La factura irreversible de Trump y un trofeo que activa el diálogo Milei-CFK
Furor oficial por el framework con EE.UU. y cristalización del modelo libertario de apertura. Aviso al presidente: que no quiera pintar todo de violeta. Bullrich, la otra jefa. Los sponsoreos de CFK que inquietan a Kicillof.
“Que Milei no se equivoque. Que no se le ocurra hacer como Cristina, que trató de quedarse con todas las provincias. Mirá como terminó”. Sin tanta ferocidad, la advertencia llegó a oídos de Diego Santilli, el flamante ministro del Interior, que en los últimos diez días se vio, cara a cara, con más de la mitad de los gobernadores. La frase contrasta con el clima de sometimiento y sumisión que reina en la política.
“Ayudamos unos meses y después vemos”, dicen a Cenital desde otra provincia. La endorfina del 26-O domina todavía al ecosistema de poder, pero los que tienen que pagar sueldos y aguinaldos, los que registran el aumento de la demanda social en sus territorios y del desempleo, asumen que la discusión de verdad todavía no empezó. Santilli lo sabe: compiló los reclamos de las provincias y se topó con un número descomunal.

Bajo observación de Karina Milei, que ejecuta a través de Manuel Adorni, Santilli hizo un rezo repetido sobre la recesión. “Si la economía no crece, nos vamos todos a la mierda”, sintetizan en una provincia del centro productivo. Aparece, entonces, la reflexión de que Santilli supone una oportunidad para Milei, pero que lo que ocurra es todavía incierto. “Ojo: los gobernadores están acostumbrados a perder las elecciones de medio término”, suma la lectura política.
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El “esqueleto” de Trump
Junto al Presupuesto 2026, cuya aprobación quizá se convierta en el atajo de los “dadores” de gobernabilidad, aparece otro debate con los gobernadores más allá de los problemas de fondos –que existen y son muchos, y que Nación propone resolver mediante la toma de deuda provincial en dólares, deja vu de la gestión Macri– y tiene que ver con el impacto del acuerdo con Estados Unidos, que está todavía en formato de framework.
Ese esqueleto se tiene que llenar y en estas horas empezó el legal scrubbing, proceso que consiste en que los compromisos que incluye el anuncio no se topen con trabas normativas. Hay cuestiones que se resuelven vía resolución y hay otras que, quizá, requieran reformar la legislación. No hay, desde el punto de vista formal, un problema con el Mercosur, donde se autorizó a los países a negociar de manera bilateral hasta 50 ítems con terceros países, especialmente EE.UU.
Una manera posible de evaluar la capacidad negociadora de Argentina será comparar este acuerdo marco con el que negocia, y seguramente en algún momento informará, Lula Da Silva con la Casa Blanca. El framework que el Gobierno mostró como un logro histórico puede, cuando esté escrito y activo, ser y tener efecto irreversible. Aplica aquello de que lo único inevitable son las consecuencias. Donald Trump anunció, en simultáneo, acuerdos similares con El Salvador, Ecuador, Guatemala y Argentina, aunque este último incluye un capítulo referido a inversiones que no tienen los otros tres firmados con países de América Latina.
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SumateA simple vista, quien hace concesiones es el Gobierno argentino. Jorge Taiana, excanciller, objetó el momento del acuerdo por la situación de extrema vulnerabilidad que presenta Argentina, porque viene de evitar, gracias al salvataje político y financiero de la Casa Blanca, una crisis financiera, económica y política con posibles derivaciones extremas. El texto expone una total desigualdad en lo que aporta cada Estado.
En todos lados aparecen miserias. Gerardo Werthein, que -primero como embajador en Washington y luego como canciller- se dedicó al acuerdo con EE.UU. y usó X para celebrar la firma y en una serie casi infinita de agradecimientos, no mencionó a Pablo Quirno, su sucesor. Casi un infantilismo, porque el canciller actual tampoco le dedicó, antes, una línea a Werthein. Quirno no es, igual, muy diestro en X: jugueteó con el acta de 1810 donde figura el nombre de su tatarabuelo y aparecieron, luego, aportes donde consta que su pariente votó en contra del primer gobierno patrio y a favor de la continuidad del virrey Cisneros. Otro deja vu.
