Los fracasos de Milei y la inesperada chance del PJ

Por múltiples errores propios, el Gobierno llega frágil a una elección que 100 días atrás tenía ganada. Sin autocrítica, el peronismo volvió al ring. Desánimo y polarización. La interna inagotable Caputo-Karina. Toto, el pulpo.

Javier y Karina Milei durante el cierre de campaña en Rosario. Foto: La Libertad Avanza.

– Le hiciste daño a Javier.

Con su reproche, Karina Milei fulminó la precaria hermandad que la unía a Gerardo Werthein. Cófrades forzados en la guerra contra Santiago Caputo, la hermanísima leyó que la filtración –a través de un periodista socio empresarial del renunciante– de su salida anticipada de la Cancillería olía a traición. Werthein, sin retorno, le devolvió la queja: cuestionó que Karina no lo apoyó frente a la lluvia ácida de los trolls caputistas.

El espadeo ocurrió el martes. Horas después, Werthein le envió su renuncia por vía administrativa a Javier Milei y, arden en Casa Rosada, circuló la novedad a la prensa. El canciller saliente se convirtió, en ese momento, en un enemigo público de LLA y unificó la furia de todas las tribus libertarias. Ahí surgió, además, la amenaza de revisar las medidas que tomó poco antes de firmar su dimisión.

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Fue una bomba con un timing perfecto: la renuncia de Werthein alteró el espíritu de moderada euforia que había reaparecido en el Gobierno al lograr sacar de la agenda el escándalo de José Luis Espert, que coincidió además con una recuperación en las expectativas, marcada por gran parte de las encuestas, sobre el resultado electoral del domingo. El Gobierno pasó de decir “vamos desde atrás” a pronosticar un “estamos parejos”.

Microclima

A 72 horas de la elección, en el microclima libertario descartan el escenario de catástrofe que temían 20 días atrás y que, según su diagnóstico, podría desatar una corrida el lunes 27 con un dólar a $2.000. Arman, entonces, un escenario que contempla una derrota ajustada en PBA y posibles victorias en Córdoba y Santa Fe, lo que daría una sumatoria de más de 35 puntos nacional y una foto de impacto simbólico: que la franja media del país, que años anteriores se pintó de amarillo –aquel mapa de camiseta de Boca-, ahora se teñiría de violeta.

Cien días atrás, ese resultado que hoy se ve positivo habría significado una derrota para Milei. Con la tormenta sobre la economía y la política de las últimas semanas, ese final es un empate con gusto a supervivencia. “Se reactivó el voto gorila”, grafica un operador de LLA, con matriz PRO, para definir uno de los drivers sobre los que se montaría la recuperación libertaria: el voto antiperonista que, en las elecciones de las últimas dos décadas, jamás estuvo por abajo de 37%. 

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El otro es el voto «anti estallido». Hay un hilo rojo entre aquella frase de Donald Trump sobre dejar de ayudar a Argentina si Milei pierde y un clima en el mercado, replicado casi uniformemente en los medios, de que una derrota libertaria puede derivar en un estallido. Ese voto anti caos puede operar en auxilio del oficialismo. Es raro: aunque suene obvio, hay que recordar que una mala elección del Gobierno es responsabilidad del Gobierno.

Milei versus Milei

El 26-O es una pelea de Milei contra sí mismo: la fragilidad con la que llega LLA a la disputa de medio término es producto de todas impericias del presidente, errores de gestión –como el desarme de las LEFI- o de manejo político –como la candidatura de Espert y una guerra de guerrillas por las listas a cargo de Karina- o tropiezos propios del desmanejo, como el escándalo por las coimas en Discapacidad que jaquearon a la hermanísima. Todo, además, en medio de una feroz interna dentro del espacio oficialista.

En nada de eso intervino la oposición. Milei construyó su propia debilidad y debe, ahora, ser su propio salvador. Enfrente, el peronismo no hizo más que existir: con candidatos de perfil bajo, con Cristina Kirchner y Sergio Massa poco visibles y sin una estrategia nacional -al punto que no pudo unificar Fuerza Patria como única marca electoral–, se limitó a pararse como oposición pura y dura, y a mostrarse como contracara.

