Villancicos, K-pop y ley marcial, ¿qué esperar de la crisis surcoreana?

El intento de autogolpe de Yoon Suk-yeol lo pone al borde de la muerte, en un país rodeado de gigantes que defendió su democracia con protestas masivas.

En los últimos meses, las noticias sobre Corea del Sur fueron las fuertes nevadas, acuerdos con Ucrania para compartir información militar, pedidos para que su vecina del norte deje de colaborar con Rusia, las preocupaciones que despierta la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su lucha arancelaria, debates en torno a la contaminación, multas a Meta y ejercicios militares junto a EE. UU. y Japón. A este lado del planeta no llegaba nada en torno a las luchas intestinas que se estaban preparando y que estallarían con un intento de autogolpe por parte del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol. Ahora, el mandatario por el Partido del Poder Popular (PPP), perdió hasta el apoyo de su partido, el cual le pide que renuncie.

Sucede allá lejos, pero puede dejar algunos puntos importantes para el resto de los rincones del globo. Lo que se vio en Corea del Sur fue un líder que se quedó sin mayorías y para salir del escollo de un bloqueo legislativo lejos de recular, revisar su decisión, negociar (¿no son esos los mecanismos de la política?), redobló la apuesta e intentó sacar el pie del plato democrático. Un ejemplo más de cómo las rivalidades políticas se vuelven antagónicas y vedan todo diálogo, incluso en países que conviven con una amenaza externa. Y si bien vemos que es recurrente el hecho de que algunos políticos apelen a tensar los límites de la legalidad –desde gobernar por decreto, pasando por desarmar los Congresos o adelantar elecciones– (me refiero a los casos en que se “obvian” algunos de los requisitos para la activación de esos procedimientos), pero en el caso de Yoon fue mucho más allá al apelar a la fuerza. Y la reacción fue contundente. Este episodio es también una reflexión sobre la transición democrática y la insistencia de “fallos sistémicos” en la relación cívico-militar.

El cruce del Rubicón

¿Qué detonó este polvorín del que la prensa internacional no pudo anticipar casi nada? Pongamos el caballo delante del carro y después lo analizamos de la mano de especialistas porque esto recién está empezando. El martes, Yoon impuso la ley marcial –que según la Constitución surcoreana solo puede usarse en caso de guerras u otras emergencias- y el fantasma que azuzó fue justamente el peligro externo. La suspensión del mando civil fue para cuidar a su país “liberal de las amenazas que plantean las fuerzas comunistas de Corea del Norte”, según dijo Yoon en un mensaje público (más radical que su antecesor que se acercó a Pyongyang). Fue la primera vez en casi 40 años (estuvo vigente hasta 1987) en que el país apelaba a esa medida extraordinaria. Sin embargo, ni en las propias filas de su partido estuvieron de acuerdo con ese diagnóstico. A esto se sumó un decreto firmado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Park An–su, para cerrar la Asamblea Nacional (parlamento), prohibir las actividades políticas y declarar el control gubernamental sobre los medios de comunicación.

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El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol.

Yoon venía presionado por las diferencias con la oposición en torno al presupuesto nacional (aún sin aprobarse). Estos partidos le recortaron en el parlamento unos 4,1 billones de won (2.800 millones de dólares) de lo estipulado para 2025, lo que significaba atarle las manos en gastos “esenciales para las funciones básicas del país”, según palabras del presidente. Sus rivales pudieron imponerse, ya que venían cercándolo políticamente. El presidente asumió su cargo después de una estrecha victoria en 2022 y a eso se sumó que perdió terreno este año en las parlamentarias de abril. Así, el Partido Democrático (PD) pasó a ser el principal espacio enfrentado al Gobierno y nutrió las filas opositoras que se quedaron con 192 de las 300 sillas en la Asamblea Nacional (AN), dejando al oficialista PPP con 108 escaños (estos números serán clave para lo que vamos a ver más adelante con la moción de censura contra Yoon).

El mandatario había ganado legalmente, pero la legitimidad ya no parecía estar de su lado. Impulsó medidas polémicas como el intento de habilitar jornadas laborales de 69 horas semanales (sí, ¡69! pero después tuvo que recular), además de escándalos como el que alcanzó a su pareja, a quien acusan de recibir regalos –como carteras Dior– sospechados de dádivas y que supondrían una violación a la Ley Anticorrupción. Estos hechos mellaron la imagen de Yoon y ahora, desde la decisión de apelar a la ley marcial, tocó fondo con un 13%, según mediciones de Gallup publicada el viernes.

Debilitado, no negoció, sino que dio un manotazo de ahogado apelando al ya bien conocido argumento del enemigo externo para tratar de tocar alguna fibra de unidad nacional, pero salió mal. Desde 1987, con el levantamiento democrático de junio, la Sexta República reforzó cierta vida democrática y ahora trataban de revertirla, pero mostró signos de vitalidad.

