La marca Milei no tiene candidatos y Karina pide la demolición de Villarruel
Buscan que el presidente, a lo Carlos Menem en los 90, convenza a periodistas y deportistas para ser candidatos de LLA. Radiografía del apoyo al Gobierno: mitades y núcleo duro. La Boleta Única y el fin del "arrastre mecánico" que puede sacar a CFK de las listas.

“Mientras Javier hace el mejor gobierno de la historia, Karina anda armando actitos políticos”. El mensaje sale de un búnker que orbita, con autonomía, a Santiago Caputo. No es la lectura del asesor Premium pero expresa un clima que opera sobre dos fenómenos. Uno, público: la saga de apariciones de la hermanísima en los territorios y muchas veces con figuras de poco volumen. Otro, menos perceptible: luego de un lanzamiento estruendoso, con show y tickets en dólares de empresarios, la Fundación Faro que preside Agustín Laje no logra emerger como un think tank que seduzca o forme “cuadros” de poder.
Al propio Laje, a quien Javier Milei celebra como una figura clave en su formación, no parece seducirlo la idea que circula en Casa Rosada de convertirlo en candidato libertario en 2025. El caso Laje sirve de ejemplo porque a cinco meses de la inscripción de listas –fecha que se postergaría si, como planean Caputo y Martin Menem, en febrero se convocan extraordinarias y se eliminan las PASO– en La Libertad Avanza (LLA) abundan las alquimias y faltan postulantes.
“No tenemos candidatos. Este año el armado quizá no sea tan precario como en la provincia en el 2023, pero igual vamos a tener un Congreso de psiquiátricos, que nadie espere estadistas”, describe, brutal, un operador libertario a Cenital. Se repite un factor: Milei tiene un banco de suplentes chico para cubrir cargos de peso en el Ejecutivo, lo que empeora cuando piensa en candidatos. Se debate, incluso, si es necesario poner funcionarios de candidatos. Esa tesis agrada a silvestres como Daniel Parisini –el Gordo Dan–, a quien se anota como candidato por Santiago del Estero para presidir el bloque libertario. Eso no agrada a Martín Menem.
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Manuel Adorni, que según las encuestas que leen en Casa Rosada es taquillero, podría significar una pérdida en la comunicación oficial si se va como senador. Con esa lógica –si se descarta la hipótesis de que sean candidatos testimoniales– hay que tachar a Karina Milei de cualquier boleta. “Javier no puede ser presidente sin Karina a su lado”, dictamina un libertario que conoce la dinámica de poder de los Milei. Karina seguirá, así y todo, con sus actos con LLA mientras su hermano pasará buena parte de enero fuera del país, primero en EE.UU. para la jura de Donald Trump y luego en el Foro de Davos.
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No es inusual: según un análisis del consultor Pablo Salinas, el presidente estuvo en el exterior el 16% de los días que lleva como presidente. Milei cosecha, de maneras curiosas, su performance internacional: este sábado recibió en Casa Rosada a Edmundo González Urrutia, el candidato a presidente de Venezuela que asegura que le ganó a Nicolás Maduro. Este encuentro le ofreció una plaza poblada que no le aportaron, hasta ahora, los propios.

Emular a Carlos Menem
Una tentación es que el presidente emule a Carlos Menem y se enfoque en convencer a periodistas, deportistas o actores para que, como “Lole” Reutemann, “Palito” Ortega o Daniel Scioli en los años noventa, se conviertan en candidatos libertarios. Scioli, mileizado tras dos décadas en el ecosistema K, aparece como posible candidato pero no hay fuentes oficialistas que le den verosimilitud a una postulación del exgobernador. El caso emblemático es el de Alejandro Fantino, por quien Milei tiene un aprecio personal porque le dio espacio en momentos cruciales de la campaña del 2023, para que compita por Santa Fe. En otro tiempo, el peronista Omar Perotti le rezó al mismo santo mundano. El paso de Martín Palermo por Casa Rosada días atrás generó la misma especulación.

