Venezuela: se agotan las ideas para salir de la crisis
Continúa la incertidumbre desde que el CNE no presentó los datos desglosados el día de los comicios. Cómo intervienen Brasil, Colombia y México en la búsqueda de una solución democrática.
“Me quedé en casa con mi bebé. Estamos golpeados en el ánimo. Estamos en pánico. Es la primera vez que siento que realmente nos persiguen a todos, sin distinción”, me dijo Muriel, de 37 años, desde Caracas, cuando le pregunté por teléfono si estaba en alguna de las movilizaciones convocadas el sábado por la oposición venezolana. El objetivo de estas era rechazar los números que el oficialismo presentó como resultados de la elección presidencial del 28 de julio que dieron como ganador al actual presidente Nicolás Maduro frente a su rival Edmundo González Urrutia.
Y, mientras la agenda de la región sigue orbitando en torno a Venezuela y su macro crisis poselectoral, a veces olvidamos que los debates de palacio o las riñas diplomáticas tienen efectos concretos en la vida cotidiana. Muriel, a quien conocí cuando vivía en Buenos Aires entre 2016 y 2018, pese a tener militancia entre las filas opositoras al Gobierno, decidió no ir a la marcha por el clima de violencia. Me interesaba saber si había pensado en volver a irse, pero dice que ahora que formó una familia -tiene un hijo de casi tres años- hay “que pensar muchas variantes”, aunque aclaró: “Si todo se pone muy hostil no me la pienso y nos vamos”.
Venezuela continúa sumida en un clima de incertidumbre desde que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no presentó los datos desglosados el día de la elección presidencial del 28 de julio, ni después, y se fue empantanado cada vez más porque no pudo presentar las actas que certifican el resultado que comunicaron. El oficialismo asegura que cuenta con pruebas que respaldan su victoria y apuesta a que la Sala electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), señalada por la oposición de imparcial, avale la victoria de Maduro. La oposición, pero también voces internacionales, sostienen que el TSJ no debe ser el encargado de hacer dicha revisión. En tanto, la oposición asegura que el ganador fue el opositor Edmundo González Urrutia -apoyado por la ganadora de las primarias, pero inhabilitada de competir María Corina Machado- con base en más del 80% de las actas electorales que tienen en su poder y que fueron publicadas. Cabe aclarar que estas no fueron reconocidas como válidas por el oficialismo o un órgano independiente, pero no es imposible que la oposición pueda contar con ellas, ya que una copia de estas son entregadas a los veedores de cada espacio político, suerte de fiscales, al final del día de la elección.
Si te gusta Mundo Propio podés suscribirte y recibirlo en tu casilla los lunes.
La oposición llamó a movilizarse el sábado en Venezuela y aseguró que más de 318 ciudades del mundo se sumaron a la convocatoria. “No ha sido tan nutrida como en otros casos. Creo que en este la persecución ha hecho mucha mella en la población para salir. Dentro de las redes con las que mantenemos contacto nos dicen que tienen toda la disposición para salir, pero también que el riesgo es muy alto. No solo los agarran en las movilizaciones, también los persiguen en sus casas o las fuerzas de seguridad llegan en las noches”, me dijo Rosalí Hernández, de 35 años, de profesión periodista y parte de la campaña del opositor Edmundo González en Caracas.
El tridente negociador
Los gobiernos de Brasil, Colombia y México venían impulsando, formalmente, un diálogo entre el oficialismo venezolano y la oposición, más concretamente, con el candidato Edmundo González y sin María Corina Machado -para evitar que el madurismo se levantara de la mesa-.
La encrucijada de estos países crece a medida que pasa el tiempo. Lula, al igual que sus pares colombiano, Gustavo Petro, y mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), vienen poniendo en juego su capital político para buscar una solución al llamado “problema venezolano”. Contrariamente a otros mandatarios regionales, que decidieron cortar todo vínculo con Caracas, el tridente pidió la publicación de las actas mientras apostó por el diálogo. Pero esto no los dejó indemnes, ya que las oposiciones en sus propios países, así como sus pares de naciones interesadas en el caso, no les sacan las miradas de encima. Son observadores críticos, pero también depositan alguna cuota de esperanza en ellos, ya que otras estrategias, como la de “máxima presión” impulsada por Donald Trump durante su presidencia o la del Grupo de Lima, no mostraron ningún tipo de resultado.
Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.
SumatePero el tic tac suena y resuena en la cabeza de estos líderes, a los que parece mandar un mensaje a Maduro de que la paciencia no es infinita. “Quiero el resultado. Si lo hay, intentaremos [reconocerlo]. Hay que presentar los datos a través de algo confiable. El Consejo Nacional [Electoral], que tiene gente de la oposición, podría ser [el garante]”, presionó el jueves Lula en una entrevista con una radio brasileña. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) dejó un punto suspensivo al referirse a la estrategia que eligió el oficialismo de enviar las actas a la Corte Suprema: “No puedo juzgar a los tribunales de otro país”.
