos, que exigen lo propio para ese continente. Pero también hay naciones como Ucrania, que demandan la exclusión de Rusia, o mandatarios como Javier Milei, que critican la participación de países como Venezuela y Cuba en instancias del organismo. Ahora bien, Medio Oriente es el espejo que le devuelve a ese orden internacional una imagen más dramáticamente distorsionada. Las viejas hegemonías se vienen tirando tiros en los pies al ignorar el orden que ellos mismos levantaron. Solo este año, hubo tres instancias que dejaron a la ONU pintada al óleo. Vamos con la más reciente.  

Si te gusta Mundo Propio podés suscribirte y recibirlo en tu casilla los lunes.

Pintura 1: La ONU, Israel y el Líbano

Una respuesta estaba aún suspendida en el aire cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llegó el jueves a Estados Unidos para hablar al día siguiente en la Asamblea General de la ONU. Lo que faltaba responder era la propuesta que pedía «un alto el fuego inmediato de 21 días en la frontera entre Líbano e Israel para dar una oportunidad a la diplomacia para alcanzar una solución». La patrocinaba EE. UU. y Francia, pero también países como Japón, y naciones árabes como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Esta iniciativa se planeó después de la escalada que llegó con un ataque de Hezbollah en los Altos del Golán (te lo conté acá) y luego con la operación atribuida a Israel con explosivos en beepers y walkie-talkies (la previa en este link y este).

Mapa de los lideres de Hezbollah eliminados, publicado por las Fuerzas de Defensa Israelíes (IFD, por sus siglas en inglés). En el tope, Hassan Nasrallah.

La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que «el anuncio sobre el alto el fuego temporal en Líbano se publicó en coordinación con Israel». Según funcionarios estadounidenses que dialogaron con el portal Axios, si bien Netanyahu y su entorno participaron en la formulación de la propuesta, habría cambiado de opinión. ¿Por qué? Una vez más, porque parte de la coalición que sostiene su gobierno -los más radicales que son parte del movimiento colono como Bezalel Smotrich y Itamar Ben Gvir, pero también el Canciller Israel Katz, del Likud- se pronunciaron en contra de aceptarla.

De hecho, ya el miércoles, antes de viajar a NY, en la reunión del Gabinete de Seguridad israelí, no se trató la propuesta de alto el fuego y los ministros solo escucharon los planes de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) para seguir con el fuego cruzado con Hezbollah. Cuando Netanyahu se dirigía a Nueva York, uno de sus asistentes dijo a los periodistas en el avión que «la dirección de Israel en estos momentos no es un alto el fuego, sino más acciones militares contra Hezbollah».

Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.

Sumate

Consultado por el posible cambio de postura de Netanyahu, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se abstuvo de criticarlo, pero insistió con la propuesta. «No puedo hablar por él. Solo puedo decir que el mundo está hablando claramente, con prácticamente todos los países clave de Europa y de la región pidiendo un alto el fuego», dijo, según recogió el diario Haaretz. En paralelo, el Consejo de Seguridad -único con facultades “ejecutivas”- trató la propuesta de cese al fuego en Líbano. “Necesitamos ese alto el fuego ahora. No podemos permitirnos negociaciones interminables [en Líbano], como las que hemos tenido en Gaza”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.

Pero Netanyahu decidió explotar la propuesta desde los mismísimos edificios de Naciones Unidas en Nueva York. Así que mientras se seguía hablando de la propuesta de Joe Biden, Emmanuel Macron y compañía, Netanyahu ya sabía lo que vendría. El viernes, poco tiempo después de que hablara frente a la Asamblea, se conoció que Israel atacó el cuartel general de Hezbollah en la capital libanesa, donde posiblemente habría muerto su líder Hassan Nasrallah, entre otros, lo que se confirmó el sábado. El lugar se encontraba en medio de un barrio civil, lo que llevó a que las víctimas fatales ascendieran a más de mil, si tomamos desde el lunes 23 de septiembre en que empezaron los bombardeos masivos.