En la dimensión Javier se tejen esos artificios grandilocuentes y noventistas mientras en la vida real, donde la maquinaria de poder la ejecuta Karina con aportes del influyente Eduardo “Lule” Menem, el candidato libertario para la convencionales de Santa Fe se perfila Francisco Mayoraz, actual diputado nacional. En LLA se da una dinámica convencional, “casta” en el léxico Milei: legisladores actuales, que fueron cruzados silvestres en la elección pasada y en muchos casos se pagaron sus campañas, quieren ser candidatos en sus provincias con la lógica de posicionarse –o evitar que otros se posicionen– para competir por la gobernación en el 2027. Un caso: Agustín Coto, diputado por Tierra del Fuego, se perfila para ser candidato a senador por esa provincia.
El vértigo del microclima. Gabriel Bornoroni, jefe del bloque de Diputados, que reporta a Menem, fantasea con algo así. Olvidan un detalle: además de quedar lejísimos, en 2027 la mayoría de las elecciones provinciales serán desdobladas y, las que no, serán con Boleta Única de Papel (BUP), lo que elimina la tracción. En el peronismo bonaerense, la desaparición del “arrastre mecánico” por la utilización de la BUP aparece como un elemento para poner en duda que, al final del viaje, Cristina Kirchner sea candidata el año próximo.
Las dos mitades de Milei
El mundo Milei enfrenta una crisis de la política clásica. Con el espectro opositor sin brújula y los aliados como el PRO o la UCR replegados, LLA se enreda en batallas endogámicas donde los rivales no están afuera, sino dentro del propio espacio. La tensión con Mauricio Macri se observa, en Casa Rosada y en Olivos, como la pulseada típica de una futura negociación. Milei quiere que termine bien porque, más allá del vínculo personal, entiende que por delante quedan nubarrores y que es necesario blindar el frente electoral con un pacto con Macri. Karina cree que el PRO es voraz y “pide demasiado”. Santiago Caputo recomienda una operación quirúrgica para capturar dirigentes del PRO.
En sintonía, Karina y Santiago C. miran un mapa donde el voto que en la general del 2023 fue a Patricia Bullrich migró, definitivamente, a Milei y el PRO se redujo a menos de diez puntos. El estudio de diciembre de ARESCO, la consultora de Federico Aurelio, equipara la imagen con los votos del balotaje y abre, desde ahí, dos universos. Una mitad (28%) apoya al Gobierno, ve cosas positivas y afirma que notó mejoras en su situación económica. La otra asume que está peor, que no comparte cosas, pero que tiene expectativa.
Otro cruce, en diagonal a esas posiciones, permite detectar el núcleo duro de Milei a un año de asumir. El 25% expresa afinidad ideológica con el libertario y lo apoya, indistintamente de si su metro cuadrado mejoró o empeoró. A ese bloque “duro” se suman 15 puntos que no la están pasando bien, pero que respaldan a Milei porque se desencantaron con las gestiones anteriores. El tercer anillo de apoyo, de otros 15 puntos, es el más frágil: sostiene el acompañamiento sobre la presunción de que estará mejor en el futuro cercano.
Según Aurelio, el factor económico es determinante para explicar el respaldo del presente pero, además, es un elemento central para proyectar el año electoral. “En 2025 la demanda de mejorías económicas va a estar más presente que en 2024 donde la gente se mostró dispuesta al sacrificio y a darle tiempo al Gobierno”, explica el consultor. Los 15 puntos frágiles pueden volcar hacia un lado y hacia el otro la suerte electoral del oficialismo según se sostengan en el apoyo al Gobierno o migren a la oposición y se acoplen con los 45 puntos de rechazo.

Milei cierra un año impensado y con mejoras en la opinión pública, según el estudio de ARESCO. Entre estos aparece el poder de compra, que registra –según la encuesta– una mejora comparativa respecto a enero del 2024. Así y todo, casi 6 de cada 10 consultados, dice que puede comprar menos cosas que hace un año atrás y un 24% plantea que puede comprar lo mismo.