Cajas chinas en las provincias
Además de la cuestión puntual de apertura de sectores y su impacto sobre las economías regionales, hay otra cuestión sensible para las provincias: aunque el texto jamás menciona a China, hay al menos dos renglones que parecen orientados a reducir la influencia de esa potencia en Argentina, que acaba de convertirse en el principal socio comercial y que es, además, uno de los principales inversores en las provincias.
El compromiso de limitar las posibles distorsiones de empresas estatales en la competencia está dirigida de manera obvia a China, porque los capitales de ese origen operan a través de firmas estatales. Eso, por otro lado, ya ocurre: hay tres firmas chinas que presentaron proyectos para ingresar al RIGI y no recibieron el permiso. Un elemento más que aportó el especialista Bernabé Malacalza: en el último tiempo, EE.UU. incluye en sus acuerdos una referencia al Economic Security Alignment (Alineamiento de Seguridad Económica) con el que los países acuerdan coordinar medidas frente a terceras naciones “en materia de comercio, inversiones, controles de exportación y screenings de inversión”.
Es una puerta enorme e incierta: si esa pauta es rigurosa, podría darse que, si EE.UU. sancionara a un país, el socio firmante de los acuerdos comerciales debería aplicar la misma sanción. En los últimos meses, ese esquema la Casa Blanca lo incluyó en acuerdos con Malasia, Camboya, Japón y la Unión Europea, además de algunos de los fameworks que informó en las últimas horas con países de América Latina. El ruido repercutirá en los recintos de Diputados y Senadores.
Macri-CFK, fugas y quiebres
El Congreso arde por el reordenamiento de bloques. El PRO, que convocó Mauricio Macri, dio una señal: no hará interbloque con LLA. En esa juntada, la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia, avisó que su destino es el bloque de Provincias Unidas (PU), aun en formación pero que tendrá alto protagonismo del cordobesismo (con 5 diputados), sumará a Martín Lousteau y, si no ocurre un cataclismo, seguirá presidido por Miguel Ángel Pichetto.
El gesto de autonomía del PRO –que tendrá bancadas propias pero aprobará las “reformas estructurales”– puede leerse en espejo con lo que pasa en el peronismo, que cruje y pone otra vez a prueba su plasticidad para evitar cismas y fugas. Algunas, como contó Cenital, ya ocurrieron; otras buscan su cauce. Para poner un dique, Cristina Kirchner recibió al riojano Ricardo Quintela, una foto que tiene una derivada.
Otro caso: Gerardo Zamora inscribiría un bloque del Frente Cívico santigueño para evitar que los tres senadores de su provincia –que él ubicó en boletas enfrentadas– terminen amontonados en un mismo bloque, lo que daría lugar a una objeción judicial porque la Constitución especifica que las bancas se reparten 2 para la mayoría y una para la minoría. Ya hubo presentaciones en la Justicia sobre ese asunto.
Miren a Zamora
Lo de Zamora es una doble rosca. Una: el santiagueño promete, como contó Cenital hace meses, abandonar el secretismo y el perfil bajo para meterse en la carrera nacional, despliegue que tiene el guiño de Pablo Toviggino, número 2 de la AFA, y de Sergio Massa. La todavía hipotética irrupción de Zamora encaja en el plan de CFK de sumar figuras a la carrera del 2027, operación que en La Plata leen como una jugada para estorbar a Axel Kicillof.

Y dos: las bancas de Zamora pueden ser determinantes para nuevas designaciones en la Corte Suprema. Desde el 10 de diciembre, la capacidad del bloque de Cristina en el Senado se reducirá dramáticamente, pero no pierde fuerza la tesis sobre un acuerdo entre la expresidenta y la Casa Rosada para alinear votos e intereses. En el PJ deslizan, quizá para incomodar a Horacio Rosatti y los demás cortesanos, que CFK piensa en Juan Martín Mena como supremo. El dato altera una música que hace rato suena en San José 1111 y refiere a que la preferida de CFK para esa butaca, si fuese accesible, sería Anabel Fernández Sagasti, que irá al Consejo de la Magistratura.