Dato anexo: ¿se puede desatar un pase de facturas en el peronismo de Buenos Aires si se reduce sustancialmente la diferencia con respecto al 7 de septiembre? En La Cámpora flota el cuestionamiento de que desdoblar la elección le pudo sacar el efecto sorpresa y operar, como algunos creen en el Gobierno, como un preaviso del mal clima contra el Gobierno y permitir revertirlo.

Cerca de Axel Kicillof se esperan ese fuego amigo y exponen, ante la hipótesis, su argumento: sin la victoria de casi 14 puntos en la provincia, que expuso la desnudez de Milei, nada de lo que vino después hubiese ocurrido. Es, además, contrafáctico: ¿qué lleva a pensar que si las elecciones hubiesen sido simultáneas, en octubre se habría dado la paliza que se registró el 7-S? Lo cierto es esto: ese ruido nunca se apagó.

¿Y si no todo sigue igual?

Milei instaló, casi como parte de la oferta de campaña, la idea de un giro post elecciones, proceso que sintetizó en un recambio del gabinete. Las renuncias de Werthein y Mariano Cuneo Libarona –que hacía tiempo no ejercía como ministro– anticiparon cambios a los que se sumarán, por su condición de legisladores electos, la salida de Patricia Bullrich de Seguridad y de Luis Petri de Defensa. Con eso, solo quedarán Luis Caputo, Sandra Pettovello y Guillermo Francos (en otro cargo) del staff inicial de ministros. Además de Karina.

Si LLA cierra el domingo con más de 35% y la franja violeta, con un mapa nacional dividido en tercios -7/8 de LLA, 8/9 peronismo, 7/8 provinciales– ¿por qué Milei no podría sentir que ganó y los cambios en su equipo, y en las políticas, podrían ser apenas cosméticos? Hay un razonamiento que se repite en sectores del Gobierno: luego del ajuste más duro de la historia y en medio de una crisis aguda, sería un gran resultado que Milei obtuviera 35% a nivel nacional.

Francos, apuntado como un funcionario en salida, mandó a decir que su cargo no está en juego. Karina, según dicen a su lado, deja escalar las teorías de un cambio estructural que agitan las usinas vinculadas a Santiago Caputo, cuyo destino es una incógnita en sí mismo: pasa de ser el futuro jefe de Gabinete a continuar como hasta ahora, como un asesor premium, con influencia y manejo sobre sectores clave.

La interna infinita

Ese escenario instala tres factores: la interna Karina-Caputo seguirá activa, Milei –porque no quiere o no puede– no fallará a favor de ninguno de los contendientes y el gurú no dejará el Gobierno. Este último punto tiene una matriz: el modelo de mando desde las sombras, que reprochó Francos y objeta Karina, parece agotado y la continuidad de ese esquema podría leerse como una derrota de Caputo Jr., que es el principal promotor de un cambio de gabinete.

Punto acá para repasar: todo esto en la medida que el domingo LLA esté por encima de los 35 puntos y pueda mostrar victorias en provincias como Córdoba. Requerirá, claro está, un esfuerzo de interpretación, porque en 2023 en ese distrito Milei sacó 75% en el balotaje. ¿Qué especie de triunfo sería que salga primero con 34 puntos? Otra adaptación sui generis refiere a la provincia de Buenos Aires: hace 50 días, Milei lo planteó como la madre de todas las batallas y prometió erradicar al kirchnerismo y pintar la provincia de violeta, pero perdió por casi 14 puntos y ahora está dispuesto a festejar si esa diferencia se acorta a 5.

Los cortocircuitos intra LLA tuvieron, en las últimas horas, nuevos capítulos públicos: la pelea entre el “Nene” Vera y el Gordo Dan en X expresa lo que empezó a ocurrir en el territorio, esencialmente vinculado con que Las Fuerzas del Cielo pretenden salir de la virtualidad para convertirse en una expresión callejera, un dominio que hasta ahora colonizaban los sectores más clásicos que responden a Karina, vía los Menem y Sebastián Pareja.

