¿Vuelven los ensayos nucleares?

Trump instó a los líderes mundiales a retomar estas prácticas que se dejaron de lado décadas atrás. Errores y riesgos en su discurso.

La semana pasada, el presidente Donald Trump instó a los líderes militares de Estados Unidos a reanudar los ensayos nucleares para mantenerse al ritmo de otros países como Rusia y China. Lo hizo, como suele hacerlo, en un posteo en la red Truth Social:

Hay por lo menos tres errores en el texto. En primer lugar, no es correcto que Estados Unidos tenga más armas nucleares que cualquier otro país. En realidad, es Rusia el país con más armas nucleares. El Nuclear Notebook del Bulletin of Atomic Scientist y la Federation of Atomic Scientist le asignan 3700/3708 cabezas nucleares a Estados Unidos y 4309/4489 a Rusia respectivamente. 

En segundo lugar, no es correcto que haya otros países haciendo pruebas nucleares. Sí, Corea del Norte ha hecho, pero no es algo nuevo y los ensayos han sido bajo tierra. Estados Unidos hizo 1054 ensayos nucleares en total; el último en 1992; Rusia en 1990 y China en 1996, luego de hacer “apenas” 47 ensayos. 

Si te gusta Mundo Propio podés suscribirte y recibirlo en tu casilla los lunes.

En tercer lugar, Trump dice que China está lejos en tercer lugar pero que en cinco años va a estar parejo con Estados Unidos. Es una afirmación al menos discutible. En 2024, el Departamento de Defensa estimó que China tendría algo más de 1000 cabezas nucleares hacia 2030. 

Por último, el Departamento de Guerra (Defensa) no es el que hace ensayos nucleares. Lo hace el Departamento de Energía. Todos los años, desde 1992, los directores de los laboratorios nucleares certifican que el arsenal nuclear es seguro y efectivo sin hacer ningún ensayo.

¿Quién aprieta el botón?

Los expertos señalan que hacer un ensayo demanda mucho dinero (unos 140 millones de dólares por test) y un capital humano casi inexistente. El experto que estaría encargado de hacer un ensayo nuclear no está sentado en un escritorio desde 1992 esperando a que le pidan un ensayo. Es un expertise técnico que se va perdiendo y que necesita reactivarse y prepararse con el tiempo necesario. Una demostración básica podría hacerse en 18 meses, según los expertos. Un test que produzca datos científicamente útiles podría tomar años.

Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.

Sumate

Los ensayos nucleares cesaron en los años noventa, cuando la sensatez (y el miedo) bastaban para detener a los gobiernos. La mayoría firmó el tratado que los prohibía, no por idealismo sino por cálculo: el costo ambiental y humano era intolerable, y la tecnología ya permitía simular lo que antes requería un hongo en el cielo o una explosión bajo tierra. Estados Unidos y Rusia lo suscribieron, pero nunca lo ratificaron.

Tratados abandonados

Casi todos los tratados que limitan las armas nucleares desde el fin de la Guerra Fría fueron abandonados. Solo queda uno vigente: el New START Treaty, que regula el 90% de las armas nucleares del mundo, en manos de Estados Unidos y Rusia. Este acuerdo finaliza en febrero del próximo año. Putin propuso extenderlo informalmente un año más, y Trump se mostró de acuerdo, pero no se han iniciado negociaciones para un tratado sucesor. Estados Unidos además exige incluir a China, lo que complica enormemente las conversaciones, y Pekín no ha mostrado interés en participar. En consecuencia, no hay negociaciones en curso entre potencias nucleares para mantener restricciones al armamento después de febrero.

Cuando el poder se siente inseguro, siempre mira hacia atrás. Tal vez Trump añore la era en que la fuerza se medía en megatones y los enemigos se alineaban con precisión de radar. Pero el orden nuclear actual es menos épico y más precario: un equilibrio mantenido por la contención, no por la grandeza. Volver a probar armas sería una demostración de fuerza que revelaría, paradójicamente, debilidad. En un sistema interdependiente, cada ensayo invita a otro; cada despliegue multiplica el riesgo de error. Y en esa cadena de imitaciones, el ganador no sería Estados Unidos, sino el siglo XX, resucitado brevemente para recordarnos lo poco que aprendimos de él.

Foto de portada: Ensayo atómico subterráneo realizado el 23 de marzo de 1955 en el sitio de pruebas de Nevada, cerca de Yucca Flats, Nevada. AP/Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos

Otras lecturas:

Estudió relaciones internacionales en la Argentina y el Reino Unido; es profesor en la Universidad de San Andrés, investigador del CONICET y le apasiona la intersección entre geopolítica, cambio climático y capitalismo global.