El actual ministro de Justicia de Kicillof aparece, sin embargo, en la ruleta de nombres para cubrir las cuatro vacantes, sobre siete, que tiene la Corte bonaerense. Esa negociación, que el gobernador había pisado, volvió a estar sobre la mesa pero con una temporalidad propia: que esos pliegos, que requieren mayoría simple, se traten después del recambio de legisladores, para que las cuatro butacas las decida el panperonismo.
El cargo que (más) le importa a Milei
La teoría de un pacto CFK-Milei sobre la Corte está repleta de cortocircuitos. ¿Qué gana el libertario en un acuerdo con el sector al que atribuye todos los males y al que Luis Caputo, que parece haber metabolizado que le debe la vida a Scott Bessent, atribuyó el “riesgo kuka”? La respuesta no hay que buscarla solo en el máximo tribunal sino, sobre todo, en el cargo de procurador general, que ocupa Eduardo Casal.
Milei y Cristina coinciden en que Casal es un reflujo del poder de Mauricio Macri que quieren extirpar. En ese caso, si el expresidente no se alineará –como ocurrió con Ariel Lijo– con la propuesta libertaria para reemplazar a Casal, la matemática pone en un lugar determinante al peronismo y a Cristina, que parece dispuesta, con tal de reemplazar al procurador interino, a aceptar cualquier nombre que le acerque Milei.
Mariano Borisnky circula, hace tiempo, como potencial candidato. En la Justicia le bajan el precio: dicen que se autopostula y que no tiene un impulso explícito de ninguna de las ramas libertarias. Alguna vez Sebastián Amerio, vice de Justicia y amigo de juventud de Santiago Caputo, aspiró a ese lugar. Hay una novedad más interesante: en el Senado desembarca Patricia Bullrich, para ejercer los oficios de delegada política del presidente.
La otra jefa
“Va a ser la jefa”, dicen en LLA ante la pregunta sobre qué rol tendrá Bullrich en el Senado. La ministra, que además controlará Seguridad, opera sobre un mapa de bancas y apoyos: calcula que tendrá 21 votos propios, se enfocará en consolidar una alianza con la UCR que tiene 9 –podrían darle el Defensor del Pueblo– y pone en esa cuenta, aunque esté sometido al antojo de Macri, los 4 del PRO. Sobre esos 34 potenciales, estima encontrar votos de provinciales o de sectores del PJ.
Con ese número, el Ejecutivo se puede sentar a aprobar ternas judiciales. En Tribunales esperan que esas designaciones se traten en extraordinarias. Deslizan, incluso, alguna amiga imprecisa respecto a que si todo se demora para marzo, cuando las vacancias llegarían a casi 40% de los cargos, el Consejo de la Magistratura podría poner en práctica algún mecanismo propio para resolver ese vacío.
Con la matemática que despliega Bullrich, que muestra al Gobierno con amplio margen de acción, se impone una pregunta: ¿por qué los Milei le darían el procurador a la familia judicial? Con la experiencia Lijo, que supuso un pacto con un sector de la Corte y con Comodoro Py, no se pudo garantizar ningún éxito. Ahora, con más poder y más manos, ¿para qué repetir un modelo que ya fracasó?
En ese caminito, negociar designaciones con el peronismo puede limitar, además, la necesidad de acordar con el PRO para avanzar en la designación del jefe de los fiscales. Así y todo, en algunas conversaciones reservadas, Bullrich habría dicho, en nombre de Milei, que no son prioridad las designaciones en la Corte ni del nuevo procurador. Un viejo conocedor invita a traducir esa postura de Bullrich por la negativa y entender que anticipa que, más temprano que tarde, habrá una nueva avanzada sobre esos temas.
#Peronismos
El Ejecutivo apuesta a fragmentar el peronismo y usar la territorialidad como bandera. En LLA hablan del peronismo «extra conurbano», que supone, en la práctica, abrir otra ventanilla de negociación. Hay una paradoja ahí: el 26-O, el peor declive electoral del PJ se registró en el interior del país, no solo en la zona núcleo, donde perdió fuerza hace tiempo, sino también –o sobre todo– en el norte y en la Patagonia.