¿Es posible que Estados Unidos no supiera? ¿Fue una maniobra de distracción? “Es muy sencillo: si no se quiere que alguien haga algo, no se le dan los medios para hacerlo. Por lo tanto, hay que concluir que el gobierno de Estados Unidos no tiene objeciones a lo que Israel ha estado haciendo durante el último año”, analizó el internacionalista Stephen Walt. Más allá de si escuchó o no a su socio, ahora Israel le pide a EE.UU. que medie para que Irán no dé una respuesta fuerte.

Pintura 2: La ONU, Israel y Gaza

Otro plan de cese al fuego sin respuesta es el de Gaza. El plan original era israelí y data desde mayo. Después, Biden lo presentó en un discurso de la Casa Blanca el 31 de mayo y se aprobó como resolución de Naciones Unidas el 10 de junio. El acuerdo fue aceptado por Hamas, pero Netanyahu luego quiso sumar cambios que fueron rechazados por su contraparte. En suma, ¿alguien lo cumplió? La respuesta no te sorprenderá: No.

Por el contrario, vino todo lo que ya repasamos del Líbano. Y en su discurso ante la Asamblea, Netanyahu volvió a situar la conflictividad en Medio Oriente lejos de Gaza, es decir, lejos del fracaso que significó para su gobierno el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre, el que implicó la mayor falla de seguridad de esa nación así como la pérdida de su capacidad de disuasión en la región. Está claro, la responsabilidad por los ataques la tiene la milicia islamista palestina, pero Netanyahu sabe que debe responder ante los israelíes por ser la máxima autoridad en ese momento

Desde el inicio de la guerra en Gaza, la vía militar fue la única opción que ha hecho pública Netanyahu para la liberación de los rehenes, con una excepción: una tregua de una semana, la única que hubo y que se concretó en noviembre, fue la que permitió la mayor liberación de rehenes. Sin embargo, también ahí, las voces de Smotrich y Ben Gvir se impusieron para no volver a negociar. Enfrente, las protestas -e incluso un paro general– en contra de la administración se suceden.

Netanyahu, ante una Asamblea casi vacía, apuntó a Irán y con eso hace un doble movimiento; invita a Estados Unidos a involucrarse más directamente, y aleja las imágenes de la catástrofe que impulsa en el enclave palestino y de la falta de éxito en devolver el centenar de rehenes israelíes que aún están en ese territorio secuestrado por Hamás el 7 de octubre. 

Si la narrativa antes tenía como prioridad la liberación de los rehenes, ahora apunta al retorno de los habitantes del norte de Israel -desplazados desde hace un año por los cruces con Hezbollah- a sus hogares. Israel pasó de la operación Espadas de hierro, con la que destruyó Gaza, a Las flechas del Norte, que es la operación en Líbano, adonde está enviando cada vez más unidades y recursos militares. Por ahora allí hay ataques aéreos, pero agita el fantasma de una incursión terrestre como en 1982 y 2006. De nuevo, lejos de cualquier desescalada y con los mediadores internacionales pedaleando en el aire.

Para el analista Sina Toossi del Center for International Policy “Netanyahu juega un juego con la diplomacia: Estados Unidos o intermediarios proponen un plan, ambas partes están de acuerdo extraoficialmente, luego Israel añade nuevas demandas, engaña a la otra parte y escala con más asesinatos y atentados. O bien Estados Unidos está involucrado en el asunto, o Biden está siendo engañado de manera histórica”.

Pintura 3: La ONU, Israel y Cisjordania

En julio pasado, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) -el máximo tribunal de la ONU- dijo que Israel debía “revocar todas las leyes y medidas que crean o mantengan la situación ilegal” que suponen los asentamientos en Cisjordania, las prácticas de “discriminación” de los palestinos y los intentos de “modificar la composición demográfica de cualquier parte del territorio” que ese pueblo reclama para formar su Estado, Palestina. Como parte de las acciones de reparación que le demandó ese tribunal a Israel, estaba la devolución de “la tierra y otras propiedades inmuebles” incautados a los ciudadanos palestinos “desde que comenzó la ocupación en 1967”, así como la evacuación de todos los colonos. 