Al ser consultado sobre si reconoce a Maduro como ganador de las elecciones, Lula afirmó: “Todavía no. Él sabe que le debe una explicación a la sociedad, al mundo. Él lo sabe”. Tampoco reconoció una victoria opositora. “No quiero comportarme de forma apasionada y precipitada, quiero resultados”, agregó. De cara al futuro, deslizó dos opciones durante la entrevista; nuevas elecciones o un gobierno de coalición. “A Maduro le quedan seis meses de mandato. Si tiene sentido común, podría intentar hacer un llamamiento al pueblo venezolano, quizás incluso convocar nuevas elecciones, establecer un criterio para que participen todos los candidatos, crear un comité electoral suprapartidario en el que participen todos y dejar entrar a exploradores de todo el mundo. Lo que no puedo hacer es apresurarme a tomar una decisión”.
En gesto de presión, Petro se sumó hoy a los dichos de Lula y apoyó la idea de que “un acuerdo político interno de Venezuela es el mejor camino de paz”, algo que “depende solo de los venezolanos”. A Maduro le atribuyó la responsabilidad de encontrar “solución política para Venezuela que lleve paz y prosperidad a su pueblo” y propuso mirar al Frente Nacional colombiano como “una experiencia que usada transitoriamente puede ayudar a la solución definitiva”. “Levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela. Amnistía general nacional e internacional. Garantías totales a la acción política. Gobierno de cohabitación transitorio”, pidió en un mensaje en la red social X. Petro también prometió a las poblaciones de las zonas limítrofes entre su país y Venezuela que “las fronteras seguirán abiertas”, algo que no sucedió durante la etapa anterior a su Gobierno, en tiempos del Grupo de Lima -que aglutinó a la derecha regional-.
Pero AMLO pateó el tablero y se mostró paciente frente a la estrategia de Maduro. «Vamos a ver qué resuelve el tribunal, es que no creo que sea prudente el que nosotros de afuera, un gobierno extranjero, sea quien sea, opinemos sobre algo que corresponde resolver a los venezolanos», enfatizó al ser consultado sobre si era «prudente» o no pedir nuevas elecciones en Venezuela. «¿Apoyaría que se repitieran?», había sido la pregunta detrás de su declaración en su asidua conferencia matutina. El excanciller brasileño Celso Amorim, el “enviado” de Lula durante los comicios venezolanos, se presentó al Senado para informar sobre su misión, donde no negó que México está un poco “retraído” en los últimos días, pero lo atribuyó a una cuestión de la transición de mando mexicana antes que a una condescendencia con el Gobierno de Maduro.
La idea de la repetición de los comicios, antes de que Lula la mencionara, fue atribuida a Amorim durante una entrevista, sin embargo, el asesor presidencial moderó la versión: “Yo no hice… nosotros no hicimos una propuesta de nuevas elecciones”, dijo sonriente y agregó con ironía: “Lo que es curioso de nuevas elecciones es que tanto uno como otro podrían aceptar fácilmente porque si dicen que ganaron, entonces lo harían de nuevo”.
Para Amorim, la repetición de los comicios “es una idea, está ahí, como hay otras”. Y aclaró: “No hay nada que Brasil esté defendiendo (particularmente), estamos promoviendo el diálogo y viendo si del diálogo surge alguna idea. A veces es necesario pensar un poco fuera de la caja (…) Nuestro objetivo principal es la paz porque creo que la situación en Venezuela es muy peligrosa, no quiero entrar en la cuestión de quién tiene más culpa o menos culpa (…) No le vamos a imponer la democracia a Venezuela, vamos a conversar”
Todo puede empeorar, siempre
“Si se va a una segunda elección y (a Maduro) no le gusta el resultado, entonces ¿se va a una tercera, a una cuarta, a una quinta elección hasta que le guste el resultado a Maduro? (…) Plantear desconocer lo ocurrido el 28 de julio, para mí, es una falta de respeto a los venezolanos que lo han dado todo y que expresaron la soberanía popular. La soberanía popular se respeta y las elecciones ya ocurrieron”, dijo Machado el jueves en una entrevista colectiva con medios argentinos y chilenos, incluido Cenital.
Respecto a la opción de un gobierno de coalición, Machado aseguró que en los casos en que han sido exitosos, las partes eran “grupos democráticos” o no vinculados con crímenes, pero “este no es el caso” de Venezuela. Y si bien dijo que apuesta a una “transición negociada”, al igual que en otras entrevistas, no aclaró cuál sería el mecanismo. En ese sentido, ha evitado hablar de amnistía. “Hay que hacerle entender a Maduro que el costo de permanencia (en el poder) se va a incrementar cada día que pase”, sostuvo.