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Pese a que las fuerzas de seguridad bloquearon la AN con casi 300 soldados, tratando de impedir el ingreso de los legisladores, la reacción fue tal que los trabajadores parlamentarios bloquearon el ingreso de los soldados con sillones y matafuegos, mientras algunos diputados incluso saltaron las vallas. ¿Conclusión? En la madrugada del miércoles, los legisladores votaron la anulación de la ley marcial. Fuera del palacio, la población acompañó manifestándose y sindicatos llamaron a paro nacional. Pero fueron las imágenes de las protestas las que pusieron el conflicto en nuestras pantallas.

Ahn Gwi-ryeong, de 35 años, es la portavoz del PD y su imagen se hizo viral por un video en el que agarra el arma de un soldado durante la ley marcial.

“Aceptaremos la petición de la Asamblea Nacional y levantaremos la ley marcial”, dijo Yoon en un discurso filmado. Duró apenas unas seis horas y el presidente desaparecería de escena por algunos días, para el fin de semana pedir perdón. Entonces, ¿revisó su decisión y todo se apaciguó? No, su decisión implicó cruzar el Rubicón y como enseña la historia, de eso no se vuelve.

Ley marcial, confusión y ¿fin?

Lo que vino después fue un cruce de acusaciones de responsabilidades, que muestran los resabios de una transición problemática. También vino una soltada de mano y un salvataje a último momento, mientras sigue un escenario polarizado, con riesgo de destitución y hasta de pena de muerte para Yoon. Ordenemos porque esto va a seguir.

  • ¿Quién fue responsable por el estado de excepción? Mientras Yoom estaba corrido de escena, el jueves, su ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, renunció diciendo que asumía “toda la responsabilidad por la confusión y preocupación causada al pueblo con respecto a la ley marcial” y ayer fue detenido. Otro que apareció como responsable, pero buscó zafar, fue el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Park An-su, quien era el encargado de la aplicación de la ley marcial y fue quien firmó el decreto que prohibía la actividad política, entre otras medidas. El militar dijo no estar al tanto del contenido del documento hasta que le pidieron que lo rubrique. Y como el país llevaba casi cuatro décadas sin aplicar una medida semejante, Park trató de usar esa coartada: “No sabíamos mucho sobre la ley marcial. El tiempo pasaba mientras nos preguntábamos, ‘¿Qué debemos hacer?’”. El ministro del Interior, Lee Sang-min, también renunció “en grave reconocimiento de su responsabilidad por no servir bien a la ciudadanía y al presidente”, dijo el diario JoongAng Ilbo. Yoon la aceptó, aun cuando él es el principal responsable.
  • ¿Qué dice el vínculo entre políticos y militares de la transición democrática? Leí muchos artículos que remarcaban la resiliencia democrática surcoreana, pero pocos apuntan a los problemas que los trajeron hasta acá. Lami Kim es profesor en el Centro de Estudios de Seguridad Asia-Pacifico Daniel K. Inouye y en este artículo habla de las “fallas sistémicas” en las relaciones entre civiles y militares surcoreanos. Recuerda que “más de un tercio de los 76 años de historia de la República de Corea fueron bajo un régimen militar –de 1961 a 1987–, seguido de otros cinco años bajo un exgeneral del Ejército, aunque elegido democráticamente”. La ausencia de golpes militares desde entonces hizo pensar que el país “había logrado unas relaciones cívico-militares estables y había madurado hasta convertirse en una democracia próspera”. Dicho rápido, su conclusión es que el episodio actual tiene que servir para que finalmente maduren, porque hasta el momento “los oficiales militares retirados suelen mantener estrechos vínculos con sus ramas de servicio (…) lo que suscita dudas sobre su capacidad para proporcionar una supervisión imparcial y hacer cumplir la autoridad civil”, y agrega que esto también “aumenta la probabilidad de que un dirigente civil movilice a las fuerzas armadas para servir a sus objetivos políticos”. Yoon lo intentó.
  • ¿Le soltaron la mano al presidente? El líder del partido gobernante, Han Dong-hoon, le pidió a Yoon que deje la formación y dijo no defender la “inconstitucional” ley marcial. El viernes Han pidió la “rápida suspensión” del presidente por suponer un “gran peligro” para la población, además de que dijo que existen “indicios creíbles” de que, al decretar la ley marcial, Yoon había ordenado “detener a importantes políticos”. A pesar de las declaraciones críticas del oficialismo contra su líder, Han aclaró que no apoyaría la destitución de Yoon, la cual estaba siendo impulsada por seis partidos de la oposición, acusándolo de “insurrección” y de haber “violado grave y ampliamente la Constitución”. El trato entre las partes fue algo así: ‘no te echamos, te dejamos que te vayas’. Yoon pidió disculpas el sábado y dijo que dejaba su destino en manos del partido. Finalmente, ese día, no hubo votación porque el PPP se retiró de la sala. No hubo quórum.
  • ¿Polarización? La postura de la oposición –la de antes de la ley marcial y su bloqueo a las iniciativas del presidente– me hace pensar en qué opciones hay para salir del laberinto. No tengo respuestas, pero me crucé con esta reflexión de Danny Russel, un diplomático estadounidense en Asia durante el mandato del expresidente Barack Obama, quien describió a Corea del Sur en una “polarización” –dicho rápido– problemática, ya que la oposición recurrió a “tácticas de obstrucción política de tierra quemada”. Russel, quien destacó la reacción de la población frente a la ley marcial, dijo que estos episodios son una “llamada de atención tanto para el Partido Conservador en el poder como para la oposición progresista, de que ambos lados han ido demasiado lejos y que se necesita algún proceso de reconciliación”.
  • ¿Insistirán con la moción de censura? Sí. “Aunque se levante la ley marcial, es imposible evitar los cargos de insurrección”, dijo en un comunicado la bancada del PD en el que piden la renuncia de Yoon. La oposición necesita al menos ocho diputados del PPP para alcanzar el mínimo de dos tercios para aprobar la iniciativa que, de avanzar, implicaría la suspensión del presidente y su sustitución por el primer ministro a la espera de un veredicto de la Corte Constitucional (180 días de plazo). Si los jueces dan luz verde, se convocaría a elecciones presidenciales antes de los 60 días. El PD también llamó a la población a manifestarse y las protestas siguieron incluso entre villancicos y K-pop.