Un reporte de Pablo Rodríguez Masena, político, docente y exdirector de Información y Capacitación Electoral en la DINE, refleja ese comportamiento y grafica, en simultáneo, cómo se incrementó la centralidad del voto peronista de PBA-CABA sobre el resto del país, al punto que en las últimas elecciones casi 1 de 2 votos tienen esa matriz territorial. Aparecen otros factores que pueden parecer menores pero tienen peso simbólico:
- La marca del peronismo unificado fue perdiendo volumen. En 2019, el Frente de Todos (FdT) compitió en 24 distritos. En 2021, el mismo sello lo hizo en 22. En 2023, Unión por la Patria (UxP), estuvo en 20 y Fuerza Patria, en 2025, apenas en 14.
- En esta selección, el peronismo no obtuvo diputados en 5 provincias y desde el 10 de diciembre, habrá dos –Salta y Misiones- donde no tendrá representantes. A su vez, en provincias que gobernó hasta hace algunos años, como Salta y Jujuy, el peronismo oficial salió tercero.
- Rodríguez Masena explora, ahí, una cuestión más vidriosa sobre la identidad peronista y se permite calcular cuántos votos peronistas fueron a listas y candidatos peronistas que no estaban en las boletas oficiales más peronistas que algunas vez fueron aliados, y estima una cifra de algo más de 2,6 millones de votos.
La brecha entre AMBA e interior se amplificó, aun más grave cuando se mira la zona núcleo. Sobre esa matriz, y porque el peronismo bonaerense parece solo enfocado en sus propias furias, brotan aquí y allá nombres con intenciones de instalarse en la conversación. Al igual que –como se contó más arriba– Zamora, el sanjuanino Sergio Uñac, uno de los dos peronismos que ganaron su propia desde la oposición, no oculta que quiere meterse en la discusión presidencial. Juan Manuel Urtubey estaba con el mismo plan, pero la elección en Salta, donde quedó tercero, lo golpeó. Tanto el salteño como el sanjuanino tuvieron, en el último tiempo, un acercamiento con Cristina Kirchner, que echa a correr teorías y lecturas sobre la necesidad de que “florezcan mil flores” peronistas, impulso que se lee como lo que es: CFK dejó de pensar a Kicillof como su candidato presidencial.
Los números de Kicillof
El gobernador bonaerense pide, dicen en el PJ, “endeudamiento” para dos años, como si fuese a cerrar su temporada en la provincia y en este presupuesto diera por concluida la necesidad de negociar en el futuro. “Si hace eso, es para romper”, interpreta un operador. No es necesario aclarar que, según esa lectura, cuando se habla de romper, refiere a una fractura expuesta entre Kicillof y CFK.
En La Plata presionan para lograr, antes del 10 de diciembre, la aprobación del presupuesto, la Fiscal Impositiva y una autorización de endeudamiento por casi U$S 3.500 millones. El monto parece un pedido “bianual,” como si Kicillof quisiera tener ahora, contra reloj, despejado el horizonte financiero antes de que cambie la Legislatura que, desde el 10 de diciembre, tendrá una mayor presencia libertaria.
Dato anexo: en la Legislatura esperan movimientos en el bloque libertario, que ahora preside el fuerzacielista Agustín Romo. En términos numéricos, el sector de Santiago Caputo quedó muy disminuido y la continuidad de Romo al frente del bloque sería, de producirse, una concesión de Karina. Sebastián Pareja controla a la gran mayoría de los legisladores bonaerenses. “Romito corre riesgo de ser el jefe del bloque pero que los diputados respondan a otro jefe”, dicen.
Luego del resultado electoral, la expresidenta esperó un llamado del gobernador. Tenía, desde el mismo lunes, craneado –y quizá redactado– el tuit donde, entre otras cosas, responsabilizó al desdoblamiento ordenado por Kicillof la derrota del peronismo en provincia del Buenos Aires el 26 de octubre. Al cuarto día de no recibir ni llamado ni noticias, CFK apretó el ENTER y generó un fastidio pocas veces visto en el gobernador.