La personalidad del año: el 2024 de Erdogan
Juega roles en varios partidos: en la guerra en Ucrania y la ampliación de la OTAN; en la inmigración hacia la Unión Europea (UE); en la guerra en Gaza; y ahora en Siria. El álbum de fotos del presidente turco.
El mediador, el equilibrista, el jugador necesario, ese es hoy el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan. Lleva en el poder del país bicontinental más de 20 años. Y si en el 2023 logró sortear desafíos a nivel interno cuando logró revalidarse en las urnas con su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), el 2024 fue el momento en que todas las pelotas de la política global le cayeron para que defina o empuje. Erdogan juega roles en varios partidos: el de la guerra en Ucrania y la ampliación de la OTAN; el de la inmigración hacia la Unión Europea (UE); la guerra en Gaza; y ahora lo que volvió a escena, como Siria, entro otros. Si no me creés, repasemos el álbum de fotos del 2024. Empecemos por el final y de la mano de especialistas.
El conquistador: Erdogan amplía su jurisdicción a Siria
La primera foto parece una más. Es de la semana pasada en El Cairo, Egipto, durante la 11ª cumbre del grupo D-8, una organización de cooperación entre países de mayoría musulmana y creada a instancias turcas en 1997. Pero más allá de lo específico de esta instancia, hay que remarcar la centralidad de Erdogan y el escenario en el que expuso sus ideas sobre Siria, donde parece reclamar la misma posición.
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“El pueblo de Siria necesita unidad y ayuda para reconstruir su país desgarrado por la guerra. Como sus vecinos y hermanos, estamos tratando de contribuir a este esfuerzo”, dijo Erdogan. Cabe preguntarse qué busca cosechar allí, después de sembrar por años un apoyo fuerte al Ejército Nacional Sirio, opositor al régimen de Bashar al-Assad. El país que hace dos semanas volteó a su gobierno y lo obligó a escapar a Rusia limita con la frontera sur de Turquía, un paso caliente de la crisis migrante desde que inició la guerra civil siria, pero veremos que el interés turco excede la cuestión migrante -tema clave a nivel interno- y tiene que ver también con mejorar su posición regional, ampliar su frontera, reducir la presencia kurda, y obtener beneficios económicos con la reconstrucción siria. Veamos cada uno de estos puntos.
“Siria transforma a Erdogan y a Turquía en un gran protagonista de lo que va a venir en Oriente Medio. Le da una fortaleza porque ahora sí o sí va a ser un actor en esta transición. Su posición es clave porque apoya al Ejército Nacional sirio y sin este no se va a poder cerrar ningún acuerdo en ese país”, me dijo la politóloga especializada en Medio Oriente, María Constanza Costa.
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SumateA esa posible ponderación de Erdogan en Siria y el orden regional, Constanza me señaló las aspiraciones expansionistas del mandatario y me dijo que busca “correr la frontera de Turquía”. En esa pretensión no solo tendrá que lidiar con quien quede a cargo de Siria, sino también con los kurdos, y a sus milicias que Ankara prometió “erradicar”. “Para Turquía eso es un tema de seguridad interior por considerar a los kurdos como grupo terrorista, aliado del PKK [Partido de los Trabajadores de Kurdistán]. Y si [Donald] Trump abandona [el apoyo estadounidense] a los kurdos, Erdogan tiene muchas chances de avanzar por el territorio de esa población. Un poco Turquía ya lo está haciendo porque se está alistando para una invasión que incluso puede llegar hasta Kobane y Raqa, con lo cual es uno de los ganadores del año”, dijo la especialista.
Hay que recordar que Raqa es parte del territorio que los kurdos reclaman para formar su Nación, el Kurdistán, además de ser la ciudad donde Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) fijó su capital en tiempos del califato entre 2014–2017, y donde las Fuerzas Democráticas Sirias, con mayorías kurdas, y apoyo de EE. UU. entre otros, libraron una batalla clave para la derrota de EI.
A la ampliación literal de la frontera, podría sumarse una “extensión de su jurisdicción” de forma más solapada (tampoco tan solapada). En palabras de Constanza, no se descarta que “Erdogan vaya a buscar reforzar la seguridad dentro de Siria y quiera, por ejemplo, construir una base militar en Alepo”.
Por último, también está en juego la influencia turca a través de la participación de sus empresas en la reconstrucción de la Siria de posguerra. “Son empresas ligadas a la ‘burguesía verde’ -que está apoyada por el AKP de Erdogan- así que me parece que son muchos los intereses que tiene Turquía”, dijo Constanza.
El fin de semana me atendió el teléfono Carlos Ortega Sánchez, analista español especializado en política turca y doctorando en la Universidad de Estambul, ciudad en la que vive desde hace seis años. Después de que volviera de hacer las compras de regalos de Navidad para llevar a España, también hablamos sobre el rol turco en la posguerra siria. “Turquía es una de las potencias en temas de construcción y cemento del mundo. Y como el año pasado ocurrió el terremoto [en el sur del país y el norte sirio], las empresas se instalaron allí, en la frontera. Y ahora que terminó la guerra siria también probablemente sean responsables de su reconstrucción”, describió y agregó que -además de la tajada de poder que obtendría por la ya mencionada influencia de Ankara sobre grupos rebeldes sirios- la incidencia a través de las empresas podría ayudar a la economía turca que intenta recuperarse de una aguda crisis.