“La situación es totalmente inestable y que realmente los días del Presidente Yoon (al frente del Gobierno) están contados, porque están renunciando todos sus ministros y su decisión con relación a la ley marcial fue muy grave. Fue un choque enorme para la población que salió a defender su sistema democrático”, me explicó Mercedes Giuffre, quien es especialista en Política y Economía de Corea y China. Para ella, no hay muchas posibilidades de que Yoon siga gobernando e insistió en que “la vida política coreana es realmente tumultuosa. Se va precipitando día a día”. También me dijo que ahora están pensando en reformar la Constitución y hacer un periodo presidencial de cuatro años con reelección (ahora es de cuatro y sin posibilidad de repetir), pero no está claro aún si tendría carácter retroactivo o no.

Vigilia con velas en Seúl, el jueves 5 de diciembre de 2024. Foto: Chang W. Lee/NYT.
  • ¿Pena de muerte? Yoon enfrenta también una investigación de la policía por la denuncia presentada por la oposición por “insurrección”, un delito que trasciende la inmunidad presidencial y puede castigarse hasta con cadena perpetua o pena de muerte. Suena fuerte, pero la maldición que pesa sobre los primeros mandatarios podría también recaer sobre él. No le pregunté a Mercedes por este tema, pero sí me recordó que hay políticos que se suicidaron como el caso de Roh Moo-hyun o están o estuvieron prisioneros, “como la expresidenta Park Geun Hye (luego indultada)”. Para Giuffre, “cuando tienen que castigar a alguien, sea hombre o mujer, o haya estado en los cargos más altos, no lo dudan”.

El camarón entre las ballenas

“Las ballenas se pelean y los camarones se rompen el lomo”, es una de las traducciones de un refrán coreano que luego derivó en infinidad de representaciones gráficas con las que se intenta metaforizar la posición geopolítica del sur de la pequeña península (el camarón) frente a sus enormes vecinos, principalmente China y Japón, pero a veces también Rusia (las ballenas). Sobre estas versiones gráficas me cuenta Mercedes y obviamente voy a googlear. Desde las influencias en la cocina surcoreana hasta la política exterior están graficadas de este modo (Imagen debajo). Y es que se trata de un territorio casi idéntico a la extensión de la provincia argentina de Chaco y en la que caben cerca de 52 millones de personas. “Y están entre las diez primeras economías del mundo”, agregó.

Ayer hablamos por teléfono sobre las posibles influencias internacionales, pero Mercedes lo descartó, me dijo que la crisis actual obedece a causas de la política interna más que externa.

En cuanto a EE.UU., el gobierno de Joe Biden negó estar informado con antelación sobre la aplicación de la ley marcial y expresó que estaba “aliviado” de que Yoon haya “cambiado de parecer”. China indicó que “tomó nota” de la declaración de la situación en Corea del Sur y que no haría comentarios sobre sus asuntos internos, mientras que Japón y Rusia siguieron los hechos con atención y preocupación.

Es clara la preferencia de EE.UU. por el sur de la península –tiene allí cerca de 28.500 soldados para disuadir a su vecino del norte y un poco más allá también– pero la relación entre China –que también mantiene excelentes vínculos con Pyongyang– con Corea del Sur, ya que, en palabras de Mercedes, “se necesitan mutuamente”. El gigante asiático “es uno de los países a los que más exporta Corea”. En cuanto al futuro del conflicto, estimó que “es algo que los propios coreanos van a tener que solucionar y que este tema todavía no está terminado. En el lapso de los próximos días va a haber muchos cambios porque no hay vuelta atrás de esta decisión que tomó Yoon”.

Es periodista especializada en política internacional. Trabaja en la agencia Télam y colabora en medios como el diario italiano Il Manifesto, la revista Nueva Sociedad y El Destape. Hizo coberturas en Brasil, Chile, Colombia y España. Como freelance viajó a otra región que la apasiona: Medio Oriente, donde conoció Israel, Palestina y Egipto.