El puching ball Victoria
Es un universo acotado, pero determinante, que puede migrar a terceras posiciones o, eventualmente, reforzar la posición del PRO o una alternativa libertaria extra LLA. En el cajón de arena es lo que sugieren cerca de Victoria Villarruel aunque sus últimos gestos fueron destinados a tratar de distender con Milei. “Si Javier no la termina de echar es porque tiene cariño por Victoria”, dicen en LLA donde hay coincidencias, aun en despachos con criterios distintos, sobre la inocuidad de la vice como figura electoral por fuera de LLA. “Los traidores son peligrosos adentro”, suele decir Lilia Lemoine.
Así y todo, la Casa Rosada activó un plan de demolición sobre Villarruel, deporte que Milei y Karina practican a través de otros jugadores. A Lemoine, que tiene de puching ball a la vice, se sumó Fernando Cerimedo, consultor con oficios múltiples que dio precisiones sobre un encuentro en marzo pasado entre la vice y Macri en el country Cumelén, en La Angostura. Esta cita despertó teorías conspirativas que Villarruel niega. Además, Cerimedo contó en el programa Toma y Daca el origen de la crisis en la fórmula presidencial y que la vice jamás tuvo plan para las áreas de Defensa y Seguridad, lugares que Milei le había prometido en campaña.
En perspectiva, los Milei deben agradecer a Patricia Bullrich. Aunque no terminan de incorporarla a la mesa política, la excandidata presidencial fue eficaz en su gestión y la política frente a los cortes de calle es, junto a la baja de la inflación, uno de las acciones del Gobierno más valoradas. El Observatorio de las Elites, elaborado por Ana Castellani y Pablo Salinas para CITRA, un centro de estudio de CONICET y la UMET, se enfoca en el hiper presidencialismo de la gestión libertaria que se expresa en la ampliación del área Presidencia del Gobierno, donde son determinantes Karina Milei y –a través de otros funcionarios– Santiago Caputo. Tanto es así que concentró el poder y tiene, comparativamente, una estructura más grande que dos áreas sensibles: Capital Humano y Seguridad.

Del estudio surgen otros datos sobre la configuración del staff de Presidencia. Sobre 25 funcionarios analizados, 20 tuvieron cargos en el Estado anteriormente, ocho de los cuales solo tienen trayectoria pública pura y doce son mixtos público-privada. De los 20 con paso por el Estado, quince tuvieron roles en gestiones del PRO, sea con Macri, Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires o en otras administraciones de ese signo político.
Otro elemento que exponen Castellani-Salinas tiene que ver con la hipótesis de conflicto de intereses. Según el informe, de los 25 cargos estudiados en Presidencia, 15 ocuparon cargos jerárquicos en el sector privado en su trayectoria laboral y 10 lo hicieron inmediatamente antes de ocupar el cargo público actual. Son casos donde, según los autores, se configura como “puerta giratoria de entrada”. Cuatro de ellos en empresas de producción de contenidos audiovisuales, tres en estudios jurídicos, uno en una consultora, uno en una empresa constructora y uno en una tecnológica. “Asimismo, seis personas registran multiposicionalidad, ya que figuran en los registros de la Inspección General de Justicia (mayo 2024) con nueve participaciones como autoridades, socios o representantes en nueve sociedades comerciales dedicadas a servicios inmobiliarios (2); telecomunicaciones (2); servicios de consultoría (2); agropecuario (1); comercialización (1); e industria (1)”.
Entre ellos se destaca María Ibarzábal Murphy, la eficaz “Mery”, que ocupa la secretaría de Planeamiento Estratégico Normativo, lapicera veloz en la Ley Bases y operadora habitual en el Congreso donde suele funcionar como los ojos y los oídos de Caputo en las negociaciones junto a otro actor, José Rolandi, vicejefe de Gabinete que parece haber perdido peso quizá por efecto contagio por el repliegue de Guillermo Francos.
Escenas de peronismo explícito
Como contó Cenital el último jueves, en el peronismo de Buenos Aires se debate sobre la conveniencia o no de desdoblar la elección, con posturas enfrentadas entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner. El dato adicional es que sin el arrastre mecánico que supone la boleta de papel clásica y ante un eventual desdoblamiento, la expresidenta podría decidir no ser candidata este año, según plantea una fuente de La Cámpora a este medio. Con lo cual el costo político de la elección –con la presunción de una derrota– correría por cuenta de Kicillof.
“No era tan gravoso para Axel apoyarme en el PJ”, se quejó Cristina, retroactiva, sobre la conducta del gobernador y frente a un karma íntimo: que la acusan de “matar” a sus propios hijos políticos. Enero, por lo pronto, se presenta calmo, sin grandes estridencias, pero a la espera de un febrero agitado. En medio apareció otro jugador: el juez Federal con competencia electoral en la provincia, Alejo Ramos Padilla, que advirtió sobre las dificultades para la realización de las elecciones del 2025 por la demora en la toma de decisiones y planteó varios escenarios. En el que consideró más grave está la hipótesis de “desdoblamiento”.
El de Ramos Padilla es un mensaje envenenado que puede condicionar a Kicillof y que pone, además, sobre la mesa una cuestión de fondo: quién pagará el costo político de una elección que tiene altísimas chances de ser caótica. Ramos Padilla, si se saca del análisis cualquier interpretación política, ofrece la salida más simple: elecciones concurrentes y con BUP a nivel nacional y provincial, para lo que debería votarse este último sistema en la provincia. Difícil.