En la vereda opuesta, el oficialista presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (legislativo) de Venezuela, Diosdado Cabello, también descartó volver a las urnas: “No hay segunda vuelta, la Constitución no prevé segunda vuelta. Eso no es una ocurrencia, eso es una gafedad (torpeza), por no decir una estupidez. Aquí no se van a repetir elecciones porque aquí ganó Nicolás Maduro”, dijo en su programa de TV. Y Maduro no tardó en aparecer, pero lejos de bajar el tono, lo elevó. “Yo no practico la diplomacia de micrófono, no lo practico jamás. Si no, uno entonces se convierte en consejero de los demás países”, dijo en referencia a las propuestas de Lula y Petro y agregó: “Nunca voy a decir ‘Colombia, su gobierno debe hacer esto’ y sacar en mis redes sociales un consejo, no. Cada presidente sabe, cada Estado, cada país sabe qué debe hacer con sus asuntos internos”. También aprovechó para criticar a Estados Unidos y su presidente Joe Biden, a quien el jueves le preguntaron si apoyaba la convocatoria de nuevas elecciones en Venezuela, y este se limitó a contestar: “Sí, lo hago”, sin dar más detalles. Pero la Casa Blanca dijo que fue un malentendido y retomó su posición inicial; dan como ganador de los comicios a González Urrutia. “Estados Unidos ha dejado atónito al mundo porque desmiente al presidente”, dijo Maduro y remarcó su rechazo que el país del norte “pretenda convertirse en la autoridad electoral de Venezuela”.
Lula tomó nota de las indirectas de Maduro y no lo dejó pasar en una entrevista radial que dio el viernes:
-Creo que Venezuela tiene un régimen muy desagradable.
-¿No cree que es una dictadura?, pregunta la periodista.
-No, no creo que sea una dictadura. Es un gobierno con un sesgo autoritario, pero no es una dictadura como conocemos tantas dictaduras en este mundo».
El “factor humano” de la negociación
La posición de los “negociadores”, principalmente de Lula y Petro, parece complicarse cada vez más frente a la rigidez del Gobierno venezolano y la oposición. Machado habla de “transición negociada” a la vez que considera que hay que volver más alto “el costo de salida” para el oficialismo. Maduro se atrinchera en su banca a la vez que lanza un operativo represivo y sea isla cada vez más. Ambas partes no parecen tener un punto de contacto posible y dejan en offside las posiciones de los mediadores.
Muriel es poco optimista respecto al futuro y critica la posición de Petro y Lula porque significaría poner a la ciudadanía “en una situación peor a la de la elección pasada, con condiciones de violencia y terrorismo de Estado (sic) peores, ellos no están pensando en la gente, solo en sus grupos y élites políticas”. Pero incluso ella, con esa posición, sabe que en toda negociación, las partes ceden algo: “Esto solo se va a solucionar si hay voluntad de las partes que le sirva al régimen para tener garantías de salida. Mientras sus cabezas tengan precio, no hay manera que estos tipos piensen en reconocer su derrota”.
Uno de mis documentales favoritos se llama “The human factor”, que nada tiene que ver con América Latina, pero sí con uno de los temas de negociación más intrincados de la política internacional y comienza así:
“Creo mucho en las negociaciones. Nadie supera a nadie. La idea de que se puede manipular a alguien en una negociación es una ilusión. Y, sin embargo, en el punto decisivo, se trata en última instancia de una manipulación, porque estás intentando convencer a la otra parte de: ‘Puedo hacer X, pero no puedo hacer Y’, y la otra parte tiene que creer que eso no es una manipulación. Tiene que creer que es real. Y la única forma de llegar a ese punto es estableciendo una relación de credibilidad y confianza con la persona con la que estás negociando. No puedes ignorar el factor humano”
El que habla es el negociador estadounidense Dennis Ross, e insisto, no habla de Venezuela, Brasil, Colombia, etc, pero me hizo acordar al momento actual. Sigue así:
“Alguien que tiene el toque humano trata a otra persona con respeto. Alguien que tiene el toque humano no cree que va a ser más listo que nadie. Alguien que tiene el toque humano cumplirá la función con empatía. La esencia de la empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, y lo que uno intenta como mediador es, en primer lugar, que cada parte se ajuste a la realidad, y la realidad es que no van a conseguir lo que necesitan a menos que atiendan las necesidades de la otra parte”.
No sé si es Lula el que tiene ese “toque humano”, pero es al único que lo veo intentando.