¿Alguien respetó al tribunal internacional? Claro que no. La misma Corte le pidió a Israel en varias ocasiones “tomar todas las medidas» posibles para «prevenir” un genocidio en Gaza. Tampoco pasó y algunos especialistas ligan esa falta de presión a tiempo con la escalada actual. 

Pero la opción de la creación de un Estado palestino -que se empezó a consignar en resoluciones como la 181 de la Asamblea y la 242 del Consejo de Seguridad- son papel muerto hace décadas. Este también es un camino resistido por la coalición que sostiene al gobierno de Netanyahu, que ha batido “récords” en el reconocimiento de asentamientos en Cisjordania, según Peace Now. La organización israelí señaló en el 2023, que ese año se aprobaron más de 12 mil unidades de viviendas en ese territorio palestino, y en 2024, hasta agosto, se aprobaron 8 mil. A su vez, señala que más de 478 mil colonos israelíes viven hoy en Cisjordania, entre 2.8 millones de palestinos. Las mediaciones también se han sucedido de parte de actores internacionales para evitar la violencia de los colonos en esos territorios, pero tampoco han prosperado.

«La mediación internacional ha pasado a ser, en gran medida, una mera declaración de intenciones, con un impacto mínimo en la realidad sobre el terreno y sobre la ocupación ilegal israelí de los territorios. A pesar de ciertas decisiones, como la imposición de sanciones contra colonos violentos y organizaciones vinculadas al asentamiento, el actual gobierno de Israel no percibe estas medidas como amenazas; de hecho, parece reaccionar de manera opuesta”, me dijo este fin de semana el director de relaciones exteriores de Peace Now, Mauricio Lapchik. 

Suelo consultarlo en distintas ocasiones porque Peace Now lleva un monitoreo permanente de la expansión de los asentamientos en Cisjordania y de la ampliación del dominio -ya no solo militar, sino también civil- que está impulsando la actual administración con mayor ímpetu, pero que ha sido un proyecto a lo largo de diferentes gestiones. Para Lapchik, las presiones internacionales no han modificado esos proyectos expansivos. “No ha habido ningún cambio en los planes del gobierno ni en sus intenciones, que han sido expresadas de forma clara y reiterada: buscan la anexión de los territorios ocupados en Cisjordania y la eliminación de la posibilidad de un Estado Palestino, ya sea en cinco años, en cincuenta años, o de forma permanente”, agregó Lapchik.

“Los mismos ministros que están involucrados en este tema dicen que hay que aprovechar estos momentos en los que el país está en guerra para crear una nueva realidad en el terreno. Israel está modificando la situación en el terreno para que en un futuro sea más difícil de lo que es hoy en día llegar al establecimiento de un Estado palestino y una solución política que ponga fin a esta guerra y también a este conflicto y a la ocupación”, me había dicho Lapchik en otra conversación previa. 

Netanyahu y su gobierno, lejos de escuchar a sus aliados internacionales o de verse coaccionados por organismos como el Consejo de Seguridad de la ONU o sus tribunales, parece solo tener oídos para los sectores más extremos de la alianza que le permiten mantenerse alejado de las cortes y que además, en las últimas semanas, le han permitido levantar su imagen positiva en las encuestas. Desde Medio Oriente, se van postulando los sepultureros para enterrar cada vez más un orden con “adultos responsables” -para usar una expresión del especialista Ezequiel Kopel-, si es que alguna vez existió.

Otras lecturas

Es periodista especializada en política internacional. Trabaja en la agencia Télam y colabora en medios como el diario italiano Il Manifesto, la revista Nueva Sociedad y El Destape. Hizo coberturas en Brasil, Chile, Colombia y España. Como freelance viajó a otra región que la apasiona: Medio Oriente, donde conoció Israel, Palestina y Egipto.