Costanza también mencionó la construcción de un gasoducto que había propuesto Qatar a Siria en 2009 para llevar gas a los turcos. “Sería un gasoducto que pase por Arabia Saudí, Jordania, Siria hasta Turquía y que desde ahí se pueda exportar a toda Europa. Assad lo rechazó en 2009 porque aceptó otro proyecto que era de Irán, y que iba a pasar por Irak. Además, no quería perjudicar a Rusia -como principal exportador de gas- y sus intereses en Europa”, comentó ¿Por qué priorizó el gobierno sirio los proyectos con Irán? Las solidaridades entre Assad e Irán llevan un buen tiempo y se mezclan apoyos en momentos críticos y afinidades religiosas, pero para no desviarnos acá mejor te recomiendo que leas el último capítulo del libro Medio Oriente, lugar común de Ezequiel Kopel (obvio, que si lo lees todo mejor, pero esa parte es específica sobre esto). Con esa lectura encima -o las que seguro ya tendrás-, se entiende más que tanto Turquía como las monarquías del Golfo tienen un objetivo común; mellar la presencia iraní en la región. Algo que también le convendría a Israel, pero ojo porque hay algo que igualmente hay que decir: ni Israel ni Turquía son árabes “en una región mayoritariamente árabe”, como recuerda acá Gideon Rachman.
Mediador y equilibrista: Erdogan, su rol en la OTAN y las guerras
Si Siria consolida el año de Erdogan, hay que recordar cómo comenzó. En enero, Erdogan logró que el parlamento de su país diera su visto bueno para que Suecia ingresara a la OTAN. En lugar de elegir la foto aburrida de la votación en la Gran Asamblea Nacional, me permito una licencia, poner la imagen de cuando, en 2023, Erdogan se comprometió ante el entonces secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, a dar el paso de ampliación de la Alianza Atlántica, coronado en enero de este año.

Era el anteúltimo país de la alianza -el último fue la Hungría, Viktor Orban, aliado de Moscú- del que dependía el ingreso sueco y por eso Erdogan tuvo una posición privilegiada para negociar durante todo el 2023. ¿Qué negoció? Que le abran el camino para conversar el ingreso turco a la Unión Europea y que Suecia endurezca sus políticas respecto a lo que Ankara llama grupos terroristas -principalmente partidos kurdos- y que encontraron un lugar en ese país escandinavo. Así, en 2024 permitió la ampliación de la OTAN.
Y si bien en ese punto rivalizó con Rusia, al permitir lo que Vladimir Putin intentaba evitar -tener a la alianza militar occidental a las puertas de su casa- en otros casos Erdogan fue un mediador más neutral. “Lo que busca siempre es ser un mediador sin terminar de casarse con ninguno de los polos, así como hizo en la guerra entre Rusia y Ucrania, que negoció para los dos y logró el acuerdo sobre exportación de granos a principio de la guerra, para que Kiev pudiera transitar los barcos por el Mar Negro para exportar su cereal, a la vez que le permitía a los rusos hacer lo mismo con los fertilizantes”, recordó Constanza.
Volviendo a Siria, pero con foco en la relación con Rusia, puede que Erdogán sea también un mediador necesario para que, en el momento en que se termine de formar un nuevo gobierno, Putin pueda conservar alguna presencia, ya sea con su base naval en la ciudad de Tartús o su base aérea de Jameimim (ahora custodiada por insurgentes). ¿Le conviene? ¿Podría pedir a cambio? Chi lo sa (¿quién sabe?).
También le pregunté a Carlos si le parecía que Erdogan es uno de los “ganadores” del 2024. “Esta pregunta no sé por qué no me la había hecho hasta ahora, y es verdad. Veníamos de un año horrible porque en 2023 estuvo el terremoto y una crisis económica fuerte, pero luego pasaron las tensiones en la OTAN -el doble rasero con Ucrania [que aún no ingresará] y el acceso de Suecia- donde se vio esa suerte de posición transaccional que tiene Turquía en las relaciones internacionales. Yo te doy, tú me das. Y si bien Erdogan tuvo un golpe para él y su partido en las elecciones municipales, el año ha terminado muy, muy, muy bien para Turquía”, me comenta.
La causa palestina es otro tema en el que Erdogan hace un fino equilibrio. En septiembre de 2023, el turco habló en la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York sobre solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino, pero tras bambalinas, se reunió por primera vez con el primer ministro Israelí, Benjamín Netanyahu, y si bien ahí tocaron el tema, la crónica del encuentro no lo muestra como prioridad. Erdogan dijo a Netanyahu que los dos países pueden cooperar en materia de energía, tecnología, innovación, inteligencia artificial y ciberseguridad, dijo la presidencia turca en un posteo en X. También hablaron de la normalización de las relaciones con Arabia Saudita y alguna mención a los palestinos. Claro, fue poco más de dos semanas antes de los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023 y de la ofensiva que destruyó Gaza. La retórica de Erdogan se endureció y hasta llegó a comparar a “Bibi” Netanyahu con Hitler, y dijo haber cortado toda su relación con el Estado de mayoría hebrea, pero puertas adentro le reclaman que no cerró “los resquicios legales que facilitan la continua interacción”.
“Erdogan tuvo ciertos cuestionamientos en relación con Israel y su guerra en Gaza, porque desde adentro de Turquía, incluso de sectores que son sus aliados, le empezaron a cuestionar que no era lo suficientemente duro con Israel. Con Israel tiene esa relación en la que, en lo político, tiene una retórica muy fuerte, pero después, en lo comercial y en lo militar, tienen acuerdos de cooperación militar. Es pura retórica”, dijo Constanza y aclaró que estos acuerdos no están relacionados con la venta de armamento, “pero sí, por ejemplo, con la capacitación militar en las bases que tiene Turquía en la ciudad de Konya. Entonces es una relación ambigua”. Y pese a ser la causa palestina un tema importante de política nacional turca, la especialista descarta una intervención directa de ese país en Gaza.
El socio incómodo, pero necesario: el gatekeeper de la UE
La semana pasada vimos una foto relevante para estimar el rol de gatekeeper de Erdogan, ya que desde el inicio de la crisis de los refugiados sirios, este controla una compuerta importante de la migración hacia el viejo continente.

Hay que recordar que los turcos sumaron a su población más de 3,5 millones de sirios y eso le ha dado un capital negociador con Europa. Solo en el último encuentro entre Erdogan y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, esta anunció 1.000 millones de euros adicionales para apoyar a los refugiados sirios en Turquía. Allí, la líder ejecutiva del bloque europeo dijo que podrán adaptarse “a medida que evolucionen las cosas sobre el terreno”. Von der Leyen conoce el poder de fuego de Erdogan, algo que este puso en escena, de manera más dramática, en 2020. “¿Qué hicimos ayer? Abrimos las puertas (…) Y no las cerraremos… ¿Por qué? Porque la Unión Europea debería cumplir sus promesas”, dijo en aquel momento el mandatario, cuando pedía apoyo del bloque y la OTAN por las bajas que le produjo Rusia a los turcos en Siria.
“El retorno de los refugiados de manera segura era algo que Erdogan ya quería negociar con Al-Assad, pero este se sentaba a la mesa de negociación y se levantaba. Por eso Turquía tenía una gran presión sobre Rusia para que esta consiguiera que acepte una paz en los términos que le quería imponer Turquía, para que Siria se transforme en una suerte de entidad federada, con diferentes administraciones territoriales”, explicó Constanza.
Le pregunté a Carlos si le parecía que Turquía era “el socio incómodo, pero necesario” y asintió. “Creo que ha sido uno de los pioneros de la weaponization de la inmigración. Es decir, de convertir a los inmigrantes en un arma o en un elemento de intercambio. Lo hizo en años anteriores como una suerte de chantaje. Pero la UE ha aprendido que puede ser un aliado, mientras que otros países rechazan dar asilo político”, dijo Carlos.
Traté de que me explique cómo es la situación de los sirios allí donde él vive y me dijo que es más o menos buena pero como pasa con la migración en otras partes del mundo, que en momentos de bonanza puede pasar desapercibida, pero en los de crisis se les atribuyen todos los males y más también. Por eso, el año pasado fue un tema en las elecciones nacionales, donde tanto Erdogan como su rival del Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), Kemal Kılıçdaroğlu, tuvieron que hablar del retorno -más o menos drásticamente- de los refugiados a Siria. Estos tienen un estatus de “visitantes temporales”, pero muchos ya llevan en torno a una década en Turquía.
Tanto él, que habla perfecto turco, pero al que le notan la tonada española le preguntan de dónde es, ya con desconfianza, y agrega que todos sus amigos sirios sufrieron alguna situación de discriminación desde el cambio el clima de época. Y hace un doble click: “El partido Erdogan siempre ha defendido la idea de que vengan, que son hermanos, son nuestros hermanos musulmanes. Normalmente la derecha es antiinmigrantes y la izquierda es pro derechos de los inmigrantes. Pero aquí pasa un poco al revés. Aquí la gente más secular, de ‘centro’, son bastante antiinmigrantes. Mientras que la musulmana, más conservadora, islámica es bastante pro migrantes musulmanes”.
El regreso masivo de refugiados sirios podría ser un punto muy favorable para Erdogan, quien luego de quedar bien con la UE por ser el país que más sirios recibió y con altos niveles de integración, ahora sería el que garantice el proceso de retorno, sumando puntos también con su público interno. “Erdogan va a ser un poco el campeón de Europa en reenviar y relocalizar a los sirios y de reconstruir Siria. Es una medalla que se podrá colgar”, dice, pero también agrega un potencial revés y es la pérdida de una mano de obra destinada a tareas que los turcos rechazan.