Pacto o armisticio

La película se presume diferente si LLA se enfrenta a una derrota. Caputo logró que el establishment lo vea como la única figura que puede construir la gobernabilidad que Milei necesita para encarar las “reformas” que le piden el FMI, Estados Unidos y el sistema de poder criollo, y llegar sin un derrumbe a 2027. Ese mismo oficio desplegó en estos meses Francos, casi sin resultados. En Casa Rosada, donde volvió a sonar el nombre de Manuel Adorni como hipotético reemplazo de Francos –variable que se contó en Cenital luego de la victoria del portavoz en CABA-, dicen que no es un problema de interlocutores sino de lo que está dispuesto a ceder Milei.

En un escenario de derrota, al margen de la reacción de los mercados, LLA se enfrenta a una doble navaja: pacto de supervivencia –con sectores a los que desprecia, como Mauricio Macri o los gobernadores del centro– o armisticio para enfrentar meses tormentosos. El efecto de la derrota bonaerense a Milei lo moderó 36 horas y, al final, se impuso la línea Karina y nada cambió. Quizá vale el teorema Mayans según el cual Milei usa como tapadera a Karina de sus decisiones más incómodas.

La letra chica

El otro Caputo, Toto, creció en medio de la incertidumbre. En retirada, antes del acting de respaldo a su sucesor Pablo Quirno, Werthein sembró varias bombas sucias: que no quería votar el apoyo al bloqueo de EE.UU. a Cuba –que se trata este martes en la ONU- y que tampoco quería avalar un acuerdo sobre las patentes medicinales que afectarán a laboratorios nacionales. El buscapié más picante fue que es portador de la deep information sobre el entendimiento con la Casa Blanca.

Con las horas, todo el ruido se apagó y Milei nombró, con una pompa excesiva para un funcionario de escaso rodaje, a Quirno. A su pasado en J.P. Morgan, ya casi una etnia en el ecosistema libertario, Quirno tiene dos encales con la Cancillería: su tatarabuelo, Marcelino Trinidad Ugarte, fue ministro de Relaciones Exteriores durante unos meses a mediados del siglo XIX y su hijo, Pablo Quirno Jr., ocupó un cargo –jefe de gabinete de la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales– con Jorge Faurie, en tiempos de Mauricio Macri.

Quirno es partícipe necesario de la gestión de Luis Caputo que Milei califica de histórica pero no por un dato efectivamente inédito: Economía tuvo que ir a suplicar un salvataje de EE.UU. apenas seis meses después de recibir un auxilio de 20 mil millones del FMI. Toto aprovechó el vacío y avanzó sobre un territorio que ansía hace tiempo, al punto que en noviembre de 2024 negoció con Werthein la incorporación de Juan Pazo en Relaciones Económicas Internacionales. Al final, estalló la crisis en AFIP y Pazo terminó al frente de lo que ahora se llama ARCA.

Costo/beneficio de polarizar

En el PJ hablan, también, de una elección pareja a nivel nacional. Lo atribuyen, sobre todo, a que en el tirón final de la campaña Milei creció a partir de votos que antes preferían a terceras fuerzas como Provincias Unidas (PU), sector al que Massa rebautizó como “Provincias Hundidas”. Esos gobernadores de centro comparten voto con LLA y si el Gobierno repuntó fue en desmedro de las posibilidades de los provincialismos.

Polarizar tiene para Milei un beneficio electoral, porque crece con el voto anti PJ y anti K, pero supone una dificultad para el día después: con escasa expresión legislativa, PU se convierte en una oposición que ofrece poco y nada a la Casa Rosada. Todo, claro, depende del gran interrogante de la elección: cuál será la asistencia electoral, frente a los antecedentes de las últimas votaciones provinciales que estuvieron en promedio en los